Con sabor a azúcar.

By catsdevil

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(Saiki Kusuo Fanfic) [Español/Spanish] Nishimura Hikaru ha cumplido dieciocho años y tiene una vida medianame... More

Prólogo.
Capítulo 1 (El principio de las consecuencias)
Capítulo 2 (Guía para pedir una cita)
Capítulo 3 (Los mellizos Nishimura)
Capítulo 4 (Cyborg Cider-man 2: El regreso)
Capítulo 5 (El suplicio del pasado)
Capítulo 6 (El sospechoso Saiki Kusuo)
Capítulo 7 (Dos pequeñas galaxias)
Capítulo 8 (Salida male sal)
Capítulo 9 (El extraño universo otaku)
Capítulo 10 (Todo empieza con la verdad)
Capítulo 11 (La sorpresa que no fue sorpresa)
Capítulo 12 (Inefable)
Capítulo 13 (Una dolorosa realidad)
Capítulo 14 (Son solo problemas intestinales)
Capítulo 15 (La calidez de tus lágrimas)
Capítulo 16 (El peor enemigo de un psíquico)
Capítulo 17 (Sufriendo la ignorasion y asiendo la morision)
Capítulo 18 (Todo es culpa de Toritsuka)
Capítulo 19 (La casamentera Teruhashi Kokomi)
Capítulo 20 (El sentimiento de estar enamorado)
Capítulo 21 (Las mentiras tienen patas cortas)
Capítulo 22 (Etérea felicidad)
Capítulo 23 (Solo seremos tú y yo)
Capítulo 24 (Al ritmo de tu corazón)
Capítulo 25 ("Amigos")
Capítulo 26 (Los demonios internos jamás se irán)
Capítulo 27 (Personas inoportunas)
Capítulo 28 (Adiós a lo viejo, hola a lo nuevo)
Capítulo 29 (Lo que callan los psíquicos)
Capítulo 30 (Efectos de medianoche)*
Capítulo 31 (La graduación)
Capítulo 33 (Un miembro más de la familia)
Capítulo 34 (El retorno del pasado)
Capítulo 35 (Un peso menos de encima)
Capítulo 36 (Bajo la boca del diablo)*
Capítulo 37 (La perfecta cena familiar)
Capítulo 38 (El querer del destino)
Capítulo 39 (Después de la tormenta)
Capítulo 40 (No más secretos)
Capítulo 41 (El final de este cuento de hadas)
Capítulo 42 (Por y para siempre) [EPÍLOGO]

Capítulo 32 (Típico de hermanos)

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By catsdevil



El invierno era una de las estaciones más queridas y más esperadas por las personas. Los niños esperaban ansiosamente la llegada de Papa Noel, las familias aprovechaban las oportunidades para poder juntarse a comer pavo, y las empresas planeaban las ofertas cuando la época navideña se acercaba.

A Kusuo realmente le daban igual las estaciones, después de todo, gracias a sus poderes la temperatura de su cuerpo se adaptaba muy bien al frío y al calor. No obstante, debía admitir que el invierno era un poco más soportable que el verano, por ejemplo.

Al menos eran vacaciones. Y eso significaba que podía pasar más tiempo con Hikaru, ya que ambos no tenían que presentarse en clases o realizar deberes.

—Espera, espera, espera... ¿qué? —la azabache parpadeó desconcertada ante la petición del de pelo rosa.

La pareja se encontraba en una cálida y hogareña cafetería en el centro de la ciudad. Ella había pedido un poco de té y Kusuo no tuvo más remedio que pedir un chocolate caliente para no perder esa costumbre de pedir algo dulce siempre. El psíquico se abstuvo de resoplar antes de repetir sus palabras.

—Ven a cenar el viernes.

Hikaru tuvo que tomarse unos segundos para poder responder, porque era capaz de atragantarse con el té que estaba bebiendo.

—¡P-pero es navidad! Tal vez a tus padres les gustaría pasar tiempo con su familia y no con una desconocida que-...

—Mi madre me lo propuso. Ella es la que quiere pasar la navidad contigo.

En realidad me extorsionó para que te pregunte, pero eso es otra historia.

—Oh, ya veo... —comentó ella, intentando poner una mueca que no fuese de nerviosismo o terror total.

