Al finalizar la clases nos dirigimos a la cafetería luego de insistirle a Jungkook que él no era un problema para nosotros.
Intentaría ponerlo de un mejor humor. Comer estando mal, segundo mamá, era algo que no debía ocurrir.
Al entrar no vi a Taehyung en ninguna mesa, me pareció raro ya siempre era el primero, pero le resté importancia y me fui a sentar con Jungkook luego de pedir la comida.
Observé mi plato y luego el suyo, levantando en la ceja.
-¿Sólo eso comerás?- lo vi asentir. Mis labios se volvieron una línea.-¿Estás acostumbrado a comer así?- otro asentimiento.
-Desde pequeño papá me decía que no tenía que comer mucho...- hice un sonido exagerado con la garganta al mirar mi plato, lleno de comida.
De pronto se me quitó el apetito.
-Por favor, no evites comer sólo por mí, estoy bien. Me acostumbré a comer así, no es algo que pueda afectarme.- lo miré por unos segundos cuando suspiré y comencé a comer.
-¿Y Tae?- pegué un susto cuando escuché una voz a mis espaldas, miré a Jungkook quien soltó una pequeña risa.—¿Lo has visto?
-No, Jin, no después de que se fueron.- respondí luego de tranquilizarme para seguir comiendo.
-Hay que encontrarlo.- la sonrisa de Jungkook se borró en instantes. Levanté la mirada hacia Jin, confundido. Luego pasé al menor, estaba mirando un punto fijo.
Joder.
Yoongi.
Me levanté con prisa.
-Jungkook, prometo que volveré, esperame aquí.- asintió en respuesta, se veía intranquilo.
Sin más me fui de allí junto a Jin, comenzamos a buscar a Tae por todas partes, cada salón, incluso el patio.
-¡Mierda!- escuché a Jin quejarse, mi respiración estaba acelerada, debíamos encontrarlo pronto. Agarré mi celular y le marqué por tercera vez en lo que llevábamos buscándolo, pero se encontraba apagado.-Joder sí, lo tengo. Sígueme.- de pronto volvió a hablar, confundido pero desesperado fui detrás de él. Llegamos hasta una puerta, me di cuenta de que ésta era la misma de cuando Jeongguk y yo nos habíamos salido sin permiso alguno. Mi corazón latía con rapidez mientras Jin abría la puerta, rogaba que nadie estuviera allí.
Pero todo ruego se detuvo cuando escuché voces, insultos.
Entramos sin pensarlo, Taehyung estaba allí, en el piso, tenia sangre en la nariz mientras se agarraba del estómago. Yoongi estaba frente a él propinándole patadas, mientras que Namjoon lo sujetaba por detrás para que no escapara.
Tenía razón, uno no sabe lo que las personas son capaces de hacer hasta que las conoce de verdad.
Corrí empujando a Yoongi quien cayó el suelo. Namjoon se acercó a mí pero Jin lo detuvo tomándole del brazo con aquella mirada penetrante que muchas veces había dedicado a Hoseok.
Miré a Taehyung y no dudé en acercarme.
-Carajo, no...- Tae estaba horrible, apenas podía moverse, y cada movimiento era acompañado de un quejido.
-Sólo fueron pequeños golpes, es un debilucho.- escuché la sofocante voz de Yoongi, quien comenzó a pararse.-Es una lección con la que aprenderá a cerrar la boca.- sonrió, para irse sin más.
En otro momento hubiese ido hacia él y partirle la cara, sin embargo ahora importaba Tae. Namjoon se fue momentos después luego dedicarme una mirada llena de pena.
Idiotas.
Jin se acercó a nosotros, ayudándome a que Tae se ponga de pié.
-Estará bien.-no sonaba convencido. Más bien, como si quisiera convencerse a sí mismo.
Entramos de nuevo, cuando estábamos llevándolo a la enfermería nos dimos cuenta de que Yoongi y Namjoon estaban riendo a carcajadas mientras hablaban con... Jeongguk.
Solo fueron minutos. Minutos en los que lo había dejado solo, en donde lo dejé con pensamientos de que aquello había sido culpa suya, en donde no le hablé sobre que él no tenía nada que ver.
Jungkook creyó que él había ocasionado lo de Tae, y se fue.
