Ignacio seguía paralizado por el hecho ocurrido, la música sonaba fuerte pero nadie bailaba. Los asistentes miraban de un lado a otro buscando un culpable, de una forma extraña todos parecían sospechosos, fue Yerko pensaban, ya que era el dueño de casa, la realidad es que muchos nombres se oían en aquel momento, entre la música y los murmullos, pero fue el mismo dueño de casa quien volvió a tomar el mando de la fiesta y dijo:
-A ver, esto es súper simple, si no lo vino a pasar bien, mejor se larga, porque hoy se pasa estupendo, ya, a la pista, que el DJ no vino de lejos para ver caras largas, para eso tiene a su espejo ¡Arriba, todos a bailar!
-¿Y eso? –dijo Ignacio con voz alta, pero Bin no lo escuchó por estar mezclando la música. Así que decidió dejarlo hacer su trabajo y volver con los demás.
-¿Quién fue? –alzó la voz para que su pregunta se oyera bien.
-¿Y eso que importa? Se lo merecía –dijo Ángel, quien ya estaba bebiendo.
-Igual tiene razón el Igna, lo están culpando de algo, de que tiene que confesar alguna cosa ¿Qué será? ¿Qué tan cierto o verídico es eso? A estas alturas ya no me extraña nada de nadie.
-Creo que sí, algo pasa con él, pero, no deberías prestar atención a eso, solo bailemos ¿Sí? Querían asustarlo y al parecer lo consiguieron, su novia se lo llevó ya, mejor, así no hay gente no deseada en esta fiesta.
¿Por qué esa cara tan larga? ¿Qué no estás feliz de verme? Se escuchó oír a las espaldas de Vitalli. El chico se dio vuelta y reconoció el rostro de una vieja amiga de la infancia, la cual llegó a esa fiesta.
-¿Ane, eres tú?
-Pero obvio amigo, supe que había una fiesta acá y no pude evitarla, a parte, estoy de vuelta en Chile ya.
Aneschka Drien es conocida de la familia, es unos años mayor que Ignacio pero siempre se han llevado bien, actualmente es recién titulada de Derecho, se fue a estudiar a España y ha vuelto al país a ejercer su labor.
-¡Genial! Ven, déjame presentarte a mis amigos –decía el chico, quien se encargó de que todos conocieran a su amiga aquella noche. Sin duda, eran la mesa más encendida, todo el grupo, quien incluyó más tarde a Bin, lo pasaron bien, por esa noche, era como que todo hubiera sido nuevo, como si no hubieran preocupaciones, angustias, o tristezas, por esa noche, todo era risas y felicidad, menos para uno.
Koke, ya en su casa, entró rápidamente, en dirección a su pieza, sin ver que Aline venía tras de él. Comenzó a dar vueltas en círculos y a alterase.
-Amor, cálmate por favor, debe haber sido un broma.
El joven no hacía caso y seguía dando vueltas y a caminar sin una dirección establecida.
-Amor, por favor, detente, vamos a hablar.
Pero cuando el muchacho escuchó esta última frase, en especial "Vamos a hablar", desató su ira: tomó parte de los objetos de su estante y los arrojó al piso, arrancó todos los pósters que tenía pegados en su habitación uno por uno, tomo el colchón de su cama y lo volteó, se le hacía muy fácil debido a su condición física por el deporte, todo esto mientras gritaba y lloraba diciendo: "me lo merezco, me lo merezco, merezco todo lo que me está pasando" Aline intervino con un grito: "detente, suficiente".
-¿Ah sí? ¿Suficiente dices? ¡Pues no!, no es suficiente, nunca lo será, casi lo mato, yo lo iba a matar, yo, a mi mejor amigo, al que solo me ha dado apoyo, yo, iba a ser eso ¡yo! No tu, ¡yo!, jamás sabrás cuando es suficiente, jamás sabrás cuando dejaré de sentirme así, porque no fuiste tú Aline, fui yo, y si sigues manejando mis pensamientos o mis actos, al igual que mi Padre, no me dejarán mas opción y abriré la boca, y no te va a convenir a ti ¿Escuchaste? Ahora déjame y lárgate –dijo el adolescente de una manera muy precipitada.