—Está bien si no quieres. No te voy a obligar.

Hikaru lo pensó bien. Sabía que sus padres no tendrían problema con que ella pasase las navidades con otra familia (además porque ya lo había hecho en el pasado con su anterior novio), así que por ese lado no se preocupaba mucho. Lo que realmente le preocupaba era la familia de Saiki, temía decepcionarlos y que sus padres le echaran en cara que no era lo suficientemente buena para él. Se horrorizaría si eso llegase a pasar.

Eso no va a suceder. Creo que te aman más a ti que a mí.

—¿Y tú? ¿Qué opinas? ¿Debería ir? —cuestionó la azabache, mordisqueándose el interior de su mejilla.

El psíquico desvió la mirada.

—A mí me gustaría que vinieras. Sería... lindo pasar la navidad contigo... supongo...

La respuesta sorprendió a Hikaru, quien luego terminó riendo enternecida.

—Está bien. —suspiró, tratando de mantenerse animada—. Iré. Haré mi mejor esfuerzo para que tus padres me acepten; seré la mejor novia que podrías imaginar.

Saiki rodó los ojos, no pudiendo evitar esbozar una sonrisa.

—Eres una idiota.

—Lo sé, y me amas.

***

Hikaru realmente no sabía cómo reaccionar ante este tipo de situaciones.

Es decir, era normal que cuando apenas cruzases la puerta de entrada los padres de tu novio se pusiesen a llorar de felicidad, ¿verdad? Porque eso es exactamente lo que pasó. Incluso lloraron porque ella se había tomado la molestia de hacer algunos pastelitos y gelatinas de café como regalo, preguntándole entre lágrimas si ella era algún tipo de ángel caído del cielo.

—Ignóralos. Tardarán un poco hasta que te puedan hablar sin llorar.

—Está bien... —respondió Hikaru, sonriéndole a su novio nerviosa. Era una suerte que solamente pasara la navidad con sus suegros y su novio.

"Son una familia pequeña..." Pensó la azabache, observando desde lejos como Kuniharu y Kurumi felicitaban a su hijo por tener una novia tan linda y dedicada. "Mi familia es demasiado numerosa, somos casi veinte personas en una misma habitación."

Qué estrés.

—Espera, Ku-chan, ¡tenemos que esperar a Kuu-chan! —avisó la señora Saiki, al ver que el de pelo rosa se disponía a tomar una gelatina de café.

Al oír eso, Hikaru abrió los ojos ligeramente. Luego, le dedicó una mirada curiosa a su novio, preguntándole indirectamente a quién se refería.

De todas las malditas navidades... ¿justo hoy tenía que venir?

El timbre de la casa sonó retumbante en la sala de estar.

—¡Oh! ¡Debe ser él! —expresó Kurumi con un tono de voz que demostraba una clara emoción.

El matrimonio Saiki se acercó rápidamente a la puerta. La azabache iba a seguirlos, pero el psíquico la tomó del brazo, obligándola a quedarse en su sitio. Hikaru no hizo más que darle una mirada interrogante a su novio, sin entender el por qué repentino comportamiento de este.

—¡Kuu-chan! ¡Bienvenido a cas-...!

Tanto Kurumi como Kuniharu quedaron helados al ver a su hijo mayor, incluso Kusuo quedó un poco estupefacto al verlo. Hikaru solo permaneció en silencio, esperando a que los presentasen.

—Mamá, papá, Kusuo, es bueno verlos. —saludó Kusuke, quien estaba vestido de una manera casual, pero sin quitar ese toque formal con el que tanto se caracterizaba. A su lado, se encontraba una figura femenina, que llevaba una pequeña sonrisa en los labios, esperando pacientemente su turno para hablar—. Feliz navidad. Hemos traído algunos regalos, por cierto.

—¡K-kuu-chan...! —repitió Kurumi, aún sin poder formar una sola oración por la sorpresa que llevaba encima. Kuniharu, quien estaba a su lado, estaba igual o peor.

—¿Mhm? Ah, seguro se están preguntando sobre quién es ella. —afirmó el rubio, haciéndose un lado para que todos pudieran notar mejor a la castaña—. Ella es Airi...

