—Duplica la seguridad en la puerta trasera y tráeme a Margaret.
El jóven chico seguidor de órdenes asintió y torpemente hizo una reverencia hacia los mayores de la habitación para luego salir prácticamente corriendo de allí.
Uno de los tres presentes—de los cuales uno era un guardia postrado en la puerta—, quien le había dado la órden al pobretón, caminó hacia el centro de aquel sitio vacío, parándose frente a la silla de madera que sostenía un cuerpo inconsciente.
Dejó que su mano se posara en el pelo castaño del chico y lo apretó entre sus dedos para tirar hacia atrás la cabeza de éste, permitiéndole admirar su rostro. Era un jóven que no pasaba los veinte años, Omega por su aroma y naturaleza, se mostraba saludable y no tenía ningúna marca adornando su cuello.
Inspeccionó a aquel chico bajo la atenta mirada del otro presente, quien lentamente, con sus manos entrelazadas en su espalda, se acercó hasta colocarse a su lado, observando también hacia el cuerpo sentado que mantenía sus ojos cerrados.
—Kwan dijo que era uno de aquella manada que atacamos—habló desinteresadamente.
—Luna Blanca de Cristal—respondió aún pasando sus manos por la cara del castaño.
—Sí eso—rió secamente—aún no entiendo como es que te acuerdas de todos los nombres, con tantas manadas que tenemos que atacar...
—Yo maté a sus líderes Sehun, obviamente voy a hacer memoria.
—De igual forma no entiendo porque lo trajimos aquí—volvió a hablar sobre el jóven—podríamos simplemente haberlo matado.
—Kwan dice que es especial—acarició un mechón castaño lentamente—y le creo.
(...)
Cinco horas habían pasado desde que Taehyung había desaparecido.
La minoría de lobos blancos se encontraba en la casa de Hiroki.
La mayoría estaban arrivando la casa tras estar horas buscando algún rastro por el área en compañía con lobos negros.
Excepto Jungkook, que desde que había recibido la noticia de un agitado Hyunjin seguía en su búsqueda, bombardeándose a sí mismo mentalmente por dejar que aquello pasara.
Recuerda haber entrado con su padre muerto de verguenza tras haber recibido un beso de parte de Taehyung, sintiéndo a la vez como la cola de su lobo se movía feliz de un lado hacia otro, aullando de felicidad, recibiendo una mirada confusa de su abuela al percibir tanta alegría y a su padre comentándole acerca de algúnos cambios de seguridad que necesitaban hacer.
Media hora más tarde se encontraba dejando caer al suelo un viejísimo jarrón de su abuela que tenía en sus manos al estarla ayudando a remodelar su cuarto cuando oyó las palabras del chico, anunciándole que alguien se había llevado a Taehyung.
No dudo en pasar por su lado corriendo y dirigirse a una velocidad sobrehumana hacia el que estaba siendo el cuarto de Taehyung. Una vez allí olfateó el lugar y cuando halló el aroma distinto al castaño, lo memorizó, sintiendo como su pecho se inflababa de rabia al reconocer ese olor.
Con la mente cegada en enojo, gruñiendo tal bestia, saltó por la ventana rasgando su ropa, cayendo en sus cuatro patas peludas comenzando a correr hacia el rastro de olor.
Cinco horas habían pasado desde que alguien había irrumpido en la seguridad de la manada otra vez y ni Taehyung ni Jungkook daban indicios de aparecer.
—Quiero que circulen la zona oeste y la playa—Hiroki ordenó a un grupo de lobos de su manada y les tendió un par de remeras—olfateen esto y sigan el rastro, encuentren a Taehyung.
El grupo asintió y obedeció.
Hiroki tendió más ropa donde el castaño había dejado su olor impregnado a otros lobos, tanto blancos como negros y buscó a su madre con la mirada, la sala estaba llena, algunos lobos alistándose para salir y otros recién llegando, agitados implorando por agua.
Recorrió todo el salón plagado de gente en busca de Mya pero no la halló allí. Un poco preocupado, corrió hacia la habitación de ella y finalmente allí la encontró.
—Mamá...—respiró—te estaba buscando.
