Observación: en este capítulo hace aparición Mana Kirishima. Ya había hecho mención de ella anteriormente en el fic, pero para quien no la conozca, es un personaje de un videojuego de Evangelion que ejercía como una especie de novia de Shinji Ikari. Así se ve:
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A penas el pequeño albino llegó a su casa, el teléfono sonó estrepitosamente.
—¿Hola? —contestó el niño.
—Hola, Kaworu, ¿Ya llegaste a tu casa?
—Sí, aquí estoy... Llegamos muy rápido ¿Cómo estás? Hablaste con tu mamá? —se acomodó en su sofá con el teléfono.
—Ya le conté todo. Creo que justo ahora está hablando con mi papá afuera...
—¿En serio...? —dijo preocupado.
—Sí... Pero mi mamá dijo que hablara contigo. Se veía algo agitada ¿Así que de qué hablamos?
Kaworu sonrió y se calmó un poco.
—Mmm... Bueno, la verdad es que hoy olvidé decirte algo...
—¿Qué cosa, Kaworu?
—Ya sabes que pronto serán las vacaciones de verano, y... Quería decirte que me voy durante todo ese tiempo....
—¿Qué? ¿En serio? ¿A dónde?
—Me voy a Kioto. A visitar a mis abuelos. Luego volveré al final del verano.
—Ah, vaya... y yo que creí que íbamos a pasar juntos estas vacaciones... —se entristeció.
—A mí tampoco me gustaría irme, pero no puedo llevarte en mi maleta... Bueno, tal vez si te haces más chiquito —dijo y ambos rieron.
—Bueno, entonces que te vaya bien, amigo...
—Pero no te pongas triste. Aún faltan unas semanas para eso... Además, mañana tengo una sorpresa para ti...
—¿En serio? ¿Qué cosa? —preguntó curioso.
—¡Es una sorpresa, tontito!
—¡Noo, pero yo quiero saberlo ya!
—Sólo te daré una pista, ¿Si? Es redondo y suavecito.
—Mmm... ¿Qué podrá ser...?
Luego de un rato, Shinji salió de su habitación, y se encontró a su madre sentada en el sofá.
—¿Mamá? ¿Qué pasó? ¿Dónde está papá...? —preguntó preocupado.
—Papá... tuvo que salir un rato porque olvidó algo en el trabajo. Ya volverá, no te preocupes... —por mucho que estuviera mintiendo, Yui prefería calmar primero que todo a su hijo.
Él merecía tranquilidad. Sólo eso.
—Ah... bueno... —Shinji quedó pensativo un momento, lo que su madre interrumpió de inmediato.
—¿Quieres que te haga algo de comer? —sonrió tiernamente.
—Está bien...
—¿Qué te gustaría?
—Mmm... ¿Dorayakis? —dijo sin vacilar mucho. Sabía que su madre había comprado los ingredientes hace poco, y le encantaba ese bocadillo
—Genial. Te los prepararé en un momento, cielo —le acarició el pelo— Si quieres espérame en la sala y enciende la televisión. Estoy segura de que ya comenzaron tus caricaturas.
—Bueno —Shinji en su aura inocente fue al sofá para ver la tele un rato. De un momento a otro dejó de pensar en su padre, y en las posibles consecuencias que todo ese complicado asunto podría tener.
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—Buenas noches, cariño —Yui besó la frente de su pequeño, mientras lo acunaba cuidadosamente, casi con la misma dedicación y cuidado que cuando era un bebé.
—Buenas noches, mami... —se despidió, y una vez que su madre se encontraba en la puerta, habló otra vez— ¿Cuándo volverá papá?
Yui se detuvo en sitio y suspiró pesadamente. Trató de aparentar tranquilidad.
—Cielo, tu padre... tuvo que irse a resolver unos cuantos problemas en su trabajo... —se acercó nuevamente para acariciarlo—Pero no te preocupes, él me dijo que pronto podrá volver con nosotros. Sólo estará fuera unos días.
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Simultáneamente, un solitario Gendo se encontraba pensativo, como lo estuvo toda la tarde desde que recibió esa noticia que le cayó como balde de agua fría.
Mientras se preparaba para dormir en esa habitación de hotel, pensaba en su hijo. En qué podía hacer para ayudarlo con su problema. Definitivamente algo se podía hacer.
—Tal vez ese niño raro lo convenza de ese tipo de cosas —pensaba Gendo— Quizás le diga que todo eso es normal o algo así... Shinji es muy pequeño para sentirse así de ilusionado por otra persona. En especial por otro chico. Qué desastre... No puedo creer que Yui no se de cuenta del daño que le está haciendo a mi hijo.
