Rent A Boyfriend •• KOOKTAE

By myonlyway-

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"Oh, por Dios... Seré como tu prostituto" "Jesucristo, Tae, ¡no lo digas así!" *JJK!top; KTH!bottom *Resubida... More

INTRO
CAP 01
CAP 02
CAP 03
CAP 04
CAP 05
CAP 06
CAP 07
CAP 08
CAP 09
CAP 10
CAP 11
CAP 12
CAP 13
CAP 14
CAP 15
CAP 16
CAP 17
CAP 18
CAP 19
CAP 20
CAP 21
CAP 22
CAP 23
CAP 24
CAP 25
CAP 26
CAP 27
CAP 28
CAP 29
CAP 30
CAP 31
CAP 32
CAP 33
CAP 34
CAP 35
CAP 36
CAP 37
CAP 38
OUTRO
PLUS
EXTRA 01: NIGHT (CAP 37)
EXTRA 02: FOREVER (CAP 30)
EXTRA 04: L WORD

EXTRA 03: SHADOW

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By myonlyway-

ACLARACIÓN: Los previos extras toman lugar en los capítulos mencionados en los títulos (CAP 37 y CAP 30). Desde este extra en adelante, será la continuación de la historia, es decir, escenas que no han ocurrido antes y que toman lugar después de OUTRO. Con esto dicho, me viro uwu Lxs amo mucho y espero que les guste





Los gritos de sus padres eran audibles para ambos de los hermanos Kim.

Taehyung se hizo bolita en su cama, esperando que eventualmente los gritos cesaran tras unos minutos, mas parecían empeorar con el tiempo. Las palabras resultaban inteligibles para sus oídos, lo que era un alivio en cierta manera, tomando en consideración que Taehyung prefería desconocer lo que estaba sucediendo en la relación de sus padres.

En la ignorancia yacía la felicidad... ¿no era así?

Su puerta se abrió después de un rato, dejando entrever por la rendija, una figura pequeña, de contextura delgada y cabello largo, que sostenía un oso de felpa entre los dedos. Taehyung se incorporó en su cama antes de hacerle una seña a su hermana menor para que entrara, antes de que sus padres se dieran cuenta de que seguían despiertos.

Jiwoo ingresó al cuarto cerrando la puerta detrás de ella y caminando en puntillas hasta la cama de su hermano mayor. Taehyung levantó las cobijas para dejarle meterse bajo éstas, abrazándose de su osito de felpa antes de que Taehyung los cubriera a ambos —o a los tres, si contaban al Señor Corbata.

—Están peor que ayer— susurró Jiwoo quebrando el silencio. Taehyung asintió con pesar, deseando no tener que hablar de sus padres en ese mismo instante—. He escuchado que... mamá está molesta porque no llegó a cenar.

—Papá trabaja hasta tarde— le defendió. No le gustaba escoger lados, pero tampoco le gustaba juzgar a uno de ellos por algo que estaba fuera de su control—. Él trabaja para cuidarnos. Él lo hace por nosotros.

—Mamá está molesta por eso... de todos modos— contestó apenada, al ver en la penumbra el ceño de su hermano fruncirse.

—Mañana hay escuela... Mejor duerme.

—Traté de dormir. Señor Corbata dice que deberíamos ver una película para conciliar el sueño.

—Mamá y papá se darán cuenta de que estamos despierto si nos escuchan.

—Entonces bájale el volumen a la tele... tonto.

Taehyung obedeció, dubitativo, mas finalmente cediendo a las peticiones de su hermana menor. Sabía lo difícil que era escuchar a sus padres discutir, y ella... era muy pequeña para andar pensando en los problemas de los mayores.

Estaban transmitiendo un programa sobre pandas gruñones que Jiwoo siempre se entretenía viendo los fines de semana hasta tarde. Ahora era diferente, porque apenas era martes y por si era poco, Taehyung tenía que rendir un examen en la mañana.

Jiwoo sostuvo la mano de Taehyung encima de la almohada y la apretó.

—¿Van a estar bien?— susurró sin aliento. A Taehyung se le hundió el corazón un poco. No únicamente anhelando consolar a su hermana, sino que también anhelando que sus palabras fueran ciertas.

—Claro que sí, enana.

Le habría gustado ser vidente.

