The Stripper [Caché]

By JaureguiAlwaysDarks

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¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apuesto a que si. Pero entre pensar y v... More

Capítulo 1 - Doble Vida
Capítulo 2 - Volviendo a Miami
Capítulo 3 - La Stripper
Capítulo 4 - Nueva Presidencia
Capítulo 5 - Primer día
Capítulo 6 - Más tiempo juntas
Capítulo 7 - El baile
Capítulo 8 - El beso
Capítulo 9 - Perdiendo el control
Capítulo 10 - Le café
Capítulo 11 - Dulce Ilusión
Capítulo 12 - Confusión
Capítulo 13 - Regalo, Paseo, Conversación
Capítulo 14 - Juegos Perversos
Capítulo 15 - Llegada Inesperada
Capítulo 16 - Reencuentro
Capítulo 17 - Conociendo La Familia, Problemas
Capítulo 18 - Un Buen Día
Capítulo 19 - Un Baile
Capítulo 21 - La venganza
Capítulo 22 - Perdidas
Capítulo 23 - Arriesgarse
Capítulo 24 - Fuck you all the time
Capítulo 25 - Caminos cruzados
Capítulo 26 - Peleas y Reconciliación
Capítulo 27 - Nueva Alianza
Capítulo 28 - Un día diferente
Capítulo 29 - Momentos
Capítulo 30 - El descubrimiento
Capítulo 31 - Confrontación
Capítulo 32 - Torbellino de sentimientos
Capítulo 33 - Cayendo en tentación
Capítulo 34 - Negociaciones
Capítulo 35 - Cosas del Pasado
Capítulo 36 - Baile de Máscaras
Capítulo 37 - Propuesta
Capítulo 38 - Cuestión de saber
Capítulo 39 - ¿Quién dirige este juego?
Capítulo 40 - ¿Todo funcionará?
Capítulo 41 - Mentir, ¿Si o no?
Capítulo 42 - Sorpresa
Capítulo 43 - El Vuelo
Capítulo 44 - Secretos
Capítulo 45 - Irse, ¿Sí o no?
Capítulo 46 - Decisión
Capítulo 47 - El Lap Dance
Capítulo 48 - Jaque Mate
Capítulo 49 - Estrategia
Capítulo 50 - La Nueva Era
Capítulo 51 - Ajuste de Cuentas
Capítulo 52 - La Pérdida
Capítulo 53 - Nuevos Tiempos
Capítulo 54 - La Boda
Capítulo 55 - El Poder
La Familia - Epílogo 1
Dos Lados - Epílogo 2
Querida Stripper - Epílogo 3 Final
Culpable Tentación

Capítulo 20 - Volviendo a la dura realidad

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By JaureguiAlwaysDarks



POV Calle

Justo cuando uní mis labios a los de Poché, una especie de frenesí se apoderó de mi cuerpo. De una manera tan deliciosa que no podía explicar, sus labios gruesos y al mismo tiempo delicados de aquella mujer se movieron lentamente junto a los míos, llevándome fuera de órbita. Juro, juro que debo conocer este beso, pero tenía seguro que eso sería una locura, porque esa boca nunca la he besado.

Tomé una mano entre sus cabellos oscuros, presionando ligeramente, mientras que la otra mano se sostenía firme en su cintura tan delgada. No tardó en abrir un espacio, dejándome degustar su lengua divinamente deliciosa. Nuestro beso fue tranquilo, sereno, pero sin dejar de ser intenso. Como si el mundo se hubiese detenido en ese momento, nos besamos con un cariño que llegó a asustarme. Una vez que el aire nos faltaba, dejé poco a poco el cuerpo de la mujer que a la vez se alejaba.

Abrí los ojos y como un flash vi los ojos de María José que estaban frente a mí, pestañeé varias veces para ver los de Poché. Me estaba volviendo loca.

-Lo siento Poché, yo...- dije alejándome rápidamente, parpadeando varias veces para disolver la imagen de mi stripper.

Se avergonzó tanto como yo, Poché miró al suelo, probablemente en busca de un lugar para esconderse.

-Todo bien... no se preocupe.-

Miré sus ojos confundidos y confieso que sentí el impulso de besarla nuevamente. Pero alejé esos pensamientos insistentes en aparecer, debe ser la influencia del alcohol, o quizás no.

-Fue un impulso, no quería causar esta situación.-

-Usted no causó nada, vamos a mantenernos tranquilas, ¿ok?-

-No quiero que pienses mal de mí, Srta. Garzón.- Un incómodo silencio se apoderó del ambiente.

-Vamos a continuar como antes. Esto no va a cambiar nada.-

-¿En serio?- Pregunté con recelo.

-Lo juro.- Solo asentí. Yo no sabía qué decir ni qué hacer, el repentino impulso de besarla me sorprendió tanto como ella.

-Creo que será mejor ir a dormir. Mañana vamos a despertar temprano ¿no es así?-

-Sí, de vuelta a la vida real Srta. Garzón.- ella sonrió hermosamente.

