Heterocromรญa [Jingyeom]

By emoinjury

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Yugyeom tiene dos ojos de distinto color y teme que por esa afecciรณn no sea lo suficiente para atraer al mejo... More

Prรณlogo
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By emoinjury

-Está durmiendo. Le dije que pasaste la noche en la casa de Bambam, un nuevo amigo. Puedes estar tranquilo -tragó saliva.

Había mentido. En realidad, no lo había cubierto.

Se encerró en el baño del primer piso, para que no se oyeran los gritos histéricos de sus padres de fondo. No podía decir que era completamente su culpa, pero tampoco podía decir que no lo era; cuando sus padres lo interrogaron por la ausencia de Yugyeom, se quedó en blanco. Balbuceó unas vagas excusas, pero lo hicieron confesar. Quizás se habría sentido más inspirado para mentir si no hubiera sucedido lo de la fiesta.

Su corazón se sintió pesado al recordar la mirada llena de decepción de Jinyoung.

Sin embargo, había una parte de él que quería que Yugyeom se metiera en problemas. Fue eso, también, lo que hizo que no se esforzara en crear una excusa; sabía que no estaba bien, pero no podía negar sus propios sentimientos. Y él tenía sus propios motivos para sentirse así.

Apretó el teléfono con fuerza.

-Muchas gracias, de verdad. No tenías por qué hacerlo...

-No. La próxima no te pongas tan ebrio. Nos hiciste pasar un mal momento a todos -escupió las palabras con odio. No se molestó en esperar por una respuesta, y colgó.

Caminó hasta el espejo y observó su reflejo. Se vio las bolsas oscuras debajo de los ojos, y la piel que había sido arrancada de sus labios por sus propios dientes. No reconocía a la persona que estaba delante de él.

¿En quién se había convertido?

***

-Yugyeom, tenemos que hablar contigo.

Se adentró en la casa con los hombros caídos. Sus ojos estaban fijos en Jaebum, que ni siquiera alzó la cabeza para mirarlo cuando se sentó a su lado en la silla. Sus padres solo lo veían a él, y no le habían sonreído ni una vez, lo que se le hacía sospechoso; era obvio que algo había pasado, pero nada cruzaba por su mente. ¿Acaso se habían enterado de que no entregó su tarea de matemática a tiempo? No era su culpa que la alarma no hubiera sonado a tiempo para su clase.

-Sabemos lo que hiciste, Kim Yugyeom -amenazó su padre, sentándose derecho en la silla. Su corazón comenzó a latir rápido, jamás lo llamaban por su nombre completo a menos que estuviera en graves problemas. Flaqueó, pasando los ojos de su progenitora a su progenitor con la desesperación de un cachorro que se ha perdido en el parque y no puede encontrar a sus dueños.

-¡Lo siento mucho! ¡Prometo que entregaré mi tarea de matemática a tiempo...! -farfulló, nervioso. Sus padres se miraron entre ellos con el ceño fruncido, y luego volvieron a él.

-No estamos para juegos. Sabemos que te emborrachaste en la fiesta.

-¿Eh?

Se giró hacia Jaebum, más confundido que nunca. Él seguía sin mirarlo. ¿Cómo sabían que...?

Tardó unos segundos en darse cuenta. Cuando lo hizo, él también bajó la cabeza. ¿Cómo había sido tan ingenuo?

-Lo siento -susurró. Su corazón dolía, no tanto por lo que había hecho, sino por Jaebum.

-Sabemos que lo haces. Pero tienes que entender que no puedes hacer lo que se te dé la gana. No solo lo del alcohol, también el que no hayas aparecido por casa hasta esta hora...

El sermón fue bastante largo. Se limitó a asentir con la cabeza ante cada cosa que le decían, aunque no estuviera escuchando realmente; se sentía herido, por no decir traicionado, porque Jaebum y él jamás habían sido un team en primer lugar. Se sentía tan estúpido por haber creído algo así. Había sido tan lindo con él sobre la fiesta la última vez, que se dejó llevar por el pensamiento de que los dos finalmente podrían ser amigos.