Todos se quedaron mudos, esperando a que él siguiese.

—...es mi novia. —concluyó, dejando más estupefactos a todos.

—Buenas noches y feliz navidad. —habló Airi con un tono cuidadoso, gentil y educado, haciendo una pequeña reverencia ante sus suegros. Estos estaban al borde de llorar—. Es un placer conocerlos. Kusuke me ha hablado mucho de ustedes.

—¡Un gusto conocerte también, Airi-chan! —lloriquearon Kurumi y Kuniharu rodeando a la castaña rápidamente, arrancándole un gesto de sorpresa.

Yare yare... no me digas que se consiguió una novia solamente para no quedarse atrás. Ni con este tipo de cosas se da por vencido.

Por otro lado, Hikaru seguía asombrada por el hecho de que tenía un cuñado y recién se enteraba.

—Kusuo... —llamó, haciendo que este dejara de fruncir las cejas y mirase a su pareja—. ¿Por qué no me dijiste que tenías un hermano mayor?

—Oh, no te preocupes por eso. Él es así. —de repente, Kusuke apareció frente a ella, arrancándole un jadeo de sorpresa a la azabache. Esta lo miró directamente a los ojos—. Supongo que tú debes ser la novia de mi hermanito. Es bueno que finalmente nos conozcamos, he querido conocerte desde hace bastante.

—Uh, sí... Igualmente. —respondió ella un poco recelosa.

Mientras tanto, el psíquico observaba fijamente al rubio con las cejas fruncidas.

¿Qué es lo que estás tramando?

—¿Mhm? Pareciera como si te preguntaras qué es lo que estoy tramando. —habló el mayor, dándole una corta mirada al psíquico—. Lo cierto es que, esta vez, no estoy tramando nada. Solo quería presentar a Airi, eso es todo.

La mirada de Kusuo se afiló, sabiendo que claramente su hermano estaba mintiendo. Sin embargo, lo entendía. Más que nada porque el rubio pareció darse cuenta de que Hikaru desconocía la existencia de sus poderes.

"Esto es incómodo... ¿qué debo hacer?" Se preguntó Hikaru, notando como sus suegros seguían atosigando a su concuñada con millones de preguntas.

—Oye, Hikaru. —llamó el rubio, ganándose la atención de la azabache—. ¿Puedo llamarte así? Perfecto. ¿Por qué no vas a hablar con mi Airi? Tengo que conversar con Kusuo sobre algunos temas de hermanos, espero que no te importe.

La mencionada ahogó un suspiro y terminó por asentir; mucho no podía hacer con esa sonrisa que le daba Kusuke (que le parecía hasta cínica). Así que, rápidamente, se acercó a la castaña, que la recibió con una gran sonrisa y preguntándole a su vez como andaba todo.

—Me sorprende que seas capaz de tener novia, Kusuo. He visto que han compartido muchas cosas, incluso hasta cuarto. —comentó Kusuke, en un tono burlón e irónico a la vez, pareciendo sereno—. ¿Puedo saber cómo ocurrió?

No te importa.

—Airi y yo nos conocimos en la universidad. Aunque ella es cinco años mayor que yo. —ante eso, Kusuo lo miró con desconcierto. Kusuke sonrió más—. ¿Qué pasa? ¿Son muchos años para ti? Hikaru y tú se llevan 2 años, supongo que nosotros compartimos el gusto por personas mayores, ¿eh?

Ya cállate. Te detesto.

—Suena como si me detestaras. El sentimiento es mutuo. —el rubio se giró para ver como las novias de ambos charlaban animadamente, a la vez que Kuniharu se encargaba de poner la mesa y Kurumi buscaba su cámara de fotos.

—...y cuando Kusuo intenta aparentar que no está celoso hace estupideces. La otra vez estaba tan molesto que, sin darse cuenta, le puso sal en vez de azúcar a un postre que le hice. —la azabache rodó los ojos ante el recuerdo.

—¡Por Dios! —Airi soltó una gran carcajada—. ¡Kusuke es igual! Una vez le puso a un experimento trinitrofenol y voló medio edificio. Luego de eso, se prometió no hacer las cosas mientras está molesto.

Hikaru rió al mismo tiempo que su concuñada.

