Bruce esperaba afuera de la mansión recargado sobre su deportivo negro, habían pasado once minutos desde que se suponía que Nathalie termino su turno, pero aún está no salía, después de dar un gran suspiro y revisar su reloj por última vez, frente a él las puertas de la mansión se abrieron, mostrando a la excéntrica asistente con un semblante más que cansado.
─Lamento hacerlo esperar─ se disculpó la secretaría caminando hacia el
─No se preocupe, no es la primera vez que debo esperar por alguien─ sonríe
─Si lo se─ réplica campante, el hombre se levanta y abre la puerta, la mujer entra y este no duda en ingresar también para conducir lejos de la casa
Desde la planta superior Gabriel mira como el Lamborghini negro sale del predio y desaparece entre los demás automóviles que había en las calles; con furia cierra su cortina y baja las escaleras a gran velocidad, se dirige al cuarto de servicio y le ordena al guardaespaldas preparar el auto, el hombre asiente sin chistar y se va al garaje, si algo conocía a su asistente, está cenaba en un solo lugar.
En cuestión de minutos Gabriel Agreste entraba por la puerta principal del "Ratatouille", el mejor restaurante en toda la ciudad, y el preferido por Nathalie, se acercó al mozo que estaba en la puerta y le solicito una mesa, mientras esperaba, a lo lejos divisó la cabellera oscura de Bruce y el mechón rojo de su mano derecha, cuando el empleado regreso, y lo guió a su mesa, este quedó en una posición excelente, oculto de todos, principalmente de los contrarios.
─¿Que me recomienda?─ pregunto el empresario mirando fijamente la boca de la dama, esa bella y hermosa boca pintada de un rosa pálido
─Una Cassoulet─ sonríe ─O en honor a este lugar un Ratatouille─ borra su sonrisa
─¿Usted que va a comer?─ pregunto dubitativo, las opciones sonaban encantadoras pero temia que fueran un espanto
─Comeré un Boeuf Bourgignon─ respondió tranquila
─Entonces comeré eso─ musito alegre
Luego llamo al mozo y le pidió dos platos de la comida recién mencionada por Nathalie, acompañada con el mejor vino que la casa pudiera ofrecer.
─No debería beber. . .mañana trabajo─ se excuso desviando un poco su mirada, tratando de aparentar timidez
─Nathalie─ hablo con confianza ─No te preocupes, diviértete y yo me ocupo de Gabriel─ pidió sereno
─Si lo puede manejar. . .
Después de varios minutos la comida llegó, olía deliciosa, Bruce se asombro al ver el plato, de verdad esperaba algo extraño, más aún por el nombre, todos debemos reconocer que la gastronomía francesa es muy diferente a la norteamericana.
─Sabe mejor de lo que se ve─ comento dándole un gran bocado
─Por algo es mi favorito─ dijo la azabache también dándole un gran bocado a la exquisitez servida
─Propongo un brindis─ sirve el vino
─¿Le parece correcto?─ cuestionó indiferente
─Claro─ toma su copa ─Por nosotros─ alza la copa y la extiende levemente hacia la contraria
─Esta bien, le seguiré el juego─ choca su copa con la suya ─Por nosotros
Ambos beben, y se terminan de un sorbo el contenido rojizo, luego ríen y se sirven otra copa mas, como Bruce decía, ambos eran muy parecidos. Mientras estos disfrutaban de la velada, del otro lado del salón un rubio platinado bufaba por lo bajo, estaba odiado, no podía ver a Nathalie tan feliz y por causa de otro, el la había visto sonreír una sola vez, y por los nervios a que la reprenda, jamás tuvo la oportunidad de ver su sonrisa de gracia, o verla así tan tranquila, tan expresiva, quería ser Bruce Wayne ahora mismo.
─Cuentame. . .¿hace cuánto que trabajas con Gabriel?─ le da un bocado nuevo a su cena
─Diecinueve años─ respondió tranquila
─Casi una vida─ replicó ─Entonces la conociste. . .
─Asi es─ suspira
─¿Como es que no te vi cuando le di las condolencias a Gabriel?─ cuestionó anonadado
─Estaba encerrada con Adrien. . .el por nada en el mundo debía enterarse de lo que pasó, aunque era grande mi prioridad es protegerlo─ explico con tranquilidad
─Entiendo─ le sirve más vino a Nathalie y después se sirve el ─¿Que opinas de que la tenga en el sótano?─ indago curioso
─Es raro─ mintió ─Pero me pagan para otra cosa, no por opinar
─Que profesional─ la vaciló
─Por algo soy la mejor─ replicó astuta
─Estaria necesitando alguien así de profesional. . .