Quizás ya no me odia, pensó. Pero era claro que se había equivocado, esto lo demostraba.

Cuando sus padres terminaron de regañarlo, lo dejaron subir a su habitación. No iban a castigarlo, dijeron, pero tenía que prometer que no volvería a hacer algo así. Lo hizo, pero realmente no le importaba ser castigado. No podía sentirse peor que ahora.

Cuando subió las escaleras, se cruzó con Jaebum de camino a su cuarto. Los dos cruzaron miradas; fue un intercambio frío, distante, que lo hizo sentir aún más vacío. Detuvo su caminar, pero Jaebum no lo hizo, y continuó haciendo su camino hacia las escaleras.

Apretó los puños. ¿Por qué? ¿Qué había hecho?

-¿Por qué, Jaebum? -preguntó, sin pensarlo. Su corazón comenzó a latir rápidamente cuando se dio cuenta de lo que había hecho. Sin embargo, ya era demasiado tarde para arrepentirse, porque Jaebum lo había oído y lo estaba mirando con el ceño fruncido.

Lo confrontó, haciéndole frente a todos esos pensamientos que venían torturándolo desde hacía tiempo.

-¿Por qué me mentiste por teléfono? Si tanto te molestaba defenderme, podrías habérmelo dicho. Hubiera encontrado una excusa por mí mismo...

-Nunca fue mi trabajo defenderte -Yugyeom contuvo la respiración, y así mismo, las ganas de llorar. No iba a romperse delante de él-. Que Jinyoung me lo haya dicho no significa que vaya a hacerlo. Es tu problema, no mío. Hazte cargo como los demás.

Se miraron a los ojos por unos segundos. Yugyeom se preguntó si Jaebum podría ver lo dolido que estaba a través de sus pupilas. Si lo hizo, no le importó, porque eventualmente se dio la vuelta y continuó bajando las escaleras como si nada hubiera pasado. El pulso de Yugyeom tembló, las ganas de llorar atacándolo furiosamente.

-¿Por qué eres tan cruel y frío conmigo...? -le preguntó, a la nada.

Jaebum sintió que su fortaleza se derrumbaba una vez que bajó las escaleras. Se sostuvo de la baranda, con la cabeza baja, y los ojos cerrados con fuerza.

Oh, si solo las cosas fueran mejores... él no tendría que ser así.

***

Cuando despertó la mañana siguiente, su madre lo recibió con un beso y una sonrisa. Podía determinar por su actitud que ya no estaba más molesta, y lo prefería así. Preguntó por papá, pero como siempre, estaba en el trabajo. Ni siquiera se molestó en buscar a Jaebum, aunque probablemente estaría en lo de Jinyoung. No quería oír de ninguno de los dos, por el momento; de nuevo estaba siendo injusto con Jinyoung, incluso después de que lo hubiera ayudado tanto.

No habría clases ni hoy ni mañana, así que tenía que buscar algo para hacer. Pensó en continuar leyendo Tokio Blues, pero se aburrió tan pronto comenzó a leer las siguientes páginas. Lo dejaría para después. Quizás podría preguntarle a Mark de salir, dado que ninguno debería hacer la tarea hoy: sin embargo, rechazó su propuesta en cuanto se la dijo.

-Lo siento, tengo que ayudar a mi madre con el jardín. Le llegaron estas nuevas semillas de lino desde el norte de Corea, pero ninguno de mis hermanos quisieron contribuir. Soy su única opción -lo escuchó reír. Mark era un desastre en la jardinería, así que su madre no acudía a él a menos que no tuviera otra alternativa.

Soltó un bufido, apoyando la frente en la pared fría del pasillo.

-No podría... ya sabes... ¿ir a ayudarlos...? -preguntó, entre susurros. Mark soltó un pequeño suspiro de desaprobación, seguido de una carcajada; podía imaginarlo negando con la cabeza mientras lo hacía.

