Su dulce y decadente sonrisa

By Naoko_Ichigo

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-Princesa -la voz de Draco cortó el silencio, peligrosamente cerca de donde estaba escondida-, sé que estás a... More

Chapter 1
Chapter 2
Chapter 3
Chapter 4
Chapter 6
Chapter 7
Chapter 8
Chapter 9
Chapter 10
Chapter 11
Chapter 12
Chapter 13
Chapter 14
Chapter Final

Chapter 5

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By Naoko_Ichigo

Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco, es de thecellarfloor y fue beteada por AndyGrangerWeasley.

xxx

—¿Podrías, por favor, salir de allí?

Oyó un pequeño golpe en la puerta de su habitación. Ya era la séptima visita de Ginny esta semana. Habían estado intentando que ella saliera, no es que realmente importara.

Hermione todavía no respondía.

Aún había mucho en qué pensar, tanto que planificar. Ella tenía que prepararse tanto como le fuese posible para lo que estaba por venir.

Sus ojos se clavaron en la pila de periódicos esparcidos desordenadamente en su cama. Había una imagen en movimiento de un hombre apuesto de cabello plateado y una mueca burlona en su rostro, mientras las cámaras se movían a su alrededor, y las palabras audaces que indicaban los sucesos ocurridos durante las últimas semanas.

Draco Malfoy, de vuelta de entre los muertos.

—¡Harry, haz algo!

Escuchó a Ginny decir desesperada.

Hermione fue al baño y se echó agua en el rostro, la frialdad la hizo estremecerse. Ella se miró los ojos rojos, hinchados de tanto llorar, y exhaló un tembloroso suspiro.

Pensó que finalmente se desharía de él cuando el sanador lo encontró en su habitación esa noche en el hospital. Ella había estado aliviada y tan segura de que pasaría el resto de su demente vida preso en Azkaban.

¿Cómo pudo haber estado tan equivocada?

Draco Malfoy se declara inocente.

No era justo, cómo siempre se salía con la suya. Ella admitió a regañadientes que él era demasiado astuto e inteligente para su propio bien. Se preguntaba si incluso tenían una oportunidad contra él.

Lo habían subestimado gravemente, centrándose únicamente en el hecho de que ya no tenía la piedra Luteus en su poder. Ni siquiera consideraron qué podría hacer sin ella.

También había un molesto pensamiento dentro de su cabeza, diciéndole que tal vez la piedra era solo una distracción, para desviarlos de lo que realmente podía hacer. Además, no es de extrañar que Voldemort lo eligiera tan fácilmente como su heredero.

Draco Malfoy, inocente, y es liberado de ir la prisión de Azkaban.

Recordaba cómo la mansión Krum se había quemado, cómo la gente corría mientras el fuego los envolvía, pero no eran más que extraños sin rostro para ella, un borrón en su memoria.

Eran como piezas perdidas de un rompecabezas.

Sin embargo, por alguna razón, estaba segura de que Draco había estado en su fiesta de compromiso. Hermione sabía que lo había hecho a propósito. Nunca había tenido la intención de advertirles sobre el incendio, fue solo para ver cómo los Krum se quemaban hasta morir.

Y todavía recordaba su inquietantemente feliz expresión, mientras les contaba a todos cómo habían muerto los Krum. Ni siquiera uno de ellos había notado que su voz estaba desprovista de remordimiento o de simpatía.

Ella no sabía que existía un castigo por traicionar el vínculo, no sabía que Malfoy estaba vivo, y ciertamente no sabía que el vínculo tomaría vidas inocentes.

Odiaba no saber las cosas.

Debería haber hecho algo, pero no lo hizo. Debería haber investigado sobre el vínculo en lugar de solo tratar de olvidarlo por completo.

Pero no lo hizo. Al final, los Krum habían muerto por su culpa. Justo como lo hizo Ron. Ella luchó para evitar que las lágrimas cayeran una vez más. Todo fue culpa suya.

—Por favor, Hermione, ¡te necesitan! ¡Te necesitamos! —Harry gritó—. Dijeron que tenías que terminar el Denovorum.

—Vete —gritó débilmente, secándose las lágrimas con las manos. Merlín, incluso su voz sonaba patética.

