Eva estaba que iba a fumigar a alguien. Ese alguien concretamente se llamaba Hugo Cobo. El muy imbécil tenía un tatuaje con su ex y no se lo había dicho. ¿Y ahora qué? ¿Cómo podía competir con una relación que ya tenía un puto tatuaje? Le llamó por teléfono y sin sorpresas, Hugo contestó al segundo timbrazo.
-Hola bombón.
-Hola Hugo. He visto una cosa en Instagram que no me ha hecho mucha gracia...
-El qué mi amoh.
- ¿¿Tienes un putotatuaje con Aurora??
-¿Un qué?
-UN TATUAJE.
-A ver... sí. Pero tampoco es ná mú serio. O sea, no te preocupes cariño si a veces ni me acuerdo de que lo tengo y escribiendo me lo veo y me acuerdo... – rio nervioso el chaval.
-Lo tienes... en... la......MANO??? ¿ESTO ES UNA BROMA PESADA O QUÉ?
-No, mi cielo es que-
Eva le colgó.
Estaba hasta el moño de este chaval. Dos días y ya había puesto una publicación en Instagram proclamando su amor. Sí, claro. Su amor de dos días y el calentón que llevaba un mes aguantando porque su exnovia no le hacía ni caso y ella pasaba de su cara. Porque salir con uno de los chavales más malotes y populares del instituto le estaba haciendo mella en su reputación también. Los alternativos que fumaban en la entrada del colegio ahora la miraban con desdén en vez de la admiración que antes mostraban porque escuchaba a bandas que llevaban más de 20 años separados o muertos. Menuda mierda, si es que ni siquiera con los frikis iba a mantener su estatus. Y el imbécil este tenía un tatuaje en la mano con algo relacionado con su ex. Increíble.
-
Hugo se estaba rallando mucho. Sí, otra vez. Entre que el amor de su vida le había colgado el teléfono y ahora no contestaba a sus mensajes y que sus notas cada vez iban a peor y no podía arriesgarse a suspender, tenía la cabeza hecha un lío. Lo de Eva tenía arreglo fácil, ya se le ocurriría algo y volvería a sus brazos (al fin y al cabo era amor verdadero) pero lo de las notas... a menos que alguien le ayudase a estudiar Historia Contemporánea y Lengua, no iba a pasar curso ni en un millón de años. Se acordó de su amigo Rafa, que solía sacar notas decentes (y eso que siempre estaba por ahí de juerga) y le mandó un mensaje.
"Oye tío
No tendrás tú apuntes de lengua y de historia"
"Sé de alguien que tiene"
"Y me los puede dar?"
"No sé yo
A lo mejor si la pagas
Te paso su contacto
[Anaju Clase]"
"Gracias tío, te debo una"
"Más de una jajajaj
Suerte
A ver si te los deja"
Hugo le mandó un mensaje intentando no sonar muy desesperado (aunque en realidad lo estaba porque el examen era en una semana y no tenía ni una hoja decente de apuntes) y decidió ponerse en pensar en cómo hacer que su novia no estuviese cabreada con él. Miró el tatuaje: ponía AyH. Podría ser cualquier cosa. Hugo pensó mucho en otras palabras que pudiesen sustituir a Aurora y Hugo. Su mejor opción era decir que iba por su madre, o que iba porque quería representar el Ying y el Yang, el Amor y el Hate. Hugo seguía sin entender del todo por qué el tatuaje ese era tan importante. Si total, se podía tatuar algo encima... ¡Eso era! Se podía tatuar algo con Eva para demostrarle que su amor era del bueno, del verdadero. Y así podría reconquistarla. Plan infalible.
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Anaju recibió un WhatsApp de alguien que no tenía guardado.
"Hola Anaju, soy Hugo de clase y me ha dicho Rafa que probablemente tenías apuntes de Lengua y de Historia. Lo llevo un poco mal y te estaría eternamente agradecido si me los pudieras pasar. Estoy dispuesto a pagar por ellos. Muchisísimas gracias."
Anaju resopló y se rio en voz alta. Sí que estaba desesperado el chaval si iba a preguntarle a ella, la empollona con reputación de repipi. Cerró WhatsApp y miró la hora. Mai llegaba tarde, cómo no. Realmente necesitaba hablar con su mejor amiga y ésta, como siempre, iba a llegar al menos veinte minutos tarde. Decidió llamar a otro de sus mejores amigos, Bruno. El otro lo cogió al quinto timbrazo.
-Hey, puedes hablar?
-Sí, no te preocupes. ¿Pasa algo?
-No, es que había quedado con Mai a tomar algo en el bar de la esquina y por si te apetecía. Está tardando en venir...
-Entonces... me tienes como segundo plato o qué? -bromeó el chaval.
-Noooo... Bruno no te piques. Ven y te cuento mis dramas amorosos.
Hubo un pequeño silencio al otro lado de la línea.
-Vaaaaaaale, iré. Pero me invitas a una caña.
-Vale, muuuchas gracias Bruno. Te adoro.
-Y yo a ti, guapa. Ahora nos vemos.
-
Bruno llegó y empezaron a charlar de sus vidas, sin meterse todavía en el terreno fangoso que le llevaba molestando a Anaju toda la semana. Bruno iba al IES Mamen Márquez pero estaba en ciencias de la tecnología, así que nunca coincidían en clase y no conocía a sus amigos de clase, entre ellos Sam. Anaju le conocía porque habían estado en clase juntos y por Maialen, que conocía a todo el mundo y sabía quién era la gente que valía la pena en cualquier sitio. Mai y Anaju eran amigas desde tiempos inmemorables, su amistad había florecido desde que las pusieron juntas en clase de ballet a los 6 años y en la actualidad eran uña y carne, aunque a veces costase mucho cuadrar sus horarios. Justo cuando Anaju estaba reuniendo el valor para desahogarse con su amigo sobre sus desgracias en el amor, apareció Mai. Ahogada, les dio un abrazo a ambos y se sentó, intentando recuperar el aliento.
