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ุจูˆุงุณุทุฉ is-disastrous

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๐ข๐ง๐ญ๐ซ๐จ๐๐ฎ๐œ๐ญ๐ข๐จ๐ง
vol 2 โ”€โ”€ ๐“๐‘๐”๐“๐‡ ๐‚๐€๐ ๐‡๐”๐‘๐“
o. bedtime stories
i. outside the wall
ii. city of the dead
iii. hunter's moon
iv. alive and kicking
vi. the roque
vii. bring back storyville
viii. chasing the devil's tail
ix. wheel inside the wheel
x. the map of the moments
xi. queen of hearts
xii. what death can join together
xiii. a storm is comin
xiv. when the truth hunts
xv. heads will roll
xvi. i love you, goodbye
xvii. deep dark truthful mirror
xviii. trusting issues
xix. calm before the storm
xx. night has a thousand eyes
xxi. another brick in the wall
xxii. when the levee breaks
xxiii. heavy is the head
xxiv. ashes to ashes
๐š๐ฎ๐ญ๐ก๐จ๐ซ'๐ฌ ๐ง๐จ๐ญ๐ž

v. live and let die

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ุจูˆุงุณุทุฉ is-disastrous

capítulo cinco: vivir y dejar morir


Por primera vez en su larga vida, Niklaus deseaba algo preciso y conciso: Que las personas que mataban se quedarán muertas. 

El día anterior fue la comprobación de que ese deseo estaba muy lejano a hacerse realidad. Con la confirmación de que su madre estaba entre ellos, el híbrido Original estalló en una cólera absoluta, no importaba cuantas veces él se deshiciera de ella, la mujer que les dio la vida no dejaba de volver a hacerles la misma imposible. No obstante, no era la única que había regresado de entre los muertos. Mikael. El padre, también lo había hecho, siendo Elijah el que se había topado con él cara a cara, por lo cual no había duda alguna de que era él. Pero eso no eran los únicos problemas que tenían, muchos más los amenazaban, y a penas el alba se alzaba sobre la ciudad.

Soltó la invitación sobre la extensa mesa caoba, ella se deslizó un poco hasta detenerse. Él estaba harto de ver ese ofrecimiento que se les había extendido esa mañana cuando su madre orquestó un desayuno para proponerles una cena que daría lugar esa noche, en el complejo. Resopló, recordaba la última vez que ella hizo una invitación de ese estilo hacía sus hijos, nada de eso había terminado bien. Minutos después pudo ver como su hermano se adentró en la habitación para cuando él tomó el cristal casi vació que reposaba sobre la mesa.

—La última vez que madre nos ofreció una cena, casi terminamos muertos. —puntualizó. Estaba en contra de que se diera aquella comida, sin embargo, su hermano mayor le había hecho saber que era la oportunidad perfecta para estudiar a su reciente enemigo. Niklaus prefería acabar con el problema de raíz —¿Qué podríamos esperar de esta noche?

—Es el momento preciso para actuar —respondió. El híbrido estaba sorprendido, sin duda, su hermano se había vuelto un maestro de la estrategia. Habiendo aprendido un par de cosas del mismo Niklaus, él lo miró con atención —. Esther es una maestra en el arte de la posesión. Digo que utilicemos esta cena a nuestro favor. Intentemos descubrir sus movimientos antes de que salte a otro cuerpo. —agregó. El híbrido Original no podía estar más de acuerdo con la respuesta de su hermano, era un plan preciso para lo que necesitaban. Sin embargo, no era lo que único que debían tener en cuenta esa noche. Esther no solo era una maestra en en el arte de la posesión, lo era también de las máscaras, por lo que empezaba a creer que si ellos eran su ataque encarado debía imaginar que entonces esa cena era el humo que cubría a su verdadera ofensiva.

Ellos debían estar preparados para cualquier ataque.