—¡Dijeron que es urgente! —Harry lo intentó de nuevo—. ¡Dijeron que esos pobres tipos que se enfermaron, perderían su magia y morirían si no los ayudas! ¡Ya sabes cómo es!

Por un momento, estuvo tentada a agarrar el pomo, su corazón se hundió ante la idea de todas esas personas enfermas, pero dudó.

—¿Tal vez está cautiva por las hadas Caballusi? —intervino la voz soñadora de Luna—. Son criaturas parecidas a los caballos. Se sabe que pululan en esta época del año.

—Er- ¿Sabes cómo deshacerte de las Hadas de Callasubi entonces, cariño? —Harry murmuró.

Ginny gimió molesta y golpeó la puerta una vez más.

Caballusi, —lo corrigió Luna, con tono feliz—. Es simple. Solo tienes que hacer mucho ruido y gritar.

—¡Hermione Granger! —La voz de Ginny rugió fuertemente. Ella casi sonaba como Molly, y no dejaba de golpear la puerta. Hermione juró que vio las blancas paredes de su habitación temblar—. ¡Si no sales de allí, que Godric me ayude, porque yo abriré esta puerta!

Maldiciendo furiosamente, Hermione finalmente giró la perilla.

Tan pronto como se abrió la puerta, ella fue envuelta en un abrazo apretado, casi brutal. Inmediatamente, sintió el calor rodeándola, haciéndola olvidar temporalmente de sus preocupaciones. Casa. Oh, Merlín, ella necesitaba esto. No pudo evitar sonreír.

Luna, soñadoramente, saltó hacia ellos y se unió también.

—Te dije que funcionaría —le dijo a Harry serenamente.

—Nunca he dudado de ti —contesto Harry, sonriendo. Luego miró a Hermione—. Nunca más nos asustes así.

—No puedo respirar —Hermione logró decir, a pesar de el sofocante abrazo.

—Eres una idiota—, dijo Ginny—. ¡Te lo mereces, por tonta! Has estado aquí enfurruñada por semanas. ¡Deberías saberlo mejor!

—¡No he estado... enfurruñada! —ella se defendió, lo que obviamente era una mentira—. ¡Estaba, planeando una venganza!

—¿Sin nosotros? —arremetió Ginny mientras dejaba escapar una suave risa—. Qué grosero de tu parte.

Después de un par de minutos, finalmente la soltaron y ella dejó escapar un suspiro de alivio. Miraron su exhausta expresión con preocupación.

—Te ves horrible —dijo Ginny frunciendo el ceño.

—Bueno, gracias —respondió con amargura.

—Es el Caballusi. Genera una atmósfera bastante deprimente —acoto Luna, soñadora, mientras inspeccionaba la habitación.

—No has estado comiendo, ¿verdad? —acusó Harry—. Merlín, ¡ni siquiera has dormido!

—Y-yo estaba pensando —era la única excusa que podía inventar.

—Suficiente de esto, de pensar —Ginny agitó su mano en forma de desaprobación—. Voy a preparar la cena. Será mejor que comas todo lo que ponga en tu plato o te golpearé fuertemente.

—Por cierto, no estaba mintiendo sobre la poción Denovorum —le dijo Harry—. Padma me dijo que te lo dijera.

—Está bien —Hermione asintió con comprensión—. Está bien, iré a trabajar mañana.

—¡No! hasta que no descanses no lo harás — Ginny dijo ferozmente.

Harry asintió con la cabeza.

—No te preocupes por eso —dijo Harry—, ya hablé con Worden. Él no va a contarle al público sobre tu... —su rostro se torció con irritación— casamiento con Malfoy. Por extraño que parezca, Malfoy le dijo lo mismo también.

—¿Él lo hizo? —Dijeron al unísono Hermione y Ginny.

—Lo sé —Harry frunció el ceño—. En un momento está despotricando sobre eso a todos, luego les dice a todos que se callen. Luna, cariño, ¿qué estás haciendo?

Todos miraron a la chica rubia con reflejos rosados, la punta de su varita estaba brillando con una luz azul pálida mientras la agitaba alrededor del lugar.

—Eliminar el mal ambiente —respondió serenamente, sin darles una mirada.

