La noche se anega hasta el alma... las sábanas no han sido lavadas y el coito en el piso es otro día; desde que te fuiste...
Los días son los escalones... una tras otro, buscándome y encontrándome en retratos al detallar los momentos cuando estoy, aquí en la misma habitación de lo fue.
El fulgor de un cigarrillo...
En el alba de un reloj que se congela en los besos del crepúsculo; porque nada se compara a tu sonrisa impregnada en mis sentidos, así como tu adiós, baja la cálida caricia del otoño.
...en las aceras de la quinta avenida.