-De nuevo a la vida real.-

Poché me ayudó con las copas de vino, y las llevamos a la cocina. Ella se quejó de estar un poco mareada, el alcohol ha sido demasiado para las dos. Nos reímos como dos tontas mientras ella lavaba las copas después de mucha insistencia.

-No cuesta nada hacer esto, Meredith merece un descanso.-

-Deberías ir a tu habitación y descansar.-

-Deja de quejarte y ayúdame. Toma ese paño para secar.-

-¿Yo?-

-Sí. ¿O la señora Calle no puede?-

-Le damos una mano, y ahora queremos todo el cuerpo.- Dije causando una carcajada en Poché.

-¡oh vamos!-

La morena dijo mientras enjabonaba los finos platos. No se puede negar que Poché era una persona muy humilde, pero no eran tanto sus cualidades morales a las que estaba prestando atención ahora, mas solo al voluminoso trasero que tenía.

"Oh cielos Calle, te vas a quemar en el infierno" Me dije a mí misma admirando todo eso delante de mí. Aparté mi atención, tomando las copas y colocándolas en su sitio.

-¿Así está bien señorita?-

-Perfecto. Ya se puede retirar.- Ella habló convencida.

-¿Hemos cambiado de roles ahora? ¿Usted es la jefa?- Yo le pregunté acercándome a ella.

Señal roja. Mis instintos estaban siendo guiados por el contenido de alcohol que estaba en mi cuerpo.

-Quien sabe, tal vez algún día podamos cambiar los roles.-

Ella no se inmutó. Se me escapó una sonrisa, dando un paso atrás.

-Tenemos que dormir.- Dije por temor al siguiente paso que daría si continuaba allí. Subimos las escaleras juntas, yendo en caminos separados cuando fuimos a nuestras habitaciones.

-Buenas noches Calle.-

-Buenas noches Pouch.-

Camine rápidamente en mi habitación, maldiciendo mis pensamientos maliciosos con esa mujer. ¿Qué diablos estaba pasando? Yo la besé...

¡Mierda!

Tomé un baño caliente, tratando de hacer que todo mi cuerpo se relaje. Ese fin de semana había sido demasiado intenso para los que vivimos en un mar calmado en las cuestiones emocionales. La cercanía con Poché estaba girando mi mundo poniéndolo al revés, su forma atractiva y lo espontánea que era me estaba creando un conflicto del que no estaba preparada.

Yo no podía... No, con ella no.

Cerré los ojos dejando que el agua caliente caiga sobre mi cuerpo, y entonces los sentimientos exactos cuando bese a Poché regresaron. Ella me parecía tan familiar, como si ya la hubiese besado antes. Sus labios tan bien diseñados me recordaban nada menos que a María José. Era como si las dos estuvieran justo en ese momento. Abrí mis ojos y ver los ojos de María José en los de Poché me dejó aturdida.

Era una locura, yo estaba luchando con mis sentimientos, entre una sexy y caliente stripper, y una mujer cariñosa y atractiva.

Estás perdida Calle, literalmente perdida.


POV Poché

¿Qué hace contigo alguien que te gusta? Te deja totalmente tonta? Con una amplia sonrisa en el rostro por sólo recordar un momento especial. Te hace pensar, hablar y emocionarte por la sonrisa de esa persona. O por el contrario, te llena de miedo si la persona no se siente lo mismo, como el rechazo. ¡Maldita sea! Me sentí una adolescente inmadura en su primer amor.

Daniela Calle.

Sólo escuchar ese nombre me hacía sentir algo diferente. Y después de este fin de semana se había intensificado más. Ahora estaba dividida entre tres personalidades de la misma mujer.

Primero: La mujer cuyo poder estaba por encima de mí en la industria Calle. 

Segundo: La que me hizo perder en un deseo excesivo dentro de "Imperium".

Tercero: La que me vio como alguien especial. La mujer a la que acababa de besar.

¿Estará ella pensando en eso ahora? ¿Será que piensa en mí o en María José? Negué con la cabeza, me acomodé en la cama suave, era imposible no pensar. Ella me había besado. Y fue totalmente diferente, era como el primer beso.

El beso con María José nunca había sido tan intenso, tan tranquilo. Siempre estaba lleno de deseo, excitación y lujuria. No es que este mal, me gustaba de esa manera. Pero hoy era diferente, no era el deseo que ella estaba allí. Entonces, ¿que sería?

Yo no tengo la respuesta...

---

Colocaba lo último de mi ropa en la maleta que por cierto estaba demasiado lleno. Todo ya estaba casi listo en media hora volvería a Miami, directo a Industrias Calle, donde gente de negocios importante estaban esperando por Calle. El desayuno fue tranquilo. Germán y María Fernanda se sintieron un poco tristes, entiendo lo difícil que es mantenerse alejados de su hija. Pero después de todo, yo creía que Calle estaba empezando a aprender a lidiar con la enfermedad de su padre. No sería fácil, pero ella lo conseguiría.

La pareja eran de lo más cariñosos que podría imaginar, me cubrieron con abrazos y me hicieron jurar regresar antes de fin de año, acompañada por Calle o no.

