En el apartamento, el eco de las risas no cesaba, Uraraka había estado en videollamada con su mejor amiga desde hace media hora, compartieron anécdotas y uno que otro chisme, hasta que finalmente llegó el momento de despedirse.
—Gracias por tus consejos, Tsu.— Agradeció la castaña con un profundo aire de esperanza.
—No fue nada, gero. Siempre cuentas conmigo.— La ranita se despidió con una sonrisa y cortó la videollamada. Ochako cerró la tapa de la laptop y suspiró, más que una amiga, Tsuyu parecía su madre, siempre reprendiéndola y haciéndola entender sus errores.
Ochako permaneció viendo el cielo raso de su apartamento un rato, se supone que a ésta hora se transmite su serie favorita, pero no, por ser día de festejo nacional; absolutamente todos los canales andaban transmitiendo sobre las celebraciones y blablabla, le quedaba un rato más antes de que cierto par de cómplices vengan a visitarla. ¿Cómo mataría el aburrimiento mientras tanto?
¿Vida Social? ¿Eso con qué se come?
¿Ejercicio? ¿Para qué o qué?
¿Limpieza? ¿Acaso alguien se quedaría a vivir allí?
La vida de un adulto era tan aburrida, pensó ella. Deseó poder colocarse su traje de héroe e ir al trabajo a pesar de ser día libre, se entretuvo tanto pensando en qué podría hacer mientras aguardaba, que acabó dormida en la cama de su habitación. Pero su sueño no duró más cinco minutos, los golpes a su puerta eran tan ruidosos que la terminaron despertando.
Asustada se levantó, limpiándose el hilo de saliva que caía por su mentón, se fijó en la hora, eran exactamente las diez am. Corrió a abrir la puerta, comprobando que en efecto, eran quienes estaba esperando.
—Ugh... parece que alguien acaba de despertar.— Mencionó Aoyama, presionando los labios entre sí para no reír.
—Eh, no, sólo es tu imaginación.— Uraraka bostezó y se fregó un ojo. —Pasen, es por aquí.— Tanto Mina como Aoyama ingresaron al apartamento, instalándose en la sala, dejando las bolsas que traían en el suelo. —Pero que puntuales...—
—De hecho, llegamos antes, pero Aoyama insistió en que debíamos tocar en punto.— Explicó Mina, dedicándole una mirada de fastidio al pelirubio.
La castaña les sirvió botanas a sus invitados y tomó asiento junto a ellos, curiosa de saber que era exactamente lo que traían en esas bolsas.
—Ya veo, ¿Y qué traen allí?— Ambos invitados se miraron entre sí, como si quisieran decir algo pero a la vez; algo los detuviera.
—Verás Uraraka, Ashido y yo pensamos que la mejor forma de seguir con tu plan, es mejorar tu aspecto.— Mientras explicaba, el rubio hizo gestos moviendo su cabello hacia atrás con las manos.
—Comprendo, ¿Pero porqué Mina tiene en sus manos eso?— Enfatizó la última palabra, la rosada agitaba en sus manos unas tijeras a la par que reía sonreía de forma maliciosa.
—¿No te haz dado cuenta?— Preguntó Mina. —¡El cabello es fundamental para atraer la atención de los chicos!
—Ehnm... ¿Mi cabello está mal?— En ese momento, la castaña recordó el cumplido que había recibido por parte de Katsuki el día de su reencuentro, a él le había gustado su cabello, ¿No era eso suficiente?
—No nos malentiendas, querida.— Respondió de inmediato el joven brillante. —Sólo rebajaremos, mejor dicho, rebajaré...— Tras decir eso, le arrebató las tijeras a Mina, quien se cruzó de brazos frunciendo el seño. —...El flequillo que cae por tu frente, así te verás más fashion.
Ochako suspiró profundamente, no entendía nada del tema, aún así le convenía deshacerse de esos molestos mechones que solían caer sobre sus ojos, emitió un resoplido haciendo volar algunos cabellos.
