El secreto de la libertad

By OscarVF2233

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La vida tiene sus duros momentos, los cuales se nivelan por el contexto en el que te encuentras, Livingstone... More

Introducción
Todavía te quiero 나는 아직도 너를 사랑
La familia es para siempre 가족은 영원하다.
Prefiero ser feliz 나는 행복하기를 좋아한다.
Un viaje inesperado 예기치 않은 여행
El principio de todo 모든 것의 시작
Una entrevista comprometedora 타협적인 인터뷰
Un largo viaje 긴 여행
Air Koryo 고려 항공
Corea del Norte 북한
En tierra de Nadie 아무 남자의 땅에서도
Un lugar insólito 특이한 곳
Una tarde en Pyongyang 평양의 어느 날 오후
El paralelo 38 번 평행선
Día de la estrella luz 일 스타 라이트
La partida 출발
Amarás al líder sobre todas las cosas 당신은 무엇보다 리더를 사랑합니다
En busca de ayuda 도움을 찾고
Luchar para Sobrevivir 생존을 위해 싸워라
Nueva nacionalidad 새로운 국적
Servicio militar 병역
Una nueva misión 새로운 임무
Nueva familia 새로운 가족
Reunión internacional 국제 회의
Nueve años después 9 년 후
Un héroe sin capa 망토가없는 영웅
La vida en Corea del Norte 북한 생활
Huye Lejos 도망 치다
Ascenso de Rango 랭크 프로모션
Ni un minuto más 조금만 더
Organización de las naciones unidas 유엔 조직
Un plan sin fallas 완벽한 계획
El precio de la libertad 자유의 대가
Un sobreviviente en Corea del sur 한국의 생존자
Reencuentro en Seúl 서울에서의 재회
Un testigo ejemplar 모범적 인 증인
Volver a sonreír 다시 웃어
Epílogo 에필로그
Agradecimientos 감사의 말

Sentencia perpetua 영원한 문장

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By OscarVF2233

 SEGUNDA PARTE

Livingstone se aferraba a Bodi y él perro al león dado que la camioneta se movía bruscamente, pues era un terreno completamente extraño, muy seguramente una calle sin pavimentar. Livingstone aún no podía creer el hecho que lo hubiesen separado de su hijo, pero contenía una rabia tan grande contra el régimen norcoreano, pues era algo hecho con una mala intención.

-No, Ryan, hijo- Livingstone estaba ahora en un estado de shock del cual era difícil salir- Bodi, ¿Dónde estamos?

Bodi no respondió, estaba tan asustado y confundido que no fue capaz de responder la duda que Livingstone le había formulado, sin embargo la camioneta se detuvo, lo cual llamó la atención de ambos.

-¡Ustedes!- el mismo león de melena negra abrió la puerta- bajen ahora mismo.

El lugar donde se encontraban era muy deprimente, un enorme calabozo con molduras muy antiguas se dejaba ver mientras bajaban por la parte trasera de la camioneta, Livingstone alcanzó a ver una puerta de metal enorme frente a la parte delantera de la camioneta donde habían sido trasladados, la cual seguramente era la entrada a ese horrible lugar.

Parecía un calabozo medieval, antorchas iluminaban los oscuros pasillos por los cuales los soldados norcoreanos los conducían, luego de cinco minutos de caminar Livingstone no podía de dejar de pensar en su hijo, por lo que olvidó por completo el camino de regreso en dichos pasillos.

-Bienvenidos al calabozo del régimen- una pantera los esperaba en la entrada de una celda- serán encadenados ahora mismo.

Livingstone no se resistió, al entrar custodiado por cuatro leones y dos tigres observó que una grande y gruesa cadena esperaba para él mientras que Bodi era encadenado directamente en la pared, los gruesos aros de metal para las patas superiores y otros dos para las patas inferiores, con crueldad fue golpeado contra la pared lo cual provocó que el indefenso perro gritara de dolor.

-¡Cállate, maldito!- un militar lo golpeó en el estómago- Vuelves a gritar- el tigre sacó una gran pistola magnum- no te mataré, pero te haré saber que se siente tener una bala dentro de ti.

