Y de nuevo tú- Joe Jonas. {PA...

By Coolwatermelonjuice

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Busco su mirada en otros chicos, busco su sonrisa en cada rincón de esta universidad, pero no hay resultado... More

Capitulo 1- Y así están las cosas.
Capítulo 2- Sí o sí.
Capítulo 3- Lo que estaba deseando hacer desde hace tiempo.
Capitulo 4- No puedo parar de pensar en ti.
Capítulo 5- Que todo vuelva a ser como antes.
Capítulo 7- Fantasmas del pasado.
Capítulo 8- Una vez más.
Capítulo 9- Aléjate de él.
Capítulo 10- No tendrías que estar aquí.

Capítulo 6- ¿Dónde están esos rizos?

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By Coolwatermelonjuice

Es raro volver a un sitio dónde has vivido momentos inolvidables pero que se han vuelto recuerdos desgarradores. Y tener que volver allí, y revivirlos, me parecía la peor de las torturas. Había pasado toda la semana mentalizándome de que todo iba a ir bien. Joe no iba a estar, y lo íbamos a pasar bien. No he tenido la oportunidad de pasar muchas navidades con Denisse y los chicos por el trabajo de mamá. Su estúpido jefe nunca le daba vacaciones. Por mucho que me repetía que Joe no estaría, algo dentro de mí no iba bien, tenía constantemente una presión en el pecho. Entonces llegué a la conclusión de que, a lo mejor, sí quería verle, aunque fuese lo más doloroso del mundo.

Volvía a aquella casa, con la misma maleta con la que me había marchado 4 meses atrás, y con el corazón un poco más sanado. Noah daba toquecitos en el volante, mientras cantaba y se tocaba los mechones de pelo rizado que caían por su frente.

-¿Podrías bajar la música? Intento escuchar un audio de Liam.- Blanca miraba desafiante a Noah a través del retrovisor.

-Por dios, hace 10 minutos que os habéis despedido. Puede esperar un poco- Noah subía el volumen de la música.

-¡Lauren haz algo con tu novio porque no lo soporto más!- Blanca empujaba el sillón de Noah.

-Parad ya, parecéis críos. Y no es mi novio deja de llamarle así.-

-Ella no quiere.- Noah sonreía.

-¿ESPERA WHAT? ¿Cuándo tú? ¿QUÉ? DECID ALGO POR FAVOR.- Blanca desesperada, y alucinada a la vez, se acercaba a nosotros. 

Noah y yo estuvimos riéndonos de ella todo el camino y manteniendo el silencio que habíamos prometido en una de nuestras tardes de charlas en la cama, dónde Noah me obligó a prometer que nunca contaríamos como él me beso y yo lo rechacé y, acto seguido, lo mandé a la friendzone. Según él, sería patético y su reputación se vería afectada.

Por fin llegamos a la estación de tren. Noah me ayudaba a bajar la maleta mientras Blanca seguía insistiendo que le contásemos qué pasaba entre nosotros. Seguíamos haciendo oídos sordos. Noah nos dejó en la entrada, y fue a aparcar el coche. Mientras Blanca y yo nos acercamos al mostrador a checkear nuestros billetes. Faltaban 45 minutos para que el tren saliese por lo que nos sentamos en uno de los bancos de la estación a esperar. Blanca puso los pies sobre su maleta y me miró suplicante. Mi rotundo NO, hizo que se rendiese, al menos por unos minutos. Noah entraba por la puerta dándole vueltas a la llave, y se acercaba a nosotras mientras se colocaba las gafas de sol en la cabeza.

-¿Por qué no le has dicho a tu novio que le quedan fatal esas gafas?- Blanca sacaba su móvil del bolsillo mientras lo miraba divertida.

-No le hagas caso.- Me acerqué a Noah.- Gracias por traernos.- Dije sonriente.

-Un placer.- Me devolvió la sonrisa.- Por ti no.- Dijo mirando a Blanca, y esta le contestaba con un corte de manga.- Sabes que Sacramento está a 1h y media de San Francisco, ¿no? Pero por ti podría estar en 1 hora allí.-

-Voy a estar bien de verdad.- Le dediqué una mirada complaciente.

-¿Seguro que no va a estar allí?- Dijo casi susurrando.

-Segurísimo.- Dije para calmarme a mí misma.