—¿Crees que finalmente se detendrá con respecto a Hermione ahora que los purasangres lo saben? —Ginny preguntó, esperanzada—. Quiero decir, él sigue siendo un imbécil prejuicioso, ¿no?

—No es muy probable —respondió Harry, mientras miraba la pila de periódicos en la cama de Hermione y fruncía el ceño—. Conociendo a Malfoy, definitivamente está tramando algo. Escucha, intentará atraparte. Es solo cuestión de tiempo.

Hermione sintió miedo ante sus palabras.

—¿Atraparme? —ella tragó saliva.

—Para llevarte a vivir con él, en la Mansión Malfoy —dijo Harry con tristeza—. Él piensa que es correcto porque están casado. La buena noticia es que él no puede hacerte vivir con él sin que el Ministerio lo haya autorizado. También me aseguré de investigarlo. Ya hablé con la Orden para resolver las cosas. No voy a dejar que se salga con la suya. Shacklebolt ha sido muy útil, pero necesitamos más pruebas. Va a llevar mucho tiempo poder arrestarlo adecuadamente.

—¿Qué sucederá ahora? —ella preguntó—. ¿Fingiremos que no pasó nada? ¿Simplemente miraremos para otro lado, mientras él corre libre?

—¡Estoy haciendo lo mejor que puedo! —Dijo Harry, frustrado.

—Lo siento, no quise decir... —Enterró su rostro entre sus manos y gimió—. Ha sido duro.

—Olvídalo —dijo Harry entendiendo.

—No, no debería haber...

—Dije que lo olvides. No importa.

—No puede llegar a ti, ¿de acuerdo? —dijo Ginny, mientras le daba palmadas en la espalda—. No lo dejaremos.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Cuando llegó al trabajo al día siguiente, con la confianza y la fortaleza recién adquiridas gracias a Harry, Ginny y Luna, decidió ir al laboratorio de inmediato, en lugar de ir directamente a su oficina. Quería terminar el Denovorum, y luego pasar por la biblioteca para investigar un poco más sobre los vínculos matrimoniales.

Tan pronto como entró, vio a un grupo de personas reunidas alrededor de alguien, una mujer estaba sentada en la mesa. Sus rasgos aristocráticos eran llamativos, tenía ojos oscuros, labios voluptuosos, pómulos cincelados y una definida línea mandibular. Parecía una de esas chicas de las revistas de moda. La multitud escuchaba atentamente cada una de sus palabras, todos los ojos estaban puestos en ella.

Hermione caminó de puntitas tan silenciosamente como pudo, para no ser notada, pero aparentemente no fue suficientemente. La mujer volvió la cabeza hacia ella y sonrió. Hermione gimió para sus adentros.

—Hermione —dijo una perfecta y aguda voz, que sonaba demasiado entusiasta para su gusto.

—Astoria —respondió Hermione secamente—. ¿Ya regresaste de Rusia?

—Sí, ayer mismo. Estaba comentándoles sobre mi asombroso descubrimiento sobre los arbustos Vinewhip en el bosque de Romincka. —Levantó una hoja para demostrar su punto—. Es muy raro y valioso, muy difícil de encontrar. ¿Quieres unirte a nosotros?

Los arbustos de Vinewhip eran, por supuesto, arbustos raros que tenían mucho uso en la fabricación de pociones. Hermione resistió el impulso de echar un vistazo. La chica obviamente estaba tratando de presumir, estaba claro por el tono arrogante en su voz.

—No, gracias, tengo que terminar la poción Denovorum, —respondió Hermione, olvidando que eso molestaría a Astoria Greengrass en extremo. Hermione era la única persona en el edificio, en realidad, era la única persona en toda Gran Bretaña, capaz de hacer una poción tan complicada y a Astoria no le gustaba la idea.

Ella siempre quería superar a Hermione en todo.

Efectivamente, en cuestión de segundos Hermione observó, como el hermoso rostro de Astoria se tornaba como el de una fea mandrágora.

—¡Oh, pero debes hacerlo! —insistió. Sus ojos brillaron con irritación mientras se levantaba de la mesa y caminaba hacia ella—. Además, todavía tienes que decirme cómo fue tu fiesta de compromiso.

Toda la habitación quedo en silencio.

