Con sabor a azúcar.

By catsdevil

136K 18.5K 16.7K

(Saiki Kusuo Fanfic) [Español/Spanish] Nishimura Hikaru ha cumplido dieciocho años y tiene una vida medianame... More

Prólogo.
Capítulo 1 (El principio de las consecuencias)
Capítulo 2 (Guía para pedir una cita)
Capítulo 3 (Los mellizos Nishimura)
Capítulo 4 (Cyborg Cider-man 2: El regreso)
Capítulo 5 (El suplicio del pasado)
Capítulo 6 (El sospechoso Saiki Kusuo)
Capítulo 7 (Dos pequeñas galaxias)
Capítulo 8 (Salida male sal)
Capítulo 9 (El extraño universo otaku)
Capítulo 10 (Todo empieza con la verdad)
Capítulo 11 (La sorpresa que no fue sorpresa)
Capítulo 12 (Inefable)
Capítulo 13 (Una dolorosa realidad)
Capítulo 14 (Son solo problemas intestinales)
Capítulo 15 (La calidez de tus lágrimas)
Capítulo 17 (Sufriendo la ignorasion y asiendo la morision)
Capítulo 18 (Todo es culpa de Toritsuka)
Capítulo 19 (La casamentera Teruhashi Kokomi)
Capítulo 20 (El sentimiento de estar enamorado)
Capítulo 21 (Las mentiras tienen patas cortas)
Capítulo 22 (Etérea felicidad)
Capítulo 23 (Solo seremos tú y yo)
Capítulo 24 (Al ritmo de tu corazón)
Capítulo 25 ("Amigos")
Capítulo 26 (Los demonios internos jamás se irán)
Capítulo 27 (Personas inoportunas)
Capítulo 28 (Adiós a lo viejo, hola a lo nuevo)
Capítulo 29 (Lo que callan los psíquicos)
Capítulo 30 (Efectos de medianoche)*
Capítulo 31 (La graduación)
Capítulo 32 (Típico de hermanos)
Capítulo 33 (Un miembro más de la familia)
Capítulo 34 (El retorno del pasado)
Capítulo 35 (Un peso menos de encima)
Capítulo 36 (Bajo la boca del diablo)*
Capítulo 37 (La perfecta cena familiar)
Capítulo 38 (El querer del destino)
Capítulo 39 (Después de la tormenta)
Capítulo 40 (No más secretos)
Capítulo 41 (El final de este cuento de hadas)
Capítulo 42 (Por y para siempre) [EPÍLOGO]

Capítulo 16 (El peor enemigo de un psíquico)

3K 441 556
By catsdevil


Saiki simplemente no podía dormir.

Eso le preocupaba. En toda su corta vida, jamás había tenido insomnio. Sin embargo, por más que tratase de negarlo, él sabía perfectamente el por qué no podía conciliar su sueño.

Y la razón de su insomnio tenía nombre y apellido, cabello largo y negro, ojos cafés, un carácter de mierda... ugh.

Esto no puede estar pasándome.

¡Vaya! Pero sí estaba pasando.

Kusuo aún podía recordar ese momento como si estuviese viviéndolo ahora mismo: su cuerpo contra el de ella brindándole calidad y cariño, su mano deslizándose por su sedoso y largo cabello el cual se escurría entre sus dedos dejando una suave caricia en sus yemas, y su olor...

Oh, jodida sea Hikaru y su adictivo olor. Porque por más que hubiesen pasado días desde que lo aspiró, aún podía sentirlo por todas partes. Lo seguía y lo torturaba cada segundo de su mísera existencia, le recordaba lo bien que había sido sentirla cerca de él. Su corazón palpitaba contra su pecho lleno de adrenalina, y sus más profundos deseos encarnaban ferozmente hacia el exterior, pidiéndole a gritos verla una vez más.

Kusuo suspiró frustrado. ¿Qué es lo que debería hacer ahora?