Ellos despertaron en una casa silenciosa. Taehyung fue el primero de ellos en levantarse, diciéndole a Jiwoo que no saliera de la cama todavía. Se les hacía tarde para la escuela y no había ningún sonido, ni siquiera en la cocina, delatando que alguien estuviese preparando el desayuno.

Jiwoo le hizo caso, aferrándose al Señor Corbata con los dos de sus bracitos.

Taehyung bajó las escaleras en puntillas, sintiendo que si generaba el más mínimo ruido, quebraría algo. Se detuvo en los escalones cuando vio a su madre, sentada en el sofá, con rímel manchando sus mejillas.

—¿Mamá?— le llamó, pisando los últimos escalones para llegar a la primera planta.

Su madre parpadeó, como si recién se estuviese despertando, y levantó la mirada para encontrarla con la de su hijo. Sus ojos estaban rojos y sus párpados hinchados. Taehyung supuso que la pelea de ayer se había agravado, pero eso no explicaba por qué ella estaba aquí. ¿Acaso se había quedado en la sala toda la noche?

—Se ha ido— dijo su madre con la voz seca y áspera. Taehyung tardó en procesar lo que esas palabras significaban.

—¿Papá?— preguntó falto de aliento. La mujer rió con socarronería.

—Papá... ¿De verdad crees que deberías llamarlo así? Cuando él se fue, sin preocuparse de ninguno de nosotros. Ni de mí ni de Jiwoo, ni de ti.

Taehyung respiró con dificultad, intentando entender de qué estaba hablando su madre. Su papá jamás los abandonaría, eso era... absurdo. Taehyung dio dos pasos atrás, convencido de que él aún estaba en casa, escondido, sólo jugándoles una mala pasada.

—¡Papá!— gritó Taehyung echando a correr hacia la segunda planta nuevamente. Escuchó a su madre exclamar a sus espaldas, "no lo busques, que no está". Pero era difícil rendirse tan fácilmente frente a una acusación así.

Abrió la puerta del dormitorio marital, hallando la cama hecha y el armario abierto, sin ropa. Taehyung se alejó, corriendo al cuarto de huéspedes, gritando más fuerte, llamando a su papá para que saliera de su escondite y pudiesen desayunar juntos, reírse de aquella mala broma.

Cuando halló el cuarto de huéspedes vacío sintió que el corazón le caía a los pies.

Cerró la puerta del dormitorio sintiéndose derrotado y cuando volteó, el rostro confundido de su hermana menor lo hizo detenerse. Jiwoo se abrazaba a su oso de felpa, con los nudillos blancos, y las lágrimas acumuladas en sus ojitos cafés.

—¿Papá se fue a trabajar?— preguntó con la voz temblorosa. Taehyung frunció los labios, sin saber qué contestar a ello.

Regresó a la sala de estar, con Jiwoo agarrada del borde de su camiseta de pijama. Su madre carraspeó al ver a ambos, parados frente a ella a la espera de una explicación.

Una sonrisa dolorosa curvó sus labios.

—Su padre se ha... marchado, y no va a volver.

Jiwoo retuvo un sollozo, aferrándose con fuerza al Señor Corbata; un regalo que su padre le había hecho para Navidad.

—Se ha ido para siempre, ¿entienden? Los dejó...

—Papá te abandonó a ti— soltó Taehyung con brusquedad—. No a nosotros.

—Escuchen bien, niños estúpidos— espetó con desesperación. Se levantó de su asiento, inclinándose para luego tomar la nuca de Jiwoo y de Taehyung, obligándoles a verla a los ojos—. Nosotros no fuimos diseñados para ser amados, ¿entienden? Su padre no los quiere y por eso se ha ido. No los quiere a ustedes, porque si lo hiciera, se habría quedado. ¿Y saben por qué no los quiere? Porque ustedes tienen mi sangre...

Taehyung cerró los ojos, diciéndose a sí mismo que no tenía por qué escucharla. Ella estaba equivocada. Papá jamás los abandonaría de esa forma, porque los amaba, en el fondo sabía que lo hacía. Que los hubiera abandonado no era culpa de ellos.

¿Verdad?

—Ellos se van— susurró su madre en su oído—. Siempre se van y tú jamás, jamás tendrás el poder para hacer que se queden.

