Un novio de otro mundo #1: De...

By FranGainzaAbreu

292K 15K 755

Amy es una chica que sufre los maltratos en la escuela junto a su mejor amiga Fanny. Después de clases, ambas... More

Capítulo 1: Golpe en la cabeza
Capítulo 2: Lucas
Capítulo 3: Pseudo novio
Capítulo 4: Demasiado cerca
Capítulo 5:Presentación oficial y Declaraciones
Capítulo 6: Al desnudo
Capítulo 7: El ilusionista
Capítulo 8: No tengo una cita con mi novio pero si con Chris
Capítulo 9: Destinados
Capítulo 10: Bullying otra vez
Capítulo 11: Mentiras piadosas
Capítulo 13: Jugando con fuego
Capítulo 14: Una voz en mi mente
Capítulo 15: ¿Celoso?
Capítulo 16: Salvando al enemigo
Capítulo 17: Noche fuera de casa
Capítulo 18: No todo lo bueno dura para siempre
Capítulo 19: Adiós, mi amor
Capítulo 20: El baile
Capítulo 21: Abrumada
Capítulo 22: No tan feliz navidad
Capítulo 23: Te creo
Capítulo 24: Regresaste
Capítulo 25: Qatsina
Capítulo 26: Perdóname
Capítulo 27: Previa Calma
Capítulo 28: Había una vez hace tres mil años
Capítulo 29: Año nuevo, una batalla nos espera
Capítulo 30: Desobediente
Capítulo 31: Dolor de cabeza, otra vez
Epílogo

Capítulo 12: El mundo al revés

8.5K 473 21
By FranGainzaAbreu

Hace ya dos semanas había tenido el primer encuentro con un ser extraterrestre hostil. Desde aquel incidente todo marchaba igual, con el pequeño gran detalle de que Lucas estaba menos tiempo conmigo y no podía darme detalles de los porqués. Escuetamente me comunicó hace una semana que debía organizar planes con “los mayores” por si el esperado enfrentamiento con los Nephilim se hacía presente, así como también los pasos a seguir para mi salvación.

Estar en medio de todo y recibir tan pocas respuestas me ponía de los nervios, aunque al mismo tiempo ya quisiera no estar tan implicada. Por lo mismo entendía la ausencia de Lucas, aunque debía admitir que lo extrañaba enormemente.

Pasaba mucho tiempo con Fanny, como era antes que apareciera Luke. Todos los días después de clases nos juntábamos a escribir en su casa ya que Chris estaba pasando más tiempo de lo normal en la mía. Podía intuir a qué se debía pero yo, por mientras, trataba de esquivarlo.

Ese día, sin embargo, mis planes no salieron como yo pensaba. Generalmente, al llegar a casa, Dave y él se iban a practicar o Chris simplemente se iba a su casa.

Cuando llegué a eso de las ocho él todavía estaba ahí. Lo encontré con mi hermano en el salón viendo un partido de básquetbol. Me quedé plantada en la entrada, contemplando la escena y queriendo salir corriendo. Chris me pilló observándolo e inmediatamente encontró la razón perfecta para entablar una conversación.

– ¡Amy!, ¿nos quieres acompañar? –Me preguntó con su mejor sonrisa.

–No me gustan los deportes.

Dave soltó una risita, sin despegar los ojos de la televisión. Yo, por mi parte, decidí que era momento de mover los pies. Llegué a la cocina esperando encontrar a mamá, pero no estaba ahí.

– ¿Dónde está mamá? –Asomé la cabeza por la puerta de la cocina, hacia el salón.

–Salió con unas amigas, dijo que llegará tarde –Respondió Dave monótonamente.

Ante eso agarré mi mochila y subí rápidamente a mi habitación. Me dediqué a terminar mi tarea de filosofía, materia que me gustaba. Al cabo de treinta minutos estaba libre, pero yo no quería tener tiempo de sobra pues no sabía qué hacer. Podía llamar a Lucas pero seguramente no iba a aparecer, estaba demasiado ocupado.

Lamentaba aquello porque justo cuando estaba decidida a comportarme como una mujer y no una niñita asustadiza él pasaba menos tiempo conmigo. Vaya suerte la mía.

