Cazadores de Sombras, más all...

By celestesiles555

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¿Qué pasaría si lo que dicen los libros es verdad? Celeste una joven aficionada a la lectura, emprende un via... More

Capítulo 1 "El viaje, el encuentro"
Capitulo 2 "Emoción e invasión".
Capitulo 3 "Mango".
Capitulo 4 "Inesperado"
Capitulo 5 "Mía".
Capitulo 6 "Blush".
Capitulo 7 "Shelbourne Hotel".
Capítulo 8: "Amistad".
Capítulo 9 "La fiesta".
Capítulo 10 "La sorpresa".
Capitulo 11 "Verdad".
Capítulo 12 "Delirio".
Capítulo 13 "¿Dónde estás ahora?"
Capítulo 14 "Olvidar"
Capítulo 15 "Jace Herondale"
Capítulo 16 "Él"
Capítulo 17 "Bebida, huida"
Capítulo 18 "Yo seré tu sombra"
Capítulo 19 "Nueva vida".
Capítulo 20 "Reunión y algo más"
Capítulo 21 "Lo siento"
Capítulo 22 "Intervención"
Capítulo 23 "Yo soy yo"
Capítulo 24 "Leticia"
Capitulo 25 "Hierro y sal"
Capítulo 26 "Luz de esperanza"
Capítulo 27 "Cristal"
Capítulo 28 "Sebastian Morgenstern"
Capítulo 29 "Gard"
Capítulo 30 "Blanco y negro"
Capítulo 31 "La lucha, los dones"
Capitulo 32 "Más allá que acá".
Capitulo 33 "Despertad"
CAPITULO FINAL "Luz de Oro"

Epílogo

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By celestesiles555

Cerré lentamente el libro. Mi primera reacción fue abrazarlo fuertemente contra mi pecho y reflexionar sobre toda la historia que acababa de leer.

Era el sexto y último libro de Cazadores de Sombras, por Cassandra Clare. La imaginación de ella es inmensa e impresionante. Logra narrarte todas esas historias, todos los sentimientos de cada uno de los personajes. En primer lugar, quedé encantada con la trasformación del Hermano Zacariah, ¡Nuevamente teníamos a nuestro Jem de vuelta! Luego, el sacrificio de Simon… ¡la escena final fue tan genial y emotiva! Después, Jace en la cueva, con Clary… Contuve la respiración al momento de leer esa parte. Malec me hizo sentir tan feliz. Julian y Emma, ¿Qué será de ellos? ¿Qué nueva historia destrozadora de corazones nos narrará Cassandra Clare en el futuro? Pero sobre todo, ¿Qué habrá sido de Sebastian?
Después de terminar de leer todo lo relacionado a Sebastián, quedé con un nudo en la garganta, ¡¿Cómo es posible que Sebastián haya muerto!? ¡Eso es imposible! Él tenía que vivir, por más que lo odiáramos, tenía que vivir.

Entonces recuerdo que Sebastián está vivo y recuerdo aquel día en que me encontré frente a él, junto con Laila y Henrrieta, y Sebastián estaba tocando el piano.

Inhalo y exhalo, al mismo tiempo que suspiro ruidosamente. La melodía de las hojas rozándose unas con otras, el canto lejano de los pájaros, una ardilla lanzándose de una rama a otra, los destellos de sol que caían sobre mi piel, el silencio de una tarde tranquila y fresca, la grama, verde y frondosa; Una combinación perfecta para una exquisita lectura. Una combinación perfecta para terminar la saga de Cazadores de Sombras.

-¡Celeste! 

Grita alguien detrás de mí. Me volteo bruscamente y me coloco en posición de defensa, saco la navaja que está en mi bota y la afianzo en mi mano derecha.

-Lo siento tanto, no quería asustarte. Perdóname, por favor. –Me dice Leticia, en tono preocupado. Estaba parada detrás de mí y me acababa de tomar desprevenida.

-No, perdóname a mí, he quedado traumatizada, ya lo sabes.

