Con sabor a azúcar.

By catsdevil

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(Saiki Kusuo Fanfic) [Español/Spanish] Nishimura Hikaru ha cumplido dieciocho años y tiene una vida medianame... More

Prólogo.
Capítulo 1 (El principio de las consecuencias)
Capítulo 2 (Guía para pedir una cita)
Capítulo 3 (Los mellizos Nishimura)
Capítulo 4 (Cyborg Cider-man 2: El regreso)
Capítulo 5 (El suplicio del pasado)
Capítulo 6 (El sospechoso Saiki Kusuo)
Capítulo 7 (Dos pequeñas galaxias)
Capítulo 8 (Salida male sal)
Capítulo 9 (El extraño universo otaku)
Capítulo 10 (Todo empieza con la verdad)
Capítulo 11 (La sorpresa que no fue sorpresa)
Capítulo 12 (Inefable)
Capítulo 13 (Una dolorosa realidad)
Capítulo 14 (Son solo problemas intestinales)
Capítulo 15 (La calidez de tus lágrimas)
Capítulo 16 (El peor enemigo de un psíquico)
Capítulo 17 (Sufriendo la ignorasion y asiendo la morision)
Capítulo 18 (Todo es culpa de Toritsuka)
Capítulo 19 (La casamentera Teruhashi Kokomi)
Capítulo 20 (El sentimiento de estar enamorado)
Capítulo 21 (Las mentiras tienen patas cortas)
Capítulo 22 (Etérea felicidad)
Capítulo 23 (Solo seremos tú y yo)
Capítulo 24 (Al ritmo de tu corazón)
Capítulo 25 ("Amigos")
Capítulo 26 (Los demonios internos jamás se irán)
Capítulo 27 (Personas inoportunas)
Capítulo 28 (Adiós a lo viejo, hola a lo nuevo)
Capítulo 29 (Lo que callan los psíquicos)
Capítulo 31 (La graduación)
Capítulo 32 (Típico de hermanos)
Capítulo 33 (Un miembro más de la familia)
Capítulo 34 (El retorno del pasado)
Capítulo 35 (Un peso menos de encima)
Capítulo 36 (Bajo la boca del diablo)*
Capítulo 37 (La perfecta cena familiar)
Capítulo 38 (El querer del destino)
Capítulo 39 (Después de la tormenta)
Capítulo 40 (No más secretos)
Capítulo 41 (El final de este cuento de hadas)
Capítulo 42 (Por y para siempre) [EPÍLOGO]

Capítulo 30 (Efectos de medianoche)*

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By catsdevil


No suelo hacer este tipo de cosas porque ya he puesto una advertencia al final de la descripción de esta novela y existe desde el primer momento en el que la publiqué. Sin embargo, lo voy a hacer solamente porque no quiero que nadie pase un mal rato y no quiero tener malentendidos.

Al final de este capítulo hay CONTENIDO SEXUAL. No se trata de una escena de sexo, pero sí es explícito. Y a partir de ahora, los capítulos que tienen este tipo de contenido les voy a poner un asterisco (*) en el título.

Sé que hay gente que se siente incómoda a la hora de leer algo sexual, y lo entiendo perfectamente; es totalmente respetable y normal. Así que si eres una de esas personas vas a tener que saltarte el final. Apenas leas que hay alguna leve insinuación deja de leer puesto que el final del capítulo termina con eso.

Ahora sí, disfruten. <3

🧚🏻🧚🏻🧚🏻🧚🏻🧚🏻🧚🏻

La suave y friolenta brisa se colaba por su piel, besándola a un suave ritmo. El cielo se encontraba totalmente limpio y puro, y las aves preparaban su vuelo para partir hacia un sitio donde sus plumas podrían gustar del calor. La azabache miró con una sonrisa divertida a su novio, este mantenía el semblante serio ya que estaba de mal humor.

—¿Realmente tenemos que hacer esto ahora?

—No te quejes. Prometo que luego te compensaré con unas gelatinas de café. —respondió la joven, dándole un pequeño beso en la mejilla al de pelo rosa.

—Eso es lo único que me motiva para seguir aquí.

Hikaru soltó una risita.