Bodi suspiraba y derramaba lágrimas observando cómo encadenaban sus patas en la pared, los tigres encargados de eso terminaron rápido, mientras que los leones que encadenaban a Livingstone aún aseguraban que las cadenas estuviesen suficientemente apretadas para que no pudieran siquiera moverse.

Los guardias se retiraron sin decir alguna palabra, Livingstone respiraba agitado con la mirada en el suelo, mientras que Bodi lloraba.

Era tan cruel la manera en la que fue encadenado en la pared que lucía como si hubiese sido crucificado como en los antiguos tiempos, con las patas superiores extendidas por arriba de su cabeza mientras que las inferiores abiertas de par en par estaban en el suelo.

-Li...Livingstone- llamó Bodi con esfuerzo- gracias por acompañarme- escupió un poco de sangre- no sé por qué lo hicieron. Yo lo único que quería...era conocer este país- levantó su carita observando hacia el frente- pero todo está disfrazado, esta es la realidad de Corea del Norte.

Livingstone levantó la mirada con su amigo, aún no podía creer en que lío estaban metidos por una causa injusta, sin embargo ahí estaban, encadenados, sangrando y muy adoloridos esperando una condena que no pintaba para nada bien.

-¡No sé qué estaba pensando cuando decidí venir aquí!-decía con sentimiento de culpa- al menos mi hijo no está en esta situación pero ¿Qué va hacer sin su padre? Es lo que más me frustra. Si tan solo me hubiesen dado la oportunidad de despedirme de él.

Livingstone sintió algo en su melena, al sacarlo y sostenerlo sus enormes patas comenzaron a temblar mientras contemplaba el collar que Ryan le había dado. Apenas lo vio lo llevó a su pecho llorando a lágrima viva, los llantos del león se escuchaban en todo el oscuro lugar donde se encontraban, Bodi se limitaba a llorar en silencio observando el dolor de su amigo león.

-¡RYAN! ¡HIJO! ¿Dónde estás? ¡RYAN!-decía con mucha tristeza abrazando el collar que su hijo le había dado- ¡¿POR QUÉ, DIOS MIO?! ¿POR QUÉ?

Bodi cerraba sus ojos bajando su cabeza, lloraba con tanta tristeza que comenzó a romper el silencio de su llanto.

Poco a poco fueron quedándose dormidos.

La noche caía en la ciudad de Pyongyang, Simba encendía su televisor en el apartamento esperando que su padre llegaran de su respectivo trabajo

El leoncito seguía sintiéndose triste luego de la emotiva despedida con sus amigos extranjeros del día anterior, ni siquiera les pidió su número telefónico ya que no quiso meterse en problemas dado que las llamadas telefónicas en Corea del Norte están estrictamente controladas, en especial las internacionales.

-Los extraño tanto- dijo sentándose en el piso para tomar sus alimentos, pues en Corea del Norte se acostumbra a comer de esa manera con una mesa muy bajita- no me queda nada más que este televisor.

Tomó el control remoto para posteriormente encender el televisor, la aburrida programación de propaganda norcoreana era lo único que se transmitía, una película sobre la vida de Mu fil Sung, que por cierto ya había visto más de veinte veces, un documental sobre la historia del partido del trabajo, un programa sobre ecosistemas norcoreanos, un canal que hablaba sobre el último desfile a lujo de detalle, otro programa sobre una asamblea matutina en el congreso de Pyongyang y por último las noticias.

-Apesta- dijo comiendo un poco de arroz- todo apesta, pero ¿Qué demonios?

Observó que en los titulares aparecían sus amigos captados por una cámara de seguridad del aeropuerto de Pyongyang.

Simba sostenía su plato de arroz mientras observaba la introducción de las noticias.

La típica canción de las noticias norcoreanas sonaba mientras en la pantalla aparecía una bandera norcoreana ondeando alrededor del globo terráqueo con el símbolo del noticiero.

Gran honor y prosperidad al máximo líder Kion Ung.