-A ver, estas alterado, por favor vamos a....
-¡Basta! Sí, estoy alterado, y no voy a calmarme ahora, ándate, antes que me arrepienta y llame a los carabineros ¡ándate!
La joven decidió salir del lugar, entre un llanto que no pudo controlar. Llegando a la puerta se encontró con don Gerardo, quien la paró en seco.
-¿Qué le paso? –dijo él.
-¡Ah no! Si el padre del año, pues pregúntale tú, que tienes una mejor relación con él ¿No?
-No te hagas la chistosa conmigo, tenemos un trato.
-Pues ya estoy cansándome de este trato, tengo que aguantar humillaciones y ahora gritos de su parte, creo que yo renuncio acá, a parte, ya he ganado suficiente y cumplí con lo mío.
-Claro que no, tú sabes que hay algo clave que tiene que pasar para que te deje tranquila y no ha pasado, así que el lunes te quiero con la cara llena de risa junto a mi hijo.
Aline lo miró y siguió su camino mientras limpiaba sus lágrimas, aquella noche había comenzado bien, pero se convirtió en un infierno. Estaba cansada de ocultar, fingir y tener que ser algo que no es, quizá nos acercamos a una nueva Aline, a una chica que no conocíamos del todo y que puede dar un giro dentro de todo este drama.
Cuando volví a su casa, su madre estaba en el sillón, leyendo las cuentas recibidas del mes, por lo que notó algo raro en su hija cuando la vio ingresar.
-Aline ¿Tan temprano acá? ¿Y tú hermana?
-Sí mamá, es que, estaba aburrido todo y me quise devolver, la Eliette se quedó, vuelve mas tarde.
-A ver ¿Y esa cara? Mi niña ¿Estás llorando? ¿Qué paso? Ven para acá.
Aline abrazó a su madre mientras estaba en un llanto que no podía controlar.
-Lo siento, estoy cansada, siempre quise ser lo mejor, ayudar en lo que más podía, pero me estoy agotando, siento que ya no puedo más.
-Pero hija, siempre has sido una mujer fuerte, valiente, y por sobre todo generosa, ya pasará, no te hagas altas expectativas de ti ni de nadie, somos seres humanos, podemos hacer el bien, pero no podemos jugar a ser Dios, no tenemos ese poder, no te exijas más allá de lo que eres o puedes hacer, se que eres hábil en muchas cosas, pero no superes tus límites tampoco, ya ha ayudado suficiente en esta casa, vive tu adolescencia con tranquilidad hija, ya pasará todo.
Las palabras de su madre le hacían mucho sentido a ella, y solo a ella. En su mente estaba comenzando a ocurrir un gran cambio.
A la tarde siguiente, ya era domingo y como de costumbre, Gerardo salía a casar, pero esta vez sin Patricio, por lo que decidió ir a buscar a su hijo:
-Ven, vamos, iremos de caza, hace tiempo que no practicas tus habilidades –dijo entrando en la habitación de Koke.
-No quiero, no estoy de humor.
-No te estoy preguntando, vienes ahora, y por tu bien te lo digo, si no quieres pasar el próximo fin de semana encerrado en el colegio.
El adolescente tomó su chaqueta, salió de su pieza y se subió al Vehículo. Todo el trayecto hacia el bosque fue silencioso, hasta que llegaron al lugar, se bajaron y se dispusieron a apuntar para comenzar la caza.
-Hay cosas que aún debes aprender, hijo mío –decía el Padre mientras ubicada en la mira a su presa.
-¿Cómo que cosas? ¿A qué te refieres? –decía su hijo.
-En esta vida están los que mandan y los que obedecen, los que hacen las reglas y quienes las siguen.
-Sí, y quienes las rompen también.
-No me interrumpas, escucha, tienes que aprender a liderar, tienes que enseñarle a los demás a que sepan quién es el que manda, por eso, cuando los tengas, debes enfocarte en que te obedezcan, crean en ti, y cuando tengas su confianza –disparó y una tórtola cayó al piso –caerán a tus pies.
