Warrior ⟶ b. weasley ¹ (EDITA...

Par SPACELATINOS

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Eleanor tiene que aprender muchas cosas pero sobre todo a como no morir por las tendencias suicidas de su sob... Plus

introduction
graphics
prologue
━━━ act i
1. Eleanor Rigby
ii. Pésimas bienvenidas
iv. Momentos incómodos
v. Despedidas
vi. El corazón del dragón
vii. Cediendo
viii. Inesperado
ix. El perro negro
x. Investigación
xi. Mentiras
xii. La verdad siempre sale a la luz
xiii. Peter Pettigrew
xiv. El aullido del lobo
━━━ act ii
xv. Libertad
xvi. Juntos de nuevo
xvii. Pesadillas
xviii. El caos Weasley
xix. El campeonato de quidditch
xx. La marca tenebrosa
xxi. Alastor Moody
xxii. Bella durmiente
xxiii. Bertha Jorkins
xxiv. Ansiedad
xxv. Sospechas
xxvi. Cuando las mariposas aparecieron
xxvii. Cenas incómodas
xxviii. El apoyo
xxix. Enfermedad
xxx. Traidor
xxxi. Preguntas
xxxii. La maldición Potter
xxxiii. Impostor
xxxiv. Ha vuelto
xxxv. Priori incantatem
xxxvi. La crueldad de un Crouch
xxxvii. Número 12 de Grimmauld Place
xxxviii. Primera reunión y la misión de Eleanor
xxxix. El buen gancho de Eleanor
xl. Los celos están en el aire
xli. Rojo y azul
xlii. Fragilidad
xliii. Feminidad
xliv. La cita
xlv. Shell Cottage
xlvi. Confrontaciones
xlvii. Agridulce

iii. El niño que sobrevivió

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Par SPACELATINOS


CAPÍTULO TRES;
EL NIÑO QUE SOBREVIVIÓ



El profesor de pociones la odiaba y el sentimiento era mutuo. Severus Snape intentó hacerle la vida imposible durante sus años en el castillo pero claramente había fracasado al no tener motivos además de detestar el apellido Potter.

Ella fue una excelente alumna lo que había hecho que cada profesor viera aún más reflejado el espíritu de James Potter en su hermana.

Los años habían pasado y ya no quedaba nada de la pequeña tímida que una vez fue Eleanor Potter. En pocas semanas cumpliría sus dieciocho años y además de que empezaría sus prácticas en el ministerio junto a su mejor amiga para ser una aurora.

No podía estar más satisfecha con sus logros.

Aunque había una cosa que le faltaba y eso jamás cambiaría...

Llamó a la puerta e instantes después pudo ver una cabellera azabache con dos hermosos ojos verdes.

Una radiante sonrisa iluminó su rostro al verlo.

–Hola, Jamie.

El pequeño estaba sorprendido de ver a su tía semanas antes de su cumpleaños (como cada año).

¡Ellie! –gritó con emoción lanzándose a sus brazos. Eleanor lo apretó a su cuerpo sintiendo cada parte de su alma llenarse de una alegría inexplicable al escucharlo. Había pasado mucho tiempo sin escuchar aquel apodo y que su sobrino le llamara de aquella forma la había llenado por completo–. ¡No te esperaba antes!

Harry se alejó un poco sin soltarse del agarra de su tía.

Cuando la veía en sus cumpleaños eran de las únicas ocasiones en las que él podía sentirse querido de verdad por alguien y no humillado por los Dursley.

Tenía miedo de que si la soltaba no fuera realidad.

Eleanor se agachó un poco para quedar a la misma altura de sus ojos verdes que su sobrino había heredado de la bella Lily Potter.

–¿Recuerdas la escuela de la que te hablé donde yo estudiaba? –él asintió efusivamente–. Bueno, acabo de graduarme hace unas semanas y ahora necesito que hagas algo por mí.

Harry la miró confundido.

–¿Qué necesitas?

–Quiero que entres a la casa de tus tíos –sonrió al verlo fruncir el ceño y acarició sus mejillas con cariño– y que empaques todas tus cosas.

–¿I-Iré contigo?