El aeropuerto internacional de Pyongyang ha sido partícipe de la detención de dos turistas provenientes de Animalia por presentar documentos falsos a nuestros oficiales de migración, sus nombres son Livingstone T. y Bodi C. quienes se opusieron a la justa acusación de los oficiales de migración, por lo que juntos lastimaron a dos de nuestros oficiales intentando escapar del lugar, fueron detenidos con ayuda del ejército de la república popular democrática de Corea, quienes los trasladaron hacia el cuartel general de la ciudad de Pyongyang, su sentencia será dictada el día de mañana por parte del juzgado nacional de Corea, considerando los delitos serán juzgados en base a la constitución Norcoreana escrita por el amado líder Mu fil Sung.

Simba soltó el plato de arroz, el cual se quebró al tocar el suelo, sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a llorar con una gran rabia golpeando la televisión.

-¡¿QUÉ?! NO PUEDE SER, MALDITOS SOCIALISTAS- se abalanzó contra el televisor- MALDITOS SEAN, MALDITOS, MIL VECES MALDITOS.

Simba gritaba dándole fuertes golpes a las orillas del televisor, al terminar de golpearlo comenzó a gritar con mucha rabia en la sala de estar de su apartamento, llorando con coraje se tiró al suelo golpeándolo con fuerza.

Sin darse cuenta su padre llegaba presenciando la escena que Simba estaba haciendo, su padre era un gran león de melena roja y pelaje amarillo, muy parecido a Simb Jong Il, apenas vio que Simba sacaba las garras para arruinar la alfombra decidió gritarle.

-¡Simba Yang! ¡BASTA!- su padre corrió a detener al cachorro- ¿Qué te pasa? Estas armando un alboroto.

Simba lo miro respirando muy hondo, temblando y llorando.

-¡Mis amigos! ¡Mis amigos!- corrió a cerrar la puerta- fueron detenidos por los soldados de este maldito gobierno- su padre frunció las cejas molesto- ¡Venían de Animalia a pasarla bien y mira cómo terminaron!-gritaba con coraje.

El padre de Simba Yang cruzaba sus patas, estaba muy molesto por la actitud de su hijo, observó el plato con arroz hecho pedazos en el suelo, se acercó apretando los puños hacia su hijo mirándolo fijamente.

-¡No quiero escuchar más al respecto! Limpiarás esto ahora mismo- dijo con amargura- ¡AHORA SIMBA YANG!

El leoncito le respondió muy molesto:

-Eres igual a ellos, sin corazón. Ojalá puedas algún día entender en que infierno vivimos.

Simba llorando levantó el arroz del suelo, llorando limpió con una escoba el desastre mientras que su padre lo observaba molesto, sin embargo el señor Yang recapacitaba sobre lo que su hijo le decía.

-Hijo...

-¡NO! No quiero hablar contigo- Simba se alejó con la bandeja de comida hacia la cocina- déjame solo.

-Simba Yang, ven acá ahora mismo.

-¡Oblígame! Es tu trabajo, obligar a todos a hacer lo que el maldito Kion quiere.

El señor Yang lo miraba triste, le molestaba ver a su hijo tomar esa actitud, sin embargo le dolía ver a su hijo llorar, internamente sentía compasión e igualmente deseaba lo mismo que Simba, salir de Corea del norte para nunca jamás volver, estaba en contra de Kion Ung, pero no podía hacer nada al respecto, por lo que solo se limitó a marcharse a su cuarto a llorar en silencio mientras Simba limpiaba la sala.

-¿Por qué no puedo darte una vida mejor?- decía sollozando- te amo, Simba- sostenía una foto de su cachorro- eres lo mejor que he tenido en la vida.

Mientras un padre lloraba en su apartamento por su hijo, del otro lado de Pyongyang otro padre lloraba en un oscuro calabozo por su cachorro, pensando dónde estaba, teniendo un alto grado de preocupación.

Bodi dormía profundamente mientras que Livingstone intentaba mover las cadenas, pues estaban demasiado ajustadas para sus enormes patas.

