A través de la Lluvia [Hidalg...

De Ariana_Godoy

23.9M 1.8M 3.4M

¡'Hidalgos' la trilogía original de Wattpad que inspiró las películas de Netflix! La última película se estr... Mais

Prólogo
|| C A P Í TULO UNO ||
|| CAPÍTULO DOS ||
|| CAPÍTULO TRES ||
|| CAPÍTULO CINCO ||
|| CAPÍTULO SEIS ||
|| CAPÍTULO SIETE ||
|| CAPÍTULO OCHO ||
|| CAPITULO NUEVE ||
|| CAPÍTULO DIEZ ||
|| CAPÍTULO ONCE ||
|| CAPÍTULO DOCE ||
|| CAPÍTULO TRECE ||
|| CAPÍTULO CATORCE ||
|| CAPÍTULO QUINCE ||
|| CAPÍTULO DIECISÉIS ||
|| CAPÍTULO DIECISIETE ||
|| CAPÍTULO DIECIOCHO ||
|| CAPÍTULO DIECINUEVE ||
|| CAPÍTULO VEINTE ||
|| CAPÍTULO VEINTIUNO ||
|| CAPÍTULO VEINTIDÓS ||
|| CAPÍTULO VEINTITRES ||
|| CAPÍTULO VEINTICUATRO ||
|| CAPÍTULO VEINTICINCO ||
|| CAPÍTULO VEINTISEIS ||
|| CAPÍTULO VEINTISIETE ||
|| CAPÍTULO VEINTIOCHO ||
|| CAPÍTULO VEINTINUEVE ||
|| CAPÍTULO FINAL ||
¡A través de la lluvia en librerías!

|| CAPÍTULO CUATRO ||

1.6M 118K 296K
De Ariana_Godoy

Dedicado a Daniela Salas (@danicash29) por ganar el concurso en younow <3 

APOLO

Sexo.

¿Simple? ¿O complicado?

Depende de que tipo de chico seas, es lo que siempre dicen. Para algunos chicos que parece que vinieran de la era de hielo, es un número, una competencia: 'mientras más chicas te folles, mejor hombre eres.' Neandertales. Para otros es una zona de exploración o la única forma de encontrar alguien significativo, 'si me folla lo suficientemente bien, saldré con ella.' Luego están los que lo ven como un simple acto de placer, no hay necesidad de explicaciones, de lazos, 'Follo porque lo disfruto. Punto.' Y también existen los chicos que lo consideran un acto sagrado o algo que solo hacen con alguien que de verdad les importa y quieren.

Bueno, y ¿yo? Honestamente, no me entiendo ni sé que es el sexo para mí. Perdí la virginidad con una chica de la que ya me había enamorado, había sentimientos de por medio y eso lo hizo mucho mejor. Luego, me rompió el corazón e intenté tener sexo sin sentimientos, sin nombres, sin lazos y fallé de manera abismal. Lo intenté con dos chicas y me fue muy mal, me di cuenta de que no era para mí y paré.

Así que, ¿qué hago aquí con Charlotte? La acabo de conocer, así que no planeo tener sexo con ella, pero si hacerla terminar para devolverle el favor. Y recurro a mis dedos, he recibido muchos cumplidos respecto a mis habilidades con los dedos. Y a Charlotte parece sorprenderle lo rápido que la hago terminar con los dedos. Ella intenta tocarme de nuevo cuando alcanza el orgasmo, pero sacudo la cabeza, no quiero ir más lejos.

Al terminar, Charlotte va al baño por unos minutos mientras yo me abrocho los pantalones. Me siento en el sofá y sostengo mi cabeza, inclinado hacia delante. Bueno, ella pareció disfrutarlo, no la he cagado del todo hoy, ¿quizás deba invitarla a comer o algo? ¿Sería demasiado? Así nos conocemos mejor y podemos avanzar más.

Me enderezo y suelto mi cabeza para pasarme la mano por la cara. Mi mirada cae sobre el inmenso televisor frente a mí y la mesa en la que está puesto. Arrugo mis cejas al notar en los pequeños compartimientos de la mesa un montón de portarretratos, todos tienen fotos de Charlotte con un hombre rubio y alto de barba. De inmediato, sé que no es familia porque en una de ellas se están dando un beso frente a la estatua de la libertad en New York. En unas fotos ella se ve más joven así que han estado justos por años.