─Ni en su más dulce sueño─ dijo sonriente ─Trabajo para Gabriel, y no hay propuesta que me haga cambiar de opinión─ se termina su plato
─Buena respuesta─ hace una corta pausa ─Solo la probaba, jamás llevaría a una mujer como usted a Gótica. . .
─¿Es demasiado buena para mi?─ trato de bromear
─Al contrario. . .usted es demasiado buena para la ciudad─ la contraria se sorprende ─¿Por que esa cara, soy el primero en piropearla?
─Sabe que si─ baja la mirada y se rescuesta sobre la silla ─No tengo mucha vida social. . .
─Te entiendo Nathalie─ guiña un ojo ─No me cansaré de decirlo, pero somos muy similares
─Asi parece─ ríe ─Creo que las tres copas de vino que tomamos me están haciendo efecto─ concluye con una risita
─¿Quiere ir a casa, o comemos postre?─ pregunto coqueto, ella ríe nuevamente
─¡Postre!─ exclamo como si fuera una niña pequeña, Bruce rio, le gustaba esa faceta de la mujer
─Bien─ levanta su mano y el mozo se acerca ─Dos porciones de torta Sacher y dos café bien negros─ pidió modoso, el joven asiente y se retira
─Veo que tiene buen gusto para los postres, ¿adivino o otra vez saldrá con eso de que somos iguales?─ cuestionó cruzándose de brazos
─¿Le atine?─ dice despreocupado, ella alza una ceja ─Por tu expresión diré que somos iguales─ ríe nervioso
─Vaya. . .pensé que era la única en el mundo que de postre pedía una Sacher con café bien negro─ suspira
─Ya no está sola─ acotó el algo risueño
─Parece que no─ se pone sería ─Ahora te toca a ti, ¿hace cuánto eres amigo de Gabriel?
─Desde la infancia─ hace una larga pausa ─Cuando mis padres fueron asesinados, Alfred me trajo aquí una temporada, a vivir en nuestra casa de verano─ desvía su mirada ─Ahi lo conocí a él, también a Audrey; Emilie; André; Trevor y otros más
─¿Usted y Audrey son amigos?─ ríe escandalosamente ─No lo puedo creer
─¿Quien te crees que le dio el edificio en donde "reina de la moda" es redactada?─ cuenta vanidoso
─Eres increíble. . .estás en todos lados─ se recuesta más en la silla, ya dejando todas las formalidades atrás, los pedidos llegan y lo primero que hace es tomar un gran sorbo de café ─No ayuda, sigo ebria─ comento para luego dar otro gran sorbo de café
─Creo que mejor te llevo a casa─ se levanta, Nathalie pone sus codos en la mesa y recarga su cabeza sobre sus manos, Bruce hace una seña, un camarero se acerca con una caja, pone las dos porciones de torta y luego el empresario procede a agarrar a Nathalie y cargarla al estilo princesa
─¿Oye, que haces?─ se quejó sin mover ni un músculo
─Me agradeces luego, seguro ni caminar puedes─ ríe, llegan hasta el auto, el mesero abre el lugar del copiloto, el hombre deposita a Nathalie, luego toma la caja que traía el mozo, le paga y se sube
─¿Que es esto?─ pregunto la dama al ver que Bruce le dio algo, no entendía nada, su cabeza daba vueltas
─Las porciones, mañana me lo agradecerás─ ríe y sale a toda prisa del lugar
Apenas se sintió el estruendoso ruido del Lamborghini salir de ahí, Gabriel también salió del lugar, llamo a Gorilla, se subió a su auto y persiguieron al deportivo negro a una distancia prudente para que Bruce no
se percate de su presencia.
─¿Puedes creerlo?─ bufo, el guarda espaldas solo oía ─Maldito Bruce─ agrego
Después de unos minutos de conducción, el Lamborghini negro paró frente a un complejo de edificios, el auto de Gabriel copio la acción solo que a unas cuadras de distancia, el piloto bajo, rodeo el auto, abrió el lado del copiloto, y tomó a la mujer, del mismo modo que hizo en el restaurante, con su pie cerró la puerta, y entro en el lugar.
Llegando arriba bajo a Nathalie delante de la puerta de su departamento, está urgo en sus bolsillos y saco una llave, intento abrir pero su condición no se lo permitía, el pelinegro de una forma muy suave le quita las llaves y abre por ella.
─Mañana me voy a arrepentir de esto, pero ¿te quedarías por favor?─ lo mira, sus ojos estaban brillosos
─Claro, no hay problema─ sonríe
Ambos entran y se acomodan, afuera el platinado cuenta los segundos, cada uno de ellos lo hacía enfurecer más, ¿tanto iba a tardar en dejar a Nathalie y volver?.