Inmediatamente una fría voz se escuchó por los pasillos, Livingstone despertó a Bodi inmediatamente, escucharon atentos al pasillo hasta que una sombra se divisó.

-No hables- le advirtió Livingstone- no tendrá caso.

Bodi asintió, frente a ellos aparecieron dos leones de pelaje claro con melenas café, quienes abrieron la celda.

-Serán llevados a su juicio- comenzaron a quitarle las cadenas a Livingstone y Bodi- No se permite hablar mientras sean juzgados, hasta que el juez les permita hacerlo... de lo contrario- les mostró una pistola- ya saben lo que les espera.

Livingstone se levantó y dejó que lo esposaran, igualmente Bodi, comenzaron a caminar por los mismos pasillos que los habían conducido hasta la celda, pero ahora en dirección a la salida, el frío se colaba por las oscuras celdas vacías, los esperaba la misma camioneta que los había llevado a los calabozos, subieron e inmediatamente los oficiales cerraron las puertas, dejándolos a oscuras dentro, el motor se encendió y arrancaron a toda prisa.

-Tengo miedo, Livingstone- Bodi abrazaba a su amigo león- Ya no sé exactamente qué nos espera, pero estoy seguro que no es nada bueno.

-Te quiero, Bodi- Livingstone correspondió al abrazo de su amigo- descuida estamos juntos en esto.

El frío continuaba, la temperatura bajaba constantemente mientras ellos viajaban hacia el palacio de justicia de la ciudad de Pyongyang. Livingstone llevaba puesto el collar que Ryan le había dado, pero tanto era su temor que se lo quitaran, por lo que decidió esconder el collar entre su espesa melena.

-¿Qué es eso?-preguntó Bodi al ver el collar que Livingstone escondía en su melena.

-Es un collar que mi esposa le regaló a Ryan- acomodaba su melena para disimular que tenía puesto un collar- apenas ayer mi hijo me lo regaló- sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas- al parecer todo se puso de manera para tener este recuerdo de él.

Bodi lo miraba atentamente mientras Livingstone ponía cariñosamente su pata en el pecho.

-Aunque no puedo ver casi nada por la oscuridad- Bodi recaló- me parece lindo que tu hijo te dejara un recuerdo, estoy seguro que algún día volverás a verlo.

Livingstone no respondió pero llorando abrazó a Bodi de nuevo, fue entonces cuando sintieron que la camioneta se detuvo repentinamente.

Las voces de los soldados norcoreanos se escuchaban, al menos Livingstone entendía lo que decían, Bodi en cambio estaba aterrado pues no sabía hablar ni una pizca de coreano.

-Dicen que el juicio ya está preparado- tradujo Livingstone- al parecer están listos para juzgarnos, vaya sentimiento.

Las puertas de la camioneta fueron abiertas nuevamente por dos leones jóvenes, a quienes apenas les comenzaba a crecer la melena, sin embargo portaban grandes armas en sus espaldas que atemorizaban a Bodi y Livingstone.

-¡Abajo! Vamos rápido- dijo uno de los leones jóvenes observando cómo Livingstone bajaba- Rápido holgazanes, rápido.

La luz encandiló a Livingstone, pero el león notó que varios reporteros corrían listos para tomar fotografías tanto de él como de Bodi, inmediatamente los soldados lo tomaron con fuerza para evitar que el león escapara corriendo.

-Camina, grandulón- lo empujaron lastimándole la pata izquierda- ¡CAMINA!

Livingstone cayó debido al golpe, su pata le dolía intensamente, al caer los reporteros lo fotografiaban en el suelo, el solo le limitaba a levantar la mirada perdida en el cielo.

-¡Vamos!- uno de los leones jóvenes lo golpeó con el arma en la espalda.

-¡AAAAAAH!-gritó Livingstone adolorido.