Noah me dijo ochocientas veces que lo llamase y que iría a San Francisco en avión si hiciese falta. También me dijo otras quinientas que a su madre no le importaba que pasase las navidades con ellos. Es más, él me lo agradecía y casi me suplicaba que fuese porque decía que las navidades en su casa eran aburridísimas. Después de explicarle que debía pasar la navidad con mi madre, y de prometerle que lo llamaría o le escribiría cada día, se marchó. Iba a echar muchísimo de menos a ese imbécil.

El tren llegó a la hora prevista, 4:30 de la tarde. Ahora nos esperaban unas 4 horitas hasta San Francisco, genial. Nuestros asientos estaban justo en la mitad del tren. Ambas esperábamos con todas nuestras ganas que no nos tocasen personas desagradables en frente. Colocamos las maletas debajo de nuestros pies y nos sentamos. Blanca me dejo ir en el lado de la ventana porque decía que le mareaba ver pasar los edificios tan rápido, a mí, sin embargo, me relajaba muchísimo. Blanca sacó del bolso su móvil y no paraba de escribir mensajes, imagino que hablaría con Liam. Yo saqué uno de mis libros favoritos de la mochila, me queda poco para terminarlo y no podía dejar de leerlo ni un segundo. Estaba muy metida en la relación tan tóxica que tenían Hardin y Tessa.

Tessa no podía parar de pensar en Hardin, ¡Já! Que irónico ¿Verdad? Y Hardin hacía todo lo posible por separarla de él. Aunque él siempre iba a estar con ella, en sus pensamientos y en su corazón. No sé realmente porqué estaba leyendo esta saga, me hacía martirizarme. Un codazo discreto de Blanca en mi brazo hizo que mi libro se moviese y me despertase del trance. La miré y antes de que me diese tiempo a replicarle me hacía un gesto con la cabeza para que mirase al frente. Mierda. Un chico al que no tenía ganas de encontrarme se acercaba por el pasillo, y juraría que venía directo a nuestros asientos. Joder. Crucé los dedos para que pasase de largo pero el destino es malvado. O quizá sea un complot de la señora del stand de los tickets para que mi día fuese más divertido e interesante de lo que lo iba a ser.

Cole se sentó justa y casualmente en el asiento que estaba enfrente de mí. Obviamente y siendo un poco inteligente antes de que se sentase intenté taparme la cara con el libro, quizá si pensaba que estaba leyendo ni me saludaría. No sabía exactamente qué debía decirle, para ser claros, no sabía qué había pasado la noche en la que lo conocí. Mi estrategia pronto se vio en riesgo puesto que no había caído en la cuenta de que Blanca también lo conocía, y ella no estaba siguiendo mi plan maestro para pasar desapercibida. Así que lo hizo. Cole la vio y la saludo. Al hacerlo miró hacia el lado y ahí estaba yo, escondida detrás de mi libro forzando una sonrisa. Me dedicó una sonrisa y se sentó en su asiento. UF, menos mal. Había pasado de mí. Podría volver a mi lectura y pasar estas 3 horas que nos quedaban en completo silencio.

-¿Dónde has dejado a tu guardaespaldas Lauren?- Dijo Cole.

Mierda, pensé. ¿Por qué tiene que hablarme? Madre mía que papelón. Tampoco fue para tanto ¿no? Bueno casi nos acostamos así que sí, fue para tanto. Lo tendría que haber hecho, la verdad es que está buenísimo. Cuando me armé de valor para contestarle, él se adelantó, quizá al ver mi cara de circunstancia.

-Era una broma. Cero rencores.- Sonreía.- ¿Vais a San Francisco?- Decía mientras se acomodaba en el asiento.

-Sí. Yo vivo allí, y Lauren va a pasar las navidades con unos amigos.- Blanca intentaba parecer simpática.

-Yo vivo allí desde hace 6 meses.- Sonreía.- Mis padres se mudaron en verano, y bueno ahora es mi hogar. Podríamos salir por allí.- Me miraba directamente a mí.

-Em, sí claro.- Creo que mis mejillas se encendieron de inmediato.

-¿Me das tú móvil? No voy a hacer nada raro lo prometo.- Una sonrisa traviesa se implantaba en su rostro.

-Toma.- Realmente no sé por qué hice eso. Estaba bastante nerviosa. Blanca me miró incrédula mientras él toqueteaba mi móvil. Y yo me limité a encogerme de hombros.

Segundos después me devolvió el móvil, comprobé los contactos y ahí estaba, había puesto su nombre y un corazoncito, que mono. Después de varios minutos hablando con él, recibió una llamada que parecía importante, se disculpó y se fue al pasillo a hablar, por lo que Blanca volvió a sumergirse en su conversación con Liam, y yo en la bonita pero dañina relación de mi libro.