Por supuesto que la vía más fácil para salir de toda aquella vergonzosa situación era reprimir sus sentimientos hasta que desaparezcan como polvo en tormenta. No obstante, Saiki era muchísimo más inteligente que eso y sabía (por mediante de experiencias vistas... bueno, en realidad lo había visto en las telenovelas mexicanas que solía ver su madre en su tiempo libre) que, si lo hacía, lo único que lograría era que sus sentimientos y deseos se incrementaran y se volvieran mucho más fuertes e incapaces de controlar. Así que esconder sus sentimientos no era una opción.

Como te detesto, Hikaru.

Pero no, no lo hacía.

Saiki internamente se repetía mil veces que no estaba enamorado. Y tal vez tenía razón, después de todo, una persona no podía enamorarse así de rápido. Pero el psíquico era consciente de que solo bastaban unos días-o capítulos-para que realmente empezara saborear todo aquello que uno siente cuando está enamorado.

¿Eso significa que empezaré a divagar y ver corazones cada vez que ella me hable? Tonterías. Solo es un gusto pasajero, estoy seguro que en unos días me reiré por la estupidez que sentí y pensé.

El joven intentó relajar su cuerpo y cerró los ojos, inhalando y exhalando un par de veces esperando poder conciliar el sueño. Una pequeña sonrisa de alivio apareció en sus labios cuando finalmente sintió que se entregaba al sueño.

Mañana será un largo día...

***

—¡Hikaru! ¡Rápido! ¡Que se te hace tarde!

—Ya voy...

La joven se despertó con una extraña sensación de molestia en el pecho. No tenía ganas de salir, solo quería quedarse bajo las sábanas, comer helado y ver esas películas de horror baratas para subirse el ánimo.

"Como no mejore mi ánimo en las próximas horas, asesinaré a alguien." Pensó, mientras se acomodaba la falda del uniforme escolar. "Hoy es tu día de suerte, Kaido, porque me quedaré pegada a ti como si fuese una garrapata."

Fue una suerte para ella encontrarse al característico trío de amigos durante el trayecto hacia la academia. Porque apenas los vio, se posicionó en medio de Nendo y Kaido.

"Parece que Nishimura-san está de buen humor hoy." Pensó Kaido, felicitándole a continuación por su éxito en el festival (por tercera vez).

"¿Por qué Saiki no me mira?" Hikaru le dio una pequeña mirada sobre el hombro al mencionado. "Meh, debe estar de malhumor. Te entiendo, bro."

Oye idiota, te estoy ignorando. No se supone que deberías ignorarme también, tienes que preguntarme que me pasa.

Saiki ahogó un gruñido.

Yare yare... ya estoy pareciéndome a Teruhashi.

—Nishimura-san, ¿cree que podría-...?

—Kaido, está bien. Puedes llamarme Hikaru. —mencionó la azabache, suspirando cansada.

—¿E-e-en serio? —él no se lo creía, Saiki mucho menos y Nendo... Nendo ni siquiera estaba prestando atención a la situación.

—Sí.

"QUE EMOCIÓN. ES LA PRIMERA VEZ QUE UNA CHICA ME DEJA LLAMARLA POR SU NOMBRE. ESTOY TAN FELIZ." Kaido casi que lloraba por la emoción.

—¡Está bien, Hikaru-san!

—Pero no... —la mayor se detuvo al ver la extraña expresión de felicidad en el rostro del de pelo azul—. ...olvídalo, llámame como quieras.

Supongo que ya no soy el único de nosotros tres que puede llamarte por tu nombre...

La llegada al instituto fue sorpresiva para Hikaru: podía sentir la mirada de todo el mundo posada en ella. Sus compañeros de clases, y hasta personas que nunca había visto, le sonreían y la saludaban cordialmente. ¿Quién lo diría? La misma gente que antes la había tachado de idiota y de violenta, ahora mismo se encontraba saludándola como si nada hubiese pasado.

