Omega [Moon Fighters 5.1]

By JaquelineS97

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Harry es un monstruo... El amor y la felicidad son añoranzas ajenas... Harry tiene el alma hecha pedazos y... More

Antes De Leer
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17.1
Capítulo 17.2
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30

Capítulo 5

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By JaquelineS97


Sus víctimas le acechan en sueños, con gritos de terror, angustiados, clamando piedad, por sus vidas, por sus almas... El tormento es inacabable, quema a través de la piel, haciendo que el miedo salga a flote, tan puro, incontrolable, desgarrador...

Harry despierta en medio de un grito, casi ahogado, empapado en sudor y con un dolor de cuello horrible. La luz de un amanecer tenue invade la gran casa, gruñe bajo, como si con eso pudiera espantar la pesadilla que se escurre de nuevo en sus oídos. La computadora ha entrado en modo de inactividad, se ha quedado dormido vigilando la posición de Sawyer.

Abre los ojos, respira todo el aire que puede y lo libera, sus pulmones duelen, su alma felina duele.

—Hazlo peor maldito —dice entre dientes—. Puedo soportar esto y mucho más, no te dejaré libre.

Su felino protesta, arañando su mente, Harry lucha por ignorar el latigazo de dolor que arde en su cabeza, ve puntos rojos, cierra los ojos con fuerza y no los vuelve a abrir hasta que el dolor se desvanece. Su celular vibra en el escritorio, tiene un mensaje de su asistente.

“La reunión con el señor Gallagher se ha pospuesto por razones de fuerza mayor. Me ha pedido que les avise y que les diga que está abierto para una reprogramación futura”

Harry maldice por lo bajo mientras escribe un simple “Gracias por avisar” reenvía el mensaje de su asistente al número del león. El día ha quedado libre, detesta cuando lo que planea no sale como resulta, le desconcierta encontrarse con tiempo desocupado. Cuando no tiene nada que hacer, los recuerdos vuelven con fuerza.

Cerca de las once de la mañana revisa como van las cosas en el taller y la fabrica, se contacta con los encargados mediante vídeo llamada, ambos sitios se encuentran bien, los trabajadores rinden al cien por ciento, los pedidos se harán en tiempo y forma, no hay nada extraño, nada que necesite de su presencia allá. Finaliza las llamadas agradeciendo el trabajo que realizan, su estómago duele por el hambre que aprieta por dentro, va hacia el refrigerador y toma una porción de pollo frito. Lo único que extraña de las sensaciones, es encontrarle un gusto a las comidas, pero es el precio a pagar por dormir su lado sensitivo hasta casi aniquilarlo, ya falta poco para que lo pierda. Por ahora los bocados son insípidos y secos, solo sirven para aplacar el hambre que duele.

De regreso en el escritorio, enciende la computadora, se restaura la sesión en el punto que quedó, pero la imagen del satélite es diferente. La posición de Sawyer se mueve, casi llega a Hungry Horse.

Le es difícil tragar un bocado, pero Harry se obliga a bajar el alimento por su garganta casi cerrada por la preocupación.

—Espero que estés bien —murmura.

Por más que lo niegue, extraña al condenado gato. Se ha acostumbrado a su presencia, Sawyer cree que es su amigo, pero para Harry solo significa su fuente de ingresos, y su forma de mantener la cordura, porque la amistad y el amor... Son solo ilusiones, nada más que necesidades psicológicas para mantener el equilibrio emocional. Él no cree en esas cosas, no las necesita.

El resto del día, se queda en la solitaria casa observando la pantalla de su computadora, adivinando los movimientos de Sawyer. Ha parado en Hungry Horse poco después del mediodía, una hora más y se ha vuelto a mover por una ruta distinta. Hacia la tarde, llega al sitio en donde querían ir desde un principio, Thompson Falls.

—Sigues libre —comprendió, una media sonrisa se escapó a su control, aunque nadie le estaba viendo, la borró de inmediato—. Veamos si no te metes en líos mayores.

Harry minimiza la página, está a punto de suspender la sesión cuando advierte del icono de la ACC en la barra de tareas. No sabe por qué, pero lo abre, allí se encuentra con un montón de pestañas, opciones y menús, se queda viendo eso, estático, por un largo tiempo.