-¿Necesitas ayuda?- Oí la voz de Juliana.

-Sí, la necesito.-

La chica sonrió y entró en la habitación rápidamente, ayudándome a cerrar la maleta.

-Ame conocerte Poch.- Ella habló calmadamente, Juliana es una chica de carácter fuerte pero muy dulce y atenta. Sin duda ella es una Calle, siempre bien determinada y, sobre todo, muy hermosa.

-También me encantó conocerte Juli.-

-Espero que vuelvas de nuevo con Calle.-

-Si no vengo, tú puedes ir a visitarme cuando vayas a ver a tu hermana.-

-Sé que vendrás de nuevo Poché- Juliana habló de forma maliciosa.

-¿Por qué dices eso?- Pregunté mientras me sentaba a su lado.

-Las vi a las dos ayer en el jardín.-

Abrí mis ojos, probablemente sonrojada violentamente.

-¡Aww! Vamos Poch ¡fue precioso! ustedes se besaron.-

-Dime que sólo lo viste tú.- Juliana soltó una risa poniéndome aún más nerviosa.

-Relájate, sólo fui yo. Mis padres ya estaban en su habitación a esa hora.

Cierto alivio se apoderó de mí, los padres de Calle eran un amor. Pero no sabía si continuarían siendo así si supieran que pasó algo de nosotras.

-No sé por qué te pones nerviosa Poch, apuesto que a mis padres les encantaría que ustedes dos estuvieran enamoradas. Me parece particularmente maravilloso, Calle se ve tan bien a tu lado. Sé que si tú no hubieses estado aquí, este fin de semana hubiera terminado en una tragedia como la última vez.

Bajé la cabeza, realmente me siento feliz de saber eso. Calle estaba calmada, diferente del primer día en que llegamos, y saber que contribuí a ello me hace sentir feliz

-Me siento realmente feliz Juliana. Pero ella y yo somos demasiado diferentes. No me entenderías.-

-Poché, no me vengas con eso. Calle está comenzando a gustar de ti, lo veo. Ella nunca se fijó así en nadie. De hecho, ella nunca trajo una chica aquí, solo a Paul o a Aida. Pero ellas no cuentan.- Sonreí, y abrace a la chica a mi lado.

-Te quiero como mi cuñada.-

Nos reímos y en ese momento Calle entró.

-¿Que hacen ustedes dos conversando? Tenemos que irnos srta. Garzón.-

-¡Volvió la Calle mandona!- Juliana gruñó levantándose.

-Así es, se acabó la magia.- Sonreí, tomando mi maleta para salir.

Calle se despidió de su familia por última vez, para entrar en el helicóptero que nos estaba esperando en su jardín. Sin duda, la familia Calle sabía despilfarrar cuando querían.

-Podríamos haber comprado boletos de avión ¿no le parece?- Calle sonrió.

-Para que, si tenemos mi helicóptero que puede llevarnos a donde necesitemos más rápido.

-Muy humilde señora Calle.- Dije de broma haciéndola reír.

Estábamos en camino a industrias Calle. Calle no quería perder el tiempo en ir a su casa, por lo que tomó la decisión de ir directamente allí. No había encontrado esa idea tan buena, yo sabía que iban a surgir comentarios al verme al lado de ella, pero la mujer no parecía importarle nada en absoluto.

-Está todo bien srta. Garzón?- Apenas asentí.

-Si se siente mal, dígame ¿ok?-

-No hay problema.-

-Siéntese a mi lado, está muy distante ¿por qué?-

Me acerqué a su lado en silencio. Todo era tan extraño, no estaba segura de cómo actuar. Después de estos días Calle y yo nos volvimos más íntimas, no tenía idea si podría continuar siendo así. Miré a la mujer que estaba concentrada en unos documentos en sus manos.

¿Calle o señorita Calle?

¿Cómo debería ser de aquí en adelante?

El vuelo fue tranquilo, estábamos en el área de Miami. Desde lejos se podía notar el enorme monumento con las iniciales C.D. Sin duda que el edificio era uno de los más grandes en todo Miami, símbolo de poder y dinero. Lo que caracteriza muy bien a la mujer a mi lado.

-¿Calle?- Ella me miró. -Fue muy bonito este fin de semana.- Dije a modo de despedida. Ella sonrió serenamente.

-Fue maravilloso Poché.- 

Intercambiamos una mirada que duró más de lo debido. Ella me miraba de forma tan intensa que podía perderme en el café de sus ojos durante horas sin darme cuenta.

"Damas, mantengan sus cinturones puestos, estamos entrando en el proceso de aterrizaje"

Nos informó el piloto, haciendo que desviáramos nuestras miradas.

-¡Odio cuando aterrizan!- Dije provocado una risa divertida a Calle.

En cuestión de minutos el helicóptero aterrizó en Industrias Calle. A través de la ventana pude ver a algunas personas en el exterior, y entre ellos, Matu Garcés. Probablemente todos esperando a Calle, que seguramente no les prestará la más mínima atención.

