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By is-disastrous

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๐ข๐ง๐ญ๐ซ๐จ๐๐ฎ๐œ๐ญ๐ข๐จ๐ง
vol 2 โ”€โ”€ ๐“๐‘๐”๐“๐‡ ๐‚๐€๐ ๐‡๐”๐‘๐“
o. bedtime stories
i. outside the wall
ii. city of the dead
iii. hunter's moon
iv. alive and kicking
v. live and let die
vi. the roque
vii. bring back storyville
viii. chasing the devil's tail
ix. wheel inside the wheel
xi. queen of hearts
xii. what death can join together
xiii. a storm is comin
xiv. when the truth hunts
xv. heads will roll
xvi. i love you, goodbye
xvii. deep dark truthful mirror
xviii. trusting issues
xix. calm before the storm
xx. night has a thousand eyes
xxi. another brick in the wall
xxii. when the levee breaks
xxiii. heavy is the head
xxiv. ashes to ashes
๐š๐ฎ๐ญ๐ก๐จ๐ซ'๐ฌ ๐ง๐จ๐ญ๐ž

x. the map of the moments

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By is-disastrous

capítulo diez: el mapa de los momentos


El ruido del motor del auto se detuvo cuando Niklaus se estacionó a unos metros de la entrada de la casa. Tragó con fuerza para cuando miró como Hayley, quien se encontraba de copiloto, bajó del auto tan pronto como se detuvo, con rapidez corrió en dirección a donde se encontraba el grupo siendo seguida por el híbrido Original. La llamada que recibieron por parte de Alexandra, horas después de la partida de Elijah, los puso en alerta. La joven Labonair le había explicado sobre lo sucedido con Elijah siendo las palabras de la propia Rebekah que expresaron preocupación ante la realización de que quizás el mayor de ellos había sufrido mucho más de lo imaginado les trajo inquietud. Por lo que el Original decidió que debían dirigirse a la casa de seguridad.

Sin importar las consecuencias.

Escaleras abajo del porche de la casa se podían visualizar a las tres personas más que conocidas para ellos, Alexandra era quien sostenía a Hope, Rebekah y Elijah estaban a los costados de la misma para cuando sus miradas estaban posadas en los recién llegados.

Hayley se había detenido a unos pasos de su hermana para cuando la joven lobo caminó hasta ella, Hope estaba aferrada a la camisa de Alexandra cuando esta se encontraba al frente de su hermana. La mujer lobo le regaló una sonrisa en señal de confianza, empero, Hayley no almacenaba una expresión fija en el rostro, sus ojos solo podían ver a la bebé, a quien con ayuda de la mujer lobo logró tomar entre sus brazos. Hayley la abrazó con fuerza, después de diez meses su hija estaba nuevamente entre sus brazos, Alexandra se fijo en como Niklaus se había quedado a varios pasos de ellas, la híbrido se volteó hacía él para seguido caminar en su dirección, una vez frente al híbrido Original este la tomó entre sus brazos, primero la alzó para luego acercarla a él besando su cabeza. Hayley los miró a los tres cuando movió sus labios en un: gracias.

Alexandra inhaló al respecto observando la escena, segundos después, sintió como Elijah y Rebekah se unían a su lado, la vampiresa le tomó la mano apretándola con fuerza a lo que la mujer lobo la miró con una sonrisa en sus labios. Volvió la mirada sobre la escena, sin importar que el mundo podía estar cayéndose en ese instante a su alrededor, nada podía opacar a ese momento perfecto.




━━━━━━━━




Desde el porche observaba con atención la dicha que irradiaba de la mujer híbrido, era increíble creer como un hijo podía cambiar lo que fuera, siendo esa la transformación que ahora experimentaba Hayley Marshall. La mujer perdida de meses atrás estaba desapareciendo en la distancia, la mujer que él recordaba, la que él conoció; estaba rasgando la superficie. Empero, su momento de apreciación fue interrumpido cuando sintió una presencia que lo acompañaba, se enderezó un poco.

—Es lindo verla sonreír de nuevo —habló. Él sonrió levemente a eso, ciertamente era lindo verla volver a ser ella. La mujer lobo comenzó a caminar hasta llegar a la baranda, no dejó de observar a su hermana en la escena con Hope sobre el pasto —. Espero que esto solo signifique buenos augurios. —comentó. Elijah inhaló para asentir al respecto, en secreto, él también lo deseaba —¿Qué te hizo ver tu madre, Elijah? —interrogó después de un breve silencio. La curiosidad al respecto finalmente se asentó, el Original no dudo ni por un segundo que ella no preguntaría.