Por su expresión facial, estaba claro que Greengrass ya sabía sobre el incidente, pero la irritante perra fingió que no, solo para fastidiar a Hermione. Probablemente, Astoria aborrecía la idea de que Hermione se casara con un jugador de Quidditch internacional famoso y rico, y ahora que Viktor se había ido, ella lo iba a divulgar.

—¿Nadie te lo dijo? —Robert le pregunto a Astoria. Él le susurró algo al oído. El rostro de Astoria se torció en una expresión obviamente conmocionada.

—Oh, no, lo siento mucho. —Ella simuló ser comprensiva, pero sonaba como si estuviera más que feliz por ello.

«Perra.»

Las mejillas de Hermione se enrojecieron de ira, pero antes de tener la oportunidad de replicar, Astoria fue rodeada por sus admiradores una vez más.

—Casi parece que Viktor Krum prefirió morir antes que estar casado con alguien como ella, —resonó su perfecta y aguda voz. Sus admiradores rieron a carcajadas.

Furiosa, Hermione corrió a la otra parte del laboratorio sin mirar atrás y cerró la puerta de golpe.

«Solo cálmate Hermione», ella se repetía una y otra vez, como un mantra.

—Voy a devolvérsela.

Ella tomó un mortero y aplastó una semilla de nuez con tanta fuerza que logro pulverizarla por completo, todo el tiempo había imaginado que era la cabeza de Astoria.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoO

El caldero lleno de una sustancia líquida de color negro aún se arremolinaba y burbujeaba a pesar de que la había guardado en los armarios hace una semana. Su movimiento continuo era fascinante, como un torbellino infinito y mágico. Trabajó en ello durante una hora, agregando ingredientes cuidadosamente, hasta que la sustancia finalmente se endureció y adquirió un brillo metálico. Ella sonrió con satisfacción. Quinientos pasos más y la poción estaría completa.

—¡Hermione! ¡Aquí estas!

Padma irrumpió en el laboratorio, luciendo más estresada y agotada que nunca, su cabello usualmente trenzado, parecía un desastre. Hizo una pausa de unos segundos para recuperar el aliento.

—¿Dónde estabas! ¡He estado buscándote por todas partes! ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué no estas usando mejor ropa?

Ella comenzó a murmurar para sí misma y a mirar su reloj con pánico.

—¿Qué pasa con mi túnica? —Hermione miró su túnica, confundida. Ella usaba túnicas como estas para trabajar todo el tiempo. Padma gimió y la agarró por los hombros, sacudiéndola bruscamente.

—¡Tienes una reunión en treinta minutos! —Ella casi gritó.

—¿Yo qué

—¡Pensé que Harry te lo había dicho! Oh, Hermione —Padma la agarró de la mano y la arrastró de vuelta a su oficina—. ¡Alguien se ofreció a financiar tu proyecto! ¡Tienes que arreglarte! ¡ahora!

Sin tener muchas opciones, en un tiempo récord de quince minutos, Hermione estuvo lista.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Las túnicas que llevaba parecían más presentables y formales. Su cabello estaba atado en un moño desordenado, con rizos sueltos enmarcando su rostro.

—Ahora recuerda, tienes que demostrarle que este proyecto valdrá la pena. Astoria también está allí-

—Pero Padma, no estoy...

—Te comerá viva si no tienes cuidado. Ella intentará robarte esto...

—No estoy preparada en absoluto...

—¡Tonterías! Haz tu mejor esfuerzo y estarás bien. ¡Ve!

Con un ligero empujón, Hermione se vio obligada a entrar por las puertas dobles de la sala de conferencias. Una vez dentro, se dio cuenta de que ya había personas sentadas alrededor de una mesa, hablando enérgicamente entre sí.

—Finalmente —arrastró las palabras Madame Dumass, su jefa, cuando notó que Hermione entró—. Lo lograste.

Pero Hermione no estaba mirando a Madame Dumass en absoluto; en cambio, sus ojos se centraron en el guapo chico sentado al lado de su jefa, sosteniendo una taza de café. Su corazón saltó en su pecho.

Allí estaba, en todo su esplendor, vestido con un traje negro que le quedaba simplemente maravilloso. Su cabello rubio plateado todavía estaba desordenado, complementando sus rasgos afilados y sagaces. Él era absolutamente impresionante. Tenía los brazos extendidos en el apoyabrazos y, una vez más, parecía que no le importaba nada en el mundo.

