–Estoy loca –me digo riéndole a mi otro yo que está en el espejo.
Estoy terminando de peinarme y así poder ya bajar a la sala de espera.
Estos tres meses han sido muy duro, en un principio estaba muy enfadada con la decisión de Jota, pero al final entiendo el cambio que hizo en mí el haberme internado en este lugar.
Fue difícil, el tratamiento, el abrirme a una persona desconocida, el estar aislada de lo que sucede afuera, ver a Seba una vez por semana.
Todo fue realmente difícil, pero ahora comprendo que todo se hizo por mi bien. Me siento mejor, ahora estoy en paz.
Ya lista espero a Jota junto a mi doctor. Hablamos de cualquier cosa más allá del tratamiento, pero estaba segura que todavía me está analizando.
Media hora después entra por la puerta principal y su cara de asombro por mi cambio físico y estético es notable. Estoy tan feliz que corro a sus brazos, lo he extrañado tanto.
–Estaba ansiosa por que vinieras.
–Yo también – dice asombrado.
....
–Antes de entrar tengo que advertirte que hice algunos cambios. No muchos para no perturbar tu hogar, pero si para que estemos más cómodos –se nota que Jota está muy nervioso por mi reacción.
–Tranquilo amor, me parece bien un cambio –le digo tranquilizándolo.
Un poco de temor tengo, no quiero que todos los recuerdos de mi padre desaparezcan. Pero al entrar me relajo que el cambio no es tan grande, solo cambió algunos muebles de lugar y algunos fueron reemplazados por nuevos muebles ya que los anteriores estaban rotos. También cambió las cortinas marrones por unas blancas donde entra más luz, las paredes mejor pintadas y combinando diferentes colores, y por último cambió algunos cuadros por portarretratos con fotos de nosotros.
Quise investigar más y voy hacia mi cuarto. Está totalmente renovado. Las paredes tienen de nuevo su color celeste y una cama mucho más grande. Esta limpio con nuevos muebles blancos, y más portarretratos de nosotros. Para ser sincera tengo que admitir que este cambio me ha gustado mucho. Porque al fin y acabo este es nuestro hogar y hay cosas que tengo que dejar atrás.
–Di algo, estas muy callada –dice ansioso.
–Me encanta. Me encanta como quedó nuestro hogar.
Dicho eso, Jota suelta un gran suspiro.
–Sam –dice mientras se acerca y toma mi mano –el único lugar que no he tocado es la pieza de al frente –se ha cual se refiere, la pieza de mis padres –y el despacho de abajo. Lo único que hice fue limpiar un poco.
–Me parece perfecto, juntos vamos a tener que resolver que hacer con esas habitaciones, que utilidad le podemos dar.
Seba me mira sorprendido, su expresión en el rostro se relaja y sin más preámbulos me besa.
–Te amo –dice entre besos.
–Yo también te amo –le digo sin dudar.
Nos besamos por un buen rato hasta que Jota interrumpe el beso.
–Vamos a almorzar ya que nos espera una tarde llena de actividad.
– ¿Que tendrás preparado, Señor?
–Sorpresa, espero que todo salga bien porque lo vengo organizando hace semanas –su preocupación me dio risa.
Juntos bajamos al comedor.
La comida no está nada mal. Siempre supe que Jota cocinaba, pero nunca hizo nada elaborado.
–Mmm esta delicioso, deseo comer así todos los días –le digo saboreando mi comida.
–Terminaras rodando.
–Eso no me interesa. No usaré entonces mi auto para ir a la universidad. Iré rodando –digo siguiendo su juego.
– ¿Piensas ir a la universidad?
–Ahora es tarde. El año escolar finalizó. Pero el año entrante obvio que voy a ir.
– ¡Qué bueno Sam! Eso me pone muy feliz.
–El doctor me ha dicho que haga actividades, que fue una mala idea quedarme sola antes, más cuando no estaba haciendo nada.
–Tienes razón. Fue un gran error el que cometí. Pero ahora las cosas serán distintas –agarra mi mano y la besa.
–Lo sé –y en silencio terminamos de comer.
...
– ¿Hacia dónde vamos? –digo curiosa. Llevo los ojos vendados y mi curiosidad aumenta a cien.
