Terminamos, de alguna forma, yendo al mismo bar de antes. Estábamos incómodamente sentados en una mesa, Ha-won estaba ahí, y había decidido sentarse con nosotros junto a dos de sus amigos. Uno de ellos, era una chica con largo cabello negro más ojos azules, Ha-won dijo que se llamaba So-dam, no hablaba mucho, más que algunas cosas, era un poco obvio porque acabábamos de conocernos y, la confianza no era mucha, así que tomé aquello como una excusa ante sus pocas palabras. El sentimiento era mutuo. El otro, era un chico que se llamaba Seo Won quien no me pareció nada interesante ni mire más de un par de veces. La conversación fluyó normalmente, pero yo guardaba silencio escuchando como intercambiaban palabras, YoonGi era más bueno con ellas que yo. Delante de mí había un plato con una hamburguesa, la picaba con el tenedor como siempre, Ha-won la había traído.
Ella nos contó que estaba viviendo allí por un tiempo en la única habitación que el lugar poseía porque se peleó con su novio, y la echo de casa. No era algo que nos incumbiera o que me importaba de todas formas. Pero, a pesar de lo poco que nos conocíamos ella veía algo en mí y se preocupaba más incluso que otras personas que conocía hace mucho, así que actué como si fuera importante por más que fuese una mentira.
—Oh, ¿Fueron a la fiesta que hicieron cerca de aquí? Me dijeron que fue genial, harán otra hoy pero no en el mismo lugar, iré esta vez. ¿No vienen? —YoonGi me está mirando demasiado, y la chica esta, So-dam, no deja de mirar a YoonGi tampoco, pero no es de esa forma, si no más intimidante. Yo me encogí de hombros porque no lo sabía, además, fiesta es igual a tragos gratis, no estoy dispuesto tampoco a dejar ir una oportunidad así.
—No vamos a ir. Ya fue suficiente con lo de hoy. —soltó, bebiendo de su vaso con cerveza. Arquee la ceja para decir algo al respecto pero So-dam me interrumpe, dejando que su tímida voz se escuche justo cuando mi boca va a decir algo.
— ¿Cómo está tu mamá, YoonGi? —creo que todos en la mesa la quedamos viendo, excepto él. Tiene una actitud petulante como si no le importara nada que tenga que ver respecto a eso.
—No creo que te importe, es mejor que te preocupes por tu propia familia. O lo que queda de ella, porque por lo visto uno ya está muerto.
—Oh, hey, ¿Qué está pasando? Es una bonita pelea pero no estoy entendiendo nada, ¿Ustedes se conocen? —So-dam sonrió, sin mostrar los dientes ante lo que pelirroja había dicho.
—YoonGi es mi hermanastro.
—No me llames así, mierda. Tú y yo no somos nada. —ubico el cristal sobre sus labios y tiro hacía atrás la bebida para terminarla por completo. —Tu mamá no era más que otra de las putas con la que mi papá se acostaba. Y tú, un error. Así que deja de joderme.
Creo que impresionado no es una de las cosas que estoy respecto a esto, porque, ¿No era un poco obvio? Lo único que puedo rescatar, es que al parecer no sé absolutamente nada acerca de YoonGi, y todo lo que creía que lo conocía acaba de volverse tan minúsculo que pronto, se convertirá en absolutamente nada.
Siguieron diciéndose cosas y, no pude evitar pensar que quizá el hecho de estar jodido viene en la sangre, porque basta con mirarla. Ella tiene esos profundos ojos que te miran y parece que estuvieran sellados completamente, no puedes leerla aun si lo intentas, no puedes saber cómo va a reaccionar. En toda la conversación, ella mantenía el mismo rostro, a veces sonreía. No decía muchas palabras más que algunas cosas que hacían a YoonGi tirar insultos, ella disfrutaba siendo agredida, o también, puede ser que simplemente no le importaba.
Quizá a lo largo de su vida le habían dicho tantas cosas que ya estas, la dejaban completamente indiferente.
Con respecto a su padre, me puse analizar la situación y me di cuenta de que mi padre era parecido. Y sentí miedo, ¿Qué pasa si por ahí hay también alguien que lleva algo de mi sangre y yo no lo sé? Él lleva engañando a mi madre años con distintas mujeres. Algunas, de las que nunca vuelvo a saber, él puede estar guardándolo en secreto como cada cosa en su vida, en nuestra vida.
Veía como Seo Won se levantaba de la mesa y tomaba el brazo de So-dam para llevársela de ahí como si lo que YoonGi estaba diciendo ya hubiese colmado su paciencia. Se notaba que ambos eran bastante amigos. Ella se resistió sentándose nuevamente, intentando mantenerse ahí el tiempo suficiente. Se movió un poco hasta que quedo muy cerca del rostro de YoonGi con sus manos apoyadas sobre la mesa. —Cuando te vi entrar por esa puerta realmente pensé que volver a este lugar después de tiempo había sido un error, porque no esperaba ver tu cara. Tu sabias quien era yo y aun así actuaste como si no me conocieras, lo ocultaste. Pude ver tus ojos sobre este chico que vino contigo, ¿Te gusta, verdad? Me das lastima YoonGi, no solo porque pensé que nunca caerías en esa mierda del amor, sino porque estas arrastrando a él en tu mierda. Y no lo merece. Nadie merece estar con alguien como tú. Nadie merece estar con alguien como nosotros. Es la sangre de los Min, somos lo que nuestros padres son, entre dos depresivas de mierda y un alcohólico mujeriego, ¿Qué crees que iba a tocarnos?