Él la miró y sonrió.

—¿Por qué diablos estás aquí? —Hermione gritó antes de poder contenerse.

—¡Señorita Granger! —La señora Dumass le regañó, indignada por su repentino y grosero comportamiento—. Creo que deberías mostrar un poco más de respeto hacia tu patrocinador.

—¿Patrocinador? —Hermione arrastró las palabras.

«¿Él estaba aquí para patrocinarla? ¿Él?»

—Finalmente, decidiste agraciarnos con tu presencia, ¿no es así? —se burló Astoria con una leve sonrisa en su rostro. Ella estaba sentada al lado de Malfoy—. Te tomo bastante tiempo.

Hermione levantó sus cejas y miró su reloj de pulsera.

—Padma me dijo que la reunión era a la una y media de la tarde.

—Oh cariño, ella debe haberme escuchado mal entonces —respondió Astoria, tratando de parecer inocente—. Le dije que era a la una en punto.

—Estoy segura de que lo hiciste.

—Señorita Granger —advirtió Madam Dumass, notando el veneno en la voz de Hermione. Ella murmuró una rápida disculpa a Malfoy, luego le lanzó a Hermione una mirada ceñuda—. Toma asiento.

Hermione se quedó clavada en su lugar.

Silenciosamente, rezó para que el suelo se abriera y se tragara todo.

Ella claramente había caído en una trampa. Era obvio, con esa mirada salvaje que estaba presente en su rostro. Ella se estremeció por dentro. Él estaba aquí porque quería algo y ¿qué mejor manera de obtenerlo? que por pura astucia e implacable manipulación... muy Slytherin.

O tal vez solo quería avergonzarla frente a todos al anunciar su matrimonio.

—¿Hay algo mal? —Madame Dumass preguntó cuándo no se movió.

«Estoy condenada.»

Inhalando profundamente, Hermione trató de juntar suficiente coraje como para enfrentarlo. Finalmente, Hermione se tambaleó hacia adelante, sus movimientos eran rígidos y torpes.

Sus ojos nunca la abandonaron, incluso cuando ella se sentó frente a él, incluso cuando la reunión comenzó. Ella evitó su mirada todo el tiempo.

Ella inclinó la cabeza y miró su regazo, como si fuera la cosa más fascinante del mundo.

«Eres más valiente que esto», se dijo a sí misma. «Sí claro.»

Ella jugaría su juego, sin importar las consecuencias. Tenía que saber qué era lo que él quería. Ella no podía retroceder sin luchar.

«Vamos, eres una Gryffindor. Pelea.»

Mientras tanto, Astoria hacía todo lo posible por captar la atención de Malfoy. Cuando comenzaron a discutir los ingredientes para usar en la Denovorum, ella no perdió el tiempo tratando de impresionarlo.

—Estoy segura de que deberíamos usar los arbustos Vinewhip que yo descubrí...

Hermione puso los ojos en blanco. ¿Por qué no podía simplemente callarse sobre los malditos arbustos? Ella ya la había escuchado decirlo cien veces.

—No, no podemos —interrumpió Hermione—. Las hojas de Vinewhip pueden ser un excelente ingrediente alternativo, pero la razón por la que no quise usarlas, es porque es demasiado peligroso. Hay propiedades en ellas que podrían afectar el cuerpo humano.

—Solo hay un veinte por ciento de posibilidad de que eso suceda —respondió, mirando a Malfoy como si temiera que no lo aprobara.

No me importa —manifestó Hermione, una vez más encontrando su voz. Ya había tenido suficiente de la inmadurez de Astoria—. No podemos correr ese riesgo. Te lo dije antes de que te fueras a Romincka, pero ¿escuchaste?

Astoria resopló con indignación. Probablemente pensaba que Hermione estaba tratando de avergonzarla frente a Malfoy.

—Creo que es razonable que usemos Vinewhip —dijo un mago sentado tres sillas a la derecha de Hermione. Ella lo reconoció como uno de los admiradores de Astoria—. Es más efectivo...