Concluí entonces que lo mejor que podía hacer en ese momento era tomar una larga ducha aprovechando que mamá no estaba. Ella siempre me regañaba si me pasaba de los diez minutos en el baño. Así que tomé una ducha de veinte.

Iba saliendo del baño con la toalla alrededor de mi cuerpo cuando me encontré con un par de picaros ojos azules. Chris estaba al borde de la escalera y me observaba de arriba abajo, una y otra vez.

¡¿Qué acaso tenía un imán para los chicos justo cuando estaba en paños menores?!

–Qué vida la mía –. Maldije en voz baja.

– ¿Cómo dices? –Chris seguía sonriendo como estúpido.

–Nada.

–Por dios, estas mas buena de lo que pensaba. Deberías ir así a la escuela, serías más popular que Kirsten y Gibby juntas –. Caminó con las manos en los bolsillos, acercándose a mí. Cuando estuvo a mi altura posó un brazo en la pared, junto a mi cabeza. Pero su pose no me parecía nada de seductora, yo estaba pendiente de la imbecilidad que decía.

–No pretendo ser popular para llenarme de amigos falsos. Ahí está la diferencia entre tú y yo.

–Touché.

Lejos de inmutarse o sentirse dolido, Chris acercó su rostro al mío. Parece que no iba a darse por vencido tan rápido pero yo no estaba para sus jueguitos. Me alejé de la pared y caminé hacia mi habitación. Sin embargo, las palabras de Chris detuvieron mi caminar.

–Así que han vuelto, veo que eres una chica fiel –Aquellas últimas palabras fueron bastante irónicas –, pero hasta la chica más callada puede caer en la tentación –. Se burló.

–Esa chica no seré yo –Le respondí mordaz antes de cerrarle la puerta de mi cuarto en la cara.

Estaba tan enrabiada que las pagué con mi cabello mientras me lo secaba. El resultado fue una melena alborotada y con mucho frizz.

Ya había comido en casa de Fanny así que mi estomago estaba satisfecho. Me metí a la cama y prendí el televisor, aunque realmente no lo estaba viendo. Lo dejé encendido en lo que me daba sueño. Súbitamente desperté de mi ensueño cuando el televisor se apagó sin razón aparente.

Me senté en la cama asustada. Todo estaba en penumbras. Miré a mí alrededor, no podía ver a nadie. Mi cuarto era tenuemente iluminado por las luces del exterior que se filtraban por la ventana.

– ¿Lucas? –Pregunté, pero también lo llamé.

Sentí miedo, pánico. Podía sentir los latidos de mi corazón en la garganta. Me bajé de la cama pero recordé aquellas historias de terror sobre monstruos y payasos asesinos bajo la cama, así que me quedé acurrucada sobre el colchón.

–Lucas –Volví a llamar en un susurro.

En un abrir y cerrar de ojos la luz volvió y, al mismo tiempo, Lucas apareció frente a mí cama. Pegué un alarido tal que Luke tuvo que taparse los oídos.

–Por dios, qué pulmones tienes.

–Lo siento, me asusté…

– ¿Qué pasó? –Se sentó al frente, preocupado.

–Estaba quedándome dormida cuando la tele se apagó, todo quedó a oscuras y me dio mucho miedo que pudiera ser otro ataque –Le expliqué en un hilo de voz.

– ¿Amy, estas bien? –Dave tocó la puerta y volví a asustarme.

Me apresuré a abrirle mientras Lucas desaparecía. Dave estaba junto a Chris, el maldito todavía no se iba.

–Estoy bien, estaba viendo… –Lo pensé un segundo. –una película de terror cuando la pantalla se apagó.

–Se cortó la luz, creo que esta noche habrá tormenta –. Anunció Chris apuntando mi ventana. Me giré para comprobarlo, todo estaba tan oscuro allá afuera.

–Pero ya volvió, así que vuelve a dormir –Dave me sonrió de lado, antes de alejarse con Chris pisándole los talones. Efectivamente, mi televisor estaba nuevamente encendido.