Eleanor notó el brillo lleno de ilusión en la mirada del azabache y sólo deseaba que ese brillo jamás desapareciera.

–Por supuesto que sí, cariño.

Él la abrazó mientras escuchaba su propio corazón latir con fuerza a causa de la emoción de salir de aquel terrible lugar con esos muggles que lo trataban mal.

–¿Pero cómo...? –preguntó Harry al separarse.

–Solo hazlo, Jamie. Yo te esperaré mientras hablo con tu tía.

Harry decidió hacerle caso a su tía y no interrogarla mientras los dos entraban a la casa, él abrió la pequeña alacena debajo de las escaleras que los Durlsey le habían elegido para dormir para agarrar sus pocas pertenencias heredadas por su primo y los regalos que la hermana de su padre le había hecho con los años. La joven Potter tuvo que hacer un enorme esfuerzo por no lanzarse encima de Petunia Dursley al verla sosteniendo un pastel frente suyo, sus facciones se habían contraído y sus cejas estaban casi unidas en un ceño muy fruncido. Petunia había dejado el pastel en la mesa y obtuvo una postura demasiado rígida para una persona normal.

–¡¿Qué haces aquí?! –chilló Petunia, molesta–. ¡Dumbledore había dicho que solo vendrías en sus cumpleaños y no te veríamos más!

–Solo te aviso que me llevaré a Harry antes de que se vaya a Hogwarts. –sus ojos estaban abiertos en sorpresa y cólera–. Aunque no creo que notaras su ausencia. ¿No te da vergüenza tratar mal a un inocente niño? ¡Es tu sobrino y lo tienes durmiendo en la alacena!

–¡No tienes ningún derecho de venir y gritarme a mi casa, Potter!

–¡Tengo todo el derecho porque Harry es mi sobrino y me preocupo por él! ¡Me interesa su bienestar más que cualquiera! –intentó tranquilizarse y la miró fijamente–. Harry se quedará conmigo por ahora y el próximo verano regresará las primeras semanas a tu casa antes de volver a irse conmigo. Esas son las nuevas órdenes de Dumbledore. Y si tienes una duda puedes mandarle una lechuza y preguntarle tu misma. –hizo una breve pausa antes de inclinarse cerca de ella con una sonrisa irónica–. Oh, es cierto no tienes una lechuza porque eres una simple muggle...

La vena en la frente de Petunia Dursley estaba remarcada y parecía a nada de reventar por el coraje.

–¿Cómo te atreves...?

Sonrió burlona antes de señalarla amenazadoramente.

–Y más te vale que para entonces tengas una de las dos habitaciones que tienes para el egoísta de tu hijo preparada para Harry o sino conocerás realmente quien soy.

Las mejillas de la muggle estaban hinchadas y sonrosadas de furia pero no se atrevió a responderle, temía que le llegara a atacar.

Harry entró a la cocina con su mochila en mano y una sonrisa resplandeciente que nadie lograría borrar en ese momento ni siquiera su muy enojada tía.

–Ya tengo todo, Ellie.

Eleanor lo miró con una sonrisa y beso su cabeza antes de mirar a Petunia una última vez.

–Espero que tengas buen día y no se te olvide de lo que hablamos, Petunia.

Tomó de la mano a sobrino saliendo juntos de la casa donde pudo escuchar finalmente los gritos de la colérica muggle.


Al salir de Privet Drive la joven tomó una enorme bocanada de aire y se giro para ver a su sobrino.

–¿Eso es todo? –preguntó, sorprendida al ver la pequeña mochila.

–Si... bueno, era menos pero logré quitarle a Dudley algunas cosas que me diste. –confesó con timidez–. Y-Y pues...

No terminó cuando Eleanor le quito la mochila de sus manos. Fue entonces cuando miró dentro donde sólo llevaba los juguetes que ella le regalaba y que su primo no le había robado al igual que unas pocas mudas de ropa que eran mucho más grandes que su complexión.

El desprecio que sentía por la familia materna de Harry creció.

–Olvídate de esto, cariño. –colgó la mochila en su hombro–. Iremos al callejón diagon y compraremos todas las cosas que necesites.

–¿Al callejón dia...?