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Hayley se encontraba recostada sobre la cama que pertenecía al dormitorio de su hermana mientras que Alexandra tenía la vista fija sobre la ciudad junto con el celular apoyado sobre la baranda del balcón. Su mente estaba fija en Oliver, y de como este ahora se había convertido en un infiltrado dentro del aquelarre. Todo gracias a la sugerencia de Nathaniel, del cual aún desconfiaba por completo, siendo ese otro pensamiento que ocupaba su mente. El sol apenas había tocado a su puerta, y la joven tenía miles de problemas que resolver.

—En estos momentos agradezco no haber conocido a nuestra madre. —aseguró. La voz de Hayley fue la que la sacó de sus pensamientos, sabía que ella no lo decía de forma mala. Alexandra se adentró en la habitación.

—Conocimos a nuestra abuela, algo me dice que eso fue demostración suficiente. —replicó. Hayley hizo una mueca en concordancia para luego sentarse sobre la cama, podía notar la preocupación que emanaba de su hermana. No obstante, ella estaba más que de acuerdo con la idea de que Oliver fuera el informante de ellas. Alguien tenía que serlo.

—Tranquila, él dijo que llamaría cuando cumpliera con el objetivo —reiteró. Alexandra la miró, sabía que su hermana tenía razón siendo ese el plan acordado por ellos, asintió para cuando guardó el celular en el bolsillo trasero de su jean oscuro —. Concentrémonos en un problema mayor. Si es cierto lo que vieron anoche, Esther está de regreso —rememoró. La mujer lobo asintió, a pesar de que nunca la había conocido, el encolerizamiento de Niklaus fue suficiente como para asumir que la mujer los odiaba profundamente —. Ella atentó contra mi hija, creo que estaré feliz de agregarla al conteo de cuerpos.

—Tu no harás tal cosa —puntualizó. La voz del noble fue la que se halló bajo el umbral de la entrada. Alexandra lo miró, Hayley no lo hizo. Se limitó a virar los ojos —. Madre es una experta en el arte de la posesión, tenemos que descubrir que es lo que planea antes de que salte a otro cuerpo —explicó el plan que iba en marcha. Tenía la mirada sobre la híbrido para luego pasarla hacía la mujer lobo —. Preciso que me acompañes, Alexandra. Tenemos hasta... —miró el reloj que posaba en su mano izquierda —. Esta tarde —volvió la mirada sobre ella —, para actuar. —completó. Seguido salió del dormitorio, Alexandra miró a su hermana, se veía un poco irritada.

Lanzó su celular en su dirección, Hayley lo atrapó con confusión. —Oliver llamará. Nathaniel está encargándose de los lobos, necesito que me mantengas al tanto. —manifestó. La híbrido miró el celular para luego mirar a su hermana, no se veía muy feliz con la noticia —¿Por favor? —agregó. Hayley inhaló para luego asentir, finalmente la vio partir a destiempo del noble. La joven Labonair regresó la mirada sobre el celular.




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Del otro lado del Mississippi, Marcel se encontraba acomodando algunas cajas en el apartamento que oficialmente ahora le pertenecía. No se hallaba solo, Gia —la nueva miembro— se encontraba con él, ayudándolo. Los deseos del vampiro en hacer esta nueva comunidad de vampiros estaban más encaminados que nunca. No obstante, aquella mañana pacífica fue interrumpida por la entrada de dos figuras. Él dejó el libro que mantenía entre sus manos dentro de la caja para sonreír al verlos. 

—Ya era hora, tu alumna te espera. Y tu no evades tus responsabilidades. —anunció. Gia miró en dirección a ellos, de inmediato pudo ver que al Original lo acompañaba un lobo. Eso la hizo colocar todas las alertas posibles, Marcel y Josh le habían estado hablando sobre ellos. Los enemigos eternos de los vampiros —. Gia —llamó, esta se acercó hasta su costado —. Ella es Alexandra Lowell, aliada y amiga. —presentó. La mujer lobo asintió con confusión a la primera sentencia del vampiro, miró con extrañeza al noble que se hallaba a su costado. Elijah lo miraba con seriedad.