Sacudió la cabeza. No... Él no se iría por algo como eso. Eran sus hijos, eran su familia, su papá no se habría... rendido tan fácilmente.

Pero incluso para Taehyung, resultó imposible no doblegarse.

Quizás su padre sí los había abandonado y quizás ellos sí eran los culpables de que esta familia se desmoronara. Las cosas de cierto modo, cobraban sentido cuando su madre las decía.

—Mamá me ha quitado al Señor Corbata— dijo Jiwoo un día, mientras hacían los deberes de la escuela.

Taehyung se encogió de hombros. —Es mejor así.

—¿Crees que ella me compre otro Señor Corbata? Me cuesta dormir sin él.

—Si quieres puedes llevarte el oso panda que tengo en el estante sobre mi cama. Me lo gané en una feria.

—Sí... Gracias.

Ambos sabían que no surtiría el mismo efecto, pero últimamente era más fácil mentirse que enfrentar las cosas. Era más fácil fingir que todo estaba bien, a pesar de que su madre no dejaba de llorar desde aquel día.

El abandono de su padre desencadenó ciertos problemas.

Jiwoo tenía insomnio. Taehyung hablaba dormido, llegando a ser sonámbulo un par de veces. Jiwoo se había asustado una noche, en la que a las 2 a.m. continuaba despierta y había ido a beber un vaso de leche a la cocina, botando el vaso al suelo al toparse con un Taehyung dormido deambulando por la primera planta.

Las calificaciones de Jiwoo empezaron a ir en descenso. Apenas pegaba ojo por la noche y caía dormida de golpe durante las clases, en consecuencia a la falta de sueño. Taehyung podía notar que su hermana se hallaba inestable emocional y mentalmente, pero esperaba que solamente fuera durante los primeros meses.

Un año después, la vida finalmente parecía regresar a la normalidad.

El insomnio casi había desaparecido por completo. Taehyung ya no caminaba dormido —pero lo de hablar entre sueños, parecía haberse pegado. Su madre y su padre habían hecho las paces, por lo que se llevaban bien, en lo que su súbita separación permitía. Jiwoo y Taehyung tardaron un tiempo en acostumbrarse. Después de todo, él les había abandonado porque no les quería, ¿no era así?

—¿Cómo crees que su nueva familia sea?

Taehyung frunció el ceño al escuchar a su hermana. —¿Nueva familia?

—Mamá me ha dicho que él está construyendo una nueva familia y que por eso nos abandonó... o algo así— suspiró la menor, emocionalmente agotada. Taehyung despeinó el cabello castaño de la pequeña.

—No te preocupes de esas cosas, enana... Los adultos son complicados.

—No quiero ser adulto, oppa.

Taehyung suspiró hondo. —Créeme... Tampoco yo.

No estaba seguro sobre cómo habían afrontado la situación en la que se hallaban sin salir profundamente dañados. Taehyung sentía que, en efecto, el tiempo lo curaba todo. Que en unos años más, ellos podrían continuar con sus vidas sin problemas, sin la horrible opresión en el pecho que generaba el recuerdo de aquel día en el que habían despertado sin su padre en casa.

Pero lo que Taehyung desconocía era que las heridas... no siempre estaban al descubierto, y que a veces, las que se encontraban ocultas bajo la piel, eran a largo plazo.

Y esas eran peores.
Mucho peores...

—Luego yo... tuve un crush, que fue Jungkook— relató Taehyung, jugando con el borde de su camisa roja—. Me gustaba. Busqué en internet si, um, era posible que me gustara alguien de mi mismo sexo. Las personas decían que sí y que no había nada de malo... Incluso llamé a mi abuela materna para preguntarle y me dijo que... me dijo que estaba bien, pero que mamá probablemente no pensaría lo mismo.

—¿Y por qué tu madre pensaría diferente? Si fue tu abuela quien la crió.

—Bueno, es que... mi abuelo era... conservador y puso a mi madre en un internado católico. Ellos le enseñaron cosas... diferentes.

—Ya veo... ¿Nunca le dijiste a tu madre que te gustaban los hombres?

—Lo hice— rió Taehyung, sin pizca de gracia—. No se lo tomó bien. Para ese entonces, ya estaba grande. Mamá me echó de casa y empecé a vivir en un departamento.