Él se quedó estático, ahí, y ella se mantuvo de pie esperando una reacción. —No metas a JiMin en esto porque él no tiene idea de quién eres tú, no tiene idea de muchas cosas respecto a mi vida.
—Claro que no, ¿Sabes por qué? Porque solo le muestras lo que tú quieres que vea. Hay tantas cosas que ocultas, podría decirlas ahora, pero me voy a ir para darte la oportunidad de que tú mismo lo hagas. Yo no lo metí en esto, tú lo hiciste. —Seo Won susurro algo en su oído y ella, caminó lejos de la mesa, como aceptándolo. Ninguno de los dos dijo adiós, ni se despidió. Pero algo me decía que no sería la última vez que veríamos sus caras.
No dijimos nada, durante mucho tiempo. Pero fue Ha-won quien lo interrumpió dando pasó a que la conversación iniciara.
—Lo siento, lo siento tanto. Yo no sabía, es en serio, no tenía idea de nada si no yo no hubier-
—Ya, Ha-won. No es tu culpa. —la callé, mientras YoonGi esperaba que yo dijera algo sobre lo que ocurrió, pero no lo hice. Guarde silencio por un rato. — ¿Y? ¿Cuándo vas a empezar a explicarme todo esto?
— ¿Por qué tengo que hacerlo? No es como si tuviera que contarte todo lo que pasa conmigo. No te interesa de todas formas.
—Tienes razón. No me interesa, estoy aquí contigo porque no me interesas, YoonGi. ¿Cómo no me he dado cuenta todo este tiempo? —ironicé. Se dio cuenta de eso así que se levantó también, caminando hacia afuera, la pobre Ha-won, tan pequeña y llena de dudas se mantenía encogida en el asiento intentando no escuchar pero terminando por hacerlo de todos modos, no había muchas personas a nuestro alrededor pero también estaban viéndonos. Era toda una escena.
—Fue demasiada mierda para mi hoy y no tengo tiempo para estas idioteces. Me voy a casa. —mi mente quedó en blanco unos momentos y sentí un fuerte pitido en mi oreja izquierda, creo que hice un fuerte quejido porque después de hacer su final teatral, YoonGi se dio media vuelta observándome preocupado, caminando hacia mi nuevamente.
A pesar de todo, sentía que la droga seguía haciendo un horrible efecto como de adormecimiento. Y, sentía esos murmullos de mierda por cada lugar, era horrible, no podía con ello. Estaban lejos pero sentía que iban a acercarse. Que todo iba a empeorar.
— ¿JiMin? ¿Qué tienes? —preguntó la voz femenina a mi lado y me sentí confundido. ¿Era porque YoonGi estaba yéndose? ¿De eso se trataba?
—YoonGi, ven, ven. —ya estaba ahí, pero no estaba sintiéndolo. Puso su mano en mi frente, estaba helada, todo lo que sentí después fue una oleada de calma. No podía escuchar a nadie, tuve los ojos medio abiertos unos momentos antes de que tuviera que forzarme a cerrarlos.
El último sentimiento que tuve antes de perder la conciencia, fue el de un hambre extrema. Brutal. La necesidad de comer y comer, y luego, simplemente desapareció. Mis labios soltaron una pequeña risa vulnerable, eso fue todo.
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Abrumador. Ese era exactamente el sentimiento. Era extenso, grumoso y había voces. Muchas voces, eso fue lo que me despertó en realidad. No fue rápidamente, ni de forma tranquila, si no que con pesadez y suma lentitud.
Comencé a desesperarme porque quería seguir durmiendo pero ya no podía, era difícil con tanta gente hablando al mismo tiempo, ¿Dónde estaba? ¿En algún cumpleaños o algo parecido? A medida que mi cuerpo podía moverse y mis ojos se abrieron totalmente, descubrí la soledad.
Era un pequeño cuarto estrecho con una cama y un baño delante. Nada más. Sentía ruidos dentro de él pero no podía saber si eran reales. No podía identificar qué era lo era real. Algo me incito a hacer lo de YoonGi, cuando rebusco en los cajones de la habitación en busca de algo, yo no sabía que quería encontrar, pero necesitaba calmar a mi jodida mente que solo me gritaba. Nadie podrá entenderlo jamás, gritos, horribles y desgarradores gritos que decían cosas que yo no podía llegar a entender, estaba martirizándome. Mis manos tocaron una caja y, cuando lo hicieron, la sacaron con rapidez, eran pastillas, lo que resultaba gracioso, esto, el hecho de que siempre las encontrara como si algo las pusiera allí para mí. No sabía que eran pero solo por la necesidad de anestesiarme saque tres, que eran todo lo que quedaban en un embace de plástico platinado. Las tome, secamente, y tuve que volver apoyarme en la cama esperando sentir algo.