—Vaya carácter tienen nuestros novios, ¿eh?

—Sí. Definitivamente nos buscamos unos con el mejor carácter.

—Me alegro que se estén llevando bien. —Kusuke de repente apareció delante de ellas con Kusuo al lado. Una sonrisa adornaba el rostro del rubio mientras que en el rostro del psíquico se mostraba una mueca de clara molestia.

La cena no fue taaaaan mal como Hikaru esperaba. Los hermanos Saiki hacían la cena un poco más tensa puesto que se tiraban algún que otro comentario ácido y lleno de ironía, intentando ofender al otro de alguna manera. Mientras tanto, ella, Airi y sus suegros conversaban alegremente e incluso el matrimonio se ofreció a mostrarles algunas fotos de Kusuke y Kusuo cuando eran pequeños.

—¡Y estos son Ku-chan y Kuu-chan en sus primeros baños de burbujas! —comentó Kurumi con una desbordante alegría y nostalgia.

Quiero morir.

"Espera, ¿Kusuo de verdad tiene el pelo rosa? Pensé que se lo había teñido..." Hikaru miraba con atención todas las fotos en las que aparecía su novio de niño. Frunció las cejas. "Pero si ninguno de sus padres... oh, ya entendí, es adoptado."

Supongo que es algo normal pensarlo.

—Mamá, ¿no crees que es mejor guardar esas cosas? —preguntó Kusuke, intentando sonar lo más pacífico que pudo, aunque por dentro, estaba muriéndose de vergüenza.

—Ahora no, cariño. ¡Le estoy mostrando a Airi-chan la primera vez que fuiste al baño sin mi ayuda!

La mueca de serenidad del rubio flaqueó.

—¿Uh? —murmuró Hikaru, enfocándose en una fotografía en particular—. ¿Kusuo aquí está volando?

—¡Sí, corazón! ¡Ahí es cuando nos dimos cuenta de que Ku-chan había desarrollado sus poderes de psíquico!

La sala de estar en la que los seis se encontraban se volvió fríamente silenciosa. Hikaru parpadeó varias veces, perpleja, a lo que Kuniharu rió de una manera exagerada y torpe.

Predije que algo como esto pasaría.

—Cariño, ¡qué bromista eres! —dijo el hombre, deslizando un brazo por el hombro de su esposa a la vez que ella se tapaba la boca con la mano para luego sonreír nerviosamente—. Oye, ¿y que tal jugamos a un buen juego de mesa? ¡Eso nos acercaría como familia!

—A mi me parece bien. —respondió Airi, posando una mano en el hombro de la azabache, esperando que pasara del tema—. Mientras tanto Hikaru y yo podríamos buscar los postres que trajimos, ¿no?

—Ah, es cierto. —dijo ella, siguiendo los pasos de la castaña.

Una vez que las dos se fueron a la cocina, Kurumi se dirigió a su hijo menor.

—Lo siento, Ku-chan. Se me escapó. —habló la mujer apenada.

—Está bien.

Supongo que tendré que alterar su memoria... otra vez.

—Me sorprende que tardes tanto en contárselo, me pregunto qué es lo que te detiene. Acaso... ¿tienes miedo de que te deje porque eres psíquico? —preguntó Kusuke, todavía sonriendo.

Cállate.

—Aparentemente estoy en lo correcto.

—¡Pero Hika-chan es un angelito caído del cielo! Ella nunca haría algo como eso. —Kurumi se vio ligeramente preocupada.

—No te preocupes, cariño. Todo a su tiempo. —apoyó Kuniharu, intentando animar a su esposa.

Una vez que las dos jóvenes volvieron, Kusuo sintió alivio al ver que su novia parecía ya no pensar en aquél pequeño inconveniente acerca de sus poderes. Y conociéndola, posiblemente no se detenga a pensarlo mucho y deje pasar el tema.

Sin embargo... no debería arriesgarme.

Jugar a las cartas era algo que a Kusuo le aburría, puesto que podía saber los movimientos de cada uno al leerles la mente. Así que le fue fácil hacer que sus padres, su cuñada y su novia se retiraran del juego por perder. No obstante... como no podía leer la mente de su hermano mayor, el juego se estaba alargando más de lo que a él le gustaría.