Ellos hablaron sin parar sobre los usos de Vinewhip, como si Hermione no lo supiera. Se frotó la frente con las manos.

Sintió los ojos de Malfoy aun quemando un agujero en ella. Él estaba terriblemente callado. A ella no le gustaba eso.

—¿Qué parte de lo peligroso que es no entiendes? —Hermione dijo en voz alta—. Vinewhip se usa como veneno. ¡Es principalmente un ingrediente para realizar venenos, no para curar!

¿Esto era lo que Malfoy quería? ¿Financiar un proyecto que distribuiría legalmente Denovorum envenenado?

Algunas personas murmuraron en acuerdo, pero los secuaces de Astoria los superaban en número. Era claramente una batalla perdida. Ellos no estaban escuchando.

La sensación de vacío la llenó de nuevo, no podía sentir el latido de su corazón. Ella se agarró el pecho, tratando de sentir ese latido rítmico, pero se perdió de nuevo.

Hermione no podía soportarlo más. Si se quedaba más tiempo, no tendría ninguna duda de que iba a sacar su varita y maldecir a todos y cada uno de los imbéciles hasta el olvido, partiendo por esa molesta, malcriada y pequeña criatura de ojos grises, luego seguiría la pequeña perra que estaba sentada a su lado. Se levantó de su silla y se dirigió a la puerta, ignorando la voz de Madame Dumass mientras avanzaba. Nadie parecía haberla notado, estaban todos ocupados discutiendo. Bueno. Tenía que salir de allí, necesitaba respirar.

—¿Y a dónde crees que vas?

El sonido de su profunda voz ahogaba a los demás. La habitación quedó en silencio de inmediato, todas las discusiones fueron olvidadas rápidamente. Era la primera vez que decía algo desde el comienzo de la reunión. Su tono era intimidante, exigente, y Hermione no pudo evitar preguntarse cómo había logrado captar la atención de todos con una sola frase. Se detuvo en seco, pero no miró hacia atrás.

—Fuera —dijo con frialdad. «Lejos de ti.» Ella abrió la puerta.

Antes de que pudiera siquiera salir, la puerta se cerró de golpe con un estallido ensordecedor, haciéndola saltar. Ella lo miró boquiabierta por unos segundos en estado de shock, antes de que saliera de su trance y se moviera para abrirla con su varita mágica. No se abría.

Furiosa, lo miró. Estaba girando su varita perezosamente entre sus dedos.

—Abre la puerta, Draco.

Él no hizo ningún intento de hacerlo. Solo miró a la pared con una sonrisa calmada en su rostro. Lentamente, tomó un sorbo de café.

—Siéntate.

Él estaba haciendo esto a propósito. Él estaba tratando de hacer que se rompiera para que todo siguiera su plan, de nuevo, cualquiera que fuera ese nuevo plan. Estaba tan cerca de perder los estribos. Ella no se sentaría.

—Señorita Granger —dijo Madame Dumass con calma—. El señor Malfoy está dispuesto a darnos una gran cantidad de dinero para tu proyecto...

—Ya no haré esto. No quiero su dinero —siseó, sintiendo que su sangre hervía.

Todos la miraron sorprendidos. Todos sabían cuánto había querido que este proyecto siguiera adelante. Ella había estado trabajando duro por esto. Y ahora aquí estaba él, su patrocinador voluntario, que básicamente le daría todo lo que necesitaba, y sin embargo ella lo rechazó tan fácilmente.

A pesar de su rechazo, Malfoy no pareció sorprendido ni un poco. La miró esta vez, de forma depredadora, que casi la hizo mirar hacia otro lado. —¿De verdad? ¿Y qué hay de esa gente? —chasqueo su lengua otra vez, su voz se entrecortó con burlona decepción—. ¿Vas a dejarlos morir?

Ella abrió la boca para decir algo, pero las palabras murieron en su garganta. En ese momento, cuando estaba a punto de abandonar toda la simpatía que sentía por esas personas enfermas, sintió que su corazón latía de nuevo.

Increíble. Inteligente. Él estaba usando su compromiso contra ella ahora. Estaba cuestionando abiertamente su moral, por lo que ella terminaría haciendo algo precipitado y dejaría que se saliera con la suya de nuevo.

—Siéntate —dijo de nuevo, con arrogancia esta vez.