–Ya te dije. Es sorpresa. ¡No hagas trampa!
–Estamos tardando mucho. Así que pienso que nos dirigimos a Delania.
– ¡Eres terrible! –dice riendo.
Unos minutos después, bajo de su camioneta con su ayuda.
Sigo con los ojos vendados.
Hacemos unos pasos y nos detenemos.
–Llegamos –y me sacas las vendas.
– ¿En serio? ¿El parque de diversiones?
– ¿No te gusta? –dice asustado.
–Sí, pero tanto misterio para esto –digo riendo.
– ¡No seas amarga! –me agarra del brazo y entramos corriendo al parque.
Jota está comprando algunas fichas y desde la distancia veo cómo ha cambiado también. Tiene el pelo más corto y ya tampoco viste oscuro. Usa camisa a rayas color azul que lo rejuvenece más.
Me gusta. Me gusta mucho este cambio.
Se acerca a mí mientras me muestra con emoción las fichas que tiene en su mano.
– ¿Por dónde empezamos? –dice entusiasmado. Parece un chico de cinco años.
Nos subimos a la vuelta al mundo, muy característico del lugar por como a lo lejos le da una belleza particular a Delania. También a algunos juegos de la feria y obvio que no podían faltar los autos chocadores.
–Vengan todos a ver como gano un peluche para mi novia –dice mientras se remanga la camisa.
–A la cuenta de tres empieza el juego –dice el presentador.
–Uno... Dos... Tres –grita la gente a nuestro alrededor.
Y el juego comienza.
Tantos preparativos para un juego que para mí es fácil de ganar, no creo que meterle agua con una pistola de juguete a un payaso de metal sea muy difícil, pero me encantaba ver como Jota competía con un niño para ganar.
Luego de tres rondas al fin puede ganarle al niño. Mi cara esta roja de tanto reírme junto a la gente, y Jota en vez de estar avergonzado o humillado festeja junto a todos como si hubiese ganado un auto.
Comemos algodón de azúcar, junto a mi peluche de puerquito, mientras miramos el atardecer desde el puente que está en el parque con vista al mar.
Nos besamos y abrazamos en todo momento. En todo el día no nos separamos por ningún motivo.
– ¿Cómo la pasaste?
–Espectacular. Esto lo tendríamos que haber hecho hace mucho –digo mientras me acurruco más hacia él.
–Lo sé, pero a partir de ahora nuestro apellido será diversión y paseo.
– ¡Que apellido más extraño! –nos reímos.
...
Llegamos a casa cerca de la medianoche.
–Estoy exhausta –digo tirándome al sillón.
–Vamos a dormir. Yo también estoy cansado –no me da tiempo de pararme que me levanta del sillón y me lleva a nuestro cuarto.
Una vez en nuestra habitación me acuesta despacio en la cama. De una forma cariño me saca de a poco la ropa.
– ¿Qué piyama vas a utilizar? –dice mientras saca lo que queda de ropa.
– ¿Y si dormimos desnudos? –digo traviesa.
–Sabía que la Sam atrevida se escondía en algún lugar todavía –dice mientras empieza a sacarse su ropa.
Ya acostados, completamente desnudos, se acerca a mí. Me sostiene el rostro, me mira unos largos minutos y luego me besa.
Es un beso romántico, lleno de ternura y amor.
Este día definitivamente abre una nueva etapa de nuestras vidas. Una donde el amor al fin es el protagonista y no nuestro pasado.
Por fin estamos haciendo el amor como dos personas comunes enamoradas, sin problemas.
Lo hacemos lentamente, disfrutando de cada centímetro de nuestros cuerpos. Sin quitar la mirada uno del otro, y sin que falten los besos infinitos.
En ningún momento su mano se queda quieta, recorre todo mi cuerpo. Mientras que mis manos solo pasan de su pecho a su pelo.
Lo miro fijo, y no puedo creer que Jota sea el que este acostado encima mío. Nunca se me ocurrió por la cabeza que las cosas mejorarían y que el seria el que siga todavía conmigo.
–Te amo –le digo lo que estaba pensando en voz alta.
–Yo también amor –dice agitado.