Me sorprendió la preocupación de mi hermano pero me gustó que lo hiciera. Le sonreí en respuesta y cerré la puerta. Mientras regresaba a mi cama Lucas apareció sobre esta, apuntándome el lugar vacío junto a él.

– ¿Crees que la luz se cortó por la tormenta? –Le pregunté a la vez que me acostaba a su lado.

–Sí. En caso de ser otra cosa me quedaré contigo toda la noche si así lo deseas.

Pensé que las palabras de Lucas podían ocultar un doble sentido pero por la mirada de sus hermosos ojos morados pude notar que su preocupación era sincera. Asentí levemente, acomodándome mejor, más bien, moldeándome a su costado. Él pasó un brazo por detrás de mi cuello, atrayendo mi cabeza hacia su pecho, donde descansé toda la noche.

Claro que mi dormir no era muy bueno y al parecer el suyo tampoco. Ambos despertamos desparramados por mi cama. La colcha estaba en el suelo, las sabanas y frazadas se salían por todos lados y ni siquiera nos tapaba. Miré a Lucas, tuve que aguantar las ganas de reír. Dormía cabeza abajo, con la boca levemente abierta, su cabello estaba todo alborotado y le tapaba en gran parte los ojos, un brazo pasaba por debajo de la almohada mientras el otro brazo reposaba sobre mí…

Pecho izquierdo.

–¡¡Pervertido!! –Aparté su brazo de un manotazo, haciendo que despertara asustado.

– ¿Ah, qué? –Se apoyó en los antebrazos y miró a todos lados.

–No te hagas –Le apunté con un dedo –. Siempre pillas oportunidad para pasarte de listo, siempre supe que no debí dejar que te quedaras…

–No entiendo.

–No te sigas haciendo el tonto, extraterrestre pervertido.

– ¿Qué hice?

Apreté los labios, incapaz de hablar. Me daba más vergüenza expresarlo en palabras así que simplemente caminé hacía el mueble donde guardaba mi ropa, agarré lo primero que pillé y caminé raudamente al baño.

Cuando volví a mi cuarto Lucas ya estaba vestido para ir a la escuela. Supuse que fue a su casa a cambiarse antes de reaparecer en mi habitación.

– ¿Sigues enojada?

Me encogí de hombros como respuesta. No quería seguir con el tema. Agarré mi mochila y cambié algunos cuadernos. Escuché cómo Lucas soltaba un bufido antes de hablar.

–Bien, te veo en clases.

Desapareció sin agregar algo más. Me quedé estupefacta observando el lugar donde antes había estado Lucas. Creo que se había enojado.

– ¿Por qué soy tan estúpida? –Sí, esta vez, más bien otra vez había herido los sentimientos de Lucas por mi incapacidad de expresarme. Además, no justifico su actuar pero después de todo él estaba dormido y yo lo desperté con mi enojo de niñita.

Cuando llegué a clases ya estaba sentado en su puesto, mirando distraídamente unos garabatos que había dibujado en su cuaderno. Suspiré antes de encaminarme tímidamente a mi asiento. Si que estaba sentido pues no me miró aunque notó mi presencia, eso era obvio.

–Perdón… –Dije en voz baja para que solo él me pudiera escuchar –Creo que exageré un poco…

Lucas se giró, mirándome al fin pero con una ceja enarcada. Yo simplemente rodeé los ojos.

–Está bien, exageré bastante.

–Bien –Inmediatamente sus facciones se suavizaron, esbozando una hermosa sonrisa que también me sacó una a mí –. Perdón si me pasé pero pensé que estaba teniendo un sueño y cuando desperté… resultó que era verdad.

–De… ¿de qué estás hablando? –Interrogué con una leve sospecha que logró esfumar la sonrisa que tenia mientras que la de Lucas se ensanchaba aun más.

–Que te estaba tocando –Se rió pícaramente.

Iba a responderle cuando justo entró el profesor. Apreté los labios y me tragué las palabras de ira que estuve a punto de expulsar. En cambio solo le dije:

–Ya verás.

Estaba decidida a vengarme pero no podría idear algo yo sola. Necesitaba la ayuda de Fanny. Ya pensaríamos en algo a la hora del almuerzo. Mientras tanto Lucas volvió a reír por lo bajo y tuvo que taparse la boca para que el profesor no lo viera.