Los reporteros grababan y seguían tomando fotografías, Livingstone era un enorme león, su peso le impedía levantarse pues al intentarlo sus patas delanteras temblaban tanto que ni el mismo podía controlarlo, tenía tanta fuerza y rabia dentro de sí que podía matar a cualquier soldado, así como había herido de gravedad al oficial que mordió en el cuello hacía un día en el aeropuerto, pero lo rodeaban cientos de metralletas y pistolas, por lo que era en vano su fuerza.

Finalmente logró controlar el temblor de sus patas y se levantó para comenzar a subir las escaleras hacia el palacio de justicia, Bodi lo seguía por detrás.

Al entrar más reporteros, fotógrafos y oficiales norcoreanos lo veían, Livingstone respiraba hondo concentrando su mirada al frente y hacia atrás para comprobar como estaba Bodi, quien con la mirada hacia abajo caminaba lentamente.

-¡No bajes la mirada! Con la frente en Alto, Bodi- le dijo Livingstone en español- No te escondas, enfréntalos.

Bodi con los ojos llenos de lágrimas hizo lo que Livingstone le decía, ante ellos una gran puerta se abrió, donde se encontraba un enorme cuadro de Simb Jong Il firmando la actualización de la constitución escrita por Mu fil Sung.

Giraron a la derecha por un largo pasillo.

-Será una audiencia doble, dado que los dos cumplen con la misma acusación- gritó un soldado hacia los presentes.

Giraron a la izquierda para entrar en una pequeña sala de juzgado, donde estaban dos mesas para los sentenciados frente a un distinguido escritorio adornado con banderas de Corea del norte detrás de él.

A los lados estaban los jurados, observando el juicio mientras que detrás en la parte del público se encontraban reporteros tomando fotografías de Livingstone y Bodi antes de ser juzgados, detrás del león se posicionó un tigre café, soldado del ejército mal encarado con las patas por detrás, mientras que detrás de Bodi se posicionó uno de los leones jóvenes, otro militar del ejército norcoreano en la misma posición que el tigre.

Una bocina anunció el inicio de juicio en coreano. Todos se pusieron de pie mientras la puerta era cerrada y el juez, un león parecido a Mu fil Sung se acercaba al escritorio para tomar asiento.

-Sean bienvenidos, compatriotas y juzgados- dijo el juez mirando fijamente a Livingstone y Bodi- testigos y jurado se encuentran aquí para dar sentencia a Livingstone T. y Bodi C. por falsificación de documentos, en este caso pasaportes provenientes de sus países, Animalia y China. Serán los testigos, el oficial Tuck Zhang chuo, quien les solicitó el pasaporte en el aeropuerto el día de ayer. Así como el comandante Ron Sung Nao

Livingstone observaba al león que les solicitó los pasaportes en el aeropuerto, lo miraba con tanta rabia que respiraba muy agitado.

-Damos la palabra al oficial en primer lugar- el juez se sentó golpeando la mesa con el típico martillo que se utiliza en los juzgados.

El oficial pasó al centro para dar testimonio de lo ocurrido con Livingstone y Bodi hacía un día en el aeropuerto de Pyongyang.

-Su señoría- saludó al juez haciendo una reverencia, comenzó a hablar en Coreano- el señor Livingstone se presentó al aeropuerto a las 8:05 am del día de ayer, donde adquirió sus pases de abordar para posteriormente verificar el pasaporte conmigo, Livingstone tuvo el descaro de entregarme un pasaporte falso conociendo ya las reglas de nuestro país, asimismo su compañero Bodi- miró con rabia al perro chino- quien cometió exactamente el mismo delito, falsificación de pasaportes.

Livingstone temblaba de furia mientras Bodi miraba al frente con la mirada perdida.

-El perro no puso oposición para ser arrestado, sin embargo el león comenzó a golpear a miembros del ejército y oficiales de migración, incluyéndome, incluso hirió de gravedad a un soldado norcoreano mordiéndolo en el cuello, quien se encuentra en el hospital muy grave en estos momentos por culpa de él- Señaló a Livingstone.

El oficial de migración al ver que Livingstone fruncía su rostro muy enojado y gruñía internamente se acercó lentamente al león arrestado.