Me quedaba un solo capítulo para terminar el tercer libro. Levanté la cabeza antes de volver a meterme en el dramático libro y para mi sorpresa la gente empezaba a levantarse. Quedaban exactamente 5 minutos para llegar al destino. Ni me había dado cuenta de que Cole se había vuelto a sentar. ¿Había estado leyendo 3 horas? Tampoco es de extrañar en mí. La primera vez que me regalaron una novela romántica me encerré en mi habitación y estuve, literalmente, un día entero leyendo, ni comí. Y obviamente acabé el libro. Después necesitaba más romanticismo en mi vida, pero aprendí a gestionar la lectura y mi ansia por saber qué pasaría. Me costó años, pero lo conseguí. Y bueno, mi cabeza a veces se pone a divagar y saltar de pensamiento en pensamiento, cada cuál más surrealisto. Es una técnica que desarrolle hace bastante para no hacer notar lo importante, que es que me estaba empezando a doler la barriga, y tenía un nudo enorme en la garganta. El tren paró, y Blanca bloqueó su móvil, lo guardó en el bolsillo y cogió sus maletas. Yo salí detrás de ella. La gente salía a empujones de allí, se notaba que tenían ganas de llegar a sus casas. Nosotras esperamos a que el vagón se vaciase, tampoco veíamos la necesidad de salir tan rápido, ni queríamos morir aplastadas.

-¿Seguro que no hace falta que te acerquen mis padres? No nos importa.- Blanca me lo ofrecía ya por tercera vez. Mientras salíamos de la estación y buscaba como loca el coche de sus padres.

-No, seguro. Nick me prometió que...- De pronto noté que mi cuerpo temblaba por completo, no me dio tiempo ni a levantar la vista. Unos brazos sorprendentemente musculosos me envolvían en un abrazo bastante efusivo. –Dios, ¿Nick?- El muchacho que me abrazaba me miraba expectante. Tenía la cara de Nick pero era tres veces él. ¿En qué momento se había puesto tan bueno? ¿Y dónde estaban sus rizos? ¿Qué tipo de psicópata le había rapado la cabeza?

-No sabes cuánto te he echado de menos.- Me volvía a abrazar. Su olor seguía siendo el mismo, me hundí en su cuello y lo abracé con más fuerza. Él me levantó del suelo y me dejó caer lentamente. Yo también lo había echado muchísimo de menos.

-Ejem. Muy bonito todo pero, ¿No me vas a decir nada?- Blanca se cruzaba de brazos mientras sonreía.

-Joder tía. ¡Te has puesto el pelo de un color normal!- Nick abrazaba a Blanca.- Te queda genial el rubio.- Le guiñó.-

-Tú estás cañón Nick. Te llamaré pronto, ¿Vale?- Ella bromeaba mientras se acercaba a su madre y esta la abrazaba.

Nick me miraba sonriente. Muchas chicas que pasaban por nuestro lado se quedaban mirándole, y no era de extrañar. Él cogió las maletas y las metió en el coche. Kevin nos esperaba dentro, en segunda fila. Su sonrisa me inundó el corazón. Definitivamente era el mejor de los tres. Me acerqué a él y lo besé en la mejilla. Me apresuré a montarme en el asiento de atrás, mientras Nick se colocaba el cinturón del copiloto. Kevin ponía rumbo a casa, y los nervios volvían a aparecer. Aunque en mi mente me repetía una y otra vez que él no estaría allí, que no tenía de qué preocuparme.

-¿Has visto a este armario de tres puertas?- Decía Kevin riendo.

-Estoy impresionada. ¿De verdad has estado 4 meses en la universidad o encerrado en un gimnasio?- Dije dándole un tirón de la oreja.

-Teníamos un gimnasio en la residencia, y cómo mi compañero de habitación iba pues empecé a ir yo también. Y mira que tenía escondido por ahí.- Dijo apretando el brazo.

-Madre mía lo que le faltaba a este.- Dijo Kevin.

-¿Y dónde cojones están tus rizos? ¿Has perdido una apuesta?-

-Más o menos. Pero me gusta así.-

-Nunca. Jamás. Renuncies a tus rizos.- Dije amenazándolo con el dedo índice.

-¿Y tú te has cortado el pelo?- Nick se retorcía en su asiento para mirarme atrás.