—No es mi responsabilidad —aseguró con presteza —. Tú la transformaste, tú le enseñas. —señaló. Marcel se cruzó de brazos para cuando bajó la cabeza en negación acompañada de una sonrisa, él era cabeza dura, pero eso era algo que el vampiro ya sabía que iba a tener que lidiar.

—¿Y entonces a qué vinieron? —cuestionó. Elijah le dio una mirada a la joven a su costado antes de introducir su mano izquierda en el pantalón de pinza que portaba. Alexandra estaba de brazos cruzados.

—Buscamos a una bruja cooperativa. —indicó. Siendo esa una parte del resumido plan que el honorable había tenido la delicadeza de explicarle a la mujer lobo en su camino hasta el apartamento del vampiro.

—No sé donde está Davina —aseguró. Alexandra bajó la cabeza, esa era otra de los problemas que ocupaban su cabeza últimamente. El vampiro dio unos pasos hacía ellos quedando a una distancia considerable —. Y tomando en cuenta que ella controla a tu padre, no la consideraría en la categoría de cooperativa. —expuso. Elijah le regaló una sonrisa. Marcel los tomaba por tontos, sin embargo, él no tenía tiempo que perder.

—Davina no —negó —. Quizás conozcas a otra bruja.

—¿Qué te hace creer que conozco a otra? —interrogó. Elijah sacó la mano de su bolsillo, si estaba buscando que él perdiera la compostura, no lo lograría. El noble no borró su sonrisa.

—Quizás por el anillo de luz que porta tu nueva bibliotecaria en su dedo. —habló. Alexandra fue quien dio la observación, Marcel la miró con una sonrisa. Se alejó un poco de ellos dirigiéndose hasta la vampiresa. La mujer lobo no sabía de que iba todo aquel juego de adivinanzas, pero no tenía el tiempo para eso.

—Buen punto —señaló —. Para su suerte conozco a alguien que los puede ayudar —aseguró. Tomó por los brazos a la vampiresa para atraerla hasta llevarla a unos pasos de ellos —. Gia. —nombró. Elijah colocó su rostro de seriedad —¿Por qué no llevas a Elijah y Alexandra con nuestra amiga Lenore?

—Si esta es tu idea de un chiste, te aseguro que no me divierte. —puntualizó. El Original la examinaba con rechazo, él no estaba dispuesto a jugar cualquier juego que Marcel tuviera en mente. Ellos tenían asuntos más urgentes que atender.

—No es nada divertido lo que sucede —manifestó —. Mikael volvió, las brujas causan caos —soltó a la vampiresa con una sonrisa —. Me parece que necesitas a todos los amigos que puedas. —agregó. Elijah siguió examinándola, no estaba para nada de acuerdo con las sandeces que soltaba el vampiro.

—Esta bien, llévanos con Lenore. Gia. —pidió. Alexandra fue quien tomó la batuta de la conversación al ver que el noble no daría su brazo a torcer. Elijah la miró a lo que pudo ver como ella también le contestó con la mirada. No tenemos tiempo. Fue básicamente el mensaje que él recibió, con una exhalación miró hacía la vampiresa para luego darse la vuelta saliendo del lugar. Alexandra le da una mirada a Gia para cuando esperó que esta avanzara resignada a que no estaría en el lado de gracia del honorable.




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Elijah le hizo saber a Gia con rapidez que él no era un hombre al cual le gustaba que le hicieran perder el tiempo. La vampiresa lo captó por lo que no tardaron mucho en arribar a la tienda que le pertenecía a la nueva bruja de Marcel. La campana de la entrada sonó cuando la puerta se abrió permitiéndole a los tres seres sobrenaturales adentrarse en la misma. Habían varios estantes con productos pero lo que sus ojos captaron fue a la mujer al fondo, detrás de un mostrador, la cual se encontraba practicando magia. Alexandra pudo oler las hierbas, identificando algunas. Ella tenía cabellos azabaches, era de tez morena. Se veía concentrada en lo que hacía.

—Largo, estoy ocupada. —señaló. Era ruda, más ninguno lo tomó personal, imaginaron que la mujer debía ser así por el simple hecho de la ciudad caótica en la cual residían.