-Volvamos a nuestras vidas Srta. Garzón.- Dijo seria. Después uno de los guardias de seguridad abrió la puerta para que saliéramos. El moreno alto ayudó delicadamente a bajar a Calle, y poco después a mí. Al momento que Matu puso sus ojos en mí, y su expresión cambió. La mujer se retiró del lugar que pisando fuerte, causándome un cierto recelo.

-¿Vamos?- Asentí con la cabeza.

Calle y yo caminamos al ascensor sin nadie más.

-No haga caso a lo que vayan a hablar, ¿ok? Manténgase por encima de todos ellos, Poché. Ese es el secreto.-

Fueron sus palabras antes de que el ascensor se abriera. Cuando salimos recibimos miradas curiosas, susurros y murmullos por todas partes. Calle ni siquiera miró a su alrededor, tomó esa imponente pose que tiene como siempre. Era como pasar en una pasarela donde alrededor todos te juzgan. Nunca en todo mi tiempo trabajando aquí había recibido tantas miradas curiosas como ahora. Tomé una respiración profunda y camine junto a Calle sin mirar hacia los lados. "Mantente por encima de todos ellos", me repetí a mí misma.

"¿Ellas estaban juntas?"

"¿Has visto? Poché salió del helicóptero con Calle"

Fingí no escuchar, y así también lo haría durante toda esa semana. Yo conocía todo de ahí, reacciones, conversaciones y rumores. ¿Qué podrían decir sobre la idea de la secretaria volviendo en el mismo helicóptero que la dueña de la empresa después de un fin de semana en Los Ángeles? desde luego, nada bueno.

-Sra Calle. Su esposa la espera en su oficina.-

Calle se detuvo fijándose en el chico de pelo rojo con confusión.

-¿Mi esposa?-

-Si señora. Así es como ella se ha presentado.-

El hombre habló con cierto temor. En algunas ocasiones eso era Calle provocaba.

-¿Cómo se llama ella?-

-Matu Garcés, Sta.-

Calle tomó un semblante serio.

-Está bien, esta disculpado. Entre conmigo srta. Garzón.-

-No sé si esa sea una buena idea.- Calle parecía pensarlo.

-Tienes razón, quédate aquí. Yo resuelvo esto.-

Seguí a Calle que entró en su oficina, sabía que oír conversaciones de otros era de mala educación, pero necesitaba hacerlo. Entre las grietas de la persiana pude verla entrar, y al entrar su ex mujer estaba esperándola, atrevidamente sentada en el lugar donde sólo Calle lo hacía. La silla presidencial.

-¿Esto es una pesadilla?-

-Siempre tan amable, ¿no es cierto Calle?- La mujer dijo levantándose y caminando hacia Calle.

-¿Fin de semana romántico?- Ella dijo irónicamente.

-Podría responder a tu pregunta, pero no es de tu incumbencia Matu.- Calle dijo irritada- ¿Qué diablos haces aquí?-

-¡Te echaba de menos querida!-

-Pues, yo no, ahora sal. Tengo mucho trabajo.-

Matu soltó una risa sarcástica que cortó el ambiente.

-¿Cómo qué? Coger a tu secretaria encima de este escritorio?- Habló estampando las palmas de las manos en la superficie oscura de la mesa de Calle, mirándola con furia en sus ojos.

-Si fuera hacer eso o no, no es de tu incumbencia.- Ella dijo con dureza.

Si hubiera sido Richard o cualquier jefe que ya había tenido, aquella respuesta me hubiera puesto loca. Pero con Calle no, Ella era diferente. La idea de que ella me posea encima de su escritorio parecía mucho más agradable de lo que debería.

-¿Estas follando con ella?- Matu preguntó con furia

-No Matu. No estoy follando con ella.-

-¡No te creo Calle! ¿Por qué demonios la llevaste a la casa de tu familia?- Los ojos de Calle se abrieron con sorpresa

-¿Cómo sabes que ella estaba en la casa de mi familia?-

-¡No interesa! Respondeme.-

-¡Respondeme tú!-

Me encanta el lado mandón de Calle, tal vez fuera por eso que tenía tantas mujeres cayendo a sus pies.

-Tu hermano me dijo.-

Calle cerró los puños sobre la mesa, probablemente para controlar el impulso de golpear algo.

-También me dijo que tú y ella estaban muy juntas y en un estado de ánimo feliz. No seas idiota, ¡una chica como esa solo quiere tu dinero! ¿Cómo vas a enamorarte de alguien así?-

-Te estás volviendo loca. Yo no te debo explicaciones de mi vida. ¡Lo que yo haga o no con la Srta. Garzón no es de tu incumbencia!-

-¡Yo no quiero ninguna mujer contigo!

-¡Tú no tienes que querer! Ahora ¡fuera! Y no te aparezcas en mi camino, porque yo no respondo más por mí.- Calle prácticamente grito, mientras caminaba hasta la puerta de la oficina.

-¡Fuera!- Ella gritó con la puerta abierta.

Matu se quedó un momento mirándola, y poco después se dirigió a la salida. Volví rápidamente a mi escritorio, de modo que no se dieran cuenta.

