Sé que Félix no lo aparentaba, pero sabía que estaba molesto de que no respondiera.
Tal vez él no hacía algo para que yo me sintiera insegura, pero Susan sí hacía bastante y peor aún enterándome de todo, incluso cosas del pasado.
No podía hablar.
Muchas veces con solo tener al rubio en mi habitación, sentado en mi cama, justo frente mío.
Hacía que no parara de hablar y de ver su bello rostro.
Esta no era una de esas ocasiones, ahora no podía ni mirar sus ojos, ni sus pecas, nada de él.
Solo el edredón que cubría mi cama ¿debería de cambiarlo ya? Tal vez el rosa no le queda muy bien a mi habitación.
Tal vez debería de dejar de pensar en eso ahora.
—Y bien... ¿Me quieres explicar?
Suspiré —¿explicar qué?— susurré aún sin verlo a los ojos.
—Madison— dijo con un tono molesto —¿qué es lo que pasa contigo?— no, seguía sin mirarlo aunque su voz grave; en forma de regaño, se escuchara por toda la habitación —¿por qué no me explicas las cosas? ¿Qué te hace dudar de nosotros?
Me encogí de hombros sin verlo aún.
Solo no quería decir todo. Lo de Susan, mis celos, todo.
—Madison— dijo soltando un suspiro y tratándose de tranquilizar —tienes que decir algo, no resolveremos nada si te quedas callada.
No volví a decir ni una sola palabra.
Ni siquiera lo miraba aún. No quería hacerlo.
Lo escuché hablar entredientes.
Entonces lo miré de reojo y noté que estaba furioso conmigo, con toda esta situación.
—Entonces— dijo firme —¿qué piensas hacer para solucionar este problema? ¿Quedarte callada? ¿Ignorarlo? ¿Hacer como si nada hubiera pasado? ¿Qué piensas hacer? ¿Terminar conmigo?— comenzó a subir el tono de su voz.
Me encogí de hombros —no sabía que terminar estaba entre tus opciones— hablé muy bajo, que podía jurar que tuvo que leer mis labios para entender.
Félix ablandó su rostro y bufó —¿qué? ¿Hablas en serio?— su voz grave me asustaba en este preciso momento —lo dices cuando tú pensabas quedarte completamente callada.
—Félix, no entiendo nada— hice una pausa —estás molesto porque me siento insegura en la relación. Pero yo no puedo estar molesta de que me mintieras— hice una pausa —es un tontería— dije en susurro.
Ahora él fue el que se quedó callado.
El silencio comenzó a inundar la habitación.
Cuando estaba por decirle que era mejor que se fuera a su habitación, y que mañana hablaríamos cuando estuviéramos más tranquilos. Se escuchó la puerta principal abrirse y supe que era Ruby.
—¡Llegué a casa!— y ahí fue cuando lo comprobé.
Ambos nos miramos sin decir absolutamente nada.
Félix se paró de la cama y yo solo lo miré hacerlo.
—Sabía que no debí de haberte dicho sobre Susan— hizo una pausa —pero aún así, lamento mentirte.
No dije nada.
—Madison, es algo absurdo que desconfíes, después de que estuve en otro país y jamás intenté algo con alguien solo porque mi novia no estaba viéndome las 24 horas del día— sonaba sincero —y ahora que estoy aquí, con ella. Peleamos, duda de mí, de la relación e incluso piensa que la engañaría.
Suspiré —nunca dije que tú me engañarías.
—No mientas. Lo supusiste aunque no lo dijeras— suspiró —pero está bien. No voy a desacreditar el hecho de que también tengo parte de culpa al mentirte.
Me levanté y me acerqué a él —si Susan no actuara de esa maldita manera, no me sentiría así. No me sentiría como si yo sobrara entre ustedes dos, ¿no es obvio, Félix?
Se quedó callado. Solo podía sentir la intensidad de su mirada, plantada en mis ojos y algunas veces en mi boca.
—Escucha Félix. No es porque no me caiga bien tu amiga, no la conozco y no puedo decir como es ella en realidad— suspiré —pero actúa distinto cuando está contigo a cuando está conmigo.