Jeongguk quitó el mal sentimiento y se quedó con él.
Avanzamos hasta la camilla, la enfermera comenzó a inspeccionarlo, parecía que todo estaba bien. Ningún hueso roto, por suerte. Tae se había quedado dormido, no pudimos hablar con él. La mujer nos preguntó qué había sucedido, le explicamos la situación creyendo que iba a reaccionar mal, pero sólo le restó importancia quejándose de cómo eran los adolescentes hoy en día.
Jin negó enfadado.
-Me quedaré con él, tú ve con Jungkook.- negué, cabizbajo.
-Es tarde ya...- Jin suspiró.
-A veces me gustaría que Jungkook no fuera tan...- dejó de hablar cuando lo miré, sabia bien qué es lo que quería decir sin embargo no quería escucharlo.
Débil.
Esa palabra me provocaba extraños sentimientos. Se repetía en mi cabeza, como si fuese parte de recuerdos en mi vida, pero no sabia cuales.
-No debí dejarlo solo. Mierda, sólo fui al puto baño, y ese desgraciado aprovechó cada segundo.- Jin se veía enojado consigo mismo, echándose la culpa de lo ocurrido.
-No lo sabias, tranquilo.
-Lo sabia.- agachó la mirada.-Lo sabia porque Yoongi es así, se calla, lo piensa y luego actúa, nunca hay que fiarse de él.- negó poniendo sus manos en su rostro.-Creí sin embargo que no iba a ser en ese momento.- miró a Tae.-Lo siento.- susurró, sabiendo que no iba a escucharlo.
-Les pido que se vayan, la campana a sonado y no se permite más de una compañía.- Jin y yo nos miramos cuando la enfermera entró. Su rostro se mostraba suplicante, sabía lo que quería. Respiré profundo para luego exhalar.
-Vendré apenas termine la clase.- asintió, dedicándome una sonrisa tranquilizadora.
Salí de allí, y ellos seguían en el mismo lugar, aunque ya no parecían apunto de estallar de risa, sino que se mantuvieron serios.
No supe cuánto tiempo permanecí quieto observándolos, mis puños estaban apretados con fuerza.
¿Cómo podían estar tan tranquilos después de lo que habían hecho?
No me di cuenta del tiempo, hasta que Jeongguk posó su mirada en mí. Lo hizo por varios segundos que incluso me sentí inquieto. Comenzó a caminar hacia mí, junto con sus amigos detrás de él.
Creí que iba a decirme algo, pero sólo pasó de largo mientras su mirada seguía puesta sobre mí, sin ninguna sonrisa irónica.
☀❄
La campana sonó indicando el fin de la última clase, lo primero que hice al salir de aquella cárcel fue correr a donde mi amigo se encontraba, la enfermera no estaba por lo que simplemente pasé, encontrándome con dos personas conversando felizmente.
Al entrar Tae me miró, y su sonrisa fue desvaneciéndose hasta tornarse melancólica.
—Hola...— susurré.
Abrió sus brazos, caminé hasta él y lo abracé, sin fuerza alguna, no deseaba lastimarlo. Luego de unos segundos nos separamos y me senté a su lado.
—La enfermera me dio un medicamento, dijo que sólo necesitaba reposo.
—Me alegra oír eso. Iremos a casa, Tae, y te preparé una sabrosa sopa, ya verás.— sonrió. Giré mi cabeza viendo a Jin también sonreír, las cosas se habían calmado.
—Yo podría llevarlos.— asentí agradeciéndole por el buen gesto.
Jin parecía tomarle cariño a Tae, su preocupación de hoy lo demostró, y el hecho de ver unos destellos en sus ojos cuando lo observaba mirar a mi mejor amigo decía muchas cosas.
Pero, ¿debía acaso confiar en él? Mi mente sólo divagó en que quizá, sólo tal vez, él podría abandonar a Tae de la misma manera que hizo con Jungkook.
Pero yo no sabía cómo habían realmente sucedido las cosas, no sabía cuanto había o no cambiado él. Y algo que aprendí estando aquí, es que no debía juzgar un libro por su portada, no debía deducir cómo era una persona antes de conocerla realmente.
Lo observé, con su semblante tranquilo, esperando que todo salga bien de ahora en más.