-Hola bonitis, ¿qué tal todo? ¿De qué hablabais?
-Bien, aquí la amiga me iba a contar sus problemas amorosos. – comentó Bruno.
-A ver... que tampoco es para tanto. Es sólo esta chica que me gusta pero que no me da bola. Pero porque es hetero, o eso dice ella.
-¿Quién es? ¿La conozco? -preguntó Mai, intrigada.
-Bruno no creo que la conozca, pero tú puede que sí. Está en artes, se llama Sam.
-Ahhh sí, sé quién es. Samantha. Es muy guapa y majísima, la verdad. Tenemos un par de clases juntas.
-Ni idea. -dijo su amigo.
-Pues eso, que tener todas las clases con ella me ha afectado mucho. Siento que estoy enferma, sólo pienso en ella y en cómo seríamos juntas, porque como amigas – gesticuló unas comillas en el aire- encajamos genial. Y me da rabia porque ella siempre insiste que las chicas no le van. Y pues, yo sigo ahí, inevitablemente encoñada.
- ¿Y en qué quieres que te aconsejemos? -le preguntó Mai, que iba siempre dos pasos por delante de lo que iba a decir su mejor amiga.
-Pfff...necesito ayuda para superarla. Tener que verla todos los días no ayuda y tampoco quiero dejar de hablarle de un día para otro porque somos súper cercanas y... no sé, sería muy raro...
-Amiga, yo he estado en esa situación y ya sabes lo que dicen... Un clavo saca otro clavo. – terminó la frase guiñándole el ojo de manera algo lasciva.
Anaju, que estaba un poco distraída, no vio el gesto, pero Mai sí y le pegó una colleja.
-Anda, no digas tonterías. Tampoco hace falta que la niña se líe con cualquier persona sólo para olvidar a una rubia despampanante.
-Gracias por el recordatorio, Mai. - dijo irónicamente la aragonesa.
-Perdón! El caso es que liarse con cualquier persona para utilizarles de repuesto está muy feo y no creo que sea tu mejor opción. El tiempo terminará arreglándolo todo, ya verás. – dijo Maialen, poniéndole la mano en el hombro.
-Yo creo que no tiene por qué ser así, no tienes por qué utilizar a nadie. Seguro que alguien necesita también un lío sin compromiso y sin sentimientos de por medio. Aunque no sé si en el insti encontrarás a el o la indicada. – intervino Bruno. – A veces no tenemos el lujo de que el tiempo lo cure todo...
-Bueno, pensaré en qué hacer. Muchas gracias, chicos. Sois de lo mejor que tengo.
Siguieron hablando de todo y de nada y Mai les empezó a contar sobre el trabajo que había empezado por las tardes. Anaju seguía dándole vueltas al tema.
-
Flavio estaba rallado: le habían preguntado en el ask.fm si era cierto boque y que por qué. Y no sabía qué responder: era cierto que a sus 16 años no se había liado con nadie, era boquerón, pero ¿tan raro era? Que le hubiesen preguntado específicamente a él le estaba rallando. Decidió escribirle un WhatsApp a su mejor amigo: Gèrard. El problema es que su amigo no iba a comprender su problema porque, a pesar de ser un poco friki como él, Gèrard tocaba la guitarra y estaba en una banda con Javy y Hugo y eso le subía puntos en su popularidad entre las chicas. Había tenido mucha más atención y oportunidades que Flavio. En el último momento, eliminó el audio que le estaba mandando y le escribió a Anaju, su otra amiga del instituto. Flavio sabía que ella era una chica súper centrada en sus estudios y aunque nunca lo habían hablado, se imaginaba que ella también sería boque.
"Oye Anaju
Tengo una duda"
"Dime
Es de clase?
No tengo los apuntes a mano pero te puedo intentar ayudar"
"No, no es nada de clase
Es que me estoy rallando porque me han preguntado en el askfm que por qué era boque
Y no sé qué contestar"
"Anda, eres boque?"
"Sí, pensaba que ya lo sabías
Tú también lo eres, no?
"Bueno... ajjajadjdjs
Yo me lié el verano pasado con una chica en un campamento
Pero no tiene nada de importancia ser boquerón, tenlo claro
No les hagas caso a los imbéciles del ask
No merece la pena"
"No sé...
Me he rayado un poco la verdad
Es que no he encontrado a nadie que realmente diga
Wow me apetece liarme con esa persona
Sabes?"
"Sí, entiendo lo que dices
Pues contesta eso
O no contestes
Tampoco es muy importante"
"Jo, gracias Anaju
Eres la mejor dando consejos
Tan sabia 🥺💗"
"De nada, Fla
Por cierto, vas a venir a la fiesta de Halloween?
Me ha dicho Rafa que puedo invitar a quién quiera
Estaría guay que vinieses"
"Dónde es?
En casa de Rafa?"
"Sí
Vente porfa
Que hay que hacer disfraces en parejas y no tengo"
"Bueno... me lo pienso, y te digo mañana vale?"
"Vale bonito, tómate tu tiempo🥰 "
Al día siguiente Anaju recibió un mensaje de Flavio que decía "Al final voy, ¿de qué nos disfrazamos?". La chica esbozó una sonrisa. Por fin iba a a matar a la depresión tonta que cierta rubia le estaba provocando.