–Sí, claro –Habló en voz baja antes de pellizcarme un cacho de piel sobre mis costillas.

Pegué un respingo y no pude quejarme pues el profesor inmediatamente miró en mi dirección, algo dudoso de lo que estábamos haciendo. Apreté los puños enfurecida. Además de eso podía escuchar los suspiros y murmullos de mis compañeras en los puestos detrás de nosotros. Todo el mundo hablaba de nuestro noviazgo últimamente, según sabia por Fanny. Algunas chicas envidiaban mi suerte por ser novia del ahora “chico más guapo de la escuela”, mientras otras pensaban que formábamos la pareja perfecta. Seguramente las chicas que estaban ensoñando a mi espalda conformaban este último grupo.

El resto de clases se me hizo eterno. A pesar que compartía algunas horas con Fanny no tuve tiempo de conversarle, así que tuve que esperar pacientemente hasta el almuerzo. Por mientras Lucas se dedicó a mirarme de ese modo extrañamente pícaro que era totalmente desconocido para mí hasta su aparición.

Cuando por fin sonó el timbre que anunciaba el receso para almorzar Lucas me informó que no volvería, que debía irse pero que nos veríamos en la noche, como siempre. A pesar de que me perturbaba su presencia, cuando no estaba sentía un vacio que me incomodaba y que solo se disipaba cuando volvía a verlo. Me dio un beso en la mejilla y se alejó por el pasillo. Me quedé observando cómo su ancha espalda se perdía entre el tumulto de gente y yo quedaba a la mitad del pasillo siendo empujada por una masa que se dirigía en dirección contraria.

–Vamos, ¿no habías dicho que me tenías que decir algo? –Fanny logró despabilarme.

–Sí, necesito que me ayudes.

Elegimos un par de ensaladas y nos dirigimos a nuestra mesa. Fanny daba pequeños saltitos en su silla esperando que yo abriera la boca de una vez. Le conté lo que había sucedido en la mañana pero se me olvidó un pequeño gran detalle.

–Espera –Fanny me cortó en medio de mi relato –. ¿Qué hacía Luke en tu habitación?

–Bueno… él… él…

– ¿Acaso trepó por tu ventana? –El entusiasmo de Fanny le hizo olvidar que no había modo de escalar por mi ventana ni tampoco se podía bajar. Pero no podía corregirla.

–Sí, eso fue lo que pasó. Como tenía miedo por la tormenta lo dejé pasar. Terminamos durmiendo juntos.

–¡¡¡IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!! –Fanny se llevó ambas manos a la boca y se tragó un grito. Luego apoyó ambas manos en la mesa, esbozando una sonrisa enorme.

–No, no pasó nada –La detuve antes que se volviera loca –. Solamente dormimos. El problema fue que esta mañana cuando desperté él tenía…

Tuve que tomar aire antes de continuar. Mis mejillas se ruborizaron al recordar su tacto, hasta se me erizaron los bellos de los brazos. Fanny, al ver el color de mi rostro volvió a tragarse un grito. Luego se encogió en la mesa, alargando el cuello hacia mí para hablarme en voz baja.

– ¿No me digas que le pasó lo que le pasa a los hombres cuando se despiertan por las mañanas?

– ¿Qué les pasa?

–Amy… ¿enserio no sabes? –Yo negué inocentemente –. Se le llama “erección matutina”.

Abrí los ojos de par en par antes de llevarme una mano al rostro, ocultando mi cara avergonzada. Ante la teoría de Fanny la realidad del caso parecía un hecho ínfimo, de hecho hasta preferí que me hubiese tocado un pecho en vez de eso.

–No, ese no es el caso. Cuando despertamos él me estaba tocando… un pecho.

–Vaya, y se ve un tipo tan tranquilo. Pobrecito, debe estar muriendo por un cariño tuyo por eso hasta su subconsciente lo desea.

–Pensé que querías estudiar astronomía no ser sexóloga.

–Amiga, yo leo.

–Y si tanto lees sabrás que tu caso con Eric es la típica historia amor/odio, ¿no?