La boca se le seca, y de pronto, rendido a un atisbo de deseo, sus dedos vuelan por el teclado al poner dos palabras en la barra de búsqueda, y cuando se da cuenta, ha entrado en la página informativa del clan Moon Fighters.

Su corazón late fuerte, Harry se inclina hacia atrás en la silla, sabe que lo mejor es salir de ahí y hacer otra cosa, pero no puede, continúa, la información de ese clan, de sus miembros, es tan exhaustiva, que no tarda en contra la ficha de esa mujer. Sus ojos atesoran la imagen en la pantalla, ella se ve tan delicada, tan malditamente frágil, que su pecho duele y su leopardo gruñe. Sage está sentada en una hamaca de madera colgante, oliendo una rosa blanca que sostiene por el tallo con sus delgados dedos. El cabello castaño claro cae por el lado derecho de su pecho, dejando el otro y parte de su cuello al descubierto.

Sus ojos bajan a la lista de información, la devora en un instante.

Nombre completo: Sage Sunny Smith.
Miembro: activo.
Padres: Angus Aldair Smith, Eloise Halford-Smith.
Familiares directos: Jessie Smith (Hermana) Primrose Halford (Prima) Gregory Halford (Primo)
Rango: Omega.
Puesto: cuidadora.
Naturaleza: sumisa.
Estado: soltera.
Hijos: sin datos.

Continúa por la página, su felino se estremece al ver la imagen de la mujer que en su piel animal, ella tiene un pelaje color gris oscuro, con tonos más claros en el vientre. La fotografía es de invierno, hay nieve esparcida por su manto, ella tiene una mirada firme, de color caramelo oscuro, Harry siente como si lo pudiera ver, hasta la parte más profunda de su alma rota.

Es diferente, y eso le aterra, en ese par de ojos lobunos hay una expresión de seguridad, como si por dentro gritara «Soy fuerte, ven y enfrentame» las lobas Omegas generalmente no expresaban eso.

Nota su pulso acelerado, cierra de golpe la pantalla, de pronto el sudor toma posesión de la piel de sus manos. Se fuerza a tranquilizarse, su animal protesta, se lleva ambas manos al cuero cabelludo hasta hacer que duela.

El sol se perfila hacia el atardecer, cuando vuelve a abrir la imagen satelital, la posición de Sawyer se detiene cerca de las montañas que rodean una parte de Thompson Falls, pero la señal es débil, la imagen se entrecorta, minutos después aparece el cartel Fuera de servicio en la pantalla. Harry entrelaza los dedos, apoyando los codos sobre el escritorio, deja reposar sus labios contra sus manos y se queda mirando ese cartel. Ruega porque retome la señal, pero eso no sucede, el sol se va junto a sus esperanzas de volver a ver a Sawyer.

—Maldita sea.

Apagando el aparato, se levanta del asiento, cruza los dedos por detrás de la cabeza, eleva la mirada al techo sintiendo al animal moverse como nunca antes.

—¡¿Por qué no te mueres?! —Exclama en un grito furioso—. ¡Muérete, muérete, muérete!

En un arranque de ira, toma la mesa central de madera y la estrella contra la pared, agitado, incomodo, adolorido y molesto, el leopardo se mantiene como una sombra siempre vigente, el monstruo no dejará de existir, de exigirle.

—No te daré eso.

Adentrándose en su habitación, toma del armario un par de toallas blancas, prepara un conjunto de ropa que lo deja sobre la cama grande. La ducha helada, contrario a relajarlo, le reactiva, Harry podría haber tomado una de agua al borde de hervir, pero siendo un cambiante sensible a las altas temperaturas, hacer eso conlleva un riesgo demasiado alto. El shock térmico era un peligro y por alguna estúpida razón que no comprendía muy bien, él quería seguir con vida.

Sale de la ducha cubierto con las toallas, se seca el cabello frente al espejo pequeño, gruñe al darlo vuelta, siente tanta repulsión por si mismo que no soporta su reflejo. Regresa a la habitación, en el silencio de la penumbra se viste con una remera sin mangas color gris oscuro, en cuyo lado izquierdo tiene dibujos tribales en blanco, un par de pantalones negros y zapatillas a juego. No es muy amante del brillo y el color.