Se acercó hacia ella, se encontraba abriendo y cerrando cajones de su escritorio de forma apresurada, buscando algo.
—¿Qué buscas...?—la pregunta quedó en el aire sin ser respondida, Hiroki observó como su madre hacia caso omiso a sus palabras y seguía moviendo sus manos por todos los compartimientos del lugar—¿Mamá?
—Vé a buscar a Jungkook—apenas habló, cambiando su busqueda ahora en la pequeña biblioteca, dejando libros caer, tratando de hallar algo con insistencia.
—¿Necesitas ayuda?—se acercó tocando su hombro.
Mya se giró rápidamente, su mirada denotaba desespero.
—Busca a Jungkook por favor—se oyó más bien como una súplica—búscalos, a ambos, son los únicos que pueden salvar el don.
—¿De qué hablas mamá?
—¡Hazlo!—Hiroki se encogió levemente por el grito de su madre, sintiéndose un niño pequeño otra vez.
Asintió decididamente y Mya llevó una de sus manos a su mejilla, un poco más tranquila, dejó una suave caricia y palmeó su pecho suavemente.
Porque aquel líder de la manada aún tenía miedos e inseguridades acerca de su mandato, acerca de su paternidad y de su actitud como hijo, y siempre necesitaría algún empujoncito, un "Lo estas haciendo bien", porque después de todo aquel siempre había sido su cachorro, su único hijo, aquella bendición que iluminó su vida cuando creía que todo había acabado para ella.
—Recuerda que todos creemos en ti mi niño, tu nos guías en esto.
Asintió sonriendo levemente y tras observar a su madre con cariño, salió de la habitación acatando las órdenes de su mayor.
Sus palabras hicieron eco en su cabeza.
"Son los únicos que pueden salvar el don..."
¿A qué se refería?
(...)
Taehyung abrió sus ojos lentamente, gracias a la oscuridad que lo rodeaba, no se le hizo difícil enfocar su vista.
Una fuerte punzada en la parte posterior de su cabeza lo hizo quejarse, aquella zona dolía y palpitaba, desplazando aquel dolor por toda su cabeza.
Frunció el ceño y los recuerdos le llegaron a la memoria como un cachetazo directo a su mejilla. Había estado husmeando en su propia mochila cuando posiblemente alguien lo había atacado por detrás.
Enseguida fue consciente de su posición y de como se encontraba, amarrado a una silla en completa oscuridad.
Olfateó el lugar tratando de percibir algún aroma y arrugó la nariz cuando dos fuertes aromas a Alfa inundaron sus fosas nasales, eran abrumantes, tanto que no le dejaban respirar bien.
En un intento en vano, trató de soltar sus muñecas de aquellas correas de cuero, se sorprendió a sí mismo cuando cayó en cuenta de la poca fuerza que poseía.
Con el ceño aún más fruncido, comenzo a mover todo su cuerpo tratando de zafarse, pero la correa ni crujía.
—Vamos...—se alentó a sí mismo y con una última idea en mente, se cercioró que no se encontraba nadie en aquel lugar e intentó transformarse.
Intentó e intentó.
Asustado y con su pecho agitado, cerró sus ojos fuertemente tratando de llevar a cabo su transformación, pero nuevamente, fue en vano.
Escuchó las visagras de la puerta resonar y levantó su vista hacia el frente, donde un gran cuadrado de luz, proveniente de una puerta, se encontraba, siendo obstruído por una gran silueta parada allí mismo.
El miedo colmó su sistema nervioso pero trató de mantenerse lo más tranquilo posible frente a aquella amenaza, sentía una angustia en su pecho al percibir a su lobo en un estado dormitativo, como si una parte de él hubiera sido sedada.
Siguió con su mirada asustadiza los pasos que aquella persona, que detuvo su andar exactamente frente a él.
—Bienvenido, Taehyung.
DIOS PERDÓN POR DEMORAR TANTO.
ya no se q excusa meter, sólo q este año me gradúo y se me va a hacer MUY difícil.
EN FIN, lávense las manos y no salgan
GRAXIAS POR SIEMPRE ESPERARME LOS TKM
avísenme si ven errores xfi
ADIOSCHI MUA