Logan soltó una gran carcajada después seguido de sus otros cuatro amigos.
-¡Ya me habías asustado, Henderson!-rió Kendall.
-Já, nunca habrá una chica capaz de enganchar al gran Logan, ¿cierto?-completó Carlos.
-No, nunca.-tosí un poco.-Oh, ella es una amiga de mi madre y se quedará en casa esta semana.
-En realidad soy niñera de...-Logan me interrumpió.
-De Presley.-dijo nervioso.
-Sí, así que luego nos vemos. Fue un gusto conocerlos, chicos.-sonreí. Logan me alcanzó justo antes de subir las escaleras.
-¿Le dirás a mi madre que vinieron los chicos?
-¿Te llevarás a los chicos fuera de casa?
-Sí.
-Entonces es un trato, Henderson.
-Vale, ahora me debo ir.
-Suerte con tus prostitutas.
-Suerte con tu soltería.-me gritó burlón antes de correr con los chicos. Escuché como cerraban la puerta y arrancaban el auto.
Me dispusea subir con Presley para que durmiera y después yo pudiera hacerlo. La encontré medio dormida, así que decidí no molestarla.
Fui a la que sería mi habitación por toda la semana, encendí mi computador y encontré a Dustin en línea. Platiqué un gran rato con él, le comenté la posibilidad de estar con él en próximas semanas y se emocionó.
Lo último que me dijo, admito que me perturbó un poco y es que te diga esperé por ti muchos años y ahora te tendré conmigo para siempre, no como quiera lo pasas inadvertido.
Cuando éramos más pequeños, mi madre insistía para que nos juntaramos como pareja pero, ¡Dios, él es mi mejor amigo! Nunca lo podré ver como más que eso.
Logan llegó a casa como a las cuatro de la mañana, y por los muebles que se escuchó que golpeó y las maldiciones que echó, deducí que su estado de ebriedad era alto. Bajé a ayudarle.
-Logan, no cabe duda que eres un irresponsable. Mira que venir así cuando tu hermanita menor se encuentra en casa.-le reproché.
-Hooolaa, preshiosa.-me coqueteó.-Sho venía pa'mi cassa p'creoq acabe'nl scielo.
-Deja de decir idioteces, Henderson, y ayúdame a levantarte que, por si aún no lo notas, pesas tres veces más que yo.
-Ess enserio, pressioshaa.-rió fuertemente.-'Tas hermossa y condenadamente caliente como el infierno.
-Cállate.-lo reté.
-Un efelante's comluniaba sobre la tela dena aramia como veíaq resistía f'llamar otro efelante.-canturreó mientras subía las escaleras.
Con trabajo, logré que llegara hasta su habitación. Lo arropé y justo cuando salía, me habló.
-Pressiosha, n't vallas.-suplicó.
-¿Qué?
-Quédate conmigo, pfavor.
-Logan...-lloriqueé.
-Vms.-dijo con esfuerzo.
-Vale.-me rendí. Me senté junto a él. Mi plan de último segundo era simple: me quedaría con él hasta que durmiera y después iría a mi habitación. O eso pensaba hasta que los ojos se me cerraron totalmente.