Los ojos del emperador

By Menhera_Chan-3-

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Hace poco, el emperador de la secta Kongyun murió y su hijo debe ocupar su lugar. Nadie sabía de él hasta el... More

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By Menhera_Chan-3-

El misterioso cultivador es muy observador, pero también tiene sus secretos.

Hao ZhiNuan no contaba con un caballo para ir a la par de la caravana, sin embargo, se las agenciaba para seguir el paso de todos, incluso de estar lo más cerca posible del carruaje del emperador. Esto fue descubierto por Meng HuanYue, quien, cada cierto tiempo, se asomaba a la ventana del vehículo y saludaba al hombre con una amplia sonrisa. Casi parecía que estaba saludando a alguien que conocía de toda la vida y no a alguien que no llevaba ni dos horas de haber visto por primera vez. En una de esas oportunidades en las que el ladrón se asomó, mandó a detener la caravana. Esta vez, sus órdenes fueron cumplidas sin necesidad de que el emperador interviniera. Los sirvientes, en poco tiempo, montaron un campamento para que su soberano pasara la noche. Una gran tienda de azuladas telas fue armada cerca de una fogata, mientras todo aquello se hacía, y otros preparaban la comida, tanto Hao ZhiNuan como Meng HuanYue solo observaban. El cultivador parecía impasible, sostenía todo el tiempo su espada y su expresión era seria, sin llegar a ser dura. Sus ojos, de un bello y apetitoso color chocolate, podían ser tan cambiantes en su movimiento como las ramas y hojas en un té mientras se sirve.

-¿Me explicas qué conocimientos de cultivación tienes, hermano Hao ZhiNuan?- la voz del más joven se escuchó en el silencio que mantenían los tres mientras los sirvientes trabajaban.

Meng HuanYue se había asomado a la ventana acomodándose con los brazos cruzados sobre el marco bajo de esta. Le sonreía de una forma casi infantil al hombre que se encontraba fuera y procuraba hablar en un volumen alto para que el emperador no perdiera detalle de la conversación.

-Por supuesto, aunque es posible que no sean de la comprensión del personal de la realeza, pero de igual forma, lo explicaré.- Hao ZhiNuan se colocó justo frente al joven teniendo desde su punto de vista un ángulo perfecto para también mantener su vista sobre Xen ShenTai.- Tengo habilidades con la espada para luchar contra demonios y diferentes tipos de criaturas. También conozco algunos hechizos para sanar o para exorcizar almas en pena.

-Oh, qué interesante. Nos dará protección en estos peligrosos caminos.- comentó el joven sin dejar de sonreír.- Qué suerte habernos encontrado con un cultivador.

-Es un honor para mí estar al servicio de uno de los emperadores y poder ofrecerle mi protección.- respondió el mayor esperando al menos con sus palabras evocar una mirada de reojo por parte del mencionado, sin embargo, no logró su cometido.

El emperador no dejó en todo ese tiempo su posición. Estaba mucho más nervioso de lo que pudiera aparentar, puesto que no se sentía cómodo con la constante presencia del cultivador. Sabía que eran personas con gran instinto y ya bastante tenía con que Meng HuanYue supiera de su secreto. Además de que le resultaba demasiado extraño que aquel hombre no quisiera revelar la secta de cultivo a la que pertenecía, cuando todos los cultivadores se sentían orgullosos de representarlas y hacerlas conocer por todos los que pudieran. Xen ShenTai se odiaba a sí mismo por no ser capaz de analizar los ropajes de aquel hombre para comprobar la veracidad de sus palabras y no sabía qué tanto podía su fiel sirviente dominar los conocimientos sobre los cultivadores como para reconocer a uno verdadero de un farsante.

Cuando todo estuvo en condiciones para que el emperador cenara, este se dispuso a salir del carruaje. Hao ZhiNuan se quedó en el lugar observando los alrededores, pero también la peculiar relación que tenían el soberano y el sirviente. Desde bajar del carruaje hasta entrar a la tienda, estos mantuvieron el contacto de sus manos. El cultivador se percató de que Meng HuanYue trataba al emperador como si se tratara de un jarrón de porcelana. Tan bello y glorioso, y a la vez tan frágil. No recordaba que el líder de la secta Kongyun tuviera una salud mala o algo parecido. Terminó por soltar un suspiro y unirse a los demás sirvientes a tomar algún alimento cuando se lo ofrecieron.

Todo fue muy diferente dentro de la carpa del emperador, pues, cuando este se aseguró de estar a solas con Meng HuanYue, casi suelta un grito por el enfado que tenía.

-¡Muy listo, Meng HuanYue, muy listo!- dijo en un tono de sarcasmo y con el ceño fruncido.- Ahora tendré todo el tiempo a ese cultivador a mi alrededor velándome. Será cuestión de tiempo que me descubra también. ¿Acaso no lo pensaste?