Claro que ella era consciente de que su vida tomaría un rumbo diferente, sin embargo... había cosas que ni ella misma podía evitar.

—Pff... ahora como Nishimura hizo un bailecito estúpido es popular... no puedo creerlo. Realmente la gente no se cansa de idolatrar a personas estúpidas. —dos compañeras de clases de Hikaru conversaban entre ellas, pasando al lado de la azabache como si esta fuese sorda y muda—. Ella y la gorda de su amiga, Akane, me tienen harta.

Yare yare...

—¿Qué fue lo que dijiste? —absolutamente todos los alumnos que se encontraban en el pasillo se callaron de golpe. Hikaru miraba con las cejas fruncidas a las dos jovencitas, quienes casi temblaban de miedo—. Vamos, repítelo otra vez para que todos puedan escucharlo, ¿o el gato te comió la lengua? Tú siempre dices esas mierdas de los demás y luego vas y los saludas como si fueran amigos de toda la vida. Eres una hipócrita, y como digas esas cosas de Akane una vez más juro que-...

—Hikaru.

La mencionada observó al de cabello rosa, este la observó con el ceño fruncido y luego le negó suavemente. Hikaru entendió el mensaje y obligó a calmar todo su cuerpo. No podía hacer una escena, no ahora.

La mayor miró a las dos amigas, quienes prácticamente estaban temblando bajo la mirada de la otra. Por supuesto que las menores estaban totalmente conscientes del historial de su compañera de clase, y lo que más resaltaba allí, eran todas sus peleas ganadas.

—No quiero que vuelvas a criticar el físico de Akane nunca más. —habló finalmente—. No querrás saber cómo soy realmente si te escucho decir ese tipo de mierdas otra vez. Y no solo te lo advierto a ti, sino también a tu amiguita, que parece ser muda de repente.

Sin decir nada más, Hikaru se dio media vuelta para poder irse a su respectivo salón. Los alumnos que se encontraban allí se habían quedado en un silencio mortal, y una vez que la joven salió del círculo visual de todos, empezaron a murmurar.

"Nishimura es genial...", "Ojalá fuese mi amiga.", "¡Ha! Por fin dejaron callada a la insoportable de Mina y a su amiga, se lo merecían.", "Nishimura debería dejar de ser tan violenta...", "Hay que ser realmente idiota como para meterse en una pelea con ella.", "¡Oí que fue capaz de dejar inconsciente al ladrón que le iba a robar!", "¿Otra vez Nishimura iba a armar una pelea? Si no fuese por el chico de segundo año seguramente hubiéramos visto correr sangre.", "Demonios, Nishimura no tiene ovarios, TIENE UNOS OVARIOTES.", "La amo, tengo un crush con ella."

Un millón de pensamientos positivos y negativos abarcaban el sitio. Saiki terminó ignorándolos (sobre todo el último) y siguió caminando para alcanzar a su amiga, dejando atrás a Kaido y a Nendo.

—Hikaru, cálmate.

—Estoy calmada. Solo que... ugh... esas estúpidas me tienen harta. Ellas han estado burlándose de Akane desde hace tiempo, y no sabes las ganas que tengo de arrancarle los pelos uno por uno. —confesó la azabache, todavía caminando hacia su salón, el cual estaba vacío puesto que aún faltaban unos minutos para que la clase iniciara.

—No es la manera de arreglar las cosas.

Una vez que entraron, Hikaru dejó el bolso en su banco y miró a su amigo con una ceja alzada.

—¿No?

—No.

—Pues yo creo que a veces sí. De todas formas, puedes quedarte tranquilo, no pensaba golpearla o algo así. Lo hubiese hecho si ella empezaba a violentarse conmigo. Y créeme, en este instituto no hay nadie con el valor suficiente como para intentar tener una pelea conmigo. —la joven sonaba orgullosa de eso.