Mierda, mierda, ¿me metí con una mujer casada?

Ese es territorio que jamás cruzaría de haberlo sabido, después de todo lo que pasamos con la infidelidad de mamá, lo que eso destruyó, lo que nos ha costado sanar como familia, jamás me pondría en esa posición de meterme en una familia, ¿qué carajos estoy haciendo aquí, de todas formas? Solo he visto a Charlotte dos veces y la he hecho tener un orgasmo en el apartamento que ella comparte con su... ¿esposo? ¿Novio? Me desconozco. Me he dejado llevar por el ritmo de todo. Charlotte sale del baño y se ha puesto un vestido que la cubre hasta las rodillas. Su rostro se ilumina en una sonrisa y yo tengo tantas preguntas que se atoran en mi garganta. Ella debe ver algo en mi expresión porque su sonrisa se desvanece, sus ojos siguen mi mirada a las fotos.

—Oh, —ella suspira—. No te preocupes por él.

No sé que decir, y ella sonríe de nuevo antes de sentarse a mi lado en el sofá. Ella echa su cabello negro por encima de su hombro.

—Él y yo estamos en una relación abierta.

—¿Una relación abierta? —Y justo cuando pienso que lo he visto todo.

—Así es, y deja de estar tan tenso, Apolo, —ella golpea mi muslo de forma juguetona—. Él sabe lo que hago, y yo sé lo que él hace, no somos monógamos.

¿Existe algo así?

—¿Y ambos están de acuerdo con eso? —Ahora tengo más curiosidad.

Ella asiente.

—La honestidad es clave entre los dos, —me dice—, y no nos metemos con la misma persona más de una vez para evitar complicaciones.

—¿Quieres decir que no nos veremos de nuevo?

—Exacto.

Y yo creyendo que estaba empezando algo con ella, pensando en invitarla a una cita normal cuando esto solo era un escape fugaz para Charlotte. Me pongo de pie.

—Debo irme.

—Apolo.

—Tengo que volver antes de que anochezca, —es la verdad, desde que pasó lo de los golpes, no me gusta estar de noche en la calle—. Muchas gracias por todo —mis ojos caen de nuevo sobre los retratos, se ven muy felices—. Nos vemos por ahí, o no, bueno, me voy.

Camino hasta la puerta y Charlotte me sigue, toma mi brazo y me gira hacia ella.

—Ey, no te vayas así, —ella me sonríe—. ¿Hablemos, sí?

¿De qué vamos a hablar? ¿De qué siempre termino entendiendo todo mal?

—Todo bien. —Me suelto y salgo de ahí.

#

El whiskey sabe a tierra.

Siempre lo he dicho, he tenido discusiones divertidas con mis hermanos sobre eso y sin embargo, aquí me encuentro, en el gran sofá en forma de L de la sala de mi apartamento con un vaso de Whiskey en mis manos. Quizás me estoy castigando a mi mismo por meterme con la chica de otro, técnicamente, él está de acuerdo con eso, pero eso no me hace sentir menos incómodo, ¿cómo es que siempre me meto en estas situaciones sin querer?

Me he tomado casi la mitad de una botella de whiskey de 18 años que Gregory tiene en uno de los gabinetes de su bar. Por supuesto que este apartamento tiene una pequeña área bar donde Gregory juega a ser el barman cada vez que hace fiesta. Hay de todo, y yo escogí la bebida que menos me gusta porque soy un idiota y porque el Whiskey es el que menos dolor de cabeza me da al día siguiente. No bebo seguido, mi tolerancia apesta, unos cuantos tragos y ya estoy mal. Me entierro aún más en el sofá y giro mi cabeza a un lado para observar los ventanales a un lado que dan al balcón, el atardecer pinta de naranja el cielo, la luz del sol se desvanece y recuerdo a mis hermanos, a mis amigos, a ese día en la playa donde estuvimos todos antes de que la mayoría de ellos se fuera a la universidad. Es uno de los recuerdos más bonitos que tengo, en ese momento solo era una locura más, otra fogata, otro día de playa. Ahora en retrospectiva, me doy cuenta de lo mágico que fue. Y ahora estoy en esta ciudad, adaptándome a todo esto y no creo que me esté yendo muy bien. Por lo menos, tengo a Gregory a mi lado.

Escucho la puerta del apartamento, asumo que es Gregory y sigo bebiendo. Sin embargo, del pasillo de entrada emerge Kelly. Su cara se estira en sorpresa al ver el vaso en mi mano y supongo que mi aura en general.