Los lobos aun no han dejado la camioneta de Sawyer, maldice por lo bajo al salir y no encontrarla estacionada en su sitio. Va hacia el garaje, ahí le quita el cobertor de tela a su motocicleta azul oscuro, es una de ruta con el asiento negro. Sawyer le dio varias opciones de vehículos para que pudiera moverse en la ciudad, pero entre esa y un Scooter, prefirió la motocicleta.

De un gancho en la pared saca las llaves, tras dejarla estacionada en la calle, se asegura de que tanto el garaje como el portón grande de hierro negro queden bien cerrados. Acelera, no lleva visor en su casco, aunque fuese un peligro, le gusta sentir el viento en el rostro. Alguna vez le gustó sentirlo sobre su pelaje...

Un nuevo latigazo de dolor le motiva a darse prisa, el lugar..., es el mismo de siempre. No esperaba volver tan pronto, pero tampoco es que tuviera muchas opciones. Las luces de neón enfatizan el rojo intenso de las paredes, la pista de baile siempre se encuentra llena, Harry no va a la barra, se sitúa en una de las mesas más alejadas, a un costado de la misma. Pide un vaso de Whisky mientras espera, no sabe qué, quizá alguna presa con la que desquitarse...

—Eres un monstruo —se dice en voz baja.

Un camarero llega con el trago y la botella, Harry le pide que deje ambas. Lo ve marcharse hacia otras mesas. Bebe el liquido rojizo, siente cada uno de sus huesos doler con el peso del cansancio, ¿vale la pena continuar así? ¿Esta clase de vida es lo que merecía? ¿Había nacido para ser un infeliz? Harry recorre con un dedo el borde del pequeño vaso, absorto en sus preguntas, hasta que la presión de su animal se vuelve insostenible y entonces, le presta atención.

El leopardo ha captado algo y pide, casi ruega, que levante la mirada. Harry se encuentra con un espejismo en medio de un oasis de gente, las personas que van y vienen tapan su figura por segundos, pero ella continúa allí, no es una ilusión, tampoco alguien que se le parezca. Es real. Sage Smith está en la barra, acompañada de una mujer pelirroja.

Su corazón palpita, puede oírlo en su cabeza, un galope intenso, la sangre corre con vida en todo su cuerpo, pareciera como si de pronto, algo en él se calmara. Pero su tormenta era una bestia enorme y estaba seguro de que continuaría así. Cerrando los labios en una línea tensa, se acomoda en la silla, confiado en que puede permanecer fuera de su radar, se sirve un poco más del Whisky y lo bebe de un tirón. Puede incluso desde la distancia, escuchar una conversación trivial, algo sobre lo increíble que es el lugar y el asombro por ser la primera vez en venir aquí.

Este no es un sitio para una mujer como ella, la mira, cualquier que lo observara podría decir que la devora con una mirada salvaje. Pero no puede despegar sus ojos de ella, Sage sencillamente ser la tentación de cualquier hombre que ponga su atención en ella. Basta con ver solo su sonrisa y el brillo que transmite en sus ojos grises para saber que es un bocado de luz, vida, alegría, una mujer por la cual enloquecer y morir...

Pero este es un sitio peligroso para ella, Harry puede oler los problemas desde su lugar. Gruñe entre dientes cuando la mujer pelirroja le informa que irá al baño y no le pide que le acompañe, Sage queda sola, es un grave error por parte de la otra loba. La Omega es un faro para atraer todo tipo de bestias, y no tarda en llegar el primero.

Harry toma más Whisky mientras escucha los pasos casi ahogados de un puma moreno, es como si sus sentidos estuvieran calibrados únicamente para detectar a Sage, y eso le altera.

—Hola señorita, ¿puedo acompañarle?

El puma no espera una respuesta, se sienta en el lugar vacío y con una señal de mano pide un trago.

—Yo invito.

El nerviosismo de Sage sale a flote, su mirada no se queda por mucho tiempo en el puma, de pronto su luz de desvanece y comienza a retroceder. El hombre moreno no sabe interpretar las señales de una loba, menos de una sumisa.