Saiki sonrió y rodó los ojos.

—Eso he oído. Te metes en muchas peleas, ¿no crees que eres demasiado violenta?

Hikaru solamente alzó los hombros.

—Nah. Alguien tan bueno como tú no lo entendería. —dijo ella, soltando una risita—. Te falta odio, Kusuo.

—Di lo que quieras.

Al parecer la azabache estaba por decir algo, no obstante, su mirada de repente se fijó en una parte del rostro de Kusuo. A este le dio la sensación de que ella miraba sus labios, y tras ese pensamiento, su nerviosismo empezó a invadir todo su sistema

—Oye, Kusuo...

—¿Qué?

Entonces, ella se empezó a acercar.

—E-espera, ¿qué-...?

—Tienes la camisa desacomodada, y me molesta. —finalizó, llevando sus manos a la camisa y acomodándola mejor.

Por supuesto que iba a hacer algo como eso, realmente no sé por qué me siento decepcionado. No es como si ella fuese a...

Saiki miró el rostro de Hikaru. Ella estaba demasiado cerca... a él solo le bastaba inclinar la cabeza un poco así podría...

BASTA.

—¡Eh! ¡Saiki! ¿A dónde vas? —fue lo único que oyó el psíquico antes de irse.

Esto tiene que terminar.

***

Saiki jamás había estado tan aliviado de entrar al aula y ver a la profesora lista para comenzar. Y para su completa fortuna, había traído su anillo y la actividad de la clase solo consistía en leer algunas páginas del libro y contestar las preguntas respecto a lo leído. Totalmente sencillo.

El silencio es el mejor sonido que puede haber.

Cuando el timbre sonó, Saiki se levantó despacio, tenía la idea de no juntarse con Kaido ni con Nendo puesto que sabía que ellos estarían con la azabache.

Bien, solo tengo que ir a la azotea y disfrutar de mi dulce soledad.

Una vez allí, notó que había un grupo de chicos conversando felizmente, parecían de tercer año, aunque no eran de la misma clase que Hikaru. Los ignoró y se sentó en un lugar apartado de ellos, empezando a comer su almuerzo.

—Oigan, ¿saben lo que haré luego de las clases? —no es que Saiki estuviese prestándole atención a lo que decía (ni siquiera le importaba), solo que no podía evitar que su oído fuese más agudo que el de un humano corriente—. Le diré a Nishimura que me gusta.

Saiki casi se atraganta con su comida.

—¿Estás seguro? No creo que te convenga... no es como si ella y tú hablasen mucho... —opinó su amigo.

—No es que quiera salir con ella, es solo que... —él suspiró con un aire soñador—. Me parece tan encantadora y atractiva... no puedo evitarlo. Pienso en ella a todas horas, desde me levanto hasta cuando me acuesto. Cuando ella me habla siento como mi corazón palpita más rápido y mis manos sudan, haciendo que mis movimientos se vuelvan más torpes automáticamente... Pero estoy seguro que no soy el único que se sienta así, seguramente ella tiene millones de pretendientes atrás y yo aquí... ¡pero no importa! Apenas la vea en la entrada, iré con ella y le diré lo que siento.

Maldita sea...

Saiki pudo sentir un leve ardor en el pecho, era una sensación extraña... como si tuviese ganas de vomitar. La idea de que alguien más estuviese sintiéndose igual que él con respecto a Hikaru le disgustaba totalmente, no quería ni siquiera pensarlo. Y no entendía por qué lo repudiaba, es decir... era obvio que después del festival ella ganaría popularidad entre los alumnos.

Pero... ¿que era esa sensación que estaba sintiendo? ¿Por qué se había vuelto tan egoísta de repente? Saiki sentía solo él tenía el derecho de ver a Hikaru de esa manera; él y nadie más. Y el solo pensamiento de que ella podría aceptar a alguno de sus pretendientes, era el dolor más fuerte que alguna vez había sentido.