Dio un paso al frente y susurró —¿te hizo algo?
Comencé a recordar.
Me volví a sentar en la cama y él hizo lo mismo —dijiste que ella ya me conocía, pero una vez me mandó mensaje como sino me conociera de antes ¿eso es normal?
Se encogió de hombros —no lo creo, diría que cambiaste, pero en realidad solo creciste unos centímetros desde ese entonces, y tu cabello creció.
Asentí —me dijo algo extraño el otro día... algo como de que tú le diste cuerda antes— lo miré de reojo —¿cuerda en qué? ¿Le diste esperanzas?
Rió —¿por que lo haría?
Me encogí de hombros —eso dijo ella, no yo.
—Hablaré con ella entonces— dijo mientras tomaba mi celular que estaba en la mesa de noche y en ese instante marcó un número desconocido. Hasta se lo sabía de memoria...
Me quedé tensa.
No creí que lo haría aquí, ahora, frente mío.
Puso el altavoz y entonces sonó tres veces, hasta que su cínica voz sonó.
—¿Bueno?— sonaba confundida.
—Soy Félix— habló el rubio.
—¡Pecas!— gritó entusiasmada.
—¿Estás ocupada?— contestó él sin dejar de verme y yo a él.
—Para ti nunca y lo sabes.
—Quiero hablar contigo sobre Maddie.
—Dime... ¿pasó algo? ¿Te hizo algo?
Suspiró —uhm... tuvimos una pelea— hizo una pausa para pensar que decir —¿qué hago? ¿Le habló yo primero?
—¡Claro que no, cariño!— dijo algo molesta —déjala que sufra, se lo merece por robarme a mi chico...
—¿De que hablas?— fruncí el ceño y Félix lo notó rápidamente.
—Ay vamos Félix, es bastante obvio que ella no te merece. Yo he estado para ti siempre y ella no— hizo una pausa —¿quien estuvo cuando ocurrió lo de tu padre? ¿Ella o yo? ¡Pues yo! Desde ahí se nota, quien es la que te quiere de verdad.
—Eso es pasado. Ella y yo ya lo resolvimos. Lo comprendí, solo estaba siendo egoísta con ella.
—Abre los ojos. Verás que ella no es para ti.
—Te llamé para que me ayudaras, no para que me dijeras estas cosas.
—Te ayudo. A que abras los ojos, pecas— hizo una pausa —Félix... ¿por qué no la dejas? Dame una oportunidad a mí, yo llegué primero— sonaba como si estuviera haciendo un puchero.
Rodé una vez más los ojos y Félix también lo hizo —sí, llegaste primero, pero también te fuiste primero. Me gustabas, fue solo un tiempo, los sentimientos cambian y las personas también.
—¿De verdad te gusta Madison?— sonaba molesta —¡es injusto! ¡yo llegué primero Lee Félix!
—No grites, Susan. Ya cálmate. Si Madison no me gustara de verdad, entonces ¿por qué le hubiese dicho que fuese mi novia?
—Para ponerme celosa...
Entonces como la tonta que soy.
Me reí sarcásticamente, haciendo que Félix me mirar expectante y el silencio por el otro lado de la línea se hiciera presente.
—Eres un idiota Lee...
—Espera Su-
Y la estúpida colgó.
Lo miré de manera avergonzada —perdón...
Negó —fue suficiente para darme cuenta de muchas cosas— me entregó el celular y yo solo lo dejé de lado.
Suspiré —lo arruiné, hubieras sacado más información de no ser por mi culpa.
—Perdón Madison— hizo una pausa —por mentirte antes.
Asentí con la cabeza —también perdón yo, por todo...
Sonrió levemente —somos idiotas que desconfían de su pareja. Que interesante.
Me encogí de hombros —eso parece.
Se acercó y besó mi frente por unos segundos para después pararse —mejor hay que bajar a comer. Después seguimos hablando de esto ¿te parece?
Asentí y él solo sonrió levemente para irse de mi habitación.
Tenía una pequeño plan. Pero después de que Susan me escuchara tras la línea, sabía que sería más difícil llevarlo a cabo.