-La verdad es que no me dices nada nuevo, conozco las bases de cómo ser líder, de cómo hacer que la gente cambie y te sigan, pero hay una diferencia grande entre tú y yo padre.
-¿Cuál sería? –dijo Gerardo.
El joven disparó y le llegó a una tórtola, la cual cayó, pero ésta no murió, solo quedó mal herida y salió de aquel lugar con un ala dañada, luego de esto, Koke siguió su frase:
-Aprendí que es mejor dar un susto, para que las personas te conozcan mejor y así eviten seguir por el mismo lugar que lo hacían antes, porque un líder se equivoca, pero cuando el grupo lo guía y éste los oye, crecen todos y avanzan hacia el éxito, acá no hay que hundir a nadie, ni tampoco imponerse, solo escuchar cuando fallas y eso es algo que tú, claramente, no aprendiste. Permiso, estoy cansado, te espero en el auto.
Gerardo quedó solo, con su escopeta, pensando que ya no tenía el control sobre su hijo y eso, le preocupaba en gran manera.
La hora pasaba y debían volver al colegio, y el ambiente era distinto, pues, Eliette e Ignacio volvían al International después de varios meses, por lo que la vuelta a clases era más emocionante que antes.
Eliette llegó acompañada de su hermana, quien le ayudaba a llevar sus maletas y equipaje. A medida que entraban, muchos compañeros y compañeras iban a saludar a la recién llegada, felicitándola por su recuperación y dándole la bienvenida el colegio, junto con la Directora, quien también paró a saludarla. A lo lejos vieron que estaban los hombres del grupo de amigos en una pequeña plaza dentro del colegio, conversando, por lo que Eliette se detuvo a saludar, pero su hermana solo la esperó, pudo verlos y notó algo particular, pero solo se quedó en silencio. Luego de esa parada, continuaron hacia el internado.
-Está muy lindo el edificio, creo que no me demorare mucho en acostumbrarme acá- decía la Mayor de las Allard.
-Y los dormitorios son más bellos aún, te corresponde el piso 3, te llevaré hasta allá.
Subieron las escaleras y llegaron a la habitación triple, donde Annys estaba esperándola sola, ya que Paz aún no llegaba.
-Amiga, me encanta verte, ¡Mira tu cama al centro porque reina obvio!
-¡Oh me encanta, y de color morado, genial todo! Esta soñadísimo.
-Bueno, yo las dejo acá, tengo que avanzar algo de matemática que me quedó pendiente, así que me retiro ¡nos vemos!
Aline se despidió de su hermana y de Annys y miró por la ventana del tercer piso hacia afuera, y volvió a ver a los chicos para corroborar si lo que había divisado al llegar era real, y sí, lo era, ella había descubierto algo.
Ignacio llegó junto a su hermana más tarde y el panorama fue similar, muchos compañeros y compañeras se acercaban a verle, hablarle y a darle sus cordiales y amigables bienvenidas al colegio, al igual que Allard, la directora se acercó al muchacho para desearle una grata estadía y pronto aprendizaje en las aulas, por lo que el chico recibió agradado todas esas palabras y se dirigió a la habitación. Su hermana lo acompañó hasta la entrada de ese edificio, debido que no podía estar en zona de chicos, lugar donde estaba Ángel y Víctor quienes serían sus compañeros de habitación. Le ayudaron a Vitalli a subir sus pertenencias al tercer piso y luego bajar al gran comedor para la comida de la noche.
-¿Vieron la cara del Koke? Es como si viniera de un funeral, pobre Guillermo, es el único que le aguanta ese rostro durante la semana –dijo Annys.
-Querida, con la novia que tiene su vida es un funeral –le contestó Isadora.
-Ya, pero hablemos del mensaje que le dejaron el sábado, lo están inculpando de algo ¿Tu sabes algo Igna?- le dijo Paz.
-Creo que lo inculpan de mi desaparición, mi padre y su padre tienen unos negocios que al parecer no se llevarán a cabo y puede que vaya por ahí la cosa, ustedes saben, esto de las generaciones en el círculo social pesa mucho –dijo Vitalli haciéndose el desentendido.