Una vez que Matu salió fuera de la oficina, Calle cerró la puerta con tanta fuerza que hasta el cristal llegó a temblar. La mujer se acercó a mí con un enorme odio en sus ojos.

-Escucha, no te metas con Calle ¿ok? No tienes ni idea de lo que soy capaz.-

-No tengo la menor idea de lo que está hablando Sta.- Ella se inclinó sobre mi escritorio.

-No seas tonta. Yo sé lo que tú quieres con ella. Sé también que eres astuta y cómo actúas con ella.- Me puse de pie, encarando frente a frente a Matu.

-Acepta que tú y ella ya no tienen nada.-

Quité mi vista de Matu, cogiendo mi agenda y dirigiéndome a la oficina de Calle, dejando a la mujer sola.

Al entrar a la oficina, vi a Calle de pie. Mirando todo el panorama que su oficina le ofrecía. No se movió y no pronuncio ninguna palabra.

-Sta. Los empresarios la esperan.-

-Cancela todo. No quiero ver a nadie.- Ella habló con mal humor.

-Perdón Calle... Pero.-

-Es Sta. Calle, para ti. No pienses que algo ha cambiado aquí. ¡Y te he dicho que canceles todo! Entonces haga lo que le dije Srta. Garzón.-

Miré a la mujer me parecía irreconocible. ¿De donde había salido una Calle tan arrogante? Tragué en seco, sintiendo sus palabras romper algo en mi interior. Tomé una respiración profunda.

-Como usted desee Sta. ¿Alguna otra cosa?-

-No, retírate. Y solo venga cuando yo la llame.- Ella habló con rudeza. Haciendo que me retire.

¿Que estaba pensando ella? ¿Que podría ser amable y cariñosa el fin de semana para llegar aquí y tratarme como basura? Ella estaba muy mal, sea cual sea el motivo de su repentino cambio de humor. A pesar de las enormes ganas de llorar, no lo haría. No sería débil y mucho menos frágil, por fuera yo sería Poché, pero por dentro quien asumiría el control seria María José, y con ella las cosas no funcionaban así.

-"¿Poché?"-

Oí la voz de Paula a mis espaldas al acercarse no puso buena cara.

-¿Qué sucedió?- Paula pregunto

-Nada.-

-Poché, sabes que puedes contarme todo. ¿El fin de semana no les fue bien?- La miré, sabiendo que no se iría sin respuestas.

-Fue maravilloso, mejor de lo que imaginaba.-

-¿Y por qué esa cara?-

-¡Porque Calle es una imbécil!-

-¿Apenas comenzaron y ya están terminando?-

-¡No digas tonterías! No comenzamos nada, ella es una tonta arrogante, sin educación.-

-Explícame porque la estas maldiciendo de esta manera.-

-Ella me trato como la persona más especial de todas este fin de semana, ¿sabes? Me llevó a conocer a su familia, que son personas maravillosas. Y hasta me besó.-

-¿Conociste a su familia y te beso? Poché ¿te estas enamorando de Daniela Calle?-Paula habló demasiado alto.

-¡ssshhhh! No, ella y yo no tenemos nada. Absolutamente nada.-

-Entonces explícate, ¿que quieres decir?-

-No se Pau. Después de todo, hoy me trató como basura. Después de la pelea con su ex, Calle fue grosera y arrogante conmigo.-

-Tal vez sea el estrés de la pelea Poch.-

-No importa, ella me resumió a nada.-

-¿No crees que este es el momento de salir de esto?-

-No tengo ninguna manera de salir Paula, esto me ha consumido por completo.-

-Buena suerte con eso Poch, y por favor. Cuídate.- Paula habló antes de depositar un beso en mi cabeza y salir.

¿Por qué siempre pasaba esto? Cuando todo está demasiado bien tiene que haber algo que lo malogra, nada es demasiado fácil. Y para mi aquello era obvio. ¿Como me atreví en pensar que Calle quería algo conmigo? Aún con mis años de experiencia todavía quedaba una parte ingenua que estaba presente en mi interior. Solo eso explicaba todo.

Miré a Calle que se mantuvo concentrada en su computadora. Maldita. Una y mil veces maldita. Cerré los ojos conteniendo las lágrimas que se formaron al acordarme de todo el fin de semana que tuvimos juntas.

-¿Srta. Garzón?-

Oí una voz familiar, y rápidamente me encargué de secar las lágrimas que insistían en caer.

-¿Si Srta. Paul?- Pregunté mirando a la mujer que poco a poco se empezaba a acercar a mí.

-¿Pasó algo Poché? ¿Te sientes mal?-

Tomé una respiración profunda, mirando a la mujer que realmente parecía preocupa.

-Solo problemas. No se moleste.-

-¿Necesitas ayuda?-

-No creo que usted me puede ayudar, discúlpeme.-

-Depende de lo que sea. Si quieres podemos almorzar juntas hoy. Y me cuentas que paso. Prometo tratar de no ligarte.- Ella habló haciéndome sonreír.

Tener a alguien que me distraiga durante el día, sería mucho más fácil. Y Alba Paul no era una mala compañía.