-Vaya si eres ruidoso, majestad.- el tono tan despreocupado del más joven hizo al emperador mostrar un leve movimiento involuntario en su ceja provocado por su enojo.

-No tienes noción de lo que pasa, ¿verdad?

-Un cultivador se unió a la caravana.- respondió con un tono de que aquello que decía era algo más que obvio.

-Ni siquiera sabes si es un verdadero cultivador. Podría ser un simple farsante que se hace pasar por uno.- Xen ShenTai hacía lo posible por aplacar el volumen de sus palabras para no ser escuchado fuera de su carpa, pero la molestia que sentía no lo ayudaba.- ¿Sabes acaso su secta de cultivo por sus ropajes? ¿O si su espada es reconocida?

-No, no tengo ni idea de esas cosas, pero sé que oculta algo...- dijo en un tono más bajo y su mirada, acompañada de una sonrisa amenazante, se dirigió a la entrada de la carpa.- Estuvo todo el tiempo que habló sobre sus habilidades mirando mis ojos. No miente, pero cuando habló de su propósito del viaje, dudó. Fue leve, pero vi un movimiento de su mano. Estaba tocando la bolsa que lleva en la cintura atada.

Al escuchar esto, Xen ShenTai cambió radicalmente su expresión. Ahora sentía más miedo por lo que pudiera haber en esa bolsa que la posible revelación de su secreto. Estaba asustado, no sabía qué pensar. ¿Un posible complot para la Torre? ¿Un traidor o encargo de venganza? Los cultivadores no caían tan bajo, tenían decencia y respeto. Eran casi tan reconocidos por su limpieza en el honor como las familias reales. Para Xen ShenTai, su cuerpo le pedía caminar en cualquier dirección que se le ocurriera con tal de descargar un poco sus nervios y dudas. Sin embargo, la iluminación en la noche era tan escasa que no podía casi diferenciar una silueta de otra a la escasa distancia que podía ver.

-Meng HuanYue... ¿hay algo cercano que no sea muy caro y se pueda romper?- preguntó apretando los puños de tal forma que se notaba el temblor de sus brazos en las mangas.

-¿Qué?- esta petición había tomado más que por sorpresa al ladrón, pero aún así, se decidió a complacer al emperador.- ¿Estarás satisfecho con un vaso?- propuso mientras lo levantaba de una mesilla a un costado de la carpa.

-Sí, con eso bastará...- Meng HuanYue se acercó cada vez más confuso y colocó el recipiente en la mano de Xen ShenTai.- Será mejor que te alejes...- su seria expresión daba más que miedo en esta oportunidad.

Obedeciendo, el joven dio unos pasos hacia atrás, casi llegando a pegarse en la tela que hacía de paredes. El emperador, sin miramientos ni restricciones, levantó su brazo y azotó contra el suelo la cerámica haciendo que se rompiera en varios pedazos.

-¡Maldición!- gritó con enfado tras el ruido de rotura.

Meng HuanYue al principio estuvo sorprendido, pero luego tuvo que cubrir su boca con su manga para no dejar escuchar la risa que estaba saliendo sin remedio de sus labios. A Xen ShenTai le había parecido tierno y conmovedor con una reacción tal. No esperaba que por aquello hubiera sido la petición de algo que se pudiera romper.

-Majestad... ¿te sientes mejor?- preguntó tratando de disimular su risa, pero ya el emperador había escuchado cuando su respiración se comenzaba a calmar.

-Me ayudaría si no te rieras de mí por enfadarme.- dijo soltando un bufido mientras señalaba al suelo.- Recoge los pedazos rotos.

-Ya lo estoy haciendo, majestad.- y realmente era así.- No quisiera que te lastimaras si llegas a pisar uno por equivocación.

-Bien, ¿qué te puede hacer pensar que lo que oculta Hao ZhiNuan en su bolsa no es peligroso?- juntó sus manos dentro de sus mangas con pose solemne.

-Su mirada... -respondió mientras terminaba de recoger los trozos del vaso y con una sonrisa muy segura de su respuesta.

-¿Qué tanto puede decir la mirada de una persona que lo repites todo el tiempo?- su confusión sustituyó a la molestia que tenía tras pasar los segundos.

-Al parecer, tu vista nunca ha sido tan buena como para reconocer las miradas de las personas, ¿no es así, majestad?- aunque tenía una sonrisa al decir esto, sintió algo de compasión por su soberano. Demasiadas cosas decían las personas con sus ojos como para que este hubiera perdido tal oportunidad en la vida.

-Y si es así, ¿qué?- la molestia regresó, con un desvío completo del rostro hacia otro lado, pero... una expresión de tristeza lo acompañó también.