Nadie estaba hablando más. Incluso Astoria mantuvo la boca cerrada.

Todos miraban a Malfoy con diversión y miedo. Él tendía a tener ese efecto en las personas.

A regañadientes, Hermione arrastró los pies y se sentó en su silla otra vez.

Draco vio su expresión cambiar mientras luchaba con los pensamientos contradictorios en su mente. Obviamente estaba pensando en cómo escapar. Se reclinó y disfrutó del espectáculo. Ella era hermosa cuando su rostro estaba arrugado en concentración. Ella realmente debía odiarlo ahora, pero no le molestaba en lo más mínimo.

Él sabía lo que iba a elegir al final.

Necesitaba una gran cantidad de galeones para completar un Denovorum que ayudaría a esas personas. Su brújula moral no le permitiría simplemente abandonarlos. Ella era demasiado buena. Ella lo sabía.

...Y también él.

Él la miró de nuevo y sonrió, irritándola aún más. Sus ojos color chocolate cobraron vida y sus mejillas se sonrojaron de ira, haciendo que pareciera aún más impresionante.

Oh Merlín, ella era tan bonita.

Probablemente había pensado en algo, a juzgar por la expresión de su rostro. Su mente brillante podría hacer maravillas. Sin embargo, ella aún necesitaba su dinero, por lo que aun así tendría que aceptarlo. Ella esperaba que dijera algo, pero él no pronunció una palabra. Apoyó los codos sobre la mesa y descansó la barbilla en sus manos entrelazadas.

—¿Bien? —interrogó con impaciencia, masajeándose las sienes—. Debe haber una trampa. ¿Qué es lo que quieres?

Sus labios se curvaron en una sonrisa triunfante. «Yo gano.»

—Nada.

Y levantó la cabeza para mirarlo, como si no pudiera creer lo que estaba diciendo.

—¿Nada? ¿N-nada?

—Sí, me escuchaste —dijo despreocupadamente—. Nada.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Después de la reunión, Hermione se encerró en su oficina y le gritó a todos los que se atreverían a llamar y perturbar su paz.

Su mente estaba sobrecargada.

Estaba tan segura de que había encontrado una forma de ganar el juego que había estado jugando... pero cuando él dijo que no quería nada... bueno... había perdido.

«¿Nada?»

La palabra hizo eco en su mente, burlándose de ella implacablemente. Para él ofrecer ayuda y no desear nada a cambio, bueno, eso era imposible. «¿Qué está sucediendo?»

¿Finalmente había recuperado el sentido?

Decidió ir al piso de Harry para contarle lo sucedido y discutir el asunto más a fondo. Hermione agarró sus cosas y se dirigió a la chimenea del vestíbulo.

Sin embargo, antes de que pudiera llegar allí, sintió un par de brazos envolver su cintura y amortiguar sus gritos de protesta. Su atacante la arrastró a una habitación oscura y vacía y cerró la puerta.

Incluso en la oscuridad, ella podía ver su brillante cabello rubio.

—Qué...

Sin previo aviso, sus suaves labios se estrellaron contra los de ella. De repente, sintió su creciente necesidad de ella, como si fuera el agua que necesitaba para saciara su sed.

Ella luchó por alejarlo.

—Vas a dejar de... —logró decir entre besos— ¡acosarme!

—No puedo —dijo una voz que reconoció fácilmente, antes de besarla de nuevo—. Eres muy adictiva.

—¡Draco! —ella gritó, pero él solo agarró sus muñecas con una mano, las ubicó sobre su cabeza y la besó de nuevo, silenciándola y poniendo fin a su lucha. Sus besos eran agresivos. Él agarró uno de sus pechos y ella jadeó en estado de shock, permitiendo que su lengua invadiera su boca, obligándola a devolverle el beso.

Luego, esa misma mano se dirigió a su muslo, subiendo cada vez más y más.

Cada toque de él le quemaba la piel.

Presa del pánico, le mordió la lengua tan fuerte como pudo y él se apartó momentáneamente, solo para poder sonreír y lamer la sangre que escapó de sus labios.

—¡N-no!

Él se inclinó de nuevo, para su consternación.

—¿Te estás quedando sin planes, querida?