-Sería bueno. Podemos almorzar en el restaurante que se encuentra cruzando la calle.-

-¡Perfecto! Voy a hablar con Calle, y luego vamos almorzar ¿ok?- Asentí con la cabeza.

-¿Quiere que anuncie su llegada?-

-No, no es necesario Poch.- La mujer dijo caminando hacia la oficina de Calle.


POV Calle

Pasé por vigésima vez las fotos del cumpleaños de mi papá en la pantalla de mi computadora, no sin advertir que en cada una de ellas estaba con Poché demasiado pegada a ella. Una en particular había llamado mi atención. En ella Poché sonreía de la forma más bonita, con la lengua entre los dientes haciendo que su nariz se arrugue un poco. Y en ella yo la miraba de forma perdida, sin rumbo o razón. Yo solo la miraba, porque me gustaba lo que veía, o porque me sentía bien verla de esa manera.

"No Calle... tú no puedes"

Cerré los ojos bajando la pantalla del portátil rápidamente por lo que vi llegar a Alba.

-¡Hola perra!-

No respondí, aquella mañana tras la visita de Matu mi humor estaba de los peores.

-Misericordia, ¿hoy todo el mundo decidió entrar a mi oficina?- Dije mientras ella ponía su bolso en la silla y se sentaba en la otra.

-No estoy en un buen día Paul.-

-Al parecer Poché igual.-

-¿Qué?-

-Que Poché, no está bien, ¿o no te has dado cuenta? Acabo de verla y ella estaba llorando supongo.-

Yo estaba muda. Estaba llorando, y probablemente sería mi culpa. ¡Mierda! Calle, maldita sea, eres una idiota.

-¿Preguntaste por qué lloraba?- Pregunté con curiosidad.

-Le pregunté, pero me dijo que tenía problemas. Honestamente tú deberías saber. La mujer trabaja para ti.-

-Yo no tengo que conocer la vida de los que trabajan para mí, Alba.-

-¡Ok señorita mal humor! Sólo quería saber cómo estuvo ir a la casa de tus padres.- Me recosté en mi silla, cerré los ojos tratando de hacer que mi cuerpo se relaje.

-Fue genial, por primera vez me las arreglé para estar en paz en esa casa.-

-Eso es maravilloso, Calle. ¿Se puede saber la razón de tal cambio?-

Miré a Alba, y a través de la enorme ventana vi Poché en el fondo de su escritorio, escribiendo algo que no tenía ni idea. Ahí estaba la respuesta a esa pregunta, ella era la razón.

-Yo no sé.- Fue lo que dije.

-Lo que sea, al menos, te quedaste. ¿Cómo está el tío Germán?-

-Él está bien. Tuve una conversación seria con él. Dijo que estaba orgulloso de mí Alba.-

-Apuesto a que lo está, amiga mía. Tú estás tomando el cuidado de todo lo que luchó por construir.-

-Sí, pero requiere mucho de mí. A veces siento que no voy a conseguirlo.-

-No hables sin sentido Calle. ¡Tú puedes dominar todo! Alguien quien ya sido electa como una de las mejores empresarias de Estados Unidos, no deberías tener miedo.-

No dije nada, me levanté simplemente a tomar un whisky.

-¿Gustas?-

-No gracias. Beber whisky en esta hora de la mañana no es lo mío.-

-¿Poché te dijo algo más?-

-No, pero se veía muy triste. ¿tú no sabes nada?-

Negué con la cabeza, tomando un largo trago de la bebida alcohólica. Hablé con Alba durante casi una hora, hasta que se retiró. Pero no le dije nada de lo que pasó entre Poché y yo. Tal vez eso debería ser guardado y enterrado. No era justo para mi quedarme con ella, si yo no sabía lo que estaba sintiendo. Tal vez me dejé llevar por las caricias de una mujer tan hermosa. Yo sabía que había malogrado la relación de "amistad", y yo no podía hacer nada al respecto. No podía.

Era la hora del almuerzo, tal vez podría ser una buena idea llamar a Poché para almorzar conmigo y pedir disculpas por la forma estúpida en que la había tratado. Sí, eso sería lo mejor que podía hacer. Tomé los últimos restos de whisky del vaso y fui tras ella.

Salí de la oficina y observe que ya no estaba en su escritorio. Decidí bajar a la planta donde Paula y Kim trabajan. Como mejores amigas probablemente estarían juntas. Salí del ascensor observando el fondo a Paula hablando animadamente con Alfredo.

-Oye, ¿majestad que hace bajando con la plebe?- Alfredo preguntó sonriendo. Paula me miraba con una cara de pocos amigos, probablemente ya sabía lo ocurrido.

-Busco a la srta. Garzón. ¿Ustedes saben dónde está?-

-Ella salió con la srta. Paul para almorzar. ¿Quiere algo en el que pueda ayudarle?- Paula me preguntó.

-¿Salieron juntas?-

-Sí señora, Paul llamó a Poché para el almuerzo. Y ella aceptó, tal vez la misma necesidad de una buena compañía en un mal día.-

Prácticamente estaba lanzando en mi cara que yo no era una buena compañía. Y yo tendría que estar de acuerdo. Asentí con la cabeza a los dos y me fui de allí.