—¿Bebiendo un jueves? —Me pregunta mientras pone sobre el mesón de la cocina dos cajas de pizzas y una bolsa con dos botellas de Pepsi de dos litros—. ¿Semana difícil?

Ah, es jueves, jueves de películas. Lo olvidé.

—Vida difícil —susurro.

—¿Qué? No te escuché. —Ella se recoge su cabello negro en un moño para sacar las botellas de Pepsi de la bolsa y meterlas en la nevera. Yo me le quedo viendo como un tonto borracho, ella va de vaqueros ajustados y un top sin mangas o tiras, denotando las dos líneas ligeramente más claras que el resto de su piel en su clavícula, que han quedado como marcas de un bronceado intenso con traje de baño. Al terminar, camina hacia mí y se deja caer en la otra punta del sofá—. ¿Estás bien?

—¿Por qué no habría de estarlo?

Ella hace una mueca.

—No lo sé, no eres de beber y mucho menos durante la semana.

—No sabes nada de mí.

Ella no se espera esa respuesta, su expresión decae y tampoco sé de donde viene esta molestia, esta rabia.

—Okay, estás de malhumor, pero beber no va a resolver tus problemas, Apolo.

Yo la miro por unos segundos, ¿por qué ella? Me pregunto, Kelly es bonita, pero Charlotte también lo es. Entonces, ¿por qué Kelly invadió mi mente en ese momento? ¿La deseo porque no puedo tenerla? ¿Es eso? Y entonces, recuerdo las veces que nos hemos reído por estupideces mientras cocinamos, o durante una película con Gregory. Pienso en lo mucho que ella se esfuerza para contar un chiste y nadie nunca se ríe o la extraña fascinación que tiene con las galletas saladas con atún, y me doy cuenta de lo obvio: Me gusta. Ella me gusta y esa es la diferencia entre ella y Charlotte. Charlotte me parece muy atractiva pero no la conozco, no como conozco a Kelly y lo que conozco de Kelly me gusta.

Bien, Apolo, te gusta la novia de tu mejor amigo. Vas de mal en peor, primero una mujer casi casada y ahora la chica de tu amigo.

Me termino el vaso de whiskey de un solo trago, el alcohol quema mi garganta al pasar y por un segundo, no pienso en nada más. Abro la botella para servirme otro trago y una mano toma la mía.

—Apolo, —su voz se ha vuelto más suave, más gentil—. Es suficiente.

Yo levanto la mirada para verla de pie inclinada sobre mí, su mano sobre la mía en la punta de la botella. Unos cuantos mechones rebeldes han escapado de su moño desordenado y sus ojos emiten paz y compresión. Sus labios están entreabiertos y aparto la mirada.

—Esta no es la forma de lidiar con las cosas. —Me dice e intenta tomar la botella, pero se la quito y me sirvo otro trago.

—¿Y cómo debo lidiar con las cosas? —Pregunto y no sé que me pasa, me doy cuenta de que esto no solo se trata de Charlotte o Kelly, es más profundo que eso, hay una parte de mí que está herida y que no sabe sanarse o como lidiar con lo que la hirió. Y esa raíz sigue ahí, lo que me pasó en ese callejón tiene raíces dentro de mi que asoman sus feas caras cuando me pasa algo, o cuando bebo, ¿por qué? He pensado que estoy bien, que estaré bien, que solo necesito tiempo. Mi familia quería que fuera a terapia, pero les juré que estaba bien, ¿debí ir? ¿debo ir? Una de las cosas que más desconozco en mí es toda esta rabia, esta molestia. Nunca he sido una persona violenta, la violencia nunca ha sido la respuesta para mí, entonces, ¿por qué me enojo tan fácilmente ahora? ¿De dónde viene esta rabia?

—¡Empezaron la fiesta sin mí! —Gregory entra, y deja sus libros sobre el mesón al lado de las pizzas. Kelly da un paso atrás y vuelve a sentarse en la otra punta del sofá—. Guao, ¿whiskey? ¡Qué elegante, Apolo! —Él va a la nevera y saca una cerveza—, tengo ganas de una cerveza así que mis disculpas por unirme con alcohol de tan poca calidad, Sr. Hidalgo.

—Gregory —Kelly le llama y le hace algún tipo de gesto—, no es el momento.