—¿Qué te hizo ver ella a ti? —replicó. Alexandra tragó grueso, eran válidas las preguntas, después de todo. Él no era el único que había estado en cautiverio. Por día y medio ella lo estuvo, pero lo contado por Rebekah le decía que era poco comparado a lo del noble.

—Verdades a medias —respondió luego de un silencio calmo. El viento junto con la risa de Hayley y Hope era lo que llenaba los espacios de silencio entre ellos, era tranquilizante, si alguno de los dos lo podía admitir —. Mentiras a medias.

—En las mentiras siempre hay algo de verdad —resaltó. La mujer lobo asintió, lo sabía bien, durante toda su vida portó la verdad de su pasado en su nombre. Más ella nunca se percató, no hasta que no puso atención. Elijah la miró por encima del hombro —. Aunque debo admitir que Arthemisa tiene delirios de cualquier tipo, así que no tomaría en serio estas verdades a medias.

—Tampoco tomaría en serio las cosas prometidas por tu madre. —agregó. El noble bajo la cabeza un poco para cuando soltó un poco del aire que había acumulado. No podía negar que deseaba que en las palabras de la mujer lobo hubiese la verdad a la que él quería aferrarse tanto, sin embargo, al volver la vista hacía Hayley supo que eso estaba lejos de ser así. Algunos recuerdos pasaron como flashes en su mente, apretó sus manos en forma de puño cuando sintió como las mismas empezaron a temblar descontroladamente.

—Buscaré la madera para hacer la fogata. —puntualizó. Sin más palabras de por medio, el noble abandonó a la mujer lobo sobre el porche. Alexandra lo siguió con la mirada junto con los brazos cruzados sobre su pecho, no se podía negar que a pesar de que aquel hombre portaba los trajes del noble, estaba lejos de ser Elijah Mikaelson.

Con un suspiro de por medio la joven lobo volvió la mirada sobre su hermana, la cual ya se encontraba encaminada de regreso a la casa cuando fue deteniendo su paso, Alexandra le sonrió al respecto para bajar las pocas escaleras hasta ellas. Hope, por inercia estiro los brazos en dirección a la mujer lobo, sin embargo, lo que hizo fue acercarse para acariciar su mejilla con su dedo índice.

—Hablé con Arthemisa —fueron las primeras palabras pronunciadas por Hayley, su gemela la miró con extrañeza pero a la vez la curiosidad se presentó en su expresión, la mujer híbrido no le quitó la mirada de encima a Hope —. Tenía que saber de que hablaba, con ayuda de Marcel, logramos sacarle un par de cosas —explicó vagamente. No daría detalles en como prácticamente sacó la verdad a golpes de su ancestro, pero su hermana podía darse una imagen al respecto —. Creo que deberíamos hablarlo con los Mikaelson, es algo que jamás se me cruzó por la mente. —aseguró. La expresión de extrañeza no abandonó el rostro de la mujer lobo, la curiosidad ahora aumentaba con la falta de explicación por parte de su hermana, pero finalmente accedió a esperar a que estuvieran todos presentes con un asentimiento de cabeza.

A pesar de que la ansiedad nació en el momento, fue opacada rápidamente por los balbuceos de la integrante más joven de la familia. Su mirada se fue a ella acompañada de una sonrisa a medias. No podía negar que la bebé lograba hacerla olvidar de todos los problemas que se le presentaban.




━━━━━━━━




Las maderas estaban apiladas para darle finalmente inicio a la fogata que la vampiresa Original, Rebekah Mikaelson, deseaba tener con su familia. Desde su lugar los podía ver a todos, la sensación de felicidad la cubrió por unos segundos cuando su mirada analizó a cada uno de los presentes, eso era todo lo que una vez habían deseado. Una familia. Sin embargo, aquel día se veía amenazado por enemigos del pasado, y alguno que otro heredado. Ahora, esa familia que tanto anhelaban, ese deseo que había comenzado a verse realizado gracias a las Labonair, estaba pronto a ser saboteado por más de uno.

—Entonces, podemos afirmar que Arthemisa Morganson a perdido lo que le restaba de cordura —agregó Rebekah ante lo comentado por Hayley —. Todos sabemos que la magia se desvanece tan pronto como dejas de ser bruja. Nos pasó a nosotros, en el momento en que dejamos de estar en contacto con la naturaleza dejamos de poseer nuestros poderes.