No...

No...

No podía quedarse con Alba, no.

Me repetía a mí misma al entrar en el ascensor de nuevo. Volví a mi oficina pensando en todo lo que podría suceder a partir de ahora. No sabía por qué demonios la idea de ellas dos juntas me perturbaba tanto.

A mí no me gustaba Poché. Eso, no me gustaba.

Lo repetí mientras caminaba de un lado a otro.

-No te preocupes por esto Calle. Tú no tienes absolutamente nada con ella. Si ella quiere salir con Alba, que salga.- Dije mirando mi reflejo en el espejo.

Después de dos horas vi Poché llegar. La llame rápidamente. "Venga mi oficina Srta. Garzón"

La mujer no dijo nada en absoluto, entró en la oficina y se detuvo frente a mí. Esperando una orden. Me quedé mirando a la chica que no tenía ninguna expresión, una sonrisa o una mirada suave.

-¿Qué tengo para mañana?-

-La reunión de las 9 am con el área financiera de NY. A las 11 el almuerzo con el señor Flores. Y más tarde su agenda es libre, señorita.- Ella dijo mecánicamente.

-¿Fue a almorzar con Alba?- Pregunté impulsivamente.

-No veo por qué tengo que responder a esa pregunta Srta. Calle. ¿Desea algo más?-

-Quiero que contestes a la pregunta que te hice.-

Ella me miró, apretando la mandíbula con rabia. No tenía una relación con Poché. Pero qué demonios tenía que hacer con Alba? NADA. Me sentía irritada de sólo de pensarlo.

-Sí, fui a comer con ella.-

-¿Ya te olvidaste de lo que te dije este fin de semana?-

-He olvidado todo acerca de este fin de semana. Con su permiso.-

Ella habló antes de retirarse de mi oficina. 1 a 0 para ella. Y así la tarde se prolongó. 

04:57PM .... 08:00PM

...

Me tiré sobre el sofá blando que estaba en mi oficina. Todas las personas ya se habían ido a sus casas. Y yo estaba todavía aquí, mirando al techo pensando en la vida de mierda que tenía. Yo era una millonaria, tenía un padre enfermo, una ex prometida loca, una secretaria que me hacía perder el rumbo. Solo un fin de semana y Poché me hizo perder la brújula. Increíble Calle, increíble!

"- Me gusta cuando sonríes

Hablé sin pensar haciéndola mirarme.

-¿Por qué?-

-Tienes una sonrisa linda Poché, y no sólo eso.-

-¿La tengo Calle?-

-Sí, la tienes. Este fin de semana sólo me hizo reforzar todo lo que pensaba acerca de ti.-

Me quedé mirando sus ojos marrones que se fijaron en mí. Dejamos de bailar, paradas en la misma posición.

-Eres increíble Pouch.- Me acerqué lentamente.

-Calle..- dijo ella mientras me sentía demasiado cerca de ella

-No digas nada... Sólo déjame hacer esto...-"

¡Eres una estúpida Calle, una tremenda estúpida! Me repetí eso diez veces. Pero ahora no sirve de nada. Ya había elegido, yo no era la mejor opción para ella.

Ya eran las 11 pm. Y todavía estaba por la compañía. ¿Que me estaba pasando? No me importa Poché, ella era sólo una secretaria. Y así continuaría. Agarré mi abrigo para dirigirme al único lugar donde sabía que podía olvidarme de todo.

[...]

Entré al club que estaba lleno como de costumbre. El ambiente en el interior era demasiado caliente, miré a ambos lados para ver si había alguien conocido allí. Luz café, todo estaba libre de curiosos. Caminé hasta el bar pidiendo un trago de whisky. Y fui a una de las mesas justo al lado del escenario donde bailaba mi stripper. Sólo ella podía hacerme olvidar todo aquel día infernal.

Tal vez se estaban preparando para una despedida de soltero. Un grupo de chicos bebían y hablaban animadamente en la siguiente mesa, cada uno diciendo que quería a María José esa noche. Pobre chicos, ellos nunca sabrán que nunca podrán estar cerca de ella.

Las luces de la sala se apagaron, sólo podía oír susurros cerca de la entrada de mi stripper. El centro de atención se volvió de un lado a otro hasta que una voz masculina sonaba por los altavoces.

"Señoras y señores bienvenidos a Imperium, ahora les presento a su majestad, María José"

El hombre terminó de hablar por lo que el centro de atención se detuvo en el cuerpo escultural de mi stripper. En ese momento la gente se volvió loca, los hombres y las mujeres gritaron palabras de lujuria y deseo. Y yo la miraba a ella, ya estaba deseando perderme en ese cuerpo de nuevo.

María José estaba maravillosa. Hoy llevaba una máscara negra, sin ningún detalle. Una lencería del mismo color, y unos porta-ligas que estaban en sus piernas. La tela era totalmente de encaje, mostrando una buena parte de su cuerpo. Se había vestido ese día para causar que los hombres se vuelvan locos lanzando a la pasarela dólares y dólares para la mujer que sonreía traviesa como siempre. Hasta que puso los ojos en mí, ella me miró y volvió a empezar a bailar al ritmo de la música totalmente caliente.