-Sé que me entiendes- dijo en Coreano- y además sé que me odias- le puso una pata en la cabeza a Livingstone- pero vas a pagar lo que hiciste- le arrancó un bigote a Livingstone de un tirón tan fuerte que el león rugió de dolor.

Inmediatamente todos los norcoreanos comenzaron a reírse viendo cómo Livingstone gruñía enfurecido, Bodi por su cuenta lo observaba muy serio intentando desviar luego la mirada.

-Tiene la palabra el acusado, Livingstone T.- concedió el juez- necesito un traductor...

-Yo hablo coreano- dijo Livingstone molesto- ¡Ustedes me jugaron mal! Tomaron mi pasaporte y lo cambiaron ¿Qué quieren de mí? Yo solo quiero ir a casa con mi hijo, solo quería conocer su país y admirar lo bueno que tienen, yo pedí permiso para venir en la embajada de Corea del Norte en Animalia- decía casi gritando y temblando con mucha furia- ¡Y mi pasaporte estaba bien! ¡Llámenlos si quieren! Mi foto en el pasaporte estaba impresa a color y el falso estaba en blanco y negro, al igual que el de Bodi ¿Qué hicieron con mi pasaporte? ¿Por qué lo hicieron? Solo déjenme regresar con mi hijo porque yo no hice nada malo.

Los presentes se carcajeaban maléficamente de Livingstone, todos lo miraban con burla e incluso el juez cuando Livingstone lo declaró.

-El me golpeó en la cabeza y tenía que defenderme, yo solo quería a mi hijo y ustedes me impidieron despedirme de él, por eso lo mordí- gritaba desesperado- ¿esperaban que me quedara callado? ¡Pues no!

Era el primer juzgado que respondía de una manera tan altanera hacia el régimen norcoreano, nadie había tenido las agallas para hacer aquello en la historia de Corea del norte, sus juzgados eran conocidos por callar y llorar mientras recibían su sentencia, como Bodi, pero Livingstone no era así.

-Excelente, gracias- el juez ignoró por completo lo que Livingstone decía- muy bien, Bodi C. dinos lo que tengas que decir.

Bodi con las patas temblando se acercó al micrófono para hablar.

-Un traductor de chino a coreano- exigió el juez.

A un lado del juez una pantera se posicionó para traducir lo que Bodi dijera, esta vez Livingstone no entendería, pero estaba seguro que Bodi le comentaría más tarde lo que dijo, el perrito comenzó a hablar en chino para al menos desahogarse.

-Con mi amigo Livingstone- su voz en chino era distinta- yo solo quería conocer la ciudad y también pedí permiso a la embajada de Corea en Beijing para venir, revisaron mis pasaportes y todo estaba en orden, lo cierto es que mi pasaporte tenía una foto impresa a color y ayer estaba en blanco y negro, por favor yo no hice eso, tengo familia en China, un padre que me espera ansioso luego de un largo viaje por el continente americano y una chica que amo con todo mi corazón, mi deseo solo es volver a China y no volver a molestarlos jamás a ustedes.

Livingstone interrumpió al juez.

-¡Yo tengo un hijo!- el juez lo escuchó mientras Livingstone hablaba en coreano- ¿Acaso usted no tiene hijos? ¿No haría por ellos hasta lo imposible? Mi hijo necesita un padre que lo acompañe- comenzó a llorar frente a todos- Quiero ver a mi hijo, al menos despedirme de él, es todo lo que tengo en la vida- lloraba como nunca antes lo había hecho- yo no lo hice, ustedes saben y tengo familia, un hijo que me ama, Bodi tiene a su padre, por favor escúchenos su señoría.

Livingstone no soportó la tristeza que tenía dentro de sí mismo, el solo hecho de pensar que haría con Ryan era lo que más le agobiaba, pues tanto él como Lily eran hijos únicos y los abuelos de Ryan ya habían fallecido hacía mucho tiempo, por lo tanto Ryan estaba solo en el mundo.

El juez se levantó mostrando los pasaportes falsos a todos, inmediatamente los reporteros comenzaron a tomar fotografías, Livingstone y Bodi lloraban observando la escena.