—Pero ella asegura que Alexandra no los perdió, después de todo, no se convirtió en un vampiro que es antinatural. Es un lobo —replicó Hayley. Las palabras de Arthemisa la habían convencido lo suficiente como para repasar cada momento desde la transformación de su hermana —. Hemos sabido que los lobos tienen esta conexión con la naturaleza, a pesar de su maldición.

—¿Y por qué nunca hemos escuchado de algo así? —cuestionó Rebekah.

—Quizás se deba a la «Escencia» —habló Alexandra finalmente. Los ojos de los presentes se fueron hacía ella que agregaba un par de palos de madera a la fogata naciente —. Arthemisa habló de este poder que quería recuperar. Irhina también dio énfasis en el hecho de que esa era la razón de porque me iba a convertir en la chica de la Cosecha. Es la primera vez que oigo de el, pero si Arthemisa cree que es suficiente como para destruir a Klaus —lo miró brevemente —. Creo que puede sobrevivir a la transformación de una bruja en lobo.

—Y además de la bruja en delirios, tenemos a nuestra supuesta tía Dahlia la cual viene por el primogénito de cada generación —puntualizó. Rebekah estaba siendo puesta al día, pero las noticias que le daban comenzaban a dejar de ser de su agrado —. Genial, como si no tuviéramos problemas.

—¿Qué tan real es esta amenaza? —interrogó Alexandra cruzándose de brazos, a pesar de que quería creer en la historia dicha por Finn, la confianza sobre la persona por la cual había sido contada era el problema. Ella no creía nada de él.

—Es una fábula de miles de años, Dahlia lleva tiempo muerta. —tranquilizó Elijah mientras recogía las mangas de su camisa. Alexandra hizo una mueca en concordancia con el Original, no podían estar imaginando enemigos en el horizonte.

—¿Así como Esther? ¿Cómo Arthemisa? —interrogó Hayley. Alexandra y Elijah la miraron, en eso no podía negarse, ninguna de las dos brujas parecían reales hasta hacía un par de semanas atrás. La creencia de que Dahlia podía ser real, no estaba nada alejada de la realidad.

—Nada le pasará a Hope, porque nadie la va a encontrar —aseguró con presteza. Alexandra sintió un poco de vergüenza ante las palabras del híbrido, después de todo, Hope estaba en peligro de ser descubierta por culpa de ella —. Basta de madera, Rebekah —habló Niklaus atrayendo la atención de la nombrada —. Tienes suficiente como para quemar todo el maldito estado de Arkansas. —agregó. Los presentes rieron ante el comentario, la Original sacudió sus manos cuando recordó una de las tradiciones más apreciadas por los Mikaelson, la cual había sido olvidada o borrada a través de los años. Pero por primera vez estaban juntos de nuevo en aquella temporada, debía volver a implementarse.

—Ahora solo nos falta un ingrediente crucial...

—. No, claro que no. —alegó interrumpiendo rápidamente a su hermana menor. Las hermanas Labonair miraron con curiosidad pero a la vez con diversión la interacción.

—Si, claro que sí —aseguró con presteza —. Oh, vamos, Nik —hizo un ademán con la mano —. Respáldame, Elijah. —pidió con una sonrisa entre sus labios. Elijah bajo la cabeza cuando la sonrisa también lo contagió.

—Sospecho que Niklaus preferiría ahogarse en las cenizas. —confesó. Alexandra y Hayley los miraban confusión pero a la vez podían ver lo divertidos que estaban, a excepción de Klaus.

—¿De qué hablan? —interrogó Hayley. Observó a los hermanos, su hermana también lo hizo. Quizás era la primera vez que los veía así, tan a gusto. Era cálido el sentimiento que transmitían.

—Bueno, antes de encender la fogata, escribimos deseos para los otros y después los quemamos para la suerte —explicó con la mirada sobre las hermanas —. Era la tradición favorita de Kol de cuando éramos niños.

—Con más razón para ignorarla. —acentuó el híbrido. Alexandra sonrió aún más antes de soltar una risa nasal suave. 

—Es la primera temporada de fogatas de Hope —comentó la mujer híbrido, los rostros de los presentes cambiaron —. Me gusta, lo haremos. —agregó para luego darse vuelta regresando a la casa en busca de alguna libreta de notas. Alexandra volvió la mirada sobre los presentes antes de ver a la Original haciendo una mueca de aprobación.

El sentimiento de calidez comenzaba a sentirse cada vez más.




