Capítulo 3
Wei Wuxian estaba demasiado avergonzado. Lan Wangji lo había besado y él había vomitado enfrente de él. En ese momento se encontraba debajo de sus sabanas, quería desaparecer para siempre de la faz de la tierra.
-No es para tanto, Wei Ying, tienes que ir a la universidad, sal de la cama— le dijo Jiang Cheng quien intentaba sacar a su hermano de la cama donde se había confinado desde el día en que Lan Wangji lo besó.
-Jamás volveré a salir de la casa, ya no puedo ver a Lan Wangji a los ojos—respondió Wei Wuxian sin salir de la cama.
-Ve el lado positivo, si te besó es que no te odia tanto, ¿no?—respondió Jiang Cheng, pero Wei Wuxian ya no le estaba prestando atención, lo único en lo que pensaba era en lo bien que se habían sentido los labios de Lan Wangji sobre los suyos. Había soñado un millón de veces con ese momento y nunca pensó que alguna vez eso se haría realidad. Fue mil veces mejor que en sus sueños, pero la vergüenza que sintió fue tanta que le dio un ataque de pánico, lo que provocó que vomitara. Había convertido ese hermoso recuerdo en algo tan horrible.
-¡Ah! ¡Me voy a morir!—gritó Wei Wuxian haciendo una pataleta todavía dentro de las sabanas.
-Ve a hablar con Lan Wangji. No es para tanto—le contestó Jiang Cheng, pero sí era para tanto, Lan Wangji lo había besado y cada vez que lo mirara, miraría esos labios y recordaría los suaves que son y querría besarlos otra vez. Tendría que confesar sus sentimientos y no estaba seguro si estaba listo para ser rechazado.
Wei Wuxian se la pasó toda la semana escondiéndose de Lan Wangji, en el momento en que veía su silueta, salía corriendo en dirección contraria a toda velocidad, pero las cosas no siempre salen como él las planeaba. Wen Chao le había pedido ayuda con su mudanza, Wei Wuxian no pudo negarse. No es que fuera su amigo, pero era un pariente lejano de Wen Ning, su mejor amigo además su grupo no solo ayudaba a resguardar la seguridad del vecindario, Wei Wuxian era conocido por ayudar a todo aquel que lo necesitara.
Pensó que eso lo mantendría alejado de Lan Wangji, pero cuando llegó a la nueva casa de Wen Chao, Lan Wangji estaba ahí. Esta vez no pudo huir. No quería hacer evidente que no quería estar cerca de Lan Wangji por el momento.
-Ah... Hola—saludó Wei Wuxian a Lan Wangji sin míralo a los ojos. Lan Wangji por supuesto que se dio cuenta de esto. Pensaba que Wei Wuxian estaba molesto por el beso que le había dado, así que quiso darle su espacio para luego disculparse con él. Cuando Wen Chao le pidió ayuda con su mudanza iba a negarse, hasta que mencionó que Wei Wuxian estaría ahí. Quería verlo, hace días que no lo veía y quería asegurarse de que estaba bien. Tenía planeado disculparse con él cuando terminaran con la mudanza de Wen Chao.
Así transcurrieron las horas mientras ayudaban a Wen Chao a acomodar los muebles en su nuevo hogar.
-Chicos, he pedido pizza. Muchas gracias por su ayuda. Sé que ambos tienen un grupo de servicio a la comunidad, por eso me atreví a llamarlos. Espero no haber sido una molestia—dijo Wen Chao con una sonrisa nada linda en su cara.
-Eh... No hay problema. Si podemos ayudar, lo haremos—dijo Wei Wuxian. Era algo que de verdad le gustaba hacer, ayudar a la gente. Nunca olvidaría el gesto de las personas que lo ayudaron durante años que vivió en la calle. Era su forma de regresar las buenas acciones que las personas tuvieron hacia él. Él creía en que lo que se da, se te regresa.
Estaba comiendo tranquilamente cuando se sintió mareado y con demasiado sueño. De pronto todo se volvió negro.
Lan Wangji miró a Wei Ying quien quedó inconsciente en el sofá. Y luego miró a Wen Chao con odio.
-¿Qué le pusiste a la bebida?—él también se sentía mareado, no era capaz de moverse libremente, pero no había perdido la consciencia.
-Oh, parece que me descubrieron—dijo Wen Chao con una malévola sonrisa en su rostro. Se paró de su asiento y tomó a Wei Wuxian quien seguía inconsciente para recostarlo en el sofá contrario donde estaba sentado Lan Wangji.
-No te preocupes, solo es una droga paralizadora. Quería que estuvieras consciente para ver esto—dijo mientras acariciaba el rostro de Wei Wuxian.
-No puedo creer que hayas besado a mi Wei Wuxian. ¡Él es mío! ¡Cómo te atreviste! —dijo Wen Chao.
-¿De qué estás hablando? ¡Si Wei Ying tuviera sentimientos por ti no tendrías que drogarlo! —dijo Lan Wangji algo desesperado al ver como Wen Chan no dejaba de acariciar descaradamente a Wei Ying.
-Él es el único que me ha regalado una sonrisa sincera. Todos son unos hipócritas, pero Wei Ying es diferente. Él siempre tiene una sonrisa sincera en su rostro—dijo Wen Chao.
-¡Eso no quiere decir que él te ame!—dijo Lan Wangji. Él también se había enamorado de esa sonrisa, pero no sería capaz hacerle daño a Wei Wuxian por causa de sus sentimientos, él prefería que fuera feliz, aunque no fuera con él.