–Que mala eres –Se llevó una mano al pecho haciéndose la dolida –. Ya tenía una leve sospecha pero… –Se acercó para que pudiera escucharla hablar en voz baja –es que no quiero que me guste.

–Las cosas pasan, no es que no quieras.

–Es que no creo que le guste, siempre es tan pesado e indiferente. Parece que no le importo, solo quiere terminar el trabajo de física avanzada y ya.

–Pero la pregunta clave es: ¿te gusta?

Fanny me miró con ojos de cachorrito, incapaz de decir algo. Simplemente se mordió el labio inferior y se encogió de hombros. Eso lo decía todo.

Instintivamente se me ocurrió mirar hacia la mesa donde siempre Eric almorzaba solo. No estaba muy lejos de la nuestra así que puse comprobar que el chico estaba mirando a mi amiga mientras ella bebía una Coca-Cola. Cuando se dio cuenta que yo lo estaba observando desvió la vista hacia su plato de comida, notablemente abrumado.

–Fanny, le gustas. Trata de ser más amable con él, seguramente trata de incomodarte para verte perturbada pero no le sigas el juego, simplemente actúa como la chica “piensa positivo” de siempre.

–Claro –. Fanny sonrió con nuevos ánimos. Luego de comer un rato en silencio volvió a hablar –. ¿Qué me decías de Lucas?

–Bueno, después de lo que pasó me enojé mucho con él pero le pedí disculpas por exagerar tanto.

–Vuelvo a repetir: Luke solo quiere que le demuestres que le gustas. No es tan difícil, ¿sabes?

–Para mí es como recorrer todo el mundo gateando.

–Sí, vaya que eres exagerada –Se rió.

–Oye –Me quejé –. No me estas ayudando.

– ¿Por qué no sigues tu propio consejo entonces?

– ¿A qué te refieres?

–Cito: “Trata de ser más amable con él, seguramente trata de incomodarte para verte perturbada pero no le sigas el juego” –. Me indicó con el tenedor que sostenía en la mano.

Me crucé de brazos y medité sus palabras. Como siempre, tenía razón. Era momento de seguir mi propio consejo. Debía dejar a un lado a la niñita asustadiza. Ya había dado un gran paso: declararme. Ahora tenía que actuar como su novia. ¿Eso éramos? Después de todo Lucas llegó a mi vida presentándose como mi novio, luego de eso nos gustamos. Todo lo hicimos al revés de lo normal. ¿En su mundo las cosas funcionaban así?

–Es hora que te dejes besar, chica.

Aquellas palabras me helaron la sangre. Yo no sabía besar porque nunca había dado un beso. Fanny notó el miedo que tenía en mis ojos y rápidamente agregó:

–Aprender haciendo. Tienes novio y no lo estas usando para practicar –Me guiñó un ojo.

– ¿Pero desde cuando te has vuelto tan picara? –Le lancé una lechuga entre risas. Fanny la pinchó con el tenedor y se la comió.

–No lo sé, pero también espero poner en práctica mis propios consejos –Dijo mirando en dirección a la mesa de Eric. Fanny le sonrió de medio lado para luego, de modo totalmente indiferente, seguir comiendo. El chico se quedó estupefacto ante su mirada y fui testigo de que sus mejillas se tornaban levemente rosas.

Yo por mi parte ya tenía decidido qué hacer. Aparte de seguir mi consejo ya tenía especulada mi venganza. Ya que le gustaba tanto inquietarme, esta vez yo lo llevaría al límite. 

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 81.5K 64
Separada de sus padres al nacer y obligada a comenzar a trabajar con tan solo dieciséis años para pagar sus estudios y mantener a la persona que más...
209K 13.1K 47
Noto como casi me pisan los talones. Ya casi no puedo ni respirar pero continuo corriendo. Mi vida depende de ello. Al dar la esquina, me percato de...
147K 17.6K 38
la Soltera Samanun Anuntrakul mejor conocida como Sam, es una diseñadora de moda reconocida de todo Bangkok, una casanova incorregible con un ego po...
371K 49.3K 51
*Fueron los libros los que me hacían sentir que quizá no estaba completamente sola, y tú me enseñaste que el amor solo es una debilidad.* Isis descub...