—Vamos, no es tan malo. ¿Acaso no te gusta pasar tiempo con tu querida y caliente novia? —la mayor alzó una ceja, pícara, haciendo una pose exageradamente ridícula para poder señalarse a sí misma—. Es que, mírame. Cualquiera tendría envidia, y no los culpo.

Kusuo rodó los ojos. Aunque no sabía por qué reaccionaba así si ya estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios por parte de ella.

No debería gustarme, pero lo hace.

—Podríamos pasar el tiempo de otra manera. —y antes de que la azabache pudiese responder con un chiste absurdamente sexual e irónico, el psíquico se apresuró a continuar—. No estando aquí, a las nueve de la mañana, congelándonos.

Tal y cómo Kusuo había mencionado, ambos se encontraban en la fría y solitaria vereda en frente de un edificio. A su alrededor, se encontraban varias cajas y algún que otro mueble sin armar. La razón de por qué estaban allí era simple: luego de estar meses organizando todo y suplicándole a sus padres para que le permitiesen aquella comodidad, Hikaru finalmente consiguió las llaves de su departamento para poder mudarse e independizarse de sus padres. Era un paso nuevo como su vida de adulta, y la azabache mentiría si dijese que no tenía miedo de este cambio.

Aunque después de todo, los cambios grandes (sean malos o buenos) afectan la vida de uno de una manera u otra.

—Por favor no seas malo conmigo. Realmente no creo que sea taaaaaan difícil llevar un par de cajas y un par de muebles. —habló Hikaru, tomando una gran caja para después llevarla con cuidado—. Además, son solo cajas, dos cómodas y un escritorio. Los muebles verdaderamente pesados los puse hace unos días con ayuda de mis padres, Azumi y Kaito.

Al psíquico se le contrajo el estómago al escuchar ese último nombre.

Si tan solo pudiera usar mis poderes... hubiésemos terminado todo en unos pocos minutos.

Saiki no dijo nada más y solo se concentró en ayudar a su novia con las cajas que faltaban.

Lo bueno del departamento que había elegido la azabache es que era pequeño, pero sumamente cómodo, acogedor, y limpio. Perfecto para una sola persona que buscaba un nuevo estilo de vida...

...o perfecto para una pareja.

Saiki frunció el ceño ante ese pensamiento y lo deshizo tan rápido como llegó.

—Listo. —comentó la mayor, sacudiendo sus manos y acomodándose la ropa cuando la última caja ya había sido acomodada dentro del departamento—. ¿Qué te parece?

El psíquico le dio una corta mirada a la sala de estar.

—¿Vas a sacar las cosas de las cajas y armar los mueves tú sola?

—No, por eso te traje. De algo me tienes que servir. —contestó Hikaru con una pequeña sonrisa inocente, recibiendo como respuesta un fuerte bufido.

—Tienes suerte de que-...

—¿Sea tan hermosa? Sí, la verdad que sí. Aunque yo no lo pedí, simplemente fui bendecida con estos dones. —ese comentario hizo sonreír al más alto.

—Idiota.

—No te preocupes. Cuando tus padres se cansen de mantenerte puedes venir conmigo, serás mi amo de casa. —dijo entre risitas la joven, dándole un pequeño empujón.

—¿Y quién dijo que quería vivir contigo? Seguro eres más insoportable todavía.

Hikaru alzó una ceja, luciendo graciosamente ofendida. Ante eso, Kusuo no pudo evitar sonreír con ligereza.

—Bueno, pero esta insoportable te tiene comiendo de la palma de su mano, así que no tienes mucho que decir. —una sonrisa burlona apareció en los labios de la azabache, para después lanzarse a los brazos de su novio.

—¿Eso crees?

—Ahá. Y sabes que tengo razón. —dijo ella, escondiendo su rostro en el cuello ajeno mientras que el otro la envolvía cálidamente con sus brazos.

Saiki sonrió en completo silencio, disfrutando del contacto físico.

La verdad es que tienes razón.

***

Hikaru y Kusuo se pasaron la tarde sacando las cosas de las cajas y armando el escritorio. Para fortuna de ambos, no fue para nada difícil (bueno, más bien fue fácil porque Saiki estuvo aprovechando cada pequeña oportunidad para utilizar sus poderes sin que su novia se diese cuenta y así terminar más rápido).