-Alguien está muy desesperado por salir, ¿no?

-No lo digas así -se tapó la cara con una mano, sonrojado por la humillación. Entusiasmarse por la jardinería era caer muy bajo, pero no le quedaba otra; Mark era la única persona de su instituto a la que podía considerar como su amigo. La siguiente era Jinyoung, a medias, pero era más amigo de Jaebum que de él, así que era un total no. Y Bambam... bueno, no estaba seguro. Era un buen chico, eso quedaba claro.

-Sal solo, ¿qué tiene de malo? Es terapéutico pasar tiempo contigo mismo -de fondo, se podía escuchar claramente las quejas de la señora Tuan.

-Créeme, ya paso suficiente tiempo conmigo mismo.

Necesitaba distraerse, no causarse todavía más dolor de cabeza.

-Lo siento, no puedo ayudarte. Puedo pasarte el número de Bambam, si quieres -negó con la cabeza, aunque no hubiera forma de que él pudiera verlo-. Tengo que irme ahora, o mi madre me bajará todos los dientes con su pala de jardinería.

-Eso suena peligroso.

Se despidieron y Mark colgó la llamada. Se quedó con el teléfono contra la oreja unos segundos más, hasta que se hartó del pitido que venía del auricular. Su madre lo veía desde la sala, mientras prendía el televisor en el canal de noticias. Quería oír sobre el clima de esta semana.

-¿Estás bien, Yugy? -caminó hacia ella, suspirando con aflicción-. Puedes sentarte a ver televisión conmigo, pero no creo que te diviertan las noticias.

-Es solo que realmente quiero salir de casa hoy. ¿Tú no te cansas de estar aquí?

Su madre le sonrió con compasión. No tenía opción, dándose que era ama de casa y su esposo trabajaba casi todo el día.

-A la mierda. Saldré a pasear -tomó una chaqueta del sofá que no sabía si era suya o de su hermano y caminó hacia la puerta, sacando sus llaves del bolsillo de su pantalón.

-¡Vocabulario! -gritó su madre desde la sala, pero su voz y el murmullo de la televisión se perdieron en cuanto cerró la puerta. Estaba afuera.

Comenzó a dar vueltas por el barrio, aunque ya hubiera visto todo. Se cruzó con varios vecinos y compañeros de su clase, a los que ignoró completamente; no estaba de humor para conversar. El clima era agradable, pero demasiado fresco para estar apenas a principios de otoño.

Se detuvo en una tienda de conveniencia cruzando la calle. Había una pequeña fila de tres personas, pero no tenía nada que hacer, así que no le molestó esperar. Quería comprar unos chicles de menta y un jugo de naranja. Tenía suerte de que había traído su billetera.

Reparó en el chico que estaba delante suyo en la fila. Era más bajo que él por unos cuantos centímetros, y no dejaba de moverse de un lado a otro en el lugar como si estuviera ansioso. Su hiperactividad le había resultado contagiosa y luego él también se sentía inquieto.

Cuando la fila se adelantó un paso, el chico se dio la vuelta y lo miró. Tenía una cara conocida, pero, ¿de qué?

-¡No jodas! ¡Eres el chico de los ojos raros! -exclamó luego de examinarlo unos segundos, tan fuerte que varias de las personas que pasaban a su lado se voltearon a verlos. Yugyeom se encogió de hombros, como si tratara de volverse invisible, pero sería muy difícil ocultarse con su altura.

-Adelante, hazme todas las preguntas que quieras. Para empezar, no, no son lentillas -suspiró, abatido. El desconocido frunció el ceño, agitando sus manos.

-Chico, no lo dije con esa intención. Ser raro no es malo. Lo que quería decir es que tus ojos son increíbles -de repente, se levantó el cabello que le tapaba la oreja derecha, revelando que faltaba una parte de ella. Yugyeom abrió la boca, sorprendido-. Yo también soy raro.

-¡Mierda! ¿Cómo te hiciste eso? -Volvió a cubrirse el oído con el cabello.