Leticia me sonrió y se sentó a la par mía. Me volví a acomodar en la grama y guardé el libro dentro de mi bolsa. En unos minutos teníamos que caminar hacia el otro campus, que quedaba a 15 minutos de distancia del campus donde estábamos. Ese día había ensayo de Coro y no podíamos faltar.

-¿Cuánto tiempo ha pasado ya, desde aquel día? –Me preguntó Leticia. Ella estaba mirando sus manos, sin algún motivo. -¿Medio año?

-Ocho meses con días. –Le contesté, tratando de no sonar nostálgica.

-¿Es increíble como vuela el tiempo verdad? 

-Y como en un abrir y cerrar de ojos puedes encontrarte en una situación de vida y muerte. –Dije.

Ambas nos quedamos calladas y pensativas. El viento sopló fuertemente y levantó hojas a nuestro alrededor. 

-¡HEY!

El grito de alguien nos sobresaltó. Entonces, Leticia y yo nos asustamos, puse mi mano cerca de mi bota para poder tomar nuevamente la navaja. Vi que Leticia estaba más asustada que yo; sin embargo, pude ver que ella tenía unas tijeras en la mano.

-¡Wow, wow, wow! Tranquilas amigas, soy yo, Miguel. No me maten por favor.

Miguel, un viejo amigo de Leticia, nos había pegado una sorpresa. ¿Qué le sucedía a la gente, que ahora saludaba gritando? Ese tipo de saludo alteraba mis nervios y los de Leticia. 

Después de lo que nos sucedió a ambas, nada ha vuelto a ser lo mismo. Las dos vivimos asustadas, pensando que en cualquier momento nos podría suceder algo. Pero ahora eso era poco probable, ya que éramos mundanas y ninguna poseía la visión.

Al ver a Leticia reaccionar de aquella manera, al igual que yo, me hizo pensar que estábamos conectadas, ninguna quería volver a vivir algo tan peligroso. Pero ambas nos podríamos consolar, ambas sabíamos exactamente a que le temíamos. Era parecido al enlace Parabatai, pero no lo era. Desearía tener un Parabatai. Leticia no sabía que significaba, ya que ella todavía no había leído la saga. Me dijo que lo haría, pero cuando pudiera salir de su trauma actual. La mención del nombre de Valentine le ponía la piel de gallina. 

Leticia regaño a Miguel por habernos saludado de esa manera. Él solamente llegó a dejarle un recado a Leticia y luego se fue a clases. Nos levantamos y caminamos hasta la salida de la universidad, que daba justo al centro comercial. 

Para poder llegar al otro campus teníamos que atravesar el centro comercial y cruzar un par de calles. No era una caminata mala. Había un área abierta y restaurantes a los lados, más adelante había un cine y en el centro de la plaza del centro comercial, se hacían eventos de vez en cuando.

-¿Y qué tal está el final del libro? –Me preguntó Leticia.

-Pues la mitad es verdad y la otra mentira, o verdad distorsionada. No sabría decírtelo con exactitud. ¿Y has sabido noticias sobre la película de Ciudad de Ceniza?

Le preguntaba eso a Leticia porque cuando ella había sido liberada por Valentine, Simon la había llevado con Lily Collins. Ambas entablaron un amistad rápida y de vez en cuando de telefoneaban.

-Pues la verdad solo se sabe que se está reescribiendo el guión. De ahí, Lily tampoco sabe nada. ¿Por qué no investigas por ti misma? 

Cuando me hizo esa pregunta me detuve. Ella sabía por qué yo ya no investigaba como antes, eso implicaría stalkear a los actores, entre ellos Jamie C. Bower, y yo estaba tratando de superar lo que pasó. Quería que mis heridas psicológicas sanaran. Yo estuve con Jamie durante un tiempo, y aunque él no fuera en sí Jamie, sino Jace; igualmente hacía que mis heridas no cicatrizaran por completo. Por eso, decidí dejar de ver sus fotos, sus canciones, sus películas, dejé o trataba de dejar de ser su fan.

