Selena
Joe, el tatuador, nos saludó con una sonrisa.
-¡Gomez!-
-¡Joe!-
Joe era un hombre robusto, con miles de tatuajes por todo su cuerpo, con una larga barba y varias expansiones en sus orejas.
-¿qué te trae por aquí, preciosa?-
-Justin quiere un tatuaje-
Joe pareció reparar en el chico agarrado a mi mano.
-Bieber, ¿cómo te trata la vida?-
Justin me miró, se mordió el labio, y luego volvió a centrarse en Joe.
-nada mal-
Joe sonrió de lado.
-su amor, me enferma-
No pude evitar reír un poco.
-cuidado con esa palabra-
Dijo Justin, en un tono jocoso, también.
Me quedé en silencio, y Joe sacó un legajador donde se veían los miles de diseños para tatuajes que él tenía.
Justin y yo nos acercamos, para comenzar a ver.
-elijamos-
Justin comenzó a pasar las páginas, dejando los tatuajes árabes atrás, con rapidez...esos me gustaban...
-Gomez-
Me llamó Joe, subí la mirada.
-vístete-
Dijo entre risas, yo sólo le saqué la lengua.
-así está genial-
Dijo Justin, mientras me acariciaba las costillas.
-elige de esta página-
Dijo, mientras dejaba una página llena de estupideces abierta.
Había un ancla que me parecía genial, pero también había una calavera, aunque, en lo personal me gustaba más la calavera, en él se vería mejor el ancla.
Se lo dije, y dos horas después, ya estábamos saliendo de la tienda, Justin con una gasa blanca sobre su muñeca.
Le había quedado bien.
Llegamos a mi casa, y me bajé.
-verte en top toda la noche no es bueno para mí...me generaste un problema, por lo tanto, considero que lo más correcto fuera que tu lo solucionaras-
Mientras hablaba, Justin se había bajado del auto y ahora me estaba agarrando la espalda, poniendo su cadera contra la mía, haciéndome notar cual era el "problema" que yo le había generado.
-mis padres llegaban temprano, ¿recuerdas?-
-maldición...-
Justin me acercó más a él, y trató de juntar sus labios con los míos, pero giré la cara, para que su boca terminara contra mi mejilla.
-hasta mañana-
Él me sonrió de lado y me soltó.
Apenas se hubo montado a su auto, abrí la puerta de mi casa, y subí a mi cuarto.
La luz estaba apagada, seguramente Zayn la había apagado al salir.
Me tiré a la cama, y apenas lo hice, me volteé, y al hacer eso, casi grito.
Unas manos me acariciaban el cabello.
-¿qué putas?-
Pregunté, mientras las manos comenzaban a acariciar mi estómago desnudo.
-¿qué le pasó a tu saco?-
La voz de Zayn aligeró un poco el miedo que yo sentía.
-¿qué haces aquí?-
-me dijiste que hablaríamos luego, ya es luego, vamos a hablar-