Entran en la heladería y piden el helado, toman asiento y ambos empiezan a conversar.
_ ¿En qué especialidad entrarás? - Le pregunta la loba.
_ Yo tengo muy claro que entraré en la especialización de guerras de manadas. ¿Y tú?. - Responde el lobo llevándose la cuchara a la boca.
_ Yo he pensado en entrar en la especialización de medicinas mejoradas. - Responde la loba cruzando sus piernas.
_ Espero estar a la altura. - Comenta el lobo de pelaje negro.
_ No te preocupes, seguro que vas a estar a la altura. - Le dice la loba con una sonrisa.
_ Oye... Perdona... Por como te he tratado antes. - Dice el lobo cabizbajo.
_ No te preocupes te entiendo, yo también era cómo tú. - Le dice la loba de pelaje blanco.
_ ¿Como yo? - Pregunta él extrañado.
_ Sí, por qué yo entiendo que no confíes en nadie. - Responde ella terminando su helado.
_ Y no confío por que en ésta manada siempre me tratan mal, como soy el único que no tiene el pelaje blanco. - Confiesa el lobo llevándose a la boca la última cucharada de helado.
_ Tranquilo a mí me pasaba algo similar, pero solo que el motivo era distinto al tuyo. - Le confiesa ella a la par de que saca su celular.
_ Bueno, ¿nos vamos? - Le pregunta el lobo.
_ Claro, cuando quieras. - Responde ella con una sonrisa de oreja a oreja.
Salen de la heladería y deciden irse a casa, Marcos no se esperaba que Alexandra fuese tan simpática ya que él siempre la veía como una chica de carácter fuerte. Marcos entra a su casa y decide darse una ducha de agua caliente, cuando termina busca en su ropero y se pone un pantalón de mezclilla corto al igual que la camiseta de las mismas características.
Se tumba en el sofá y enciende la televisión con el mando a distancia de color negro al igual que su pelaje, de repente alguien toca a la puerta pidiendo ayuda.