Meng HuanYue se percató de esa expresión y bajó su mirada. Esta vez no había nada de lo que reír. Preguntarle sobre su enfermedad sería peor para la tensa relación que de por sí ya tenían. Por ello, solo calló, esperando que su mente le diera una frase que decir para que Xen ShenTai no se sintiera mal por su comentario.

-Pues, yo sé que Hao ZhiNuan no es peligroso. Esa nostalgia en su mirada me lo dijo.- aún llevando en su mano las piezas del vaso, puso la otra en el hombro de Xen ShenTai.- Yo soy muy bueno descifrando miradas. Lo haré por ti encantado.

Este miró el contacto difuminado y, aunque no quisiera aceptar, le resultó consolador. Aunque para todos debía ser serio y capaz de todo, el emperador era un ser humano y sus sentimientos también debían salir a flote en momentos difíciles. Solo que, la realeza, por ser tan perfecta y tener sobre sus hombros tantas responsabilidades, no podía gozar de tal derecho. Sin embargo, Xen ShenTai sentía que frente a Meng HuanYue podía ser él mismo sin necesidad de recordar que era el emperador. Como si no quisiera aceptar que aquel gesto había provocado algo en su estado de ánimo, el mayor suspiró y dirigió su rostro al frente cerrando los ojos.

-C-cuento con ello. Eres mi sirviente, ese es tu trabajo.- el primer tartamudeo lo desconcertó, no recordaba que decir algo tan simple a alguien lo pusiera tan nervioso.

Una forma de agradecimiento, pensó Meng HuanYue. Al menos una un poco desviada de las palabras que debería ser, pero el emperador estaba reafirmando la confianza que estaba poniendo en él y eso lo hizo sentir orgulloso. Antes estaba arrepentido por haber intentado comentar sobre la mala vista de su soberano, pero esta actitud le cambiaba todo lo que esperaba escuchar esa noche.

-Majestad, estoy más que deseoso de cumplir con mis deberes para satisfacer tus necesidades.- dijo tomando la mano del mayor y arrodillándose frente a este.- Te serviré siempre. Todas las habilidades con las que fui bendecido por los dioses serán destinadas solo a tu servicio.

Aunque Meng HuanYue vio esa coloración como algo que le había sacado una sonrisa y hasta una leve risa, solo consideró dejar allí la conversación. Aprovechando que sostenía la mano del contrario, lo condujo a su asiento frente a la mesa para que pudiera tomar un poco de té. Bebida la cual se puso a preparar él mismo en una bella tetera de jade. Xen ShenTai conocía el sonido de aquel recipiente, por ello supo lo que hacía su sirviente. Como siempre, tan atento, pensó debido a que estaba deseando tomar un poco para relajar sus tensos pensamientos. Cuando Meng HuanYue se volvió a acercar a la mesa, el suave aroma del líquido invadió las fosas nasales del emperador, haciendo que su mente se liberara de los paranoicos pensamientos de hacía unos minutos atrás. El ladrón sirvió en un vaso un poco del té y lo colocó en la mano del mayor. Este bebió con calma y se fue tranquilizando por momentos.

-No tenga malas ideas en su mente, majestad. Hao ZhiNuan no me parece alguien malo, solo alguien que oculta cosas, pero no creo que esas cosas sean nada de lo que debamos preocuparnos.- dijo con un tono más profundo y taimado, estaba sentado del otro lado de la mesa y apoyando su codo sobre esta y su barbilla en su mano.

-Voy a considerar confiar en ti, así que creeré en tu palabra.- dijo cuando se detuvo de beber y luego tomó otro sorbo antes de volver a hablar, le resultaba extraño no escuchar el sorbo de su acompañante.- ¿No beberás del té? Tienes autorización.- luego de decir esto pensó con más claridad que, aunque no la tuviera, tomaría si quisiera.

-Lo haría, majestad, pero en tus maldiciones y paranoias personales, rompiste el otro vaso...jeje...

Xen ShenTai entonces se percató de lo absurdo de su actitud anterior, pero también de lo a gusto que se había quedado tras hacerlo. Solo se sentía mal porque su fiel sirviente no tuviera de dónde beber.

-No te preocupes por mí, majestad.- intervino, interrumpiendo las palabras que el emperador pretendía decir.- Ya he bebido del vaso que tienes en la mano antes.

-¡¿Qué?!.- nuevamente el ruido de un objeto siendo arrojado y rompiéndose en el suelo se escuchó dentro de aquella carpa.

-F-fue una broma...- dijo asustado Meng HuanYue, pues el proyectil había pasado bastante cerca de su cara esta vez.

-¡Eres un atrevido, Meng HuanYue!- los gritos del emperador se escuchaban desde fuera, también las carcajadas del mencionado.

Cuando el cultivador se volteó a mirar en dirección a la carpa, una leve sonrisa salió de sus labios conmovido por la escena que escuchaba.

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