━━━━━━━━




Hope se encontraba su regazo mientras él la hacía saltar, ella movía sus piernas de emoción cuando él la mantenía en el aire por unos segundos, era increíble como un ser tan pequeño te hacía apreciar hasta el momento más simple como ese. Por primera vez, Niklaus Mikaelson sentía miedo. Durante las horas en las que supo que su hija no tenía un hechizo de protección se trastornó, pensó en las mil maneras que haría sufrir a su madre si algo le llegaba a pasar a su hija, pero tan rápido como el sentimiento llegó, se fue. Ahora su hija estaba protegida por él mismo, aunque contra su madre no sería suficiente, necesitaba un ejercito. Un ejercito que por las palabras de Hayley horas antes de la llegada a la casa de seguridad, se veía como clara imagen sobre el horizonte. Pronto tendría un ejercito bajo su poder.

—Lo siento —fueron las palabras que escuchó en el aire. Miró en dirección a la voz suave que proporcionaba la mujer lobo. Alexandra se encontraba adentrándose a la habitación cuando padre e hija la miraron, esa era una imagen que jamás querría borrar de su mente, el Alfa le sonrió levemente a Hope antes de concentrar los ojos en Niklaus —. Se que te prometí protegerla, no lo hice. Si le llegaba a pasar algo nunca me lo hubiese perdonado.

—Nada le pasó y nada le pasará —su voz era tranquila. La pequeña miró a su padre cuando él le sonrió, ella tenía una de sus manos en su boca —. Sé que hiciste todo lo posible en protegerla, jamás dude en eso. Además de mis hermanos, eres la única otra persona a la cual le confiaría este pequeño pedazo de mi. —expuso. Sus ojos estaban sobre Hope, pocas eran las veces que Niklaus admitía esa clase de cosas frente a otra persona, sin embargo, se podía presumir que se debía a que su hija estaba ahí para ayudarlo a sacar esa faceta de él que pocos llegaban a conocer.

—Hayley me dijo que sabes sobre el plan —expresó cambiando de conversación. Alexandra no era una mujer que le gustara hablar de sus sentimientos, mucho menos últimamente. Sentía que si llegaba a decir cada cosa que se encontraba en su mente, jamás dejaría de llorar —. Es un sólido plan, es algo que podemos cumplir para que ella pueda volver a casa. —aseguró con una sonrisa. Confiaba en que funcionaría, a pesar de que habría daño colateral, era un buen plan. Niklaus la miró, realmente la felicitaba, con el pasar de los días veía cada vez más ese rasgo de liderazgo del cual ella tanto renegaba.

—Tendrás a un ejercito bajo tu poder, como debe ser una reina. —agregó. Alexandra sintió como una sensación vigorizante se apoderó de ella, la mujer asintió repetidas veces sin que el híbrido le quitara la mirada de encima. Una atmósfera familiar los arrulló por solo unos segundos hasta que los balbuceos de Hope los trajeron nuevamente a la realidad. Alexandra le sonrió para cuando estiró la libreta de notas en dirección del híbrido.

—Sostendré a Hope mientras tu escribes tus deseos. —explicó. Niklaus miró la libreta por unos segundos cuando finalmente se resignó, la mujer lobo se acercó hasta ellos para tomar a la bebé mientras que el híbrido tomaba la libreta sobre la mesa. Él las miró por un segundo mientras que tomaba el lapicero, las risas de la bebé cuando Alexandra le picaba el estomago le daba una sensación indescriptible, su deseo estaba frente a él. Solo tenía que tener el valor suficiente como para materializarlo.

Miró la hoja chica sobre la mesa por unos segundos hasta que finalmente escribió. Cuando culminó arrancó la hoja devolviendo la libreta, la mujer lobo se movía suavemente de un lado al otro mientras que Hope se ocultaba en su cuello. Niklaus las miró por largos segundos en silencio, sus enemigos las utilizarían, él lo sabía; empero, en ese momento se permitiría soñar con lo que jamás pensó que desearía. Una familia, una persona a la cual amar. Esos simples pero a la vez tan complicados sueños de conseguir.

—Rebekah esta desesperada porque comencemos. —irrumpió Hayley en la habitación, su mirada se enfocó en Niklaus después de que este se acomodara en su asiento, ella lo miró con leve extrañeza antes de mirar a su hermana seguido de su hija.

—Entonces, comencemos. —replicó Alexandra antes de salir con Hope seguida de Hayley la cual no dejaba de darle pequeñas miradas a Niklaus, sin duda alguna, había interrumpido en una conversación importante. El híbrido Original vio salir a las hermanas antes de él seguirlas, el pensamiento de que los sueños sencillos eran complicados no lo abandonó.