De pronto se sintió culpable, porque de alguna manera él también se había aprovechado al besar a Wei Ying sin su consentimiento.
-Déjalo... —dijo Lan Wangji.
Wen Chao se acercó con la intención de besar a Wei Wuxian.
-¡Wei Ying, no dejes que te bese!—gritó Lan Wangji con todas sus fuerzas y como si su voz fuera la única cosa que Wei Wuxian pudiera escuchar aun después de estar inconsciente abrió los ojos y le dio un puñetazo a Wen Chao en la cara, noqueándolo. El efecto de la droga aún no pasaba, pero como pudo, Lan Wangji llamó a Nie Minjgue para pedir auxilio. Wei Wuxian volvió a quedar inconsciente.
Ambos fueron llevados al hospital para ser desintoxicados de la droga y Wen Chao fue directo a la estación de policía.
Wei Wuxian tuvo que permanecer esa noche en el hospital, la dosis que había usado Wen Chao era más alta que la que había usado en Lan Wangji. Aun no recuperaba la consciencia completamente. Lan Wangji no se despegó de su lado en ningún momento, ni quiera cuando su familia llegó para cuidarlo.
Lan Wangji tomó una decisión, le confesaría sus sentimientos a Wei Wuxian y se disculparía por el beso. No quería herir a Wei Ying de ninguna forma, y al ver como Wen Chao se comportó se sintió mal por su comportamiento. Jamás querría lastimar de ninguna forma de Wei Ying, él merecía ser feliz.
Al día siguiente, Wei Wuxian parecía completamente recuperado. Regresó a su casa en compañía de su familia, quienes estaban muy preocupados por lo ocurrido. No dejaron de mimarlo en ningún momento, en especial su hermana, quien le hizo su platillo favorito sopa de loto con costillas de cerdo.
Antes de irse del hospital, Lan Wangji le había dicho que había algo que tenía que decirle. Habían acordado verse ese fin de semana fuera de la cafetería dónde trabajaba Wei Wuxian.
Era sábado por la noche, Wei Wuxian estaba nervioso. Era el día que Lan Wangji le había dicho que vendría para hablar con él, y tan puntual como siempre, ya se encontraba afuera esperándolo. Wei Ying mentiría si dijera que no estaba aterrado, no tenía idea de que quería hablar Lan Wangji con él. ¿Sería algo relacionado con Wen Chao? Ya habían puesto una denuncia y todo parecía en orden. La señora Chang se percató de la presencia del joven de ojos dorados y permitió a Wei Ying salir primero.
Así lo hizo, se quitó el uniforme de la cafetería y salió a encontrarse con Lan Wangji. No dijo nada, solo lo saludó con una sonrisa.
-¿Quieres ir al parque que se encuentra aquí cerca?—preguntó Lan Wangji. Wei Wuxian asintió con la cabeza.
Se sentaron en una banca retirada de la gente. Lan Wangji parecía nervioso. Nunca lo había visto así. Lo miró con esos ojos dorados que tanto adoraba. Wei Wuxian sentía su rostro caliente, pero no apartó la mirada. Wei Wuxian sintió un golpe de valentía al ver esos hermosos ojos dorados.
-Lan Zhan. Yo también tengo que decirte algo.— tomó aire y dejo salir todos los sentimientos que llevaba en su pecho desde que tenía nueve años.
-Lan Zhan, eres increíble, realmente me gustas—dijo con un sonrojo evidente en su rostro.
-Te adoro, te amo, te deseo, no puedo estar sin ti. Juro que no es un impulso del momento o una broma como las que te hice en el pasado. Tampoco lo estoy haciendo por gratitud, no es por ninguna de esas cosas. Simplemente me gustas. A parte de ti no deseo a nadie más. Tienes que ser tú. Puedes hacer conmigo lo que quieras de cualquier forma que lo desees. Aceptaré feliz—dijo Wei Wuxian mirando a Lan Wangji directo a los ojos.
-¿Te adoro?-preguntó Lan Wangji sin poder creer lo que había escuchado.
-Sí.
-¿Te deseo?
-Sí.
-¿No puedo estar sin ti?
-¡Sí!
Lan Wangji tomó la barbilla de Wei Wuxian y depositó un beso en sus labios. Wei Wuxian le regaló la sonrisa más brillante que haya visto jamás. Le dio otro beso y otro hasta que ambos estaban besándose con ansias. Lan Wangji se separó de los labios de Wei Ying para tomar aire, ambos estaban jadeando.
En los ojos de Lan Wangji, Wei Wuxian se veía hermoso, con los labios un poco hinchados y jadeando por los atrevidos besos que habían compartido hace unos momentos.
-Te amo, Wei Ying—dijo Lan Wangji con una suave sonrisa en los labios. Wei Wuxian volvió a juntar sus labios. Parecía que ya no estaba dispuesto a separarse de él.
Ese día caminaron tomados de la mano por el parque, llenos de una felicidad inexplicable. Lan Wangji llevó a Wei Wuxian hasta su casa. Desde ese día lo esperaría todos los días para acompañarlo hasta la puerta de casa. No dejaría que nunca nadie le volviera hacer daño a su Wei Ying.
-Buenas noches, Lan Zhan—se despidió el chico de brillante sonrisa dejando un suave beso en los labios de su ahora novio.
-Buenas noches, Wei Ying—
Wei Wuxian entró a su casa con una sonrisa boba en su cara. Jiang Cheng lo miró, y de inmediato supo que todo había salido bien con Lan Wangji.