—Difícil... Entiendo. Bueno, yo... Lamento que nuestra hora esté terminando. Meditaré tu situación durante esta semana, hasta nuestra próxima sesión. Creo, sinceramente, que tenemos mucho en lo que trabajar, y me alegra que hayas decidido buscar ayuda voluntariamente.

—Gracias...

—Te veré la próxima semana, Taehyung. Cuídate mucho y espero que te haya hecho sentir mejor soltarlo todo.

—Lo hizo. Hasta la próxima semana...

Se despidió, estrechando la mano del hombre afable que desde ese momento se convertía oficialmente en su terapeuta.

Taehyung abandonó el edificio con una sensación extraña en el pecho; mitad liberado, mitad... inseguro sobre cómo se desencadenaría su vida desde aquel punto.

Lo cierto, es que su relación con Jungkook no iba tan bien como inicialmente pensó que iría.

Jiwoo le había abierto los ojos, para reconocer que en su interior, tenía problemas que venía cargando desde que era un niño. El abandono de su padre, las palabras de su madre, su interés en los hombres... Repentinamente todo parecía acumularse en un gran desastre.

Taehyung pensó que ser consciente de sus trabas, sería suficiente para mejorar, pero aquello solamente era un comienzo. Se había dado a sí mismo la oportunidad de querer a alguien, de querer a Jungkook. No obstante, las dudas persistían y aún peor, su propia inseguridad para continuar.

Se halló pensando frecuentemente en que Jungkook no lo quería después de todo, pero que daba igual que no lo hiciera, porque aquel noviazgo era pasajero. Taehyung pensó que eventualmente, pasar tanto tiempo con Jungkook, le haría cambiar su forma de ver su relación, mas nada había cambiado en el transcurso de esos tres meses.

Era incapaz de confiar en que Jungkook era completamente sincero respecto a sus sentimientos.

No le importaba que sus sentimientos no fueron recíprocos, porque desde el principio, ya tenía claro que lo de ellos era temporal.

Y eso... eso no podía estar bien ¿o sí?

—¿Cómo fue?— preguntó Jungkook cuando se reunieron para almorzar. Taehyung esbozó una sonrisa cansada.

—Bien, supongo. Gasté toda la sesión para ponerlo al día con mis problemas. La próxima semana voy a volver.

—Me alegro por ti, bebé— dijo el pelinegro, con una expresión que destilaba honestidad. Taehyung se sobresaltó al sentir la mano de Jungkook tomando la suya sobre la mesa.

Taehyung cerró los ojos, invadido nuevamente por aquella extraña sensación de horas atrás.

Y aunque había intentado ignorarla, se volvía complicado.

—¿Cómo ha estado la universidad?— preguntó intentando distraerse.

—Bien... Ya sabes, tu novio es un genio— alardeó Jungkook, luciendo muy contento con sí mismo. Taehyung estaba muy orgulloso de él y de sus logros.

—Por supuesto. Eres Albert Einstein.

—No. Estoy bastante seguro de que soy mejor que él— bromeó con un falso tono engreído, que hizo a Taehyung reír.

Siempre le hacía reír. Era una de las cosas que hacía a Taehyung sentir que se estaba enamorando de nuevo. Pero... dolía, por algún motivo, cada latido en su pecho, dolía.

Joder... Nada de esto estaba bien ¿verdad?

—Jungkook— pronunció con el pecho oprimido. La sensación de que se estaba sofocando, predominando de nuevo.

—¿Sí?

Taehyung lo vio, a los ojos atentos y grandes que aguardaban en silencio. Jungkook tragó la comida que se había echado la boca, mas dejó los cubiertos de lado, para prestarle a su novio su completa atención.

—¿Sucede algo?— dijo cuando Taehyung no contestó. El castaño se encogió en su sitio, repentinamente asustado por la propia y precipitada decisión que se había formulado dentro de su cabeza.

Para él no era sencillo y podía casi afirmar, que tampoco lo sería para Jungkook. Sin embargo, le había dado vueltas al tema desde hacía demasiado tiempo, como para evitarlo nuevamente. Taehyung no deseaba posponer lo que sabía que necesitaba hacer, por el bien de ambos.

—Creo que quiero terminar.

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