-Puede, ser, aunque, yo creo que tuvo que ver con Eliette – volvió a decir Annys.
-Chicos, lo único que sabemos es que Eliette corrió y la atropellaron, el Koke estaba ahí, pero no se tele transportó en menos de 1 segundo afuera para producir el accidente, no saquemos conclusiones.
-Pero equipo, la cinta de ese día, que muestra el accidente no está, alguien la sacó, es obvio que hay una intención, sino estaría para que la investigaran ¿No crees? Le respondió Yerko viéndolo a los ojos, pero Ignacio no iba a hablar por Koke, si había alguien que debía hablar y confesar todas sus acciones, ese era Nietzsche, aunque el atropello de Eliette sigue siendo una incógnita.
-Bueno, ya es tarde, hay que ir a la cama ¿Vamos a lavarnos los dientes? Propuso Ángel.
-Yo los alcanzo luego, adelántense no más –le respondió Ignacio.
Todos fueron saliendo del salón, todos excepto Koke, quien miraba a lo lejos de Ignacio. De repente, el chico se para de su lugar y se acerca a Vitalli.
-Ganaste... –comenzó diciendo.
-¿Y que se supone que gané? ¿Mi vida? ¿Volver a mi colegio? ¿Volver a ver a mis Padres? ¿A mi hermana? Entonces ¿Qué ibas a ganar tú? ¿Mi muerte?
-Yo no quise hacerlo, tienes razón, yo no he cambiado, me hicieron cambiar, y no, ganaste el aprender de los demás, el no juzgarlos y no hacer la justicia por tus propias manos, a pesar de siempre ver que eras tan "perfecto" me di cuenta que solo eras, "persona".
-No te creo, ¿Cómo es que cambiaste tan repentinamente? O es que ¿Cómo tengo información en tu contra ya no me quieres como enemigo?
-Piensa lo que quieras en verdad, ya dije lo que tenía que decir.
-No, aún no lo has dicho –Ignacio se puso de pié y continuó el diálogo –a las 3 AM, a más tardar, quiero mi camisa de vuelta, en la puerta de mi cuarto, tu sabes dónde está, y te conviene pasármela, sino, tendré que buscarla, y con ella, a la persona encargada de secuestrarme en aquel vehículo –dicho esto se largó del casino, dejando al adolescente solo de pie.
Ya cayendo la noche, los 3 jóvenes hablaban en la habitación.
-¿Y cómo fue? ¿Qué se sintió? ¿Es verdad que duele? –preguntaba Víctor.
-¿Pero estaban solos en tu casa? ¿En serio? Decía Ángel.
-Chicos, chicos, no les puedo decir esas cosas, son cosas más personales, solo pasó y ya, aunque, no les voy a mentir, una vez que pasa, vas a querer que siga pasando siempre.
Intentaron reírse pero debían hacerlo a voz baja, ya que era tarde y si metían mucho ruido, podrían suspenderlos, al cabo de un momento, se dispusieron a dormir, asi que se pusieron los pijamas, y cerraron sus ojos.
Ignacio solo pensaba en lo que Koke le dijo, de una cierta forma, entendía lo que decía, porque su teoría de que alguien estaba detrás se confirmaba, pero le llamaba mucho la atención de que bajara la guardia tan rápido ¿Era real? ¿Era mentira? La percepción respecto a él era tan débil después de lo vivido los últimos meses, que no sabía si creerle o no.
Mientras pensaba se escuchó un ruido fuerte, miró su reloj y notó que eran las 3AM exactas, pensó ¿Será posible? ¿En serio Koke había devuelto su camisa? Se paró silenciosamente y abrió la puerta muy despacio, observó un pequeño bulto envuelto que no podía ver por la oscuridad, lo tomó, cerró la puerta y entró a su baño. Con más claridad, vio que había una nota, la cual decía "Probaré que no miento, solo dame tiempo" y junto a ella, estaba la camisa que él mismo había utilizado la noche que fue secuestrado.