Una vez afuera se dirigió hasta la fogata en la que todos comenzaron a tirar la hoja con sus deseos, él último fue él, realmente deseaba lo que había escrito. Tomó una inhalación observando en dirección a las hermanas Labonair, enfocándose en Alexandra. Lo deseos eran engañosos, te permitían soñar.

—¡Miren lo que encontré! —la emoción en las palabras de la vampiresa obligaron a todos a verla, para cuando Niklaus se volteó a ver a su hermana menor saliendo de la casa notó como esta tenía una cámara entre sus manos, rápidamente se volteó —. Me pregunto si funcionará...

—Oh, maldición.—murmuró. 

—¿Dónde encontraste esa antigüedad? —interrogó Alexandra observando a la vampiresa —. Le hablaba a la cámara. —bromeó cuando vio a la mujer entreabrir los labios para responder. Rebekah hizo una mueca, a pesar de que le había resultado con cierta gracia, sin duda la ignoraría.

—¡Vamos, intentémoslo! —insistió —¿Nik, crees que podrías meternos a todos en una selfie? —interrogó para cuando llegó hasta ellos. Niklaus estaba renuente en hacerlo, él no era el más fanático en cuestión de fotos, pero por los rostros de los presentes dudaba que podía hacerlo, las hermanas se acercaron hasta ellos para cuando Rebekah llegó.

—Oh, Niklaus es muy virtuoso para poner a sus hermanos en espacios reducidos. —aseguró en tono de burla. Alexandra y Hayley sonrieron ante el comentario, podían recordar el momento, individualmente, cuando Elijah fue forzado a residir en su ataúd.

—Bueno, me alegro haber viajado millones de kilómetros para que mi hermano, mentalmente enfermo, me insulte en mi cara. —comentó. Hope rio lo cual hizo que los presentes también lo hicieran, era como si entendiera lo que sucedía a su alrededor.

—¡Oh, vamos, solo toma la foto! —exclamó. Niklaus tomó la cámara mientras todos se colocaban para la foto; de izquierda a derecha se encontraban Elijah seguido de Hayley, en el medio se encontraba Alexandra con Hope en sus brazos, mientras que en la esquina derecha estaban Niklaus junto a Rebekah. El click se escuchó para cuando el híbrido bajó la cámara, segundos después salió la imagen, todos vieron como se fue aclarando hasta que finalmente vieron el resultado final.  Todos sonrieron a excepción de Niklaus, él cual no expresó nada.

Era la imagen de sus deseos hecha realidad.

—¿Ven? Desearía que siempre fuera así. —confesó. Rebekah miró a sus hermanos, las expresiones eran opuestas pero por parte del híbrido, ella se daba una idea de lo que pasaba por su mente.

—Si los deseos fueran caballos...

—. Los mendigos montarían —completó las palabras de su hermano mayor. Suspiró para seguido mirar a las personas a su costado —. Se dan cuenta que debemos quemarlo. —recalcó el hecho de que nadie podía saber que Hope vivía, a pesar de que esa foto era la materialización de ese momento, pero por ahora, debían guardar ese momento en su mente —¿Tu querías que pidiera un deseo, Rebekah? —miró la imagen —. Desearía que no fuera así, pero lo es —recordó la realidad en la que vivían, estiró la foto en dirección a Hayley —. No podemos arriesgarnos a que caiga en las manos equivocadas.

La mujer híbrido tomó la imagen para luego acercarse hasta la fogata tirando la misma a las llamas para que se quemara, el sonido abrasador de las mismas era lo único que se escuchaba en aquel silencio tan ensordecedor. Era triste pero a la vez era la realidad que los apremiaba, la felicidad, bueno, eso era algo que no podían darse el lujo en aquel momento.

—¡No, esto no es justo! —exclamó con furia. Se dio la vuelta para encarar a todos —. Nos lo merecemos. Nos lo hemos ganado —aseguró. Los presentes mantenían en su rostro cierta tristeza, la vampiresa tomó una inhalación, lo próximo a plantear no era fácil pero sabía que era la única opción en el panorama tan oscuro que se les presentaba —. No dejaré que se nos escape —puntualizó —. Se que debemos hacer para detener a Esther.

—Rebekah, no...

—Voy a aceptar su trato —informó, no dejaría que el noble la interrumpiera. Los presentes se alarmaron enseguida, sin embargo, el que mantenía la tensión era Elijah —. Y cuando lo haga, la arrastraré conmigo. 


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