Salí de mi casa, de camino a Starbucks, cuando de repente...
—¡_____!
Me giré, y cómo no: allí estaba Chris...
—Hola, otra vez, Chris —dije en tono seco.
—Voy al Starbucks, ¿te apetece venir?
Yo también iba al Starbucks, ¡pero no con él! ¿¡Qué le iba a decir ahora!?
—Oh, emm, no puedo.
—¿Por qué?
¿Ahora también tengo que darle explicaciones?
—Tengo que ir al supermercado.
—¿Quieres que vaya contigo?
—No, me esperan unas amigas. Adiós.
Pff... ¿Qué iba a hacer ahora si ambos íbamos a ir allí? Por suerte conozco un atasco. Iré corriendo.
*8 minutos después*
—¡_____! ¿Qué pronto has llegado, no? Por cierto estás sudando...
—¡He venido corriendo!
—¿Por qué? ¿Estás bien? —me miró con una mueca muy extraña, de arriba a abajo.
Se me había corrido el corrector y la base, y había manchas de sudor en la chaqueta, debajo de mis axilas... Y también estaba despelucada.
Me pasé la mano por la cara, luego cogí mi camiseta por la parte de abajo y me la subí hasta la cara para quitarme las gotas de sudor y la manché, obviamente de sudor y de maquillaje... Rímel también.
—¡OH, SÍ, JODER! ¡PERFECTAMENTE! ES QUE ME ENCANTA CORRER, ¡AMO EL DEPORTE! —una gran mentira mía—. ¿QUÉ TAL SI VAMOS A CORRER LOS DOS JUNTOS? —sonreí con cara de puta loca.
—Ni si quiera llevamos ropa deportiva... Y si hemos venido aquí, es para estar aquí... ¿De verdad que estás bien?
Miré de reojo por la ventana, ¡Y ahí venía Chris! Cogí a Matthew de la mano y lo llevé a la esquina del bar, detrás de la columna, para que Chris no nos viera.
—¿De quién te escondes? _____, más vale que me cuentes que está pasando.
—¿Puedes pedirme un Frapuccino de caramelo con nata, por favor? —cambié de tema.
—¿Por qué no nos ponemos al lado de la ventana?
—No quiero que me de mucho el Sol —volví a mentir.
—Pero si está nublado.
—Bueno da igual, por favor, pídeme lo que te dije...
Me giré un poco y pude ver a Chris en el mostrador. Matthew fue para allá, y Chris le miró... y se dió cuenta de que yo estaba allí...¡Se estaba acercando!
—¿_____?
Continuará...