–Si, bueno, hay mucho de lo que tenemos que hablar y debo explicarte pero antes de eso... –sacó la varita de su bota y le extendió su mano libre– haremos una pequeña aparición.

–¿Una qué?

–Tranquilo, Jamie. Iremos a mi departamento. ¿Confías en mí?

Asintió sin dudar y aceptó su mano entrelazándola con la suya y tras asegurar que no hubiera ningún muggle a la vista, Eleanor los hizo aparecer en un callejón cerca de donde se encontraba su departamento.

Harry tenía la expresión de querer vomitar y miro a su alrededor mientras tocaba todo su rostro con sorpresa.

–¡¿Pero qué fue eso?!

–¡Aquí no, Harry! –lo calló antes de que los escucharan, volvió a guardar su varita en la bota y lo agarro del brazo–. Vamos antes de que nos vean los muggles.

¿Mug... qué?

Lo arrastró hasta el edificio mientras su sobrino balbuceaba incoherencias.

Harry no entendía que era lo que sucedía pero no tenía miedo, al contrario, él confiaba ciegamente en Eleanor, solo estaba muy sorprendido y exaltado por lo confuso de la situación. Sin embargo, la siguió hasta que llegaron a su departamento.

El lugar no era lujoso y mucho menos era grande pero era perfecto para dos personas, estaba amueblado a excepción de unas cuantas cajas que aún permanecían cerradas y unos libros que estaban esparcidos por toda la mesa.

–Será mejor que te sientes. –sugirió y Harry caminó con torpeza al sofá. Eleanor suspiró al ver el rostro estupefacto de su sobrino antes de sentarse frente a él–. ¿Cómo reaccionarías si te digo que eres un mago?

¡¿Qué?!

–Bueno ese no fue el mejor comienzo...

–N-No estoy entendiendo...

Lo interrumpió.

–Eres un mago y no cualquiera, eres uno muy famoso en nuestro mundo. El mundo mágico. Y cuando vayas a Hogwarts serás uno de los mejores, al igual que mi hermano y tu madre.

–¿Ellos...? ¿Tú...?

–Soy una bruja, lo que hice hace un momento fue una aparición. Lamento tener que decírtelo así pero... bueno no pensé en tener esta charla. Estoy muy nerviosa ¿sabes?

–Entonces mis padres eran magos... yo soy uno... y tú también...

Harry estaba cada vez más confundido y estresado por la situación mientras que Eleanor intentaba buscar las palabras adecuadas.

«Esto será largo...» pensó Elle.


–¿Tienes alguna duda?

Había tardado cerca de dos horas explicándole y respondiendo a todas sus dudas, aunque había omitido ciertas partes como el sombrero seleccionador. Él debía experimentarlo por sí mismo.

Harry miró a su tía con una sonrisa burlona.

–¿Ellie?

–¿Si?

–No te ofendas... pero eres terrible en esto.

Eleanor sonrió al ver que su sobrino estaba más relajado y ya no parecía que fuera a colapsar en cualquier instante.

–Si, bueno, nunca me dieron una guía de cómo ser una buena tía sin morir en el intento. –sonrieron–. Sé que no soy perfecta pero de verdad quiero intentarlo. Quiero que te sientas bien y que formemos una familia... S-Si quieres claro... y-yo entendería si...

–¡Ellie! –ella dejó de divagar y murmuró un «lo siento»–. No necesitas hacer nada, quiero decir, pa mi me hace feliz la idea de vivir contigo. Eres mi única familia, Ellie. No le importo a los Dursley y créeme que el sentimiento es mutuo. Pero todo es mejor cuando estás cerca, al menos los mejores recuerdos que tengo son en mi cumpleaños cuando estás tú.

Oh.

–¿Ellie estás llorando? –preguntó preocupado al escucharla emitir un sollozo.

–N-No.

–Ellie...

–Me encantaría que fuéramos una familia. –susurró antes de sorber su nariz–. Pero solo podremos estar juntos en las últimas semanas de los veranos y navidades quizá.

¿Qué? –su sonrisa se había borrado–. ¿No querías que fuéramos una familia...?

–Créeme que esto te gusta tanto como a mí.

