Fue una pequeña batalla que yo luche por ti, pero el triunfo tú lo dejaste atrás.
Ahora solo me queda respirar las cenizas de tu amor detrás de ti.
Sigo preguntándome ¿por qué lo hiciste? Por qué dejarme comenzando una vida nueva sabiendo muy bien que mi presente fuiste tú.
Esto me petrifica hasta lo más profundo de mi cuerpo, como lo hacía cada susurro tuyo. Es difícil callar este sentimiento que apareció sin querer, ahora siento que quisieras que se desvanezcan como los colores en las tardes en otoño.
Me duele recordar los momentos en donde tuve la oportunidad de ver tus ojos, ellos me hacían pensar tan fuerte que llegué a espantar esos miedos, aquellos momentos silenciosos que solo eran de observar, pero lo más dolorosos al mismo tiempo.
Miro detrás de mi ventana, pero siento que ya no puedo ver más allá de mi futuro, ya no puedo soportar estar más estar en este mismo lugar en donde algún quedaste hasta que el sol se llegó a apagar en la misma tarde en donde te tenia abrazado junto a mí, en donde estuviste dispuesto a amarme.
Ahora cada recuerdo me hace querer buscar desesperado en dónde puedes estar... No estás perdido, pero sé que ya nunca te podre encontrar. Te fuiste tan lejos que lo único tuyo que tengo es un susurro que me abandona. En donde puedes estar.
No sé si fueron aquellos momentos en donde estuvimos encima del cielo buscando futuros tan lejanos, o si fueron aquellos en donde sentimos que volábamos tan rápido que ya no sabíamos cómo detenernos pero eso no importaba.
Ahora entre lo oscuro de la noche y este cuerpo tan solo, se encuentra una esperanza tan brillante que me deja ciego al querer mirarla.
Ahora me desespero al querer saber en dónde te encuentras. Ya no quisiera tener más algo que me haga recordarte porque me mate buscándote para que te vayas como el último susurro que necesite. Las razones de buscarte se debilitaban cada día y mi cuerpo como hombre se hacía cada vez más vulnerable.