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Al día siguiente, el pequeño Ikari fue al preescolar en compañía de su madre, más tranquilo que antes, y sobretodo, feliz de ver a su amigo de nuevo. Lo extrañaría mucho en el verano así que debía disfrutarlo cuanto pudiera por ahora.
—¿Qué hay, Shinji? —como de costumbre, Kensuke lo encontró en la entrada y se fueron caminando juntos hacia el interior del recinto hasta llegar al salón.
Al entrar por esa siguiente puerta, Shinji vio a Kaworu esperándolo en su asiento de al lado alegre como siempre.
A sus ojos aquella expresión era increíble. Cuando el albino aún no lo veía, su cara permanecía seria y taciturna. Como en piloto automático. Mas cuando Shinji aparecía ante sus ojos, su semblante cambiaba por completo. No podía reprimir una bella y amplia sonrisa, y hasta un leve sonrojo de la emoción.
—Qué lindo... —pensaba Shinji, cada que lo veía de nuevo por las mañanas.
Kaworu dio unas palmaditas al asiento contiguo, indicándole que se sentara. Claramente Shinji lo haría, así no recibiera aquella innecesaria invitación.
—¡Hola, Shinji!
—Hola, Kaworu... —se sentó junto a él.
—Sé que tal vez estás ansioso, pero en el recreo te mostraré mi sorpresa.
Shinji sonrió tímidamente y bajó su mirada, para luego tomar discretamente su mano por debajo de la mesa. Kaworu terminó por entrelazar sus dedos.
—Bien, niños, hoy haremos lo que posiblemente hayan estado esperando por mucho tiempo... —dijo la maestra Misato— ¡Hoy vamos a hacer el experimento del frijol!
Todos celebraron y vitorearon. Kensuke chocó los cinco con Toji, Asuka abrazó a Rei, quien permanecía impávida y Shinji saltó de alegría. Kaworu no entendía demasiado la efusividad.
—Bueno, bueno... Primero que nada... todos vayan a sus cajones personales. Ahí estarán los materiales que necesitan —indicó Misato— ¡En orden de lista, en orden, niños...!
—¿Shinji, esto es lo que me comentaste varias veces en el año?
—¡Sí! ¡Por fin vamos a germinar nuestros frijoles! He esperado esto mucho tiempo... ¿No es emocionante?
Tal vez Kaworu había pedido su sentido de magia y asombro, pero en su casa había ayudado a cultivar muchas plantas. Incluidos frijoles. Así que no le veía la gracia como los demás.
Bueno, igual ver a cada momento la carita rechoncha y emocionada de Shinji, le daba bastante ternura y así pensaba que todo valía la pena.
Es más, tal vez podía fingir absoluta torpeza para hacerlo más divertido, y para que Shinji lo ayudara.
—¡No, Kaworu, es demasiada agua! —vociferaba Shinji, a lo que la maestra reía por lo bajo— ¡Así se ahogará...!
—Bueno, uso otro frijol y ya... —reía el otro chico.
—¡No debes usar otro frijol! ¡Usa tu frijol! ¡Cuídalo bien!
—El mío quedará mejor que el de ustedes —dijo Asuka sacando la lengua mientras pasaba cerca de ahí.
—Yo tuve que echarle agua al tuyo, Asuka... —dijo Rei, humillándola por lo bajo como era lo habitual.
Ella los miró a los dos, que al escuchar eso no pudieron contener sus risas.
—¡Idiotas!
—Asuka, ya ve a tu puesto a vigilar tu frijol, ¿No? —dijo Kaworu, divertido.
—Es una semilla aún, tonto sabelotodo...
Rato después, durante el recreo, Kaworu como de costumbre llevó a su amigo al lugar más apartado del patio de atrás para mostrarle el misterioso contenido de su mochila.
—Bueno... tal vez no sea la gran cosa —dijo Kaworu— Pero llevo varias semanas haciendo esto... y espero que te guste.
—No te preocupes, sólo déjame ver que es... —sonrió dulcemente.
—¿Seguro que quieres verlo...?
—¡Sí! —exclamó Shinji impacientemente.
—Bueno, aquí está... —Kaworu sacó lentamente el pequeño y blandito objeto de su mochila y Shinji apenas pudo creer lo que veía: Blanco y negro, con un piquito amarillo, plumas rojas en la cabeza y una pequeña placa gris en el cuello indicando su nombre.
—¡¡PEN PEN...!! —gritó Shinji, explotando en alegría— Pero... ¡¿Cómo...?! ¿De dónde...?