-Sí, Sherlock. Muy observador.- Pasé de tener el pelo largo, excesivamente largo diría yo. A cortármelo por encima de los hombros. Y era muchísimo más cómodo. Me lo corte al mes de estar en la universidad, incitada por Noah y su empeño en que un cambio de look significaba el comienzo de una nueva etapa. Maldito Noah y sus ideas absurdas.

-Estás impresionante.- Decía Nick mientras se volvía a poner en su asiento.- Pareces más sofisticada.-

-Te acaba de llamar barriobajera.- Kevin picaba a Nick, cómo siempre. Echaba de menos esos momentos.

En alrededor de unos 20 minutos llegamos a casa. Siempre había muchísimo tráfico en esa ciudad, y además se le sumaba que la estación de tren estaba en la parte opuesta de la ciudad. Lo primero que hice al llegar a la casa era mirar si veía el coche de Joe aparcado por algún lugar, un suspiro salió de mi boca cuando no había ni rastro de él. ¿Y si lo había cambiado? No, no seas paranoica, por favor. Entramos en casa y un olor familiar y riquísimo me llegaba desde la cocina. Mamá y Denisse estaban cocinando, y olía al famosísimo pollo al horno de mamá. Al escuchar la puerta abrirse ambas salieron despedidas de la cocina para recibirme. Mi madre me abrazó muy fuerte, me agarró de los hombros y me dijo mil veces que estaba guapísima con ese corte de pelo. Denisse la apartó y me abrazó muchísimo más fuerte, luego me dio besos por toda la cara. Era tan mona.

-Mamá por favor, la vas a dejar llena de babas.- Decía Nick mientras entraba con las maletas.- A mí no me has dado tantos besos.-

-Celoso.- Kevin entraba con otra maleta más, y dejaba las llaves en la mesa del recibidor.

Mi madre me animaba para que subiese a ponerme cómoda. La verdad que después de tan largo viaje me vendría estupendamente una ducha, y ponerme algo cómodo como un chándal. Antes de subir Denisse nos anunciaba que la cena iba a estar pronto en la mesa. Subí escaleras arriba, por cada escalón que subía había una foto de él, en esa casa había foto de los chicos por todas partes. Esto sería más difícil de lo que pensaba. A mi habitación. Tenía que ir dirección a mi habitación. Quería mentalizarme para ello. Nada de husmear en otras habitaciones. Directamente a mi habitación. Bajé la mirada al pasar por la puerta de la habitación de Joe. Cerrada, como siempre. Me detuve bruscamente en el pasillo, tenía que estar completamente segura. Me acerqué y pegué mi oreja a la puerta.

-No está.- La cabeza de Nick asomaba de su habitación, mientras se reía.

-No... no estaba haciendo nada... en concreto.- Aligeré el paso mientras escuchaba como Nick reía. Entré rápidamente en mi habitación y cerré tras de mí. Le eché un ligero vistazo, estaba como siempre. Me acerqué a la cama y de pronto millones de momentos con Joe pasaban por mi cabeza. Ojalá fuese verano, ojalá estuviésemos cómo entonces. Ojalá las cosas nunca se hubieran estropeado entre nosotros. Que no. Deja de pensar esas cosas, volvía a decir otra voz de mi cabeza. ¿Me estaba volviendo loca? Si era así era únicamente culpa suya.

Después de la magnífica y necesaria ducha, me coloqué mi chándal adidas favorito, me hacía un culo bastante bonito. Me puse una sudadera a juego y me recogí un pequeño moño en la cabeza. Bajé bastante rápido, pero era la primera. Mamá y Denisse estaban en la mesa, tomando una copa de vino. Me senté con ellas a la mesa y me sirvieron a mí también una copa. No era muy amante del vino pero yo nunca rechazaría una buena copa.

-Y bien, cuéntanos.- Denisse miraba a mi madre y luego a mí.- ¿Has conocido a alguien en la universidad?- En ese momento Nick se sentaba en la mesa. Llevaba unos pantalones de chándal cortos y una camiseta ajustada que le sentaba genial. Madre mía, estaba empezando a babear un poco por él. Obviamente él notó que lo miraba y soltó una pequeña risa. Creo que en esa risa iba un oculto 'Lo siento, tú tiempo ya pasó'. Decidí salir de mi cabeza y volver a la conversación.

-Sí claro. He conocido a muchísima gente.- Dije y rápidamente me llevé la copa de vino a la boca.

-¿Pero a alguien especial?- Insistía mamá.

-Bueno sí.- Casi me atragantaba.- Noah es especial. Pero no es mi novio, no especuléis cosas, que os conozco.- Dije señalándolas con el dedo.