—¿Desde cuándo eres tan aburrida, nena?

Gregory toma un trago de su cerveza y se sienta a mi lado.

—¿Alguna ocasión especial?

—La vida es una mierda.

Gregory asiente.

—Salud —él levanta su cerveza y la choca con mi vaso, mi motricidad está alcoholizada así que al impacto casi se me cae el vaso, Gregory lo sostiene antes de que yo lo agarre correctamente de nuevo—. ¿Todo bien, bro?

—Perfecto.

—No te veía borracho desde mi graduación.

Él me ojea con lentitud. Yo sonrío y sacudo mi cabeza.

—¿Quieres saber la razón? —Levanto mi vaso de whiskey hacia Kelly. Gregory arruga sus cejas, y gira su rostro para mirarla—. Vamos, razón, levántate.

Kelly se tensa, pero no dice nada. Yo tomo un trajo sin despegar mis ojos de ella y cuando bajo el vaso, le digo:

—¿Qué pasa? ¿Ya no eres tan valiente?

Gregory vuelve a mirarme.

—¿Pasa algo que yo no sepa?

Kelly se aprieta sus labios.

—Solo está borracho, Greg.

—Los borrachos suelen decir la verdad, Kels, —por supuesto que tienen sobrenombres el uno para el otro—. ¿Algo que quieras decirme? —Él me pregunta.

Yo observo a Kelly y está tan pálida que no creo que esté respirando. Desafortunadamente, mi cerebro intoxicado no piensa claramente y se va al recuerdo de Ares explicándome porque él siempre decía la verdad: 'Ser honesto no es fácil, Apolo, pero la verdad es importante incluso si es incómoda, si es dolorosa, porque a la final se sabrá, y que venga de ti y no de otra fuente hace la diferencia a la hora de reparar amistades, situaciones o relaciones."

Escogí el peor momento para seguir las palabras de mi hermano.

—Kelly me gusta.

Silencio absoluto.

Por unos segundos lo único que puedo escuchar es el ruido que hace el hielo en mi vaso al chocar con el vidrio mientras muevo mi mano para tomarme otro trago. Kelly tiene la mano sobre su boca y Gregory baja la mirada a su cerveza. Sino estuviera tan mareado, me habría preocupado más por la incomodidad de la situación. Pongo el vaso en la mesa y me levanto, tambaleándome de un lado al otro.

—Creo que... voy a... baño... —Gregory se pone de pie y pasa mi brazo por encima de su hombro para sostenerme.

—Vamos, te llevo.

Vomité hasta el alma, y ahora todo es borroso, Gregory me lleva a mi habitación y aterrizo sobre mi espalda en mi cama. Gregory me ayuda a quitar los zapatos, y antes de que pueda irse, me agarro de su camisa para detenerlo.

—Yo... nunca haría nada que te hiciera daño, —mis palabras se atropellan unas a las otras un poco, pero Gregory parece entenderme porque suspira y se sienta a mi lado—. Es solo que... tenía que ser honesto contigo.

—Eres adorable, bro. —Me dice con una sonrisa—. Ella y yo no tenemos nada serio, pero aprecio tu honestidad. Aunque hubiera preferido que me lo dijeras a solas.

—Lo siento —murmuro—, soy un idiota, las cosas nunca salen como yo espero.

Gregory suelta una risita.

—Necesitas dejar de tomarte la vida tan en serio, Apolo, —él sacude su cabeza—. Tienes 19 años, estás en la universidad, te llueven las chicas, solo disfruta.

—Ese no soy yo —Admito, mirando el techo—. Pienso todo demasiado, me preocupa todo, quiero... salir con alguien, darle toda mi atención y mi cariño a una sola persona a la vez. No quiero dar migajas de atención pasajera a un montón de chicas por diversión. —Bufo—. ¿Estoy mal, no? No soy normal.

Gregory se ríe de nuevo y toma mi rostro entre sus manos y lo aprieta.

—Eres jodidamente adorable, Apolo Hidalgo, —él me suelta—. Eres como eres, bro, nunca sientas que tienes que ser como los demás. Si quieres salir con Kelly, por mí no hay problema, siempre respetaré lo que ella quiera.

Recuerdo a Charlotte.

—Deberíamos tener una relación abierta los tres —Me río como tonto.

Gregory se ríe conmigo.