—Yo lo confeccioné —dijo orgulloso— ¿Te gusta?
—Claro... Claro que sí, Kaworu —sostuvo al pequeño pingüino entre sus manos para verlo mejor. Era de un modesto tamaño, tan grande como un balón de baloncesto— Es tal cual lo imaginé... Cada detalle...
—Bueno, tal cual como lo dibujaste también... —sonrío Kaworu, rascándose la nuca.
—¿Es para mí?
—Por supuesto...
—Pero, Kaworu... No puede ser sólo mío —objetó Shinji— ¡Pen Pen es nuestra creación!
—Pero tú lo imaginaste...
—Y tú creaste su personalidad —clarificó el castaño— Pen Pen es gruñón cuando tiene hambre. Pero si le das un pescado se tranquiliza y duerme contigo. Te espera en casa todos los días e incluso puede hacer el aseo si tiene ganas. No sabe ir al baño aún, porque está muy pequeño. Pero tampoco usa pañales porque es un pingüino. ¿Recuerdas? Al final de la historia aprende a ir al baño solo y vive con Karl y Shaun en la casa del árbol...
Kaworu se sonrojó lentamente. A pesar de tener tan en cuenta la creación de Shinji, se le había olvidado un poco que él había sido parte tan íntegra del proceso. Era verdad, él había inventado la personalidad del pingüino.
—Sí lo recuerdo... Bueno, ¿Entonces qué hacemos? ¿Nos vamos a vivir juntos a una casa del árbol? Es la única forma de que Pen Pen tenga la familia que imaginamos para él...
Aunque la historia que inventaron sobre los Evangelion planteaba una relación de pura y sincera amistad entre los protagonistas, Shinji se ilusionó con las palabras de Kaworu al punto de imaginarse casado y todo de grande con su amigo. ¿Quién haría la comida? Seguramente él mismo. Kaworu no sabía ni hacer galletas a pesar de ser el mayor.
—No lo creo... Pero podemos compartirlo, Kaworu. Sé que a Pen Pen también le gustaría estar contigo... —Shinji se unió a Kaworu en un abrazo, y el peluche quedó medio espachurrado entre ambos.
—Si lo quieres así, está bien... —besó su frente con dulzura— Pero durante el verano te lo quedarás tú, ¿Sí?
Shinji deshizo levemente el abrazo, para mirarlo fijamente.
—Porque quiero que tengas algo con qué recordarme en las vacaciones... —de a poco el albino fue acortando la distancia entre ellos nuevamente. Pero no precisamente para abrazarlo.
—Kaworu... yo... te recordaría aunque no tuviera a Pen Pen conmigo... —correspondió el acercamiento, cerrando los ojos con absoluta confianza.
Un segundo después la campana del término del recreo los interrumpió abruptamente, asustándolos.
—¡Oh! Ya debemos volver... —dijo Shinji, un poco alarmado. Agarró de la mano a Kaworu y juntos volvieron al salón.
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Yui mientras tanto se encontraba en un breve descanso, y Gendo había ido a verla para discutir ciertos temas.
—¿Cómo está Shinji? —preguntó él.
—Durmió bien, y se fue a la escuela contento. Está bien por ahora, aunque preguntó por ti y pronto comenzará a extrañarte.
—No sé lo que está pasando Yui —encendió un cigarrillo— No comprendo tu actitud, la verdad.
—Yo soy la que aún no puede comprender cómo es que pudiste llamar a tu propio hijo de cinco años, "marica".
—Ayer me equivoqué. Fui un desgraciado, lo reconozco. La criatura no tiene la culpa, eso era evidente. Pero dime. ¿Qué estás haciendo tú para remediar esta situación?
—No voy a hacer nada, salvo estar alerta a las actitudes y sentimientos de mi hijo. Gendo, esto... tampoco es fácil para mí —tomó su mano— Pero debemos apoyar a nuestro hijo...
—¿Apoyarlo? ¡Pero si es justo lo que quiero hacer! ¡Apoyarlo a salir adelante, a que supere de sus problemas...!
—Shinji no tiene ningún problema.
—Escucha, yo lo amo... Pero Shinji es un chico afeminado. Y eso le traerá problemas cuando crezca.
—Y yo te amo a ti. Pero no quiero que lo críes con todos los traumas que tú acarreas. Él no tiene la culpa de eso. Tuviste una juventud muy difícil precisamente porque eras conflictivo y violento. Y eso fue en gran medida porque tu padre te inculcaba esos supuestos "valores". Sabes que tengo razón.