Empezó su número en el poste, moviendo el cuerpo de la manera más sensual que fuese posible. Esa mujer podía enloquecer a cualquier ser humano. ¿Cómo puede ser tan deliciosa? Me sentía caliente solo con verla bailar. María José se cruzó de piernas en la barra de acero inoxidable y bajo su cuerpo, llegando a inclinar la cabeza. Dejando su cuerpo totalmente extendido a merced de cualquiera que lo quisiera tocar.

"Estas tan caliente. ¡Yo te daré todo lo que deseas! ¡pasa esta noche conmigo!"

Un hombre alto gritó alto haciendo que María José soltara una sonrisa maliciosa. Lo que me causó una repentina sensación de celos. ¿Qué demonios ella estaba haciendo?

La mujer dejó el poste de acero y comenzó a moverse de forma caliente. Ella me miró con un aire de superioridad y me dio un guiño. Negué con la mente llena de la rabia que me consumía. María José se arrodilló en el suelo deslizando sus manos por el pelo encrespado, deslizando sus manos por su cuerpo haciendo que cualquier persona deseara ser esas manos para tocarla, haciendo suspirar por sus movimientos puramente sexuales, que estaba llevando a todo el mundo a la locura.

Dólares y más dólares caían sobre ella, ella sonreía de manera traviesa. La misma que le lanzó al chico de mi lado y lo llamo para que se acercara. Aquello me parecía una locura absoluta.

El chico muy emocionado se acercó al escenario donde ella lo atrajo de su corbata, haciendo a sus amigos gritar como idiotas celebrando la hazaña, que me llenó de odio. El hombre fue detenido y ella comenzó a rodar por el suelo de la manera más sensual que podía. Ella le rodeó el cuerpo, y se movió mirando directamente a mí. Al igual que lo hizo hace rato a propósito para provocarme, me miró y se volvió hacia el hombre que la tenía en la cintura no paraba de moverse de acuerdo a lo que la música dictaba.

Ella se soltó de su mano, acercándose a él hasta el punto de casi tocar sus labios. El hombre sonrió maliciosamente y le coloco un fajo de dólares en las braguitas que llevaba.

Ella le guiño y lo envió a sentarse. Para caminar hacia mí dirección y encararme como para declarar una guerra que ni siquiera sé por qué. La música terminó y María José se perdió en la oscuridad seguido totalmente de aplausos de todos los presentes. Golpee el vidrio del whisky más fuerte de lo que debía, por lo que hice una rajadura en la mesa. No entendía la razón de toda esta provocación, pero ella me tenía que explicar.

Me levanté de la mesa cuando vi al mismo tipo subiendo al escenario dirigiéndose a los vestuarios, con qué derecho hizo tal cosa. Caminé hacia los vestuarios, donde todos los bailarines estaban, incluyendo María José.

-Perdone, me gustaría hablar con María José.- Dije a la morena con cuerpo escultural que estaba en las escaleras.

-Lo siento. Pero ella me dio la orden de que hoy no quiere ver a nadie.-

-Nadie?-

-Absolutamente nadie, fueron sus palabras.-

-Acabo de ver el tipo de allá entrar, y te garantizo que no es nadie.- Dije con irritación.

-Señora no puedo hacer nada. Esa fue la orden de ella.-

-¿Cuánto quieres para que me dejes entrar?- Pregunté exaltada.-

-¿Que está sucediendo aquí?- Oí la voz de María José en la parte superior de la escalera.

-¡Quiero hablar contigo ahora!-

María José me miraba despreocupada bajando por las escaleras lentamente.

-Gracias Marina, puedes retirarte.- Ella sonrió y se fue rápidamente.

-¿Qué fue eso?-

-¿Qué fue, qué?- Ella preguntó fingiendo no entender.

-Esa maldita presentación, a ese tipo! Y que me estés prohibiendo verte.- María José dejó escapar una sonrisa sarcástica.

-No veo ninguna razón para exaltarte. Sólo estoy haciendo lo que siempre hago.-

-María José, ¿cuál es el problema? No puedes hacerme esto.- le dije acercándome a ella, sosteniendo su brazo con cierta fuerza.

-No creo que algo haya cambiado después de lo sucedido. Si quieres verme, ponte en la fila, aquí todo el mundo quiere lo mismo. Pero ninguno puede.-

-Tienes que estar bromeando conmigo.-

-Tienes que entender que no soy nada tuyo. No pienses llegar aquí y tenerme toda la noche Calle, porque estás muy equivocada. Ahora vete, que no estoy para recibir a nadie.-

Ella habló con arrogancia y se fue, dejándome totalmente sin palabras

-María José?- Grité pero ella ni siquiera me dirigió la mirada.

"maltratas a una y te castiga otra" era lo que pensaba cuando logre salir de ese lugar.

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🔥🔥🔥  2/5

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