—¿Ves? No fue muy difícil. —habló la azabache sentándose en el suelo, una vez que habían terminado con la mayoría de las cosas. Las cajas restantes ya los podría hacer ella sola en algún momento—. Lo que sí tardaré unos días antes de que absolutamente todo esté terminado.

El de cabello rosa solo le dio una corta mirada a su novia; hace unas horas que él le prestó su suéter porque ella había olvidado el suyo. Y no iba a mentir, le gustaba verla usar sus cosas... mientras que se las devolviera.

—Creo que ya debería irme. Se hace tarde.

—Sí, está bien. Igualmente, yo no voy a pasar la noche aquí... no aún. —contestó la mayor, ya incorporándose y tomando sus pertenencias para poder salir del edificio junto a su novio—. Bueno, ahora sí. Nos vemos.

Kusuo alzó una ceja.

—¿No se te olvida algo?

—¿Uh? —Hikaru miró confundida al más alto, antes de sonreír divertida y acercarse para darle un largo beso en los labios—. ¿Listo?

—Eso... eso también, pero aún te sigue faltando algo.

—Eh...

Saiki miró el suéter que ella tenía puesto.

—¿No crees que eso es mío?

—¡Oh! Sí, lo siento. —Hikaru largó una risita y se quitó el suéter rápidamente—. Gracias por prestármelo. No pensé que haría tanto frío, por suerte tú siempre estás caliente.

Hubo un silencio extraño entre los dos.

—...Térmicamente hablando.

—Cállate.

Hikaru largó una sonora carcajada como respuesta. Ambos se quedaron unos minutos más hablando en medio de la calle y después cada uno partió hacia su casa. Aunque la única que realmente caminó fue la azabache, puesto que apenas Kusuo la perdió de vista se teletransportó.

—¡Ku-chan! ¿Cómo te fue en-...? —Kurumi abrazó a su hijo cuando este finalmente apareció para después separarse abruptamente de él. Dejando al menor totalmente confundido por su reacción—. ¡T-T-TIENES OLOR A PERFUME DE MUJER!

Yare yare...

—Ya, ya, cariño. Seguramente Ku-chan fue a ver a su novia, es algo normal. —respondió Kuniharu sonriendo, y luciendo orgulloso de su hijo—. Y tal vez hoy estuvieron más cercanos de lo habitu-...

—No, y cállate.

Cuando por fin pudo lidiar con sus padres, cenar tranquilo y hacer sus cosas, Kusuo se dirigió a su cuarto. Una vez allí, miró el suéter, llevándoselo a la nariz y aspirando con profundidad. Se sorprendió ante la cantidad de perfume que este tenía, realmente su madre no estaba loca.

Esto huele prácticamente a Hikaru.

Kusuo dejó aquello acomodado para así ponerse su pijama e irse a la cama. Había sido un largo día y le apetecía poder descansar un poco. No obstante, apenas se dejó abrazar por las sábanas y cerró sus ojos... se dio cuenta de que no podía dormir.

Había algo que no lo dejaba conciliar el sueño, y tuvo una vaga idea del por qué, mas la descartó al instante.

Que tontería.

Los minutos pasaron lenta y dolorosamente hasta que el reloj de pared de la habitación marcó las dos de mañana en punto, e incluso a esa hora, Saiki todavía no lograba pegar ni un ojo. Aquello empezaba a frustrarlo, por lo que decidió buscar algo con qué entretenerse hasta que estuviera lo suficientemente cansado como para poder dormirse de una vez.

De repente, la imagen de su novia con su suéter llegó a su cabeza. Sonrió ligeramente ante el recuerdo, por alguna razón, le gustaba verla usar su ropa. Era como una extraña sensación que empezaba a burbujear en el centro de su estómago y empezaba a subirse a su cabeza. Pero no era un sentimiento morboso, era más bien... uno cálido, lleno de amor y ternura.

Y ahora es donde empezaba a extrañarla.

Extrañaba verla, besarla, abrazarla...

...tocarla...

Saiki miró el suéter, el cual se encontraba acomodado a un costado de su cuarto. Dudó unos segundos antes de tomarlo y ponérselo. No tenía frío, pero tal vez el olor de su novia lo ayude a conciliar el sueño.