Ella probó su sangre en su boca y sintió que su magia dominante la invadía. Ella sintió sus piernas colapsarse bajo su peso, su cuerpo era lo único que la mantenía de pie.

—Te extrañé —dijo roncamente, haciéndola estremecer involuntariamente. Enterró su mano en sus cabellos, inclinó su cabeza para que él pudiera comenzar a besar su cuello, mordisqueando y lamiendo.

Ella mordió sus labios para reprimir los gemidos. Se sentía tan bien. Seguía lamiendo y besando, y tocándola en todas partes, la estaba volviendo loca.

—Quédate conmigo —susurró en voz baja.

En su aturdido estado de ánimo, casi dijo que sí.

—Estás cansada —dijo, mientras seguía mordiendo su cuello. Sus besos enviaron sacudidas eléctricas por todo su cuerpo, dejándola sin aliento—. Y sola también. Puedo sentirlo, ¿sabes?

Sus suaves labios estaban sobre los de ella otra vez. Esta vez, sin embargo, fue más suave, más dulce, y para su horror absoluto, a ella realmente le gustó.

—Olvídate de todos los demás por un momento y quédate conmigo.

Soltó sus muñecas y ahuecó sus mejillas mientras profundizaba su beso, y ella dejó que sus manos cayeran a su lado.

Estaba congelada, demasiado aturdida para defenderse, demasiado vacilante para devolverle el beso.

—Quédate conmigo y nunca más estarás sola.

Su corazón saltó

Su voz sonaba calmante, sincera.

O tal vez era sólo su mente jugándole bromas.

Él envolvió sus brazos alrededor de su cintura y la acercó más, como si nunca quisiera soltarla, como si estuviera tratando de fundir sus cuerpos en uno solo. Sintió su magia irradiando, dominándola intensamente, tentándola en todos los sentidos.

Se sentía como si perteneciera allí, entre sus brazos.

«¡No!» Ella no podía dejarlo ganar.

Le tomó cada onza de autocontrol que tenía dentro de ella, antes de que de alguna manera lograra alejarse de su beso.

Ella sintió una extraña sensación de pérdida. Respiraba entrecortadamente. Ella volvió a mirar esos hermosos ojos que nunca habían dejado de atormentar sus sueños.

—Lo siento —dijo en voz baja.

El silencio entre ellos era insoportable. Su rostro estaba nuevamente enmascarado con fría impasibilidad y no tenía idea de lo que estaba pensando. Luego, en un breve momento, ella creyó ver sus ojos arder con ira vengativa. Él la pegó contra la pared con tanta fuerza que ella gimió de dolor. No podía evitar encogerse de miedo.

—¿De verdad crees que las tontas amenazas de Potter pueden impedir que te atrape? —se rió fríamente, como si todo lo encontrara cómico—. Estamos unidos, Granger. Sangre y magia, corazón y alma. Te tendré eventualmente. Te estoy ofreciendo una salida fácil, pero si eres demasiado terca como para escuchar. —Ella hizo una mueca cuando se inclinó, su aliento le hacía cosquillas en la piel—. Entonces haremos esto de la manera difícil, princesa.

Ella cerró los ojos con fuerza, pensando que la lastimaría de nuevo. Él solo la besó en la mejilla, como lo había hecho tantas veces antes.

—Disfruta de tu libertad mientras dure.

Cuando ella abrió los ojos, él ya no estaba.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Fin Capítulo Cinco

Notas: ¡Hola! ¿Cómo han estado? probablemente se preguntarán que qué hago aquí, ya que aun no es abril. Y yo tampoco se muy bien la respuesta XD Nah, la verdad de las cosas es que estaba aburrida, durante estos últimos meses he descansado de los fics y ahora cuando se suponía debía regresar a clases, hacer mi vida normal y... ¡bum! Aparece el covid-19 o más conocido como coronavirus. Mi país decreto cuarentena y un montón de otras cosas más, por lo que he estado encerrada en mi casa por varios días ya. Así que supongo que para hacer mas llevadera la cuarentena (muchos países están en la misma situación) decidí regresar antes de lo previsto.

Espero les guste el capítulo adelantado y por favor todos cuídense. Nos volveremos a ver el 1 de abril. Besitos.

Naoko Ichigo

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