Dando una risa nerviosa retrocedí unos pasos mientras adoptaba una posición defensiva y abrazaba con más fuerza a los dos retoños en mis brazos— ¿A qué se refiere, señor? Creo que usted se ha confundido.
Hao Feng siguió con la cabeza agacha ignorando mis palabras, sentí mi nuca entumecerse. Aiden y Ariane intercambiaron miradas entre si aflojando su agarre y observando con suma atención al hombre.
La atmósfera me estaba poniendo cada vez mas nerviosa e intentando ocultar el temblor en mi voz, pedí— Señor por favor retire sus palabras y levántese, es vergonzoso que baje su cabeza ante alguien de origen tan humilde.
Con voz firme refutó— No me atrevería a mirar desde arriba a nuestra Emperatriz Elizabeth.
El enojo subió hasta mi garganta—¡Te dije que no soy ella!
Oh mierda, perdí la calma.
Los gemelos que estaban distraídos volvieron a la realidad ante mi tono aferrándose a mi como si quisieran protegerme, sus adorables rostros tenían una expresión salvaje como si en cualquier instante fueran capaces de atacar al hombre frente a ellos.
Haciéndonos sobresaltar a los tres, Hao Feng se levanto y observo mi rostro con una expresión de cariño— No hay duda. La misma actitud, el mismo rostro que el de Xiao Li.
—¡No te acerques mas!
—¡Deja de molestar a Iris!
Ambos empezaron a gritarle con temor, no entendían las palabras que aquel hombre había dicho pero estaban seguros de que me estaba intimidando y no se iban a quedar de brazos cruzados.
Como no estaban acostumbrados a gritar sus voces al poco tiempo comenzaron a romperse, aquello hizo que ordenara mis prioridades y comenzará a calmarlos— Esta bien, calma.
Respiraban pesadamente con los ojos cristalizados amenazando con derramar lagrimas— Pero él esta hablando de una Iris que no conocemos.
—¿Tu eres Iris, verdad?— no entendía que estaba pasando por la mente de los niños pero sus rostros preocupados sacudieron mi corazón.
—Ese señor se equivoca ¿Eres nuestra Iris, verdad?—Aiden siguió con desesperación, no podía mentirles así que los baje de mis brazos para enfrentarlos.
Quisiera mentirles, aún no estaba preparada para explicarles toda la verdad. Pero una parte de mi sabia que cuanto mas alargará esta mentira, más dañaría su confianza en mi.
Interrumpiendo las palabras que iban a salir de mi boca el anciano se acercó— No te preocupes, no busco hacerte daño.
Con desconfianza me levante y oculte a los dos detras mío, no debí cerrar la puerta por la sorpresa. Al menos si algo sucedía los niños podrían escapar mientras ganaba tiempo.
Opuesto a mis expectativas, Hao Feng se dirigió a su escritorio y de un cajón saco dos pinturas junto con una carta, se acerco entregándomelos y lo recibí. Era un papel viejo pero en el había una bella pintura que retrataba, lo que suponía, una familia.
Estaba compuesto por dos ancianos de mirada apacible junto con una joven niña de cabellos oscuro.
La segunda pintura atrajo aún mas mi atención. En esta estaba solamente la joven y sus rasgos fueron bellamente dibujados, su oscuro cabello caía como una cascada y sus atrayentes ojos me recordaron a alguien. El fugaz pensamiento de que esa persona se parecía a mi me atravesó— ¿Quién eres?
—Sabiduría, belleza y carisma... Hao Li era la hija del que yo estaba orgulloso. Desde un principio estuvo destinada a la grandeza, hasta el príncipe heredero del reino se enamoró de ella y cuando cumplió la mayoría de edad se caso con ese hombre. Por temor a no ser aceptada, dimos nuestro permiso para que fabricarán una identidad falsa y cambiará su nombre a Cecilia, ella... era tu madre.
¿¡Pero qué clase de trasfondo es este para un personaje que apenas es nombrado en la novela original!?
Sin poder procesar toda la información que obtuve de repente, me detuve a buscar en los recuerdos del propietario original la veracidad de sus palabras. Nunca conoció a sus abuelos de parte materna pero aún así había algo que no me termina de cerrar.
—Entonces ¿Por qué ella nunca te nombró?— cuestione admitiendo mi identidad, en este punto no obtenía nada negándolo.
Como si hubiera estado esperando a que hiciera esa pregunta señalo la carta que me había entregado con la pintura. La carta contenía el sello imperial de la cual estaba segura que era verdadera y no una falsificación, él me insto a abrirla y eso hice.
