TONIGHT (SEOKJIN) - 6 -

By imanaisabel

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Soy una persona invisible, que se enamora de chicos que brillan como las estrellas. "Un día más" es la pequeñ... More

CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25 - FINAL

CAPITULO 18

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By imanaisabel

*TN*
Jin me dejo en mi casa después de esa cita, si es que se le puede llamar cita a hecharla a perder contando sobre mi vida. Mi patética y complicada vida.

No sabía que era lo que pensaba Jin sobre lo que hice hace unas horas. La verdad, quería ayudar a alguien para que al menos hoy tuvieran algo para comer, ver a ese niño y a ese hombre refugiados en una casa de cartón y un monton de periódicos viejos que usaban como cama me rompió el corazón.

Jin no sabía cómo es una vida así, y estaba agradecida que nunca le tocó vivir así. La verdad su sueño lo llevó a muchas metas que hasta la fecha siguen cumpliéndose.

El teléfono de la casa sonó provocando en mi que brincar a del susto, con la mano en mi pecho lo descolgue y mire que era una llamada de México.

—¿Hola?

—Hermana que bueno que contestas. He estado tratando de comunicarme contigo desde la mañana. —su voz sonó muy preocupada.

—Lo siento, fui a comer con Jin y...

—¡¿Fuiste a comer con Jin?!!! ¡Tu crush! Hermanita si que estas haciendo de las tuyas.

—Si comí con él, quiero contarte todo pero creo que estas preocupada, cuéntame.

—Tienes razón. Mamá está muy enferma.

—¿Que? ¿De qué?

La línea estuvo en silencio durante unos segundos preocupándome más.

—Tiene cáncer, los doctores me dijeron que... les llamara a todos los familiares, temo que posiblemente no pase el día. Solo quería que estuvieras enterada. Posiblemente no alcances a llegar.

Me deje caer en el suelo por la impactante noticia.

—¿Estas diciendo que mamá está muy grave? —mi voz se quebró.

—Si TN. Me pidió que te hablara. Quiere... Hablar contigo.

—Iré. Dile que espere por mi. Iré.

—Le diré. Ten buen viaje TN.

Colgué y de inmediato llamé al aeropuerto para apartar un vuelo, una vez hecho eso. Llamé al señor Park explicándole la situación.

—¿Ahora te iras? —sonó sorprendido.

–Si. Tengo que verla antes... De eso.

—Esta bien. Cuenta con todo mi apoyo TN, en unas horas te alcanzo.

—No es necesario que vaya señor Park.

—No quiero que estés sola cielo. Ten buen viaje, te alcanzaré.

Colgué y corrí rápido a mi habitacion para empacar un poco de ropa, al terminar baje, pero como una tonta olvidé llamar un taxi. Por suerte esperaba que apareciera uno en la calle. Salí con mi maleta y no tuve que esperar demasiado, un taxi se detuvo al hacer mi señal.

—¿A donde señorita? —habló una vez que estuve dentro del auto.

—Al aeropuerto Incheon por favor.

***

No pude dormir en todo el vuelo, estaba nerviosa, preocupada por la salud de mi madre que se me hizo imposible pegar el ojo en todo el viaje. Una vez que el avión tocó tierras mexicanas fui la primera en bajar del avión provocando una que otra mirada de los pasajeros.

Tome mi maleta y me subí a otro taxi, me llevó al hospital donde estaban mis hermanos, al llegar Carlos, Juan, Mauro y Mariana corrieron hacia mi, los cuatro me rodearon llorando. Todos diciendo que me extrañaban y que mamá estaba muy grave. El más pequeño se pego a mis piernas y no se despegó cuando llego Azucena para consolarlo.

—En verdad lo siento por traerte así tan de repente. —dijo con sus ojos hinchados y rojos de tanto llorar.

—No te preocupes por eso. ¿Donde esta? —pregunté mirándola.

—Te ha estado esperando. Ven.

Deje a los niños en la sala de espera y la seguí, pasamos por unos pasillos hasta llegar a una habitación de cuidados intensivos. Me miró y asintió para que pudiera pasar. Di una profunda respiración y entre. Ahí estaba en una pequeña cama con un montón de cables pegados al cuerpo. Me acerque y estaba tan débil en esa incomoda cama de hospital.

Era inevitable no sentir temor y angustia por ella, es mi madre después de todo, a pesar de que me había corrido de la casa, siempre la quise.

Movió sus ojos cuando me acerque lo suficiente y los fijo en los míos. Note que había una máquina y esa le permitia respirar más fácilmente.

—¿Por qué no me dijiste nada de esto? ¿Desde cuando estabas enferma?

Hable con voz temblorosa y con pánico evidente. Solo me miró y cerró sus ojos, por un momento me tense pero los volvio a abrir.

—Yo... No quise... Preocuparte... —dio una respiración agitada y tosio, me senté en la orilla de la cama pero no sabía que hacer en estos casos.

—Pero debiste decírmelo. Por qué no lo hiciste. —mi vista se