-Cuando era pequeño, me acerqué a un perro callejero que había en el parque y este me arrancó parte de la oreja de un mordisco. ¿Horrible, no? -Yugyeom asintió con la cabeza, la sorpresa todavía no se había ido-. A mucha gente le da asco la cicatriz, y lo entiendo, es repugnante. Pero está bien, realmente no me importa lo que piensen.

Otro paso en la fila. Sólo quedaba él, y luego sería su turno.

-Eres Yugyeom, ¿no es así? Te vi en la fiesta. Creo que hablamos, incluso. Vaya borrachera pegaste, hombre -sintió que sus mejillas se calentaban. No le gustaba pensar en eso-. Dudo que me conozcas, así que te ahorro el esfuerzo. Soy Youngjae.

-Oh... espera, sí te conozco. Eres el chico al que...

-Casi suspenden, sí. No puedo creer que me conozcan por eso. Todos pensarán que soy el chico malo de la escuela -finalizó, soltando un suspiro. Yugyeom rió. La persona que había entrado antes que ellos salió, lo que significaba que era su turno-. Oye, ¿quieres ir a tomar algo? No tengo nada que hacer, y tú pareces bastante agradable, chico raro.

No pensó dos veces en aceptar.

Se dirigieron al café más cercano, donde había ido con Bambam la última vez. Esta vez no había rastro de él por ningún lado. Youngjae ordenó un latte, y Yugyeom aprovechó para pedir ese jugo de naranja que primero había buscado en la tienda.

-Y, dime, ¿por qué casi te suspenden? Oí la noticia en su momento, pero no quise preguntar qué había sucedido. Aunque escuché algunos rumores, como que casi matas a alguien -Youngjae abrió la boca y se cruzó de brazos, indignado.

-¡Eso no fue lo que pasó en absoluto! Ni siquiera fue una pelea tan grande. Las personas aman crear drama por cualquier cosa, son unos cuervos -Yugyeom se rió de su enojo, mientras una mesera se acercaba con sus pedidos y los dejaba en su mesa-. Te diré la verdad. Lo cierto es que estaba peleándome con el ex novio de mi hermana por haber intentado golpearla.

-Qué imbécil -comentó, dándole un largo sorbo a su jugo. Le quedó un bigote de color naranja del que Youngjae no tardó en hacerle burla.

-Sí. En fin, este tipo había tenido una fuerte pelea con mi hermana porque ella lo había atrapado engañándola, y entre los gritos intentó pegarle. Cortó con él después de eso e instantáneamente vino a buscarme para que la acompañara a la policía, pero no nos dejaron presentar cargos porque en realidad no hubo ningún daño -mientras hablaba, su voz sonaba cada vez más molesta, como si pudiera ir ahora mismo a golpearle de nuevo-. Como nadie pensaba hacer nada, me pareció más que justo hacer justicia a mano propia. Por suerte, la directora me permitió explicar la situación y lo expulsaron. Esa es la versión original de lo que pasó.

-Vaya. Pues, se lo merecía.

Conversaron un rato más, pagaron por las bebidas y salieron. La charla era fluida y entretenida, Youngjae sin duda era una persona muy divertida para pasar el rato; sin embargo, el ambiente quedó totalmente arruinado cuando en la vuelta a casa se chocaron con otras dos personas.

Eran Jinyoung y Jaebum.

Por las dudas, voy a avisar que esto es un poco Yugyeom x todos lol. Vayanse preparando.

Escribí esto a las 2am. Por qué las horas de inspiración vienen cada vez más tarde *llorar intensamente*.

Ahora que finalmente pude presentar a todo Got7, eso significa que se viene lo más interesante: así es, drama, triángulos amorosos, secretos, más drama y muchas otras cosas. Heterocromía contiene mucho drama, como podrán ver.

Agárrense de sus asientos, ladies and gentlemen. Esto recién empieza.

Cuídense mucho y no salgan de sus casas. Me despido. 💚✨

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