—Descaradamente practicas magia. —habló. El noble fue quien comenzó a aproximarse a ella con tranquilidad. La señora siguió trabajando en lo que hacía. Alexandra lo siguió segundos después de examinar el lugar, a pesar de haber residido en el Barrio jamás había estado del otro lado del Mississippi. Era todo tan diferente.

—Remedios herbales para una vecina que perdió su seguro —justificó. Alzó la mirada deteniéndose al ver de quienes se trataban, sus ojos pasaron desde el noble hasta la mujer lobo —. Pero no creo que un Original —se fijó en Alexandra —ni la reina de los Crescents, vengan por los chismes vecinales. —agregó. Gia miró a la mujer a su costado con sorpresa, no solo era un lobo común, era el Alfa de ellos.

—Debemos pedirte un favor. —pidió. Alexandra fue la que se adelantó, la mujer no apartó la mirada de ella lo que la hizo sentir un poco extraña.

—El Barrio está lleno de brujas, pídanselo a una de ellas. —manifestó. Era razonable, ella no quería verse inmiscuida en los asuntos que involucraran a los Mikaelson. Después de todo, los rumores eran terribles en la ciudad. No la culpaba de quererlos echar de la tienda tan rápido como se adentraron.

—No solemos pedir favores a nuestros enemigos. —expuso. Lenore miró a ambos antes de negar para continuar trabajando en el remedio. Alexandra se cruzó de brazos, ellos eran muy obstinados, no se irían de ahí sin una afirmativa como respuesta.

—¿Atravesaron el río para molestarme? —cuestionó. Su voz se escuchaba un poco ruda, Elijah lo aceptaba, más no lo aprobaba. Odiaba tener que pedir favores, no estaba acostumbrado a ello. Casi siempre era del caso contrario.

—¿Es desafortunado, no? —interrogó. Miró a Alexandra antes de pasearse un poco por la tienda hasta llegar a unos pasos del mostrador. Ese era el fuerte del noble, la diplomacia —. La burocracia no a sido amable con tu comunidad. Los impuestos en los negocios locales se han acumulado por meses —se detuvo frente al mostrador —. Claro, una persona persuasiva podría resolver ese problema. —agregó. Él sabía que debía dar algo a cambio del favor, esa oferta era por supuesto la adecuada, él sabía que era lo suficientemente tentativa. La mujer alternó la mirada con ambos.

—Los escuchó.

Elijah volteó a ver Alexandra con satisfacción, un poco de persuasión era lo que necesitaban. —Digamos que una bruja tiene esta tendencia a cambiar de cuerpos —habló. Se acercó hasta ellos, la bruja no le quitó la mirada de encima —. Cuando lo haga otra vez, necesitamos saber a cual cambia. —expuso el plan que los hermanos habían preparado. 

—Almas marcadas. Magia de sacrificio —explicó. Movió la cabeza asintiendo al respecto, tenía un hechizo en mente —. Necesito un objeto encantado por dicha bruja, y una pitón. —nombró. Alexandra asintió al respecto, Elijah le ofreció una sonrisa.

—Tendrás el objeto encantado —aseguró —. Y la pitón la traerá mi aprendiz. —agregó. Señaló a Gia con la mano para cuando Lenore asintió acordando aquello.

—¿Qué yo qué?

—La primera lección del día. Adquisición mediante hipnotismo. —explicó. La encaraba para seguido pasar a un costado, Alexandra lo siguió segundos después cuando notó el rostro de confusión por parte de la vampiresa. Era más que obvio que la chica no era del todo agrado del noble.

¿Cómo demonios lo voy a hacer? 

Fue lo último que escucharon antes de salir de la tienda.