—¡De acuerdo!— Sonrió, segura de en quién estaba confiando, Mina dio pequeños aplausos de emoción. —¿Y para qué la pintura?— Señaló un par de veces la innumerable cantidad de bases y cremas que ambos trajeron.
Tanto Aoyama como Ashido se golpearon la frente al mismo tiempo.
—Es maquillaje para la piel, te hará lucir bonita.— Mencionó el rubio de forma obvia.
—Correción, MÁS bonita.— Aclaró la rosada, dándole un pequeño golpe con el codo en el pecho a Aoyama.
—Oh, sí, eso. Pero no le pongas nada rosa, quiero decir, al menos no en todos lados.
—¿Ah? ¿Qué te hace pensar que sólo traigo maquillaje rosa?
—Nada, nada, fufu.
Y su discusión siguió y siguió por quien sabe cuántos minutos, durante ése transcurso, el teléfono de Uraraka comenzó a vibrar sin parar, ¿En qué momento lo puso en vibrador? Era extraño, ella odiaba eso.
—O-oigan...— Tras leer las notificaciones, frunció el entrecejo e intentó llamar la atención del dúo que seguía discutiendo.
— Te estoy diciendo que ese color es muy fuerte. ¿No ves que ella es más pálida? ¡Usemos éste!— Mina agitó una especie de crema cerca del rostro de Aoyama.
—Chicos.— Estaban a menos de un metro de distancia, ¿Cómo era posible que no la oigan?
—No, no, éste la hará lucir poderosa, como una idol. —El rubio apartó la mano de Mina y mostró la crema que él había traído.
—Katsuki me envió un mensaje.
—¡A ver!— Exclamaron al unísono ambos cómplices, dejaron tirados los productos sobre el sofá y se apresuraron a sentarse uno a cada lado de Ochako para poder ver el mensaje.
"Soy Bakugou, ven a entrenar al campo junto a la agencia, te hace falta."
Al terminar de leer, hubo una que otra decepción, cualquiera hubiese esperado una invitación a salir, o algo romántico, quien sabe, ¡Lo que sea! Hasta Katsuki debía tener ese lado escondido en algún lado... ¿No? Nunca está demás soñar.
—¿Entrenar? ¿En día feriado?— Cuestionó el rubio.
—Un héroe debería de entrenar cada que puede, ¿No?— Mina elevó su mano hasta su mentón, pensativa. —Hmm, piénsalo, para Bakugo siempre fue prioridad entrenar, ¡Desde siempre! Quizás ésta sea su idea de algo "divertido."
—Te doy la razón ésta vez, se nota que lo conoces bien, Ashido.— Aoyama acompañó esa frase con una risita presuntuosa.
—¡Hey! No por nada fui su amiga en la U.A.— Intentó darle un golpe a la cabeza pero no lo alcanzó, tras eso, le puso una mano al hombro de Uraraka. —¿Qué piensas contestar?
—A-ah... no lo sé, ¿No se supone que debía ignorarlo?— La castaña sonrió, nerviosa.
—Es verdad.— Ashido suspiró.
—Sería un desperdicio, además, si te fijas, él te llamó indirectamente débil.— Mencionó el rubio mientras señalaba la última frase. "Te hace falta."
—¡Oh! ¡Es verdad! Cómo se atreve...— De inmediato Ochako se levantó, dando saltitos para esquivar las bolsas tiradas por el suelo. —Ya verá. ¡Ya verá!
—¡Esa es la actitud, no tengas piedad! ¡Dale duro en el trasero!— La incitó Mina... en cierta forma. —Oh, cierto, Aoyama, arréglale el cabello antes que se vaya, y en cuanto al maquillaje...
—Maquillaje cancelado, se correrá si ella suda. Además, ¿Quién va a entrenar con maquillaje?— Mina levantó la mano. —A parte de ti.
—Bueno, bueno, no discutan de nuevo, por favor.— Ochako intentó calmarlos antes de que inicien otro debate eterno, pronto se apresuraron a hacer su parte del trabajo.