Leticia se dio cuenta de lo que yo pensaba en ese momento.

-Perdón, no quise recordártelo… es que, la verdad, deberías seguir como antes, el ahora es mundano también ¿no?

-Sí, en eso tienes razón. Y él no recuerda absolutamente nada sobre lo que sucedió con los Cazadores de Sombras, ni conmigo.

***

Leticia y yo salimos de la universidad, y ya en la calle, nos pusimos a hablar sobre los proyectos de planeación turística que tendríamos que presentar el lunes. Cruzamos la pasarela, atravesamos la gasolinera y llegamos al centro comercial. Justo en la entrada, a nuestra izquierda, hay un edificio donde se encuentra el gimnasio al cual mi mamá asiste dos veces al día. Voltee a ver la terraza del segundo piso, por si la veía, pero ella no está, al menos no a la vista; además es raro que ella esté ahí al medio día.

El celular de Leticia sonó; lo cual interrumpe lo que ella me estaba diciendo; algo a lo que no le estaba prestando mucha atención, ya que yo estaba sumida en mis pensamientos.

-¿Hola? ¡Hey! ¿Qué tal?… Si… ¿Qué ha sucedido? … Cómo… ¿Ahorita?... O por Dios. Ok. Te llamo cuando pueda. Bye.

En ese momento la expresión alegre de Leticia, había cambiado a una seria y preocupada.

-¿Qué paso? ¿Algo malo? 

-Descuida, cosas de mis hermanos, nada grabe. Celeste, ¿No quieres ir a comer un helado? Aún nos queda un poco de tiempo y aunque lleguemos un poco tarde a ensayo, no creo que nos regañen, casi nunca faltamos. Vamos, yo te invito al helado. –Dijo Leticia sonriendo, aunque esa sonrisa ocultaba algo.

No entendía por qué Leticia quería, tan de repente, ir a comer un helado; tendríamos que regresar he ir al centro comercial que estaba detrás de nosotras. La ventaja del campus de nuestra universidad, era que estaba rodeada de tres centros comerciales, la escuela militar, un teatro, banco, hoteles, fácil acceso al transporte público; además, a mí me quedaba a cuatro cuadras de casa.

-No es que quiera rechazar el helado, pero este ensayo es el último antes de la presentación, y no podemos darnos el lujo de llegar tarde. Podemos ir después del coro.

-No Celeste, tiene que ser ahora o nunca.

-Bueno, entonces vamos a ensayo. –Dije finalmente al tiempo que me encogí de hombros, restándole importancia.

-Pero, es que, Celeste… Hay algo que… -Leticia se puso nerviosa.

-¿Qué ocurre? ¿Hay algún motivo por el cual no debamos ir al coro?

-No, ya no importa. ¿No quieres ir por otro camino? Siempre es la misma rutina, el mismo camino cada vez que vamos al coro.

-¿De qué estás hablando? Sí quieres ir por otro camino está bien, pero el motivo por el cual siempre es el mismo, es porque es el menos soleado y cansado.

Detuve mis pasos y me crucé de brazos, Leticia también se detuvo. Ambas nos quedamos a los pies del edificio del gimnasio, casi en la salida del mismo.

-Dime una razón coherente por la cual debamos cambiar de camino. 

–Le dije en tono algo disgustado, íbamos a llegar tarde y a mí no me gustaba ser impuntual.

Sin embargo, Leticia se quedó callada, viendo el camino que siempre tomábamos. Dirigí mi mirada hacia allá; lo único que pude ver diferente, era que había más personas de lo normal, talvez por algún evento o exhibición. La gente caminaba tranquila, sobretodo eran personas jóvenes, en su mayoría chicas.

-Celeste. –Comenzó a decir Leticia. 