━━━━━━━━




El sol estaba cayendo dándole la bienvenida a la noche. Alguno que otro camarero bajo compulsión se encontraba entrando y saliendo de la vinoteca en donde el híbrido se hallaba. Miraba a los vinos que los humanos le hacían elección más él negaba con la cabeza al ver la etiqueta. Por ordenes de Elijah había orquestado cada detalle de aquella cena, que estaba lejos de ser complaciente para él, pero que sin duda les serviría para descubrir que era lo que tenía entre manos la retorcida mujer que los engendró. Aunque Niklaus no necesitaba saber que era lo que se traía con exactitud, su madre ya había expresado lo que quería para con ellos —en otras ocasiones. Por lo que aquella cena era solo un extra a sus verdaderas intenciones. O en la vista del Original, en que tan vulnerable era estando bajo su techo.

Sus ojos estaban clavados en el dije que mantenía sobre la palma de su mano para cuando uno de los camareros se acercó a él. Este levantó la mirada encontrándose con la muestra de la reducción a los dos últimos vinos que él había puesto como opciones. Tomó una inhalación cuando bajó la palma cerrada en forma de puño apretando con fuerza aquel collar.

—Si, Merlot estará bien. Salta la ensalada, quiero terminar con esto lo antes posible. —ordenó. El humano asintió desapareciendo de su vista. Seguido, escuchó unos pasos enfilándose en su dirección. Elijah se encontraba pulcramente vestido, como lo hacía siempre, empero esa noche portaba su traje formal. Niklaus lo miraba desde antes —. No recordé aceptar vestirme como un maldito abogado para esto. —indicó con molestia a la ropa que él portaba. El híbrido pocas veces utilizaba trajes, no eran su elección favorita.

—Niklaus, la presencia es muy importante. Es diplomático. —aseguró. El híbrido Original prefería otra opciones para aquella reunión, muchas de esas tenían que ver más con sufrimiento que otra cosa.

eres el diplomático, yo prefiero la acción rápida. —alegó. Seguido escuchó como más personas se unían. Las hermanas Labonair se enfilaban con decisión hacía ellos para cuando el honorable se posó a un costado de su hermano para tener visualización de ambas. Se veían preocupadas.

—Oliver llamó. Lenore fue secuestrada. —explicó. Alexandra fue la que habló mientras mantenía el celular aún en la mano, a pesar de haber estado desde el principio en contra de esa infiltración, no podía negar que ahora les daba frutos. Niklaus tensó la mandíbula.

—Madre, una vez más, esta una cabeza adelante de nosotros. —bramó. Estaba hastiado de esa situación, esa noche si no conseguían lo que el noble esperaba. Niklaus estaba seguro que separaría la cabeza del cuerpo que su madre portaba, sin importarle que saltara a otro cuerpo. Quería calmar un poco de su ira y esa acción, sin duda, la calmaría.

—Por ahora, Oliver está con ella. Lo que quiere decir que confían lo suficiente en él. —puntualizó. Hayley alternó la mirada con los presentes, por lo menos había que resaltar algo bueno. Aunque la sensación de que eso podía ser un engaño no se le apartaba de encima.

—Iremos a rescatarla. Mientras ustedes están aquí, entreteniéndola. Lenore podrá hacer el hechizo, así nos adelantaremos a Esther. —expuso. Alexandra había ideado ese plan con Hayley minutos después de la llamada de Oliver, era la única puerta en donde ellos salían victoriosos de aquella cena.

—No me gusta nada...

—No. Elijah, no puedes ignorarme durante todos estos meses, y después hacerte el preocupado. —habló. Hayley fue quien alternó la mirada con ambos, Alexandra la miraba. Las relaciones en el recinto cada vez se veían más complicadas —¿Pueden confiar, una vez, de que haremos algo bien? —cuestionó con rudeza. Niklaus no dejaba de mirarlas para cuando extendió el collar en dirección a Alexandra, ella lo tomó para después dar un asentimiento. Miró a su hermana para que luego esta comenzara a caminar.

—Alexandra —La detuvo, ella volteó a mirarlo —. No se te olvide ir por Gia. —recordó. En su rostro se veía preocupación, y quizás hasta un poco de arrepentimiento por las acciones que había remarcado Hayley, la mujer lobo asintió. Niklaus vio por donde ambas se fueron dejando su mirada ahí.