Yare yare... ya no tengo hambre, ahora estoy de mal humor.

Las clases transcurrieron finalmente hasta que llegó la hora de irse.

Hikaru se encontraba en la entrada del instituto acomodando sus zapatos y preparando su paraguas para poder caminar hacia a su respectivo hogar. Había comenzado a llover, y aunque no fuese muy fuerte, las nubes oscuras que predominaban en el cielo le decían que no iba a ser una tormenta muy tranquila.

—Hikaru.

La mencionada se dio vuelta.

—¿Uh? Ah, eres tú Saiki. —dijo ella, sonriendo levemente—. ¿Qué sucede?

—Iré contigo. Olvidé mi paraguas, y si voy a mi casa desde la tuya no me mojaré tanto.

—Ya veo. Está bien, vamos.

En el transcurso, la mayor empezó a tener la sensación de que algo andaba mal. Si bien el silencio entre ambos era normal, jamás era tan mortal y venenoso como aquel.

—¿Sucede algo?

—He estado pensando... que has ganado popularidad desde el festival de talentos.

—Ah, sí. Eso parece. Ahora todo el mundo tiene mi opinión en cuenta. Y pensar que antes apenas les importaba mi presencia. —Hikaru soltó una pequeña risa amarga.

—También eres popular entre los chicos.

—Oh, ahora que lo dices... hoy se me confesaron tres chicos. Fue súper incómodo. —la azabache suspiró pesadamente.

Kusuo tuvo que detener sus pasos por unos segundos para evitar tropezarse, antes de seguir su camino.

—¿De verdad?

—Sí. Pero no te preocupes, no te pongas celoso porque no acepté a ninguno. —bromeó ella, riéndose con ganas.

Claro, te ríes porque realmente no sabes que escuchar eso me alivia.

—Ya veo...

—Realmente no aceptaría a ninguno de ellos. Estoy segura que solamente les gusto físicamente, así como Kaido. Hoy empezó a estar menos encima de mi al ver que yo le prestaba atención. —confesó, sonriendo divertida.

Algo menos de qué preocuparse.

—Tal vez yo podría ser un pretendiente tuyo en el futuro.

Hikaru se echó a reír.

—Seguramente, nadie se resiste a mi dulzura. Todos caerán de rodillas ante mí, ya lo verás. —ella le guiñó el ojo, haciendo sonreír al psíquico.

Una vez que se despidieron, Saiki se teletransportó a su casa sin que nadie lo viese. Sus padres notaron que estaba menos hablador de lo normal, pero aunque preguntaron, no recibieron una respuesta concreta.

Si lo digo será el fin para mi en esta casa. No dejarán de molestarme.

La noche cayó, acompañada de una suave llovizna. Saiki pensó que era el clima perfecto para dormir, no obstante, cuando finalmente logró acostarse y arroparse cómodamente...

Sigo sin poder dormir.

No importase en qué posición, si estaba destapado o tapado hasta la cabeza, si abría la ventana, si la cerraba, si se ponía el anillo, si se lo quitaba... ¡Nada funcionaba! Simplemente no podía dormir por la cálida sensación que abundaba su pecho. Y aquella empezaba a molestarlo.

Definitivamente... el amor apesta.

Continue Reading

You'll Also Like

710 141 10
Nami admiraba incrédula la situación que la había hecho pasar una vicealmirante. ¡La estafadora acababa de ser estafada, y por una marine! ❏Nami x fe...
392K 50.3K 57
❝Kusuo es inmune a los efectos de la cafeína. Entonces, ¿Por qué se sentía como si hubiese bebido litros de café? La cafeína puede causarte diferent...
175K 10.1K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
944 160 6
Cuando la empresa para la cual trabajaban quebró, Toji Fushiguro y Ryomen Sukuna se vieron desempleados. En lugar de guardar su última paga, decidier...