-Está bien, está bien.- Denisse alzaba las manos.- Enséñanos a ese tal Noah. ¿Por qué no le has invitado a venir?- Cogí mi móvil y busque una foto en la que saliéramos más o menos bien. No sabía que podía invitarle, no sabía que era una opción. Creo que habría aceptado encantado y que además se llevaría de maravilla con los chicos. Seguía buscando mientras oía como Kevin saludaba y se unía a la mesa. Disculpaba a Danielle que no pudiese venir, ya que estaba ocupada y liada con cosas de la boda. Le enseñé una foto a Denisse mientras discutía con Kevin de que quedaba aún mucho tiempo y que no tenían que tenerlo todo listo para ya, que era necesario tomárselo con calma. Ella cogía mi móvil para verle bien la cara, y lo acercaba y alejaba para verle mejor. Luego le pasaba el móvil a mi madre y Nick metía la cabeza entre las dos para intentar verle.

-Es guapísimo cariño.- Dijo mi madre devolviéndome el móvil.

-Diría que se parece un poco a mi Joseph.-

Casi me atraganto con la copa. ¿Qué? ¿Qué se parecía a Joe? Era hora de que Denisse hiciera una visita al oculista, porque debía tener una miopía curiosa. Miré la foto, y bueno, quizá la sonrisa, la nariz un poco pero no era para tanto. No se parecía para nada. Además mi Noah era un buen chico, no como ese tal Joseph.

-Aunque claro mi Joseph es más guapo.- Dijo ella mientras daba otro sorbo al vino.- Ojalá estuviese aquí. Seguro que le encantaría verte con ese corte de pelo.- Denisse me sonreía. Y yo le devolví la sonrisa más forzada que me salió. Acto seguido se levantó por la comida, trajo el pollo, una ensalada césar, mi favorita, y dejó metido el postre en la nevera. Cada uno empezó a servirse, y comenzamos a comer. Al principio estábamos en silencio y concentrados en nuestro plato, el pollo estaba riquísimo. Nick devoraba el pollo sin decir media palabra. Yo aproveché ese momento para mirarlos a todos, no me podía creer que estuviese allí con ellos. Mi vena dramática-melancólica amenazaba con salir y dejar a su paso unas pocas de lágrimas. De pronto mi madre rompió el silencio y la conversación se centró en Nick, en cómo se había puesto tan fuerte, si realmente había estudiado, he de decir que esa teoría era mía, me alegraba no ser la única que lo pensase, y el tema más importante ¿DÓNDE ESTABAN SUS RIZOS? En toda la cena no salió en ningún momento el nombre maldito, ni dónde estaba, ni qué estaba haciendo, si estaba bien, si seguía igual de guapo que siempre, nada. Y yo me moría por dentro.

Los chicos y yo nos quedamos comiendo el postre en el salón. Kevin me contaba que se había independizado con su chica y que vivía ahora a dos calles más abajo, pero que esta noche se quedaría en casa a dormir, para ponernos al día a mí y a Nick de las cosas de la boda. Me entristeció pensar que ahora que los chicos no estaban en casa Denisse pasara la mayor parte del tiempo sola, y eso seguro que se le estaba haciendo muy difícil. Nick nos habló de las chicas con las que había estado en su tiempo en la universidad, ese chico no había perdido el tiempo, para nada. Incluso nos enseñó fotos de todas ellas en instagram. Cada vez que entraba en instagram mis ojos instintivamente se iban para la barra de las historias, y vi cómo la cuenta de Joe seguía activa y había subido algo. Mi curiosidad me comía por dentro, mi instinto me estaba gritando para que le arrancase el móvil de las manos a Nick y mirara todo su perfil completo, pero mi voz de la sensatez me lo impedía.

Después de ponernos al día, decidimos irnos a la cama. Eran las 2 de la mañana y Nick y yo habíamos viajado bastante tiempo y estábamos cansados. Estaba rara tumbada en la cama sin él. Recordaba sus besos, cómo me hacía sentir y un nudo en la garganta aparecía. Me giré y abracé al cojín. Parecía extrañísimo pero todavía olía a él, eso hizo que lo abrazase con más fuerza. Cuando estaba a punto de quedarme dormida, la voz de Denisse en el pasillo me despertó. Se oía muy flojito, pero podía escuchar cómo hablaba con alguien, parecía muy contenta, lo notaba en su voz. Le decía muchas veces que no tenía por qué preocuparse. Y mis ojos se fueron cerrando lentamente. 

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