—Soy Mark, —dice extendiendole una mano—. ¿Como te llamas?

La loba duda, y al final no acepta.

—Sage.

—Es un hermoso nombre.

El puma sonríe, y ella también, pero el gesto está plagado de nervios, que aumentan cuando le toma de la mano. Harry puede oír su pulso correr al ritmo del miedo, una movida más y la loba saltará en defensa propia. Mira alrededor, busca el rumbo por donde se fue la chica pelirroja, aun no regresa.

—Bebe, yo invito los tragos.

La mirada de Sage cambia, ella trata de que el puma no note que tiene a su loba demasiado cerca de atacar. Acorralar a una loba Omega no es un juego, la violencia de la que son capaces es vista muy pocas veces, si tienen entrenamiento, su ferocidad en pelea puede ser algo de terror.

Y conociendo al clan Moon Fighters, es difícil que ella no sepa defensa personal.

Harry ve con fastidio como el puma aprieta un poco su mano, se debate con los mil demonios si interceder o quedarse en su posición, los demonios son las voces de sus víctimas pidiendo que no destroce otra alma inocente. Pero si la pelirroja no llega pronto, alguien más será destrozado, ¿le preocupa la integridad física de aquel hombre? No, más preocupado le tiene que ella tiña sus manos de sangre.

—Preciosa —el puma se mueve, de tal forma que logra llamar la atención de Sage, pero al hacerlo ella no se percata de que ha puesto una diminuta pastilla en su trago—. Noto un poco tensa, no voy a hacerte daño, solo estamos conversando, ¿cierto?

—S-sí.

—Bebe, es una combinación de sabores exquisita.

Harry se mueve, la agilidad lo convierte en un fantasma que esquiva sin problemas a la gente que se le cruza en el camino, la desesperación le golpea duro cuando ella toma la copa con el coctel contaminado.

—Omega —le llama deteniendo sus movimientos—. Lamento llegar tarde —agrega, pasando por el lado libre del puma quien se tensa de solo oír su voz—. ¿Quien es él? —Pregunta cuando se detiene junto a ella, rodea sus hombros y deja su mano en el antebrazo de Sage—. ¿Te está incomodando?

Ahora el pulso de la loba parece volar, casi a la par del suyo, preparado para una confrontación. El puma le mira de frente, pero se sorprende de inmediato. Sí, está cara a cara con el monstruo de ojos negros, dueño de una oscuridad que aterra hasta el más valiente.

Alimentaron a su leopardo de las nieves con sangre inocente desde muy pequeño, y este es el resultado. Sage toma su mano, entrelaza los dedos con los suyos... Y le besa los nudillos. Harry se convierte en fuego. Debe tener los ojos negros como el carbón pues el puma ha palidecido.

—No, solo vino a saludar, ya se iba.

El puma asiente, pero mantiene un contacto visual afilado con Harry, luego se despide con una inclinación seca y se mezcla en la multitud. Harry retira el brazo con cuidado y se sienta en el espacio vacío, la esencia del puma es rápidamente reemplazada por la suya y eso hace al condenado gato ronronear de emoción.

«¡Ya callate

Sage tiene un atractivo rubor en las mejillas, las pupilas dilatadas, la loba frenética, danzando en sus ojos, como invitándolo a jugar...

—¿Qué haces aquí? —Inquiere con fastidio—. Este no es lugar para personas como tú.

—Pues no veo ningún cartel que especifique eso.

Harry gruñe bajo y clava la vista en las botellas de colores frente a él. Sage emite una risa fuerte pero breve, que le produce un hormigueo en la piel.

—Hablo en serio.

—Oh vaya... —Interrumpe una mujer, es la loba pelirroja—. Conque este es el futuro cuñado de Jessie...

Harry la mira, es fuerte, maciza, de ojos medio ambarinos, casi miel, pero poco le importa, ha insinuado algo que le ha dejado sin habla.

—¿Q-qué dijiste?

Ambas mujeres comparten una mirada y entonces, el rubor intenso de la Omega junto con la mirada baja confirman un hecho que le estremece hasta los huesos.

«Mierda»

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