You see me as your lifeline
Other boys and girls never really made you feel right
And you can't explain why I'm always running your mind
Don't you see the answer's right in front of your eyes?
Draco odiaba a la chica Weasley, en serio lo hacía. Era tremendamente desesperante, siempre con sus "Oh, Harry, ¿me enseñarías ese nuevo truco de Quidditch que aprendiste?", "Oh, Harry, eres tan fuerte y varonil, cásate conmigo" y sus estúpidos intentos de llamar la atención del moreno.
La odiaba.
Tenía suerte de que Harry fuera la persona más distraída que conocía, es decir, si después de tres años de tener a Draco babeando por él de forma tan obvia (aunque nunca, jamás tan obvia como lo era la forma en la que le coqueteaba esa Weasley: Draco tenía todavía un poco de dignidad) sin que Harry tuviera la menor idea de lo intenso que era su enamoramiento hacia él, era cierto que el rubio no esperaba que Potter se fuera a dar cuenta inmediatamente de que Ginny lo quería para sí.
Y Draco tenía miedo, nunca lo admitiría en voz alta (ni siquiera a Pansy o Blaise, a quienes amaba con toda su alma y les confiaba todos sus oscuros secretos, O a Hermione...aunque probablemente ella ya lo habría notado, la muy cabezota), pero Draco estaba aterrorizado ante la posibilidad de que, si Harry descubriera que la comadreja menor se moría por él, fuera capaz de...devolverle el sentimiento.
Es decir, después de todo, Ginny era hermosa y valiente y-maldita sea, como la odiaba- completamente la clase de persona de la que alguien como Harry se enamoraría. Y sobre todo, Ginevra era una chica, con sus estúpidas caderas y su cabello largo y ondulado y sus estúpidos ojos que cada vez que miraban a Harry parecían gritar "ámame, soy exactamente todo lo que buscas y somos perfectos el uno para el otro".
Agh, Draco quería matarla.
"-raco, Draco, cielo, luz de mi vida, dueño de mis pensamientos, maldita sea, hazme caso. Te estoy hablando, animal" Potter le picaba con una pluma, tratando de sacarlo de su ensimismamiento.
Irritado, el rubio lo fulminó con la mirada, automáticamente causando que Potter le sonriera divertido, alejándose lentamente antes de que Draco le soltara un zape (el idiota lo conocía lo suficientemente bien como para saber que si no se alejaba estaría a punto de recibir uno).
"¿Qué quieres, Potter?" le gruñó.
Sentada junto a él, Pansy se carcajeó abiertamente, causando que Draco la mirara con el mismo nivel de amenaza de muerte con el que segundos antes había estaba mirando al idiota frente a él.
"Uy, draquito está molesto. Cuidado, Potter"
Ambos azabaches se rieron mientras Draco bufaba y volvía a dirigir la mirada a su tarea de pociones, ignorándolos aireadamente.
"Nonono, Draco, no me ignores ahora, ya me estabas mirando" se quejó Harry, agachando la cabeza para intentar meterse en el campo de visión del rubio, en vano "Dracoooooo, Dracooooo, mírameeeee" canturreó ahora, sabiendo que en algún punto conseguiría romper los nervios del slytherin y capturar su atención.
Junto a Harry, Ron sonreía.
"Amigo, sólo vas a conseguir que te mate si sigues haciendo eso" se burló el pelirrojo, a lo que Harry sólo se encogió de hombros y le sonrió ladinamente.
"Me ama demasiado como para matarme" respondió confiadamente, para después estirarse hasta el otro lado de la mesa, doblándose quién sabe cómo para depositar su cabeza sobre la tarea de Draco, quien por fin se dignó a dirigirle la mirada "¿A que no, lindura?"
Draco en serio quiso evitarlo, pero las palabras del moreno le mandaron descargas de calidez por todo el cuerpo. Porque aunque él sabía que Harry solo estaba jugando, su cuerpo no podía evitar estremecerse ante la forma en la que Harry lo trataba.
"Ya quisieras que alguien como yo te amara, Potter, no eres lo suficientemente digno" le respondió, una sonrisita burlesca asomándose en su rostro.
Harry bufó fingiéndose dolido para después mirarlo fijamente a los ojos, chasquear su lengua en desaprobación y sonreírle divertido.