–¿Entonces regresaré con los Dursley al próximo año?

Eleanor suspiró.

–Al menos solo al principio después podrás estar conmigo. Yo no lo decidí, cariño.

–¿Entonces quién?

No quería contarle la verdad pero tampoco era justo ocultarle las cosas cuando había luchado para que no lo hicieran con ella.

«Sólo lo necesario.» se recordó.

–Eres muy importante en el mundo mágico.

–Eso habías dicho pero... aún no comprendo porque lo soy.

Eleanor tocó su frente justo donde se encontraba aquella cicatriz en forma de rayo y la acarició.

–El mago que te hizo esta cicatriz fue el asesino de tus padres. Su nombre era Voldemort. Muchos aún tienen miedo y no pueden pronunciar o escuchar su nombre sin estremecer. Yo no le tengo miedo al nombre por eso lo digo y más cuando tus padres fueron valientes y dieron su vida para salvarnos aquella noche. –Harry le prestaba atención a todo lo que le decía–. Voldemort comenzó a reunir seguidores hace unos veinte años y los consiguió. Algunos porque le tenían miedo, otros solo querían un poco de su poder. Fueron días oscuros. No se sabía en quien confiar. Sucedían cosas terribles. Por supuesto, algunos se le opusieron y él los mató. Uno de los pocos lugares seguros era Hogwarts. El director Dumbledore era el único mago al que Voldemort temía. No se atrevía a apoderarse del colegio, no entonces, al menos.

»Mi hermano y tu madre eran los mejores magos que he conocido nunca. ¡En su época de Hogwarts eran los primeros! –hizo una breve pausa y miró sus manos–. El día de Halloween, de hace diez años, el llegó a la mansión donde vivíamos los cuatro y...

Las manos de Eleanor comenzaron a temblar y sus lágrimas habían comenzado a nublar su visión.

»Esa noche Voldemort los mató. Sin importarle que estuviéramos allí nosotros. Y el misterio es que aquella noche él había tratado de matarte pero... por una extraña razón no lo logró. La maldición que mató a mi hermano, a tu madre, la que casi me mata también... te tocó y solo te dejo esa cicatriz. No te mató. Por eso eres famoso. Nadie a quien él hubiera decidido matar sobrevivió, nadie excepto tú. Eras muy pequeño y sobreviviste. Eres el niño que sobrevivió.

Algo muy doloroso estaba sucediendo en la mente de Harry. Mientras Eleanor iba terminando de contar la historia, vio otra vez la cegadora luz verde con más claridad de lo que había recordado antes y, por primera vez en su vida, se acordó de algo más, una risa cruel, aguda y fría.

Eleanor lo miraba con las lágrimas deslizándose por sus pálidas mejillas.

–Quise que te fueras a vivir con Remus y conmigo pero Dumbledore no lo permitió. Solo pude convencerlo de verte en cada cumpleaños y ahora pude persuadirlo para que pasaras más tiempo conmigo. He tratado de obtener tu custodia pero... él tiene sus razones para tenerte allí.

No entendía las razones que el director de Hogwarts tendría para no permitirle crear una familia con su tía pero decidió pasarlo cuando otra duda más grande surgió.

–¿Qué pasó con Voldemort, Ellie?

–Desapareció. Se desvaneció. La misma noche que trató de matarte. Eso te hizo aún más famoso. Ése es el mayor misterio. Se estaba haciendo muy poderoso... ¿Por qué se fue?

»Algunos dicen que murió. No creo que le quede lo suficiente de humano para morir. Otros dicen que todavía esta por ahí, esperando el momento, pero no lo creo. La gente que estaba de su lado volvió con nosotros. Algunos salieron como de un trance. No creen que pudieran volver a hacerlo si él regresara.

»La mayor parte de nosotros cree que todavía está en una parte, pero perdió sus poderes. Que está demasiado débil para seguir adelante. Porque algo relacionado contigo, acabó con él. Algo sucedió esa noche que él no contaba con que sucedería, no sé que fue, nadie lo sabe... pero algo relacionado contigo lo confundió.

Harry no estaba muy seguro de querer saber que era lo que en realidad había sucedido aquella noche de Halloween.

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