"Querido padre:
Aún no he podido librarme de la carga impuesta en mis hombros e ir a verlos pero ¿Han recibido la medicación que envíe? Ruego por su perdón de no poder estar allí y rezó para que estén bien, yo soy feliz. Mi esposo es un hombre maravilloso y mi hija Elizabeth es encantadora, comparte el mismo color que mi cabello y sus ojos son aún más brillantes que los mios, como los de su padre.
Últimamente el pensamiento de que esta niña se quedara sola si algún día desaparecemos me persigue es por eso que pido que la familia Hao sea una fuerza para ella. Si ella decide gobernar que la apoyen desde las sombras, si ella decide escapar que le den refugió y si ella llega a caer, destruyan el reino.
Confío en usted, mi venerable padre. Quien su fuerza y capacidad no avergonzó nunca a nuestros antepasados.
-Hao Li."
Las palabras estaban escritas con la misma caligrafía que recuerdo de mi madre, aceptando esa sensación de comprensión recordé al personaje Hao Feng en la novela "Las espadas gemelas". Al líder del gremio únicamente se lo nombro como una fuerza de apoyo decisiva para formar un grupo capaz de rebelarse contra el Rey. Todos habíamos llegado a la conclusión tácita de que su decisión se basaba en su conveniencia y el personaje no escondía ningún trasfondo.
Pero ¿Y si realmente no fue así? Varios nobles y aventureros apoyaron la idea de la rebelión pero ¿Fue esto causado solamente por el aura de los protagonistas o hubo un tercero?
Un escalofrío me recorrió la espalda al recordar la frase "Y si ella llega a caer, destruyan el reino".
Que familia tan aterradora.
—¿I-iris?— la suave voz de Aiden llego a mis oídos, él sostenía la mano de su hermana esperando una respuesta.
Devolví la carta en mi mano a Hao Feng y lo mire con firmeza a lo que asintió. Arrodillándome frente a ellos tome una bocanada de aire— Yo... era la emperatriz Elizabeth.
Cerré los ojos esperando una reacción de enojo por su parte pero en cambio ambos se lanzaron a mis brazos con fuerza— ¿Te iras?
—No nos dejes, no nos importe quien seas o si nos mentiste— Aiden se aferraba a mi como si en cualquier momento fuera a desaparecer— No nos importa.
—Elizabeth ya no existe— proclame volviendo mi mirada a Hao Feng que dio su aprobación— Yo soy Iris, su Iris. No tienen nada de que preocuparse.
Los abrace— Aún no es el momento, algún día se los explicaré todo pero por ahora solo tienen que creer que yo realmente los quiero.
...
Ya calmados tomamos asiento a la vez que Hao Feng me servía una taza de té y para los niños una taza de chocolatada caliente—Ahora que ya nos presentamos ¿Fue necesario arrodillarse así?
Dando una risa traviesa como si todo su comportamiento sumiso anterior fuera un acto bebió de su té con satisfacción— Lo fue. Si no fueras realmente la hija de Hao Li que escapó, hubieras estado encantada ante mi confusión aceptando que eras ella para usarme.
Asentí. Si realmente hubiera aceptado que era ella al instante, cualquiera podría pensar que era en realidad una persona astuta que quería recibir la ayuda del líder del gremio a nombre de la emperatriz. Pero por el miedo a ser descubierta lo negué con firmeza.
—¿Iris entonces es una reina?— Ariane preguntó con tranquilidad bebiendo la chocolatada caliente.
No lo negué— Lo fui.
—¿Y porque escapaste?
—Había mucha gente mala.
"Mmm" ambos asintieron con aprobación perdidos en sus pensamientos, debe ser difícil digerirlo a su edad. Contrario a lo que pensaba su respuesta me dejo atónita— Bueno, eso significa que no volverás allí.
—También explica porque puedes comprarnos tantas cosas— agregó Aiden.
Bueno, hubiera sido raro que no lo notasen pero que agudos fueron para relacionarlo al instante.
—Eliz-digo Iris, hare todo lo posible para que tu identidad este protegida— él me miro seriamente— No pude proteger a tu madre y aunque aun no tengo suficiente poder, debo al menos poder hacer algo por el bien de mi nieta.
La sensación anterior de desesperación había desaparecido y ahora me sentía cómoda ante esta persona que era mi sangre y no solo eso, era un aliado que en un futuro se haría mas poderoso.
Era el líder del gremio.