—¿Dónde estás aprendiendo esas cosas, Apolito? —él continúa riendo un poco—. ¿Quién le ha llenado la cabeza a mi inocente Apolo con esas cosas? ¡Han deshonrado el hijo de este hogar! —dice dramáticamente.

—Cállate.

—Intenta descansar, borracho. —Él se pone de pie y camina a la puerta.

—¿Gregory? —Él se gira una ultima vez—. No voy a intentar nada con ella, solo quería que lo supieras.

—Respetaré lo que ella quiera —él se encoge de hombros—. De verdad, necesitas relajarte, yo estoy bien.

Y con eso se va, yo cierro mis ojos, estoy a punto de quedarme dormido cuando el ruido de gotas golpeando mi ventana me alerta y le sigue el sonido de la lluvia cayendo fuera de mi ventana. Eso me recuerda a esa noche y me rehúso a recordarlo, a sentir el miedo, el dolor de nuevo así que me tapo la cara con la almohada, pero las imágenes siguen llegando y por alguna razón fue ese primer golpe el que me dolió más, el que me desorientó, el que me hizo darme cuenta de el mundo que yo creía que existía no es como yo pensaba, que hay maldad sin razón, que hay personas que hieren otras sin motivos, sin provocación. Seguí todas sus ordenes, les di todo lo que pidieron y aún así había tanta rabia en sus golpes, en sus patadas, ¿por qué? Supongo que la falta de respuesta también forma parte del porque me siento así. Ya no quiero escuchar la lluvia. Torpemente, busco mis audífonos y saco mi celular del bolsillo para conectarlos y ponérmelos, escojo música relajante y cierro mis ojos de nuevo y como siempre ella viene a mi mente.

Rain.

En mis recuerdos borrosos, ella se inclina sobre mí, su cabello moviéndose a un lado cuando lo hace, el paraguas protegiéndola. Casi puedo olfatear ese aroma cítrico con exactitud, es increíble como se intensifican el resto de los sentidos cuando no puedes ver bien. Su presencia trajo una paz y esperanza que necesitaba tanto porque yo ya estaba listo para morir ahí, porque estaba aterrado y nunca habría imaginado terminar así. Nadie me había herido de esta forma, nunca pensé merecerme algo así, siempre fui bueno, siempre di lo mejor de mi al mundo, entonces, ¿por qué me estaba desangrando en el medio de un callejón? ¿Por qué?

Estarás bien.

Mi obsesión con Rain no viene de un lugar romántico, sino de apreciación, de agradecimiento. Quiero poder mirarla a los ojos y decirle de corazón: Gracias. Porque en el momento más oscuro, en el que perdí toda esperanza, en el que el mundo bueno que yo había fabricado en mi mente se desmoronó, ella dio un paso, recogió los pedazos y con sus acciones me dijo: No dejes creer, aún hay bondad en este mundo.

Y tal vez era sentido común ayudar a alguien en mi estado, pero esa acción para mí lo significó todo. El simple hecho de sentir su calor en medio de tanto frío mientras esperábamos la ambulancia hizo una diferencia porque no hay palabras que puedan explicar el miedo que sientes al creer que vas a morir solo sin nadie a tu lado, un abrazo puede ser todo lo que necesitas para seguir luchando un poco más, mantenerte despierto un poco más.

Abro mi Instagram y escribo un post sin razón ni motivo, quizás Rain ni siquiera tenga Instagram, y las posibilidades de que lo vea son mínimas, pero tengo que hacer algo:

Bajo mi celular sin esperar nada y observo las gotas de lluvia rodar por la ventana lentamente. Ya me he calmado un poco así que parpadeo con sueño. Creer de nuevo es algo difícil, pero mientras yo dormía y pasaba la borrachera, el universo conspiró y Rain vio ese post desde la cuenta de una amiga. Quizás sintió la desesperación, o lo mucho que necesitaba saber de ella porque eso la motivó a desbloquearme de su cuenta de Instagram, de la que no sabía estaba bloqueado para que no pudiera encontrarla, y no solo me dejará un me gusta en el post, sino que también comentara. Al día siguiente, me despertaría con una sorpresa en los comentarios:

La sonrisa que me invadió la mañana siguiente al ver ese comentario fue como si el mundo quisiera decirme que está bien creer de nuevo, que aunque nos pasen cosas malas, también vendrán casualidades divertidas y sonrisas inesperadas. Y que ese sería el comienzo, la base, de mi camino a volver a ser yo mismo. 




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