La volteé a ver, pero en lugar de enfocar mi mirada en ella, vi a sus espaldas. Detrás de ella estaba la puerta del gimnasio y en ese momento iba saliendo un muchacho que llamó mi atención. Su cabello era corto y negro, traía audífonos puestos, pans negro y camisa roja. El me estaba viendo fijamente, y yo a él. Lo había visto en otra parte, pero no logré acordarme de donde lo conocía. ¿De la universidad? ¿De la escuela? ¿De natación? Por el ángel, ¿Dónde diablos he visto a este chico? ¿Y por qué no deja de verme?

-¿¡Celeste, me estás escuchando!?

Leticia me había hablado, casi gritando. La miré directamente.

-¿Qué? Perdón, es que estaba… Cuando vi nuevamente la puerta, el chico ya no estaba. –Pensé haber visto a alguien que conocía.

-¿¡Qué!? ¿Quién? – Preguntó Leticia en tono asustado y viendo a todas partes.

-Oye Leticia, no entiendo que está pasando contigo; desde que recibiste esa llamada has estado actuando raro. ¿Era Lily verdad? ¿Qué te dijo? Si corremos peligro tienes que decírmelo. ¡Dime de una vez por todas que estás sucediendo! Puedes confiar en mí, vamos solo dime lo que… pien…sas.

Detuve mis palabras porque comencé a escuchar algo extraño, más bien, algo conocido para mis oídos.

A lo lejos puede identificar esa tonada, esa melodía, la guitarra. Su voz.

Me puse helada de pies a cabeza, por un momento creí que me desmayaría. Pero no podía, no debía. Tenía que averiguar de dónde provenía esa música. Miré a Leticia.

-No sabía que él estaba aquí, Lily me acaba de avisar. Por eso quería que nos fuéramos en otra dirección, para que no te toparas con él.

-¿¡Qué estás diciendo!? ¿Quieres decir que él realmente está aquí? ¿¡Jamie Campbell Bower está en El Salvador, precisamente en este centro comercial y lo que escucho en estos momentos es su voz!?

Antes que Leticia me contestara, salí disparada. Dejé caer mi cartera de la universidad y corrí en busca de Jamie. La música se escuchaba cada vez más cerca, las voces de las chicas gritando de la emoción. En cuestión de segundos pude visualizar un grupo de personas reunidas en torno a alguien. No podía ver quien estaba en el centro, pero la música provenía de ahí.

Los gritos de emoción de las chicas era algo exagerado. Jamie estaba cantando la canción de “Better Man” y algunas chicas también cantaban junto a él. No sabía que había fans de Jamie en El Salvador que se tomaran el tiempo de aprenderse sus canciones, al igual que yo.

Corrí hacia el tumulto de gente, abriéndome camino entre la multitud. Estaba comenzando una nueva canción. 

«My hand, 
On the small of her back
Cause she stands with this love in he reyes.
She makes me fell like i'm special
I hope to god that i'm special
Ord does she do this to all of the boys?»

Empujé a unas muchachas que se me quedaron viendo feo y me insultaron, pero no me importó.

«Her smile, 
With her face in my hand 
Comfirms that beauty exists.
Take me away from my trouble,
Dont'n make me a bubble
Or somwhere safe where only we sit.»

«Hold on to what you believe,
and if you have to get down on your knees 
and know that somewhere out there
there's a someone for you
You´ll have to trust me
'cause for me it was you»

Mi respiración estaba acelerada, mi sudor era frío. Estaba nerviosa, las manos me temblaban. Mi cabello era un desastre total, el viento lo movía a su entero gusto. Lo había dejado crecer hasta mis costillas y era difícil amarrarlo. Pero eso era lo de menos. Siempre pensé que cuando conociera a Jamie Campbell Bower, me vestiría decentemente. Vi rápidamente mi vestuario. Las botas cafés me llegaban debajo de las rodillas, el jeans azul estaba decente, traía puesta una camisa de manga tres cuartos, a rayas horizontales blancas y verdes.

Ya estaba tan cerca. Asomé mi cabeza entre dos personas, y sí, era Jamie. Los otros tres integrantes de la banda también estaban ahí, Dan, Tristan y Roland. 