Finalmente cerró los ojos, deleitándose con sentir el perfume de su novia impregnado en el poliéster corriendo por sus fosas nasales. Era algo sorpresivamente tranquilizante y satisfactorio; ¿tal vez le gustaba porque era una forma de tenerla cerca y recordarla aun cuando ella no estaba a su lado físicamente? No lo sabía, pero Saiki tampoco lo pensaba mucho. Solo quería dormir.

La extraño...

Y vaya que lo hacía.

Eso no le sorprendió, porque siempre la extrañaba. Siempre se divertía cuando estaba junto a ella, así que no era raro que cuando volviese a la realidad solitaria dentro de esas cuatro paredes echase de menos esa esencia dulce que Hikaru le añadía a su vida.

Pero esta vez la extrañaba de una forma más... carnal.

Extrañaba rodearla con sus brazos y apretarla contra él. Extrañaba esa sensación que le producía cada vez que sus cuerpos chocaban o cuando sus manos rozaban. Extrañaba sentir sus labios.

Entonces la mente de Saiki empezó a trabajar de una forma en la que nunca había trabajado antes.

Hikaru...

Era hermosa. La chica más hermosa que había conocido. Y aunque para el resto del mundo no lo fuese, para él lo era. Era todo lo que siempre había imaginado: con carácter, inteligente, que no se dejaba influenciar por los demás, que podía tomar las riendas de la situación cuando quería y nunca se rendía. Hikaru era una persona increíble; él amaba cada centímetro de ella.

La azabache era dolorosamente adictiva, y sería mentirse a sí mismo si dijese que no pensó en ella en un doble sentido. Sin embargo, habían sido momentos demasiado castos como para recordar qué fue lo que exactamente pensó.

Y ahora estaba allí. Tirado boca-arriba en su cama, dejando que su mente se inundara. Saiki no estaba seguro de por qué no podía pensar en nada más que en Hikaru. ¿Habrá sido su perfume alguna especie de afrodisíaco que había consumido todos sus sentidos? Sea lo que sea, ahora no podía parar.

Maldita sea...

La temperatura de su cuerpo había empezado a elevarse, y Saiki sabía muy bien la razón. Le daba vergüenza admitirlo, pero era consciente de que se estaba excitando por un estúpido perfume. La sensación era extraña, lo hacía sentirse peligrosamente bien. De todas formas, no quería seguir alimentando su morbosa mente con más imágenes de Hikaru. Porque no quería descubrir cómo podrían terminar las cosas esa noche.

Pero... ella es tan linda...

Hikaru era una persona dominante, eso se notaba a kilómetros. Por la cantidad de peleas en las que se mete, Saiki estaba seguro de que en algún momento ella lograría desarrollar una perfecta musculatura, digna de una persona que llevaba años matándose en un gimnasio.

Nishimura tenía un lindo cuerpo, y Kusuo no lo negaba en lo absoluto.

Fue allí cuando su respiración empezó a ser más lenta y pesada. Una sensación rara pero placentera viajaba por todo su cuerpo, acumulándose especialmente en su pelvis y en la zona cercana de la misma. El rostro del de pelo rosa estaba sumamente caliente y dudaba de que fuese solamente por vergüenza.

Entonces un par de preguntas se asomaron por la orilla de su cerebro: ¿cómo se vería Hikaru en 'esa' situación? ¿cómo sería su escuchar su voz entrecortada por la excitación? ¿cómo serían sus expresiones ante la acumulación del placer? Kusuo no sabía nada de eso, mas aprendía las cosas rápidamente. ¿Ella se las enseñaría con el tiempo? ¿o él debería investigar por su cuenta para no quedar en ridículo?

La habitación se estaba volviendo insoportablemente calurosa, su cabeza se encontraba sumergida por imágenes de su novia, las cuales venían y salían velozmente y sus pantalones de repente se sentían apretados. El psíquico dudaba de muchas cosas... pero... si tantas personas lo hacían, no debería sentirse mal, ¿no?

Demonios, ahora él sonaba como Toritsuka.

Asegurándose de que la puerta estuviese bien cerrada para que sus padres no entraran de improvisto (definitivamente sería su final en esa casa si ellos lo atrapaban en medio de eso), se quitó toda la ropa hasta que solo se quedó con ese maldito suéter que parecía haber sido creado por Satanás para tentarlo.

Aunque más bien creía que Satanás había creado a Hikaru para ser la pérdida de su cordura y para hacerlo caer en el pecado.