—Ahora soy yo él que pregunta. —llamó la atención de su hermano —¿Qué es lo que sucede entre ustedes dos? —cuestionó. Elijah tenía la mano dentro del bolsillo de su pantalón de pinza para cuando bajó la cabeza.

—Eso no importa, lo importante es que ella es fuerte. —alegó. A pesar de que el noble era quien quería ser su soporte de apoyo, sabía que en ese momento no sería eso, Hayley necesitaba odiar a alguien. Elijah estaba dispuesto a tomar la culpa de todo. Finalmente abandonó a su hermano dejándolo solo en la habitación, siendo en ese momento cuando notó que él no era el único que buscaba proteger a la mujer de su interés.




━━━━━━━━




Niklaus no apartó la mirada del hombre que estaba frente a ellos. A pesar de que Elijah no lo había reconocido en lo más mínimo, el híbrido no podía decir lo mismo. La forma en como hablaba, como se expresaba de ellos, era imposible no reconocerlo. Durante gran parte de su vida, sus hermanos, en especial Niklaus, lo tuvieron encerrado en un ataúd. Así que era razonable que el noble no lo reconociera, después de todo, había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vieron. Finn Mikaelson, no se sorprendía de que sus hermanos no le reconocieran en lo más mínimo, sin embargo, la sorpresa había sido revelada cuando Niklaus lo hizo.

El híbrido le daba vueltas al cuchillo que tenía apoyado por la punta sobre la mesa. Elijah notaba la tensión que se acumulaba en el ambiente, empero, debían ser inteligentes no dejando llevarse por las emociones que se les habían removido. Debían descubrir de que iba toda aquella cena. No obstante, la atención de ambos hermanos fue atraída cuando el, ahora brujo, hizo que una de las camareras se inclinara en petición de él. Ella asintió para finalmente alejarse de la mesa, Niklaus y Elijah se vieron entre sí para cuando dos platos más fueron traídos a la mesa.

—¿Esperamos a alguien más? —cuestionó. Elijah era el interesado, por suerte, había una silla extra del lado de Niklaus para que sirviera de por medio a los dos platos que colocaban. Algo le decía al noble que iban a necesitar esa separación.

—Madre se sentará a la cabeza de la mesa, por supuesto —indicó. Seguido miró los dos puestos frente a él, a pesar de que sabía que uno de los puestos no sería ocupado por nadie, debía hacerles entender que ellos tenían todas las de perder —. Y los otros dos puestos que están frente a mi están reservados para dos de nuestro clan —aseguró —. Los educaré al respecto. ¿Qué tal uno paranoico? —cuestionó. Los miraba mientras le daba un sorbo a la copa de vino.

Niklaus le sonrió. —Dudo que Kol escuché a alguien más que a su ego. —expuso. Finn dejó la copa sobre la mesa. La sonrisa no dejó de adornar su rostro.

—¡E incluso él, el más salvaje de nosotros los Mikaelson, pudo ver sus errores y a aceptado su verdadera forma con vigor! —alegó con euforia. Niklaus no lo podía creer, sabía que su hermano caía bajo más eso era peor que caer bajo. Era, simplemente, una absurdez —. El cambio, hermanos, es inevitable.

—Dijiste que eran dos. ¿Quién es la otra? —cuestionó. Elijah era el que traía las preguntas a aquel futuro monólogo, a diferencia de Niklaus, que quería acabar con esas amenazas en ese momento. Él no era una persona paciente, mucho menos, cuando lo estaban atacando bajo su propio techo. Finn soltó un poco de aire con una sonrisa mientras daba otro sorbo, su mirada estaba sobre la silla indicada por el noble.

—Supongo que esa era mi entrada —Una voz ronca femenina se escuchó a la entrada del umbral. Ambos hermanos miraron en la dirección de donde provenía, una joven de cabellos rubios cobrizos era la que hacía acto de presencia —. Elijah —saludó. Una sonrisa decoró su rostro —. Nik.—prosiguió. La forma en la que miró al último de ellos les dejó una extraña sensación. Finn se colocó de pie para ir hasta el otro lado de la mesa arrastrando la silla ofreciéndole asiento a la desconocida. Niklaus no dejó de mirarla ni por un segundo.