—Lo sé perfectamente —dijo Gendo, acordándose incluso del motivo por el cual llevaba el apellido Ikari. Cuando conoció a su esposa sólo quiso cambiar de vida junto a ella— Pero... ¿No te parece que esto es distinto?
—Shinji tiene cinco años. No puedes esperar que sea un hombre. Mínimo espera a que tenga unos catorce o quince.
—Yo te digo lo mismo con respecto a que "le guste un chico". Él no puede decidir eso aún.
—Debes entender que Shinji no ha decidido nada...
—¡Entonces ese chico obviamente es el que lo manipula para que piense eso! ¿No lo entiendes?
—No digas eso de Kaworu. Es un excelente amigo para Shinji, y sus padres son absolutamente encantadores. Ellos dos juntos hacen sus tareas, lo pasan bien, crean cosas y conversan mucho. Shinji con lo sensible que es, normal que se haya enamorado...
—Eso no es amor... Él sólo... se siente aislado. Ya no, porque lo tiene a él. Pero siempre estuvo solo desde que entró al preescolar, el año pasado. Yo intenté que no fuera así, pero...
—No, lo que intentaste fue que le gustara alguna de esas dos niñas, Asuka y Rei. Yo veía tu forma de actuar entonces... Sea como sea, míralo en retrospectiva, ¿Realmente crees que has acompañado a Shinji como un buen padre todos estos años?
Gendo calló.
—Yo sé que a pesar de ser duro, tus intenciones han sido buenas. También sé que Shinji, te quiere muchísimo. Pero te tiene miedo, y no confía en ti para ser él mismo en tu presencia. Y eso, es algo de lo que tú tienes que hacerte cargo. Ni yo, ni Shinji, ni Kaworu. Porque tú lo generaste.
Yui se fue del lugar, dejando solo al hombre y volviendo a su puesto de trabajo con un pésimo semblante, pero en cierto modo, estaba muy satisfecha de haberle dicho todo eso a su esposo.
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—Vaya, pero qué pájaro tan gordo... —mencionó Asuka frunciendo el ceño.
—Está un poco gordito porque come muchos pescados —dijo Kaworu.
—¿Y por qué come tantos pescados? —preguntó Rei.
—Es que siempre hay que darle comida, o si no se enoja mucho y puede picar —explicó Shinji.
Kensuke y Toji llegaron al puesto de Shinji a ver que estaba sucediendo. Por lo visto, lo que causaba tanto alboroto era un simple muñeco.
—¿En verdad lo has hecho tú, Kaworu? —preguntó el pequeño Kensuke mientras se ajustaba las gafas.
—Eh... Sí, así es —dijo con timidez— Me tomó muchas semanas, pero pude hacerlo con ayuda de mi mamá...
—¿Y cómo? Parece un juguete de tienda...
—Bueno, yo...
De un momento a otro, mientras Kaworu conversaba con Kensuke y Shinji con Asuka, la misteriosa Mana Kirishima se dirigió con curiosidad a tomar el bonito peluche.
—¡Wow! Qué lindo pingüino... Yo quiero uno igual —dijo Mana y lo agarró indiscretamente para observarlo mejor.
—¡Oye, suéltalo! ¡Es de Shinji! —chilló Kaworu. No solía ser egoísta con sus cosas pero no quería que su regalo personal fuese manoseado por medio mundo. Y menos por esa mocosa.
—No te preocupes, Kaworu, está bien. No me molesta si lo ve... —Shinji se encogió de hombros, tratando de no darle importancia.
Kaworu, por el contrario, sin importarle nada se paró de donde estaba, y le arrebató el peluche de las manos.
—¡No tomes cosas que no son tuyas! —le dijo y se devolvió dignamente a su asiento, metiendo de nuevo el peluche en su mochila.
Todos los que estaban cerca viendo el escenario guardaron silencio. Hasta Shinji se sintió increíblemente extrañado por su actitud.
—Bueno... ya vimos que no hay que hacer enojar a Nagisa... —dijo Asuka en una carcajada, contagiado una risa en Hikari, Toji y Kensuke también.
—No entiendo que pasó... —dijo Rei.
—Kaworu, ¿Estás bien? —preguntó el castaño en voz baja.
—Sí —respondió secamente— Estoy bien...
—Bueno, creo que fue mejor que la espantaras —dijo Asuka a Kaworu en tono burlesco— Así podemos hablar de ella... ¿Sabían que a Mana le gusta Shinji?
Todos se miraron entre sí. Aquella información no era muy relevante para ninguno, pero ya estaban un poco aburridos al recordar que el proceso del frijol necesitaba muchos días.