Ahora a Saiki le entraba otra duda. Nunca en su vida se había masturbado, no era una persona como Toritsuka que seguramente se lo hacía cada vez que tenía la oportunidad, pero tampoco era una especie de ángel inocente que no pensaba en ello. Además, ¿estaba bien que se tocara pensando en su novia? Es decir... no estaba seguro si ella lo ha hecho pensando en él, pero si lo imaginaba no le molestaría en lo absoluto. Solo que le parecía un poco mal abusar de ello.

Si no se entera... no le hará daño, ¿no?

Ya no había vuelta atrás, así que deslizó su mano lentamente hacia la zona de su pelvis, intentando tranquilizar los fuertes y veloces latidos de su corazón. Su pulso también estaba acelerado, pero seguramente eran por los nervios de ser atrapado en el acto mezclados con la excitación que recorría vilmente su sistema.

Un suspiro se escapó de sus labios inevitablemente cuando se envolvió con la mano, notando lo duro y húmedo que estaba. Los músculos de su cara se contrajeron cuando empezó a mover su mano lentamente de arriba-abajo, la sensación que antes había sentido con solo un toque, ahora se había multiplicado por mil. Eran como si unas corrientes eléctricas y unas corrientes de calor se fusionasen y empezaran a viajar hacia cada rincón de su cuerpo, haciéndolo temblar tenuemente.

Tomó su suéter y se lo llevó como pudo a su nariz, disfrutando del olor de Hikaru mezclándose con el suyo. Sus cinco sentidos se encontraban abrumadas por imágenes de su novia, especialmente cuando la había visto en traje de baño.

Diablos, lo que le haría no tenía perdón en el cielo.

Kusuo podía imaginarse a sí mismo deslizando su lengua por todo el estómago de la azabache, dejando alguna que otra marca en su sedosa piel y acariciando cada centímetro con sus manos, intentando memorizarla. Sería increíble escucharla gimiendo su nombre, consumida por el placer que él le estaba dando. Le encantaría tocarla y... saborearla. Por más asqueroso que eso suene. ¿Cómo sería su sabor? ¿Sería tan dulce como sus labios o sería diferente? Saiki jamás había tenido tantas ganas de estar entre las piernas de alguien.

Era una suerte de que fuese lo suficientemente consciente como para ahogar sus gemidos, porque estaba seguro de que ahora mismo era un desastre de excitación.

Su mano aún seguía moviéndose sin cesar, aunque esta vez había aumentado el ritmo y la velocidad. No le quedaba mucho, y no estaba seguro de si debía estar decepcionado de sí mismo por terminar tan rápido.

Se siente tan... bien...

Si se sentía increíble haciéndolo él solo, no quería pensar en cómo se sentiría si lo hacía con Hikaru. Ella sabía del tema, por lo cual ella lo tocaría primero.

Los labios de la joven eran adictivos y bonitos, pero serían muchísimo más bonitos envolviendo su miembro, asomando su lengua para acariciarlo por completo.

¡Hikaru...!

La imagen mental fue lo que lo acercó al borde, ocasionando que un espasmo golpeara su cuerpo. Y como si se tratara de un relámpago chocando abruptamente contra él, Kusuo sintió el orgasmo ensordecer todos sus sentidos y quemando su garganta ante el ahogamiento de un sonoro gemido. Creyó por un momento que había tocado el cielo (¿o el infierno?) con la punta de los dedos, incluso su mirada se volvió borrosa por unos cuantos segundos.

Entonces sintió un líquido caliente y espeso sobre su mano, manchando a su misma vez las sábanas.

Su cuerpo estaba ardiendo. Aunque le tomó un corto tiempo poder volver en sí mismo y ser consciente de lo que acababa de hacer.

No sé cómo la voy a ver a la cara ahora...

Mientras tanto, Hikaru, en su habitación, creía que estaba loca porque había "imaginado" a Kusuo gimiendo su nombre. Estuvo aturdida por un momento porque había sonado demasiado real como para imaginárselo, pero luego de unos segundos decidió no darle importancia y seguir con lo que estaba haciendo. Que era jugar online con Akane, Kaito y Azumi.

🧚🏻🧚🏻🧚🏻🧚🏻🧚🏻

Espero que les haya gustado. ;)

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