Jamie cantaba maravillosamente, su cabello brillante y desordenado por el viento, su piercing en la nariz. Usaba una camiseta negra sin mangas y jeans negros rotos que hacían que se le viera el tatuaje de la rodilla. Su tatuaje de “Love always and forever” se veía súper genial y su manejo de la guitarra era inigualable. Todo lo que jamás me imaginé ver en vivo. Era el autentico Jamie Campbell Bower. Y él no era Jace.

No sé por qué comencé a llorar. Si eran lágrimas de felicidad o tristeza, no sabría decirlo. Quizá eran ambas emociones mezcladas. Lo que sí sé, es que yo estaba sonriendo y una risa nerviosa se m escapó de la boca.

Sin duda Jamie, comparado con aquel chico de enormes alas blancas, no era nada parecido; Sin embargo, no habrá otro actor que sepa interpretar mejor a Jace, que Jamie. 

Jamie siempre será nuestro Jace.

Con el rostro mojado de lágrimas, doy un par de pasos hacia atrás. Choqué contra una persona, le pedí disculpas. Voltee y comencé a caminar un poco, alejándome poco a poco. Entonces, de la nada, levanté la mirada y me paré en seco. A dos metros de distancia, frente a mí, estaba aquella persona a la que ocho meses atrás no había visto, aquella persona de la que me enamoré desde la primera escena en que salió en el libro. Matando al chico de cabellos azules, burlándose de Clary cuando estaba con Simon en el café. Escapando de los vampiros y cayendo de la moto demoníaca. Llevándola al Instituto, a la fiesta de Magnus, donde los Hermanos Silenciosos, luego, en el invernadero… 

Vestía una camiseta azul oscuro y jeans negros. Sus cabellos parecían hilos de oro moviéndose al son del viento. Y sus inconfundibles ojos dorados, al igual que su cabello. Ambos nos quedamos sin decir palabra alguna. Viéndonos fijamente a los ojos. Es como si nos leyéramos el pensamiento. Su mirada reflejaba perdón y la mía reflejaba alivio y dolor. Las palabras no eran necesarias. Sin despegar la mirada, caminé decidida hacia él. Me detuve a poca distancia. Él era al menos veinte centímetros más alto que yo, por lo cual, yo tenía la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás. Tenía miedo de tocarlo, porque no quería que fuera una ilusión. Inmediatamente me brotaron lágrimas incansables y se deslizaron por mis mejillas. “¡No quiero tocarlo! ¡No quiero tocarlo!” Me decía a mí misma. Quería que ese momento fuera eterno. Si tendría que soportar la necesidad de tocarlo, con tal que siempre lo viera, no dudaría ningún momento en tomar ese camino. 

Pero Jace jaló de mí hacia él. Contuve un grito. Me abrazó fuertemente contra él. 

Era real. Sentía su aroma, el calor de su pecho, el calor de una llama ardiente, y sentí como en mi interior se encendió una llama como la suya. Es como si algo nuevo se encendiera dentro de mí, como si una nueva vida emergiera.

***

Una historia que ni yo misma puedo llegar a creer. Algo que tenía que escribir y expresar a aquellas personas que han perdido la fe. Todo es posible, nunca digan nunca. Esta historia se las he relatado de la manera más detallada posible, porque el día que yo muera, quedará plasmada en sus recuerdos. Se han tomado el tiempo de leer mi historia, una vida totalmente diferente a la mía, llena de sucesos inexplicables. Viví la historia de Clary Fray, que de ahora en adelante me doy cuenta que es mi misma historia, ambas somos una misma. Siento leves cambios dentro y fuera de mí. He vuelto a renacer y este es el comienzo de la historia de mi segunda vida.

No espero que ustedes crean que estos sucesos fueron verdaderos, pero para mí si lo fueron. Fueron los que hicieron que abriera los ojos y viera la realidad.

Si hay una manera de terminar este relato, es citando a una persona que ustedes conocen perfectamente.


“All the stories are true”…

FIN…

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