—Perdón por la falta de cortesía, pero usted...

—Oh, Elijah —interrumpió. Finn empujó la silla para seguido devolverse a su asiento. La mujer desdoblaba la servilleta para colocársela sobre las piernas —. Como te comen las ansías, a pesar de los años, aún no has cambiado en lo más mínimo. —declaró. Niklaus fue quién, está vez, tenía el semblante de confusión. El noble tenía los labios entre abiertos dejando escapar un poco de aire, le era imposible creer lo que presenciaban sus ojos —¿Y tú, Nik? —Lo miraba fijamente, el híbrido se sentía extraño ante las palabras de la mujer —¿No tienes nada que decirme? —cuestiono. Había alevosía en sus palabras, todos lo notaban. El híbrido miró a Finn quien reía con diversión ante el escenario que se desarrollaba, sin embargo, él no veía ni una pizca de diversión.

Arthemisa... —murmuró. Elijah fue quien pronunció aquel nombre, aquel nombre que para Niklaus se había convertido en el significado de algo maldito. El híbrido tenía la mandíbula tensa para cuando ella les amplió la sonrisa. Ahora no solo tenían a su madre devuelta entre la vida, el viejo amor de Niklaus también estaba entre ellos.

—Y como recordaba, le quitas la diversión a todo, Elijah. —aseguró con descontento. Niklaus no proceso aquello de otra forma que no fuera la usual contra sus enemigos. El cuchillo con el que se hallaba jugando lo lanzó en dirección a la mujer con rapidez cuando este lo desplazó a un lado obligando al mismo a clavarse contra la silla del extremo contrario al donde se hallaba el híbrido. Él respiraba con pesadez, lo estaban amenazando en su propia casa.

—¡Basta de juegos! —alzó la voz, casi como un gruñido. Elijah se colocó de pie ante la acción de su hermano cuando este golpeó la mesa con fuerza, sabía que la mujer que una vez fue el centro de la vida de su hermano ahora era la misma que amenazaba con la estabilidad mental del mismo. Que ella estuviera entre ellos, de nuevo, no eran buenas noticias. Eran pésimas.

—¿Dónde esta madre? —cuestionó. Elijah miraba a los dos miembros del nuevo aquelarre de Nueva Orleans con desagrado. Los miembros de su familia estaban coludidos para atacar al resto de la misma, solo en esa sentencia se veía lo espantoso de eso.

—Oh, hijo mío —habló. Una adolescente, tal como Niklaus la había descrito, se hallaba bajo el umbral de la puerta. Todos miraron en esa dirección para cuando Finn y Arthemisa se colocaron de pie. Niklaus tenía tensa la mandíbula, quería matar a todos de una vez por todas —. Yo también te he extrañado.




━━━━━━━━




La bruja Lenore se veía sumamente golpeada, de eso no cabía ninguna duda, empero la mujer de igual forma había ofrecido a ayudarlos. Eso era algo digno de admirar, pero entendible, tal como la misma bruja había declarado ella haría cualquier hechizo para que ellos terminarán con Esther. Estaba tomando represalias en contra de la misma. Sin embargo, dentro de la cabeza de las Labonair aún quedaba la duda de porque había secuestrado a la bruja de esa manera, no tenía sentido, pero las palabras de los Mikaelson eran las que cobraban sentido en aquel momento, nada de lo que su madre hacía tenía sentido.

Lenore movía las manos sobre el caldero a medida de que tomaba la pitón proporcionada por Gia, cortándola para sacarle los sesos. En el rostro de Hayley se pudo apreciar una expresión de asco mientras que Alexandra la veía con atención, a pesar de que la bruja les había explicado como servía el hechizo, la mujer lobo aún no entendía porque Esther hacía todo eso.