-Esto es una muestra de lo que ellos niegan, aquí está la evidencia, no hay nada más que discutir.

El juez caminó hacia a un cuarto junto con dos norcoreanos representantes del régimen para dictar la sentencia, tomaban asiento en lujosas sillas de tela muy cómodas mientras el soldado norcoreano cerraba la puerta para evitar que se escuchara lo que dijeran en la sala de juzgado.

-Me parece que éstos son los nuevos integrantes del ejército norcoreano ¿no es así?- cuestionó a los representantes del régimen.

Uno de ellos era un gran león de melena roja, Ling Shuo era su nombre, el mismo león que ordenó robar los pasaportes originales de Livingstone y Bodi la noche que ellos llegaron al hotel, mientras que el otro representante era el león moreno que había tomado los pasaportes originales.

-¿Es necesario tanto alboroto? No podemos dejarlos ir simplemente- dijo el juez- todo el mundo se enterará de esto como lo hicieron con los otros prisioneros extranjeros.

El señor Ling Shuo tomó la palabra sentándose junto al juez.

-Necesitamos un soldado fuerte como Livingstone y alguien suficientemente capacitado con conocimientos de China como el perro para que trabaje en el espionaje de China con la oficina 39, ellos cumplen con todos los requisitos, será por un bien para nuestro país.

El juez levantó los ojos muy sorprendido con lo que acabada de escuchar, por lo que comenzó a discutir la sentencia de ellos.

-Bueno pero no podemos ejecutarlos, pues los van a necesitar en el ejército- dijo recapacitando, pues su primera sentencia era la ejecución inmediata de Livingstone y Bodi- muy bien, anota, Kim- le ordenó a su asistente anotase la sentencia de ambos- para Livingstone y Bodi su sentencia será prisión nacional con cadena perpetua, lo cual significa convertirse en ciudadano norcoreano y servir al régimen por el resto de su vida, tienen prohibido salir de Corea del Norte a menos que el líder lo apruebe, prohibida toda comunicación con el exterior a menos que el líder lo apruebe, podrán vivir en Pyongyang o un campo militar con la condición de servir lealmente al régimen, los haremos jurar lealtad al amadísimo líder Kion Ung, y por haber lastimado a un oficial- el león se lo pensó bien- azótenlo con todo lo que tengan, no le den agua ni comida en tres días, así aprenderá a respetar al régimen y no levantar la voz en una audiencia norcoreana. Estarán tres días en el calabozo en lo que conseguimos darlos de alta para el servicio militar obligatorio.

-Muy bien señor- dijo Kim- si es tan gentil de firmar, su señoría- le tendió con su gran pata dos hojas que dictaban las sentenciad de Livingstone y Bodi.

-Gracias, Kim- el juez tomó las hojas- Señor Ling Shuo oculte esos pasaportes en donde nadie más que el líder y usted sepan dónde están.

El señor Ling Shuo asintió mientras el juez firmaba la sentencia de Livingstone, todos se pusieron de pie para regresar a la sala de juzgado, Livingstone junto con Bodi y los presentes se levantaron para recibir al juez de nuevo.

-Orden y tomen asiento- el juez dio un golpe a la mesa con el martillo- hemos tomado una decisión y escucharan su sentencia, Livingstone T. y Bodi C.

De un sobre que tenía impreso el escudo nacional sacó dos hojas que dictaban la sentencia de Livingstone. El juez se puso de pie acercándose al micrófono.

-Livingstone T.- dijo fríamente su nombre- por falsificación de documentos, ley penada por el artículo 65 de la excelentísima constitución de la República popular democrática de Corea, te condeno a prisión nacional con cadena perpetua, lo cual significa que servirás al régimen norcoreano por el resto de tu vida, no podrás salir del país ni tener contacto con el exterior a menos que el líder lo considere necesario, serás naturalizado como ciudadano norcoreano para siempre, por haber lastimado a un oficial del ejército norcoreano serás azotado con fuerza por parte de las autoridades correspondiente.