"Yo sé que tú me amas, lindura, no hay necesidad de escucharlo salir de tus labios" siguió, para después acordarse de lo que quería decirle en primera instancia y soltarle "Ah, bueno, sí. Lo que quería decirte: Ginny me invitó a salir"
Aquello cayó sobre él como un balde de agua fría. Inmediatamente pudo sentir cómo la incertidumbre y el dolor se apoderaba de su pecho, haciéndole sentirse profundamente vulnerable y amenazado.
Odiaba sentirse así.
Del otro lado de la mesa, Draco alcanzó a escuchar como Ron reaccionaba con un "Espera, ¿qué acabas de decir?"
Ni Draco ni Harry le prestaron atención.
"¿Y-y qué piensas decirle?" alcanzó a murmurar, todo rastro de diversión desvanecido de su voz.
Harry se incorporó para mirarlo con preocupación, probablemente extrañado por su cambio de humor.
Por Merlín, Draco era tan obvio, ¿cuál era su problema? ¿porqué no podía si acaso fingir felicidad por su amigo? Él ya sabía que esto pasaría un día u otro ¿Por qué mierda aquello lo habría de tomar por sorpresa?
"Pues...pues yo le dije que lo pensaría. La verdad es que no estoy seguro, también por eso te pregunto"
Draco de pronto se sintió repentinamente enojado, reaccionando a la defensiva.
"No lo sé, Harry, se supone que tú tendrías que saber si una chica te gusta o no, ¿no lo crees? Después de todo es con ella con la que vas a terminar magreándote. Yo claramente estoy de sobra ahí" le respondió, el dolor y el veneno transparentándose en su voz.
"¿Qué? Draco, ¿Por qué dices...? Si yo ni siquiera estaba pensando en- ¡Draco, maldita sea, ¿qué fue eso? No puedes irte así como así!"
Pero él ya había tomado su pergamino y pluma, las lagrimas acumulándose en sus ojos mientras se alejaba de la mesa.
¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué tenía que ser así de explosivo? ¿Porqué no podía simplemente olvidarse de Potter por una vez en su vida? ¿Cuál era su puto problema? ¿Por qué no podía ser normal y haberse enamorado de alguien como, no sé, Pansy? Sus padres seguramente estarían tremendamente complacidos si él se casara con alguien como ella. Era rica, hermosa, sangre pura, y sobre todo: una chica.
Gruñó en desesperación mientras trataba de contener sus lagrimas.
Cruzó el arco de la puerta del comedor y antes de darse cuenta ya se encontraba sentado en las escaleras de caracol que bajaban hasta los dormitorios de Slytherin, encogido sobre sí mismo con la cabeza escondida entre sus rodillas y las lagrimas rodando por sus mejillas.
Bufó, sintiéndose más débil que nunca, y maldijo a Potter. Porque sólo él conseguía ponerle así.
Normalmente podía contener sus emociones. Ya habían pasado unos meses desde la última vez que había llorado por él. Pero esta vez había sido demasiado para su pobre autocontrol y ahora se sentía un tonto. Se suponía que los Slytherins no tenían desplantes a mitad del Gran comedor. Se suponía que Draco tenía que ser cuidadoso, que tenía que mantenerlo un secreto. Porque eso era lo único que era...
Escuchó pasos apresurados por las escaleras, acercándose cada vez más hacia él. Habría parado su llanto o escapado a su habitación para seguir llorando en paz, pero Draco podía imaginarse perfectamente bien quién era, y si estaba en lo correcto, entonces realmente necesitaría un abrazo suyo en aquel momento.
Sus abrazos estaban bien, aunque no fueran como los abrazos de Potter, quien conseguía calmarlo hasta que se quedaba dormido y le hacían sentirse como la única persona que existía en su mundo.
Como el último día de quinto año, cuando Sirius Black se perdió en el velo justo frente a sus ojos. Aquel mismo día fue cuando Draco se enteró de que su padre había sido enviado a Azkaban después de la batalla a la que Harry lo había arrastrado. Recordaba haberse sentido tan confundido después de haber visto a su padre a media batalla, confirmando sus sospechas de que él realmente era un Mortífago. Y entonces había volteado a ver a Harry.
El moreno tenía la mirada perdida, como si algo dentro de él se hubiera extinguido, y en cierta forma, era verdad. Sirius era lo más cercano a un padre que Harry tenía. Diablos, incluso Draco había comenzado a llamarle tío Black después de la ayuda que les había dado en el Torneo de los tres magos.