—¿Crees que me podrás ganar, Kusuo? —tentó el rubio, esbozando una sonrisa casi cínica.

No lo creo. Ganaré.

Una carta chocó de manera dura contra la mesa, el de pelo rosa arrugó la frente, sin quitar la mirada de la de su hermano.

—¿Qué tal si hacemos una apuesta, Kusuo? —comenzó Kusuke, todavía con esa mueca que mostraba su lado sádico—. Si yo gano, probarás mi nuevo invento.

Bien. Pero si tú pierdes me dejarás en paz.

Su hermano mayor sonrió, y al psíquico no le hizo falta pensar dos veces para entender que el contrario entendió perfectamente lo que quiso decir, aún cuando no podía hablarle telepáticamente.

—Me siento en medio de una lucha de titanes. —comentó Hikaru, quien miraba atentamente todas las fichas y las cartas que caían en el centro de la mesa.

—Se ve que la están pasando bien. —agregó Airi, sonriendo de manera burlona.

La castaña tenía razón. Por más que los hermanos Saiki discutieran para ver quién era el mejor, Kusuo admitía (pero jamás en voz alta) que se divertía bastante con todos los acertijos y pruebas que su hermano mayor le ponía en medio. Puesto que este estaba casi a su altura intelectual.

Casi...

—Ríndete ya, Kusuo. Si sigues así, voy a humillarte frente a tu novia.

—Creo que esa es mi línea.

Kusuke afiló la mirada y haciendo sus movimientos sobre la mesa más bruscos.

—Es inútil que trates de vencerme. Haré que pruebes mi nuevo invento y por fin probaré que ningún hermano menor es mejor que el hermano mayor.

—¿Eso crees? No lo probarás hoy ni nunca.

Kusuo arrugó la frente, también sumando fuerza sus movimientos, aunque teniendo cuidado de no sobrepasarse demasiado. Porque podría agujerear la mesa.

—Voy a hacer que mi nuevo invento te haga morder el polvo y te arrepientas de todas las veces que me ganaste.

—Sigue soñando.

Los dos hermanos ya se habían levantado de la mesa, con cartas en mano y esperando el movimiento del otro.

—Mi nuevo invento te destruirá por completo, algo que ni siquiera podrás evitar con tus poder-...

—¡Kusuke! —regañó Airi, frunciendo el ceño al ver que Kusuke estaba por hablar de más—. Más te vale que te detengas ahora mismo.

Sin decir ni una sola palabra, el rubio volvió a su asiento con el rostro neutro. Kusuo resopló burlón.

Qué vergüenza hacer lo que te dice tu novia.

—Kusuo. —llamó Hikaru, también visiblemente molesta por la actitud del de cabello rosado—. Siéntate.

Y el psíquico obedeció.

Airi estuvo por agregar algo más hasta que su reloj inteligente sonó. Sonrió al darse cuenta de qué hora era.

—Con todo esto terminamos olvidando que hoy es navidad. —habló, tomando las botellas champagne y sirviéndole a todos—. Supongo que hay que brindar de todas maneras, ¿no? Aunque ya hayan pasado cinco minutos desde la doce en punto.

—¡Claro! —Kuniharu no desperdició la oportunidad para beber un poco más de la cuenta luego de que todos hayan brindado.

Entre las felicitaciones, Hikaru se abalanzó a Kusuo con fuerza para poder abrazarlo cálidamente.

—Creo que estas es una de las mejores navidades que he pasado. —le confesó cuando este rodeó su cintura con las manos.

—Me alegra saber eso.

La azabache se inclinó lentamente para besar a su novio. Saiki dudó unos segundos, pero no le dio tiempo a pensar porque ya Hikaru había posado sus labios sobre los de él y, además, el flash de una cámara los cegó a los dos apenas sus labios chocaron. Claro que se separaron casi al instante por la sorpresa.

—¡Son tan lindos! —lloraba Kurumi junto a su esposo, mientras observaban la foto que habían tomado.

Kusuo suspiró cansado. Realmente le faltaría un poco más de tiempo para acostumbrarse a su nueva vida.

Le dio una corta mirada a su novia, quien reía avergonzada.

Sonrió enternecido.

Yare yare...

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