Pero nada pasaba, absolutamente nada pasaba. Podía ver un pequeño reloj desde donde estaba y ya podía calcular que veinte minutos habían pasado, cuando la puerta del baño se abrió y mis ojos fueron por primera vez a un sonido que podía identificar como real, estaba ahí. En ese momento, reconocí a Ha-won, quien intento decirme algo pero no pude evitarlo, las náuseas, quería vomitar.
Corrí empujándola, sacando fuerzas que no sabía de donde había conseguido y vomite dentro del inodoro un buen rato, mi garganta quemaba. Fue demasiado incluso para mi cuerpo todo lo que lo hice hasta que sentí que estaba temblando.
Luego de eso, comencé a llorar. A llorar y no por el sentimiento de malestar, ni el hecho de que me encontraba en el estado en el que estaba, sino porque se había acabado. Ya no escuchaba lo que antes había escuchado, no estaban ahí. Solo yo, y Ha-won gritándome desde el otro lado de la habitación. —JiMin, te tomaste mis calmantes, mierda, vas a estar vomitando todo hasta probablemente mañana. Ahora, ¿Acabaste? ¿Estas mejor? Encima hay enjuague bucal, por si lo necesitas.
No dude en tomarlo a pesar de que estaba temblando, fue todo lo que mi mente y mi cuerpo pudo soportar. Era horrible. Pero le dije que ya estaba mejor. Entonces se acercó a poner su mano en mi hombro mientras yo escupía el líquido sabor a menta. —Les dije que no entraran porque necesitabas estar solo un tiempo, se lo que es estar de esta forma. Así que están esperando afuera.
Confundido, me di media vuelta para mirarla, sin entender a quienes se estaba refiriendo. — ¿De que estas hablando?
— ¿Tú mamá y tu papá? YoonGi los llamó, están afuera. Le dije que no era necesario, que te pondrías bien pero él estaba muy serio y, bueno, no pude hacer nada en contra de eso. —la puta mierda, ¿Qué YoonGi hizo qué?
Mi respiración empezó a volverse descontrolada y por segunda vez en el día, tuve que empujarla para llegar hacia la puerta de salida. ¿Este era el cuarto donde se estaba quedando? Oh joder, intento pensar en otra cosa pero esto está clavándose mi mente de todas las formas posibles.
Cuando salí de ahí el ruido que hice trajo hacia mí toda la atención posible. Mamá y papá estaban sentados en una mesa muy cerca mirándome con ojos despectivos, y YoonGi, él solo estaba ahí seguramente inconsciente de la cagada que acaba de mandarse. Estaba a punto de preguntarme si les habrá contado sobre algo cuando SeoMin habló. —Lo sabemos todo JiMin. Y YoonGi dijo que ayudaría a empacar tus cosas de su casa porque te vienes a casa en este mismo instante.
Yo sabía que esto no era por mí, no era porque estuvieran preocupados por mi salud o algo parecido. Era por su reputación de mierda que creen que deben seguir manteniendo, esto no podía ser preocupación. Ellos no me querían, ellos solo querían mantenerse limpios ante los ojos de los demás. Un hijo que se droga, toma y se acuesta con todo lo que se mueve, jamás será bien visto. ¿Por qué les importa ahora? —Estas arruinando a esta familia, y a ti mismo. No vamos a permitir que lo sigas haciendo. Vamos a pararte, de todas las formas que sean posibles.
Seguro YoonGi estaba riéndose ahora mismo de la mierda que había logrado, de mi cara de espanto, pero cuando hablé, no fue hacia ellos, fue hacia él. Me dirigí y golpee su rostro cuatro, cinco, seis veces, hasta que escuche que debía detenerme, ni siquiera lo hice por eso. Lo hice porque necesitaba hablar. —Eres un hijo de puta, mierda, ¿No lo entiendes verdad? No sabes como son, puede que me internen en algún jodido lugar porque ellos solo ya no quieren ver mi cara, son unos exagerados en cuanto a todo esto se trata. Puede que me lleven a otro lugar, puede que desaparezca de aquí.
Siguió sin decir ni una sola palabra, y yo estaba tan alterado, débil, odiándolo. — ¡Di algo, joder! Di que lo lamentas, di que me amas. Di que las cosas van a estar bien y que vamos a resolverlo, di que no quisiste cagarme la vida. Di- di que no puedes aceptar que me vaya, porque no existes sin mí.
Me miró, pero creo que su voz solo salió ante lo desesperadas que salieron mis palabras. Él solo tenía lastima. —Lo siento, pero no por esto, si no por convertirte en algo que no eras. No quería que eso pasara, solo estoy intentando arreglarlo.
Ellos solo me sacaron de ahí después de eso.