—¿En serio? —dijo Hikari, fingiendo sorpresa. No quería que Asuka revelara que a ella le gustaba Toji.
—Sí, es cierto... —dijo Kensuke— También escuché algo de eso hace días...
—Así que creo que el tonto de Shinji pronto tendrá novia —canturreó Asuka— ¿Qué dices, Shinji?
—Yo no tendré ninguna novia —dijo muy seriamente. Kaworu a su lado comenzaba a sentirse cada vez más incómodo.
—¿A ti también te gusta Mana, Shinji? —preguntó Kensuke.
—Claro que no. Ya dejen de decirme cosas tontas...
—¡Sí le gusta, se ha sonrojado mucho! —dijo Toji, muy divertido con toda la situación.
—¡Cállense, no es verdad! ¡Jamás podría gustarme ella!
—¿Entonces crees que es muy fea? —dijo Hikari, en un tono de reproche.
—No dije que fuera fea. Mi mamá me dijo que nunca se debe hablar así de las chicas...
—¡Admite que te gusta, entonces! —insistió Asuka.
—A mí me gusta Kaworu. ¡Y nadie más! —Shinji no toleró más bromas he hizo callar a los demás con su valiente declaración.
Kaworu sintió una presión enorme en su pecho, su corazón le latía a mil en pocos segundos y su barriga comenzaba a dolerle.
—Bueno, él es tu amigo, tiene que gustarte —dijo Asuka, luego de unos largos segundos de silencio.
—¿O es que hablas de gustar gustar? —cuestionó Kensuke.
—¡Hablo de gustar! —un notorio sonrojo se apoderó de su rostro, pero fue provocado más por la rabia que sentía.
Kaworu estaba callado contemplando la escena. No sabía muy bien cómo sentirse.
—Bueno, y... a ti, Kaworu, ¿Acaso te gusta Shinji? —preguntó Toji.
Ahora fue el pequeño castaño quien se hizo el desentendido y desvió la mirada de todos.
—Sí. Me gusta Shinji. ¿Contentos? —su voz sonó tan severa que todos ellos quedaron en silencio.
—¿Por eso te pusiste así cuando Mana se acercó? —preguntó Rei, y todos la miraron feo— ¿Qué?
—Vaya... —dijo Asuka pensativa— La verdad no imaginé que dos de nosotros se gustaran y se atrevieran a decirlo —le dio un par de codazos a su amiga Hikari para que captara la indirecta.
—Sí, yo tampoco... —dijo Toji— Si a mí me gustara una chica no lo diría, ¡Puaj!
—Bueno, si lo pensamos era obvio, ¿No es así? —dijo Asuka, a lo que la mayoría asintió de alguna manera.
—Sí... que tontos fuimos, nunca se nos ocurrió... —musitó Kensuke.
—Supongo que porque ambos son chicos... —dijo Hikari inocentemente.
—Tienes razón. Ahora que lo mencionas nunca había visto que dos chicos se gustaran —dijo Toji pensativo— Ni en la tele...
—Bueno. Pero sí puede pasar —dijo tímidamente el albino, quien se encogió de hombros— A mí me gusta Shinji como se supone que me tiene que gustar. ¿Eso... es malo?
—Tsk, no es importante... —Asuka rodó los ojos— Eso no quita que ustedes siempre han estado juntos como crema de maní y jalea. No cambia lo que fue y que seguirá así, ¿Verdad?
—Es cierto —dijo Shinji, ya más calmado y un poco sonriente.
—¿Y ya se han besado? —preguntó Hikari— Eso hacen las personas que se gustan...
Shinji y Kaworu se miraron un segundo, y muy sonrojados negaron con la cabeza.
—¿Por qué querría alguien besarse? ¡Qué asco! —dijo Toji y Kensuke lo apoyó.
—Y pensar que todo esto lo inició su dichosa historia de los Evangelion y su pingüino mascota... —declaró Rei y todos rieron en conjunto, ella misma incluida.
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Fin.
Nah, mentira. Pero quiero aprovechar de comunicar que sólo quedan dos capítulos para el final de este fic. Para los interesados, luego habrá un epílogo, que subiré en esta misma historia, luego del final. Ya luego de eso, nada más.
Llevo escribiendo este fanfic desde finales de 2017, y sé que tengo mucho por corregir de los inicios del mismo. Por eso, luego de que esté subida toda la historia completa, haré una reedición de los primeros capítulos para que cuadren mejor con la perspectiva que quiero trasmitir actualmente.
Muchas gracias por todos los comentarios, votos, y apoyo en general que he recibido por este simple y sencillo fic.