—¿Qué te dijo cuando te secuestro? —habló. La bruja la miró mientras recitaba, Hayley miró a su hermana con el entrecejo junto —¿Algún indicio de porque esta haciendo esto? —cuestionó. No podía quedarse más con la duda o las preguntas se la iban a empezar a carcomer.

—Amor.

—¿Qué tan duro te golpeó? —burló. Hayley fue la que miró a su hermana nuevamente luego de su comentario más Alexandra conservaba un rostro de seriedad absoluta. Lenore sonrió mientras estrujaba los sesos sobre el caldero obligando a la sangre a caer dentro del mismo.

—¿Qué además del amor puede inspirar tanto dolor y crueldad? —cuestiono. Las Labonair permanecieron serias ante las palabras de la bruja —¿Y Esther? —Terminó lanzando los sesos dentro del caldero —. Su amor es muy, muy fuerte. —aseguró. Alexandra resopló ante las palabras para cuando Lenore siguió con el hechizo, levantó la mirada hacía la mujer lobo —¿Tienes el talismán? —interrogó. Alexandra lo sacó de su cazadora para luego extenderlo en dirección a la bruja quien lo tomó llevándola a continuar con el hechizo. El Alfa se cruzó de brazos observando a la bruja —. Aux sa ah ça le vous de le vous l'inspir non do set. —comenzó a recitar. Movió las manos entre el humo que salía del calderón un par de veces hasta que finalmente se detuvo cayendo sobre el caldero pero detuvo la caída gracias a que apoyó sus manos sobre el mismo.

Alexandra y Hayley la miraron con confusión debido a que no sabían que era lo que sucedía con exactitud. Pero de lo que si estaban más que seguras era que nada bueno podría ser, la mujer lobo dio un paso hacía la bruja para cuando empezó a reincorporarse.

—¿Te encuentras bien? —preguntó. La bruja comenzó a asentir mientras se observaba las manos, seguido se tocó el rostro lo que les dio un mal presentimiento, Hayley tomó el antebrazo de su hermana deteniéndola en seguir avanzando.

—Si... —murmuró —. Solo trato de orientarme... —tranquilizó. Vio las palmas de su mano cuando miró a los lados, al posar la mano en su barbilla fue cuando ambas mujeres se alertaron. Ahí estaba el producto del hechizo, la marca. Hayley abrió más los ojos.

—Alex...

—¿Eres tú, no, Esther? —interrogó. El Alfa había retrocedido unos pasos, si era verdad lo contado por Elijah e incluso el mismo Niklaus, la mujer que ahora se encontraba frente a ellas era un enemigo a temer. La bruja les sonrió lo que las llevó a que los vellos de sus cuerpos se erizaran.

—Es un gusto al fin conocerte, Hayley —aseguró mirando a la híbrido. Esta no soltaba a su hermana, a pesar de que la molestia comenzó a hervir en ella. La mujer miró al Alfa —. Alexandría, también es un gusto el saludarte de nuevo —aseguró. Con delicadeza cogió el paño blanco que se hallaba a un costado del caldero para limpiarse las manos, las mujeres observaron cada acción. Seguido, la mujer lobo sintió como el celular dentro del bolsillo de su cazadora comenzó a vibrar. Esther la miró —. Adelante, puedes tomarlo.

La mujer introdujo la mano sacando el aparato, vio el nombre brillando en la pantalla, seguido lo colocó sobre su oreja con rapidez. —Klaus, estamos en la tienda de Lenore... —La bruja terminó haciendo un movimiento con la mano obligando a la mujer lobo a colgar.

—. Eso será suficiente.

—Ellos vendrán por nosotras. —aseguró. Hayley estaba a un costado de su hermana, no le había soltado el brazo, Esther las miró con una sonrisa. Era macabra e incluso podían asegurar que estaba llena de burla.

—Oh, querida. Ese siempre a sido el plan —aseguró con tranquilidad para seguido dejar el paño sobre el caldero. Las miró a ambas luego de una inhalación —. Ahora, creo que es hora de que ustedes y yo tengamos una charla.


⚜️。:*•.⚜️.•*:。⚜️

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