Al escuchar la sentencia Livingstone se tiró al suelo implorando piedad, pues era lo único que podía hacer, lloraba desconsoladamente mientras que el juez hacía caso omiso de su comportamiento.

-¡NOO! ¡RYAN! ¡Mi hijo! ¡NO! ¡Por favor! ¡RYAAAN! ¡Mi hijo no tiene familia! Está solo en el mundo.

-Para Bodi C. por falsificación de documentos, tendrás la misma sentencia que Livingstone T. solo que tú no serás azotado, sin embargo no podrás salir del país, serás naturalizado obligatoriamente como ciudadano norcoreano y servirás lealmente al régimen de Pyongyang, no tendrás contacto con el exterior a menos que el amadísimo líder, Kion Ung lo considere necesario. Serás encerrado por tres días junto con Livingstone en lo que canalizamos a ambos para el servicio militar obligatorio.

Ambos se tiraron al suelo con el mismo sentimiento de impotencia, inmediatamente los reporteros comenzaron a fotografiarlos y al mismo tiempo los soldados norcoreanos se daban a la tarea de levantar con fuerza a ambos para trasladarlos nuevamente a la camioneta, el trámite para la ciudadanía norcoreana tanto de Livingstone como de Bodi fue enviado al palacio supremo para su aprobación directa del régimen.

-Livingstone, tengo miedo- lloraba Bodi- ¡No voy a volver a China!- decía con tristeza- nunca más volveré a ver a mi padre

-¡Ni yo a mi hijo!- gritó Livingstone temblando, recapacitó e inmediatamente abrazó a Bodi- por favor, lo siento no es tu culpa, no debí gritarte estoy muy asustado, van a azotarme.

Bodi correspondió al abrazo de su amigo león, ambos lloraban con mucho sentimiento mientras la camioneta arrancaba.

El frío empeoró en Pyongyang, el viento helado se colaba a la camioneta por las rendijas, Bodi tosía a punto de resfriarse.

-¡Abajo los dos!- las puertas se abrieron de inmediato- Perro, tu irás con él.

Bodi se quedó mirando confundido, pues no entendía una pizca de coreano.

-¡Muévete!- un león apuntó con una pistola a Bodi.

-¡No sabe hablar coreano! ¡No te entiende!- gritó Livingstone interponiéndose entre el arma y su amigo- dice que bajes y vayas con el tigre café- le tradujo a Bodi amablemente.

Bodi se apresuró a bajar esposado manteniendo la frente en alto mientras el tigre café le ordenaba hacia donde caminar, Livingstone miró con furia al soldado norcoreano.

-Tienes la melena muy larga leoncito- tocó la melena de Livingstone quien gruñía- y además eres muy altanero, pues te enseñaremos a ser noble y amar al líder sobre todas las cosas.

Livingstone los miraba ahora con terror al observar que de una camioneta bajaban látigos con púas de alambre, bastones con púas y gruesas cadenas.

-Ah, tienes miedo ¿será por eso?- el león soldado volteó hacia la camioneta donde bajaban los artículos de tortura- así con ellos te daremos tu lección, un saludo de parte de Kion Ung.

Esta vez Livingstone se aterró mientras caminaba, los soldados cerraban la enorme puerta de fierro dejando el calabozo iluminado solamente por las antorchas, Livingstone iba custodiado por el león de melena negra junto con un tigre, doblaron a la derecha sintiendo el terrible frío que emanaba por las oscuras celdas.

-Tranquilo, leoncito- el tigre hablaba con arrogancia- esto solo es una lección, para que aprendas a respetar al régimen.

Giraron hacia la derecha, frente a ellos se divisaba la celda donde habían estado el día anterior, donde ahora Bodi era encarcelado.

Livingstone gruñía mientras lo empujaban para que caminara más rápido, sin embargo llegaron a unas escaleras que batalló en subir, el tigre seguía dándole empujones, al llegar a la cima se divisó una pequeña puerta que era abierta por el león de melena negra.

-¡Muy bien, Livingstone!- adelante. 

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