Y cuando se acercó a Harry, aun inseguro porque no sabía si lo querría o no cerca suyo, éste se había desplomado sobre Draco, estrechándolo contra sí y atenazándolo por la espalda como si fuera la única cosa que lo mantenía de pie, porque quizás sí lo era. Harry había llorado por un rato y el resto del tiempo simplemente se había quedado callado, nunca separándose de él. Por momentos Draco podía sentir cómo, atrapado en sus pensamientos, el moreno comenzaba a ponerse furioso, su magia hirviendo hasta que todo el suelo comenzaban a temblar. Y entonces él acunaba su rostro y lo miraba directamente a los ojos, murmurándole palabras de consuelo hasta que poco a poco el temblor se detenía. Aquella noche se había quedado dormido sobre Harry en la sala común de Gryffindor, demasiado exhausto como para irse a su habitación en las mazmorras.
A la mañana siguiente se había despertado con unos ojos verdes escrutándole el rostro. Y cuando Harry le preguntó cómo estaba, todos los pensamientos que había estado reteniendo el día anterior lo golpearon como una estampida. Se limitó a hundir su rostro en su pecho mientras trataba de procesar el hecho de que nunca jamás volvería a tener a su padre (y que este probablemente moriría en unos meses en Azkaban), no sabiendo si sentirse furioso, culpable o dolido. Y Harry había estado ahí para él mientras él comenzar a temblar ligeramente, acariciándole el cabello y pidiéndole perdón por no haberle preguntado antes, asegurándole que iba a estar bien. Que no tendría que regresar a casa ahora que estaría plagada de Mortífagos. Que él lo cuidaría.
Draco se había obligado a recuperarse lo más rápido posible, recordándose que era Sirius quien se había muerto, y que el hecho de que su padre fuera un cabrón inconsciente no era culpa de Harry como para que éste tuviera que consolarlo. Se separó de él con una mueca que pretendía ser una sonrisa agradecida y le apretó la mano con la suya. Aun así no se separaron en lo que restó del día.
Su garganta se atascó por unos segundos mientras una punzada de dolor le perforaba el pecho, sabiéndose total y perdidamente enamorado de alguien que jamás podría amarlo de vuelta.
Cuando Pansy llegó hasta él para envolverlo con sus brazos, Draco murmuró un quedo agradecimiento. Pasaron un rato así: con ella arrodillada frente a él estrechándolo con fuerza protectora, hasta que el rubio rompió el silencio.
"¿Crees que se haya dado cuenta?" murmuró contra el cabello de la chica, a lo que ella se incorporó para mirarlo a los ojos y apartarle el rubio flequillo de la frente, sonriéndole con ternura y causando que Draco le devolviera una sonrisa parecida, inmediatamente sintiéndose un poco mejor.
"Créeme, Draco, Potter está tan ciego que no se daría cuenta ni aunque se lo dijeras a la cara"
El rubio rió entre lagrimas y le sonrió en un agradecimiento silencioso.
"Aunque eso también significa que vas a tener que darle una excusa por haber hecho el berrinche del siglo a medio comedor" rompió el hielo, burlándose cariñosamente de su suerte "y vas a tener que pensar en una rápido porque el muy tonto probablemente te está buscando como loco en este momento. Lo dejaste bastante descolocado, ¿sabes?" se rió "Digo, siempre lo dejas descolocado, pero esta ocasión definitivamente entra en la lista de las mejores. Deberías haber visto su cara, no tenía ni la menor idea de lo qué acababa de pasar"
Ella se volvió a reír con ganas mientras Draco empezaba a sentirse ligeramente culpable.
"Gracias, Pansy, en serio. Siento mucho ser tan idiota de vez en cuando, pero tú siempre estás ahí para mí" le sonrió mientras se limpiaba los rastros de lagrimas.
"Tu amistad con Potter definitivamente te está afectando, Draco. Ya pareces Hufflepuff" lo reprendió Pansy, pero su mirada le decía lo mucho que apreciaba sus palabras.
"Trato de ser agradecido y tú la cagas, Pancrasia" le sonrió, a lo que ella fingió un jadeo indignado.
Estrechó sus ojos amenazadoramente y lo señaló con un dedo acusador.
"Dime Pancrasia otra vez y no vives para contarlo, pasiva de mierda"
Ahora Draco fue quien jadeó indignado. Y mientras le sacaba el dedo de en medio se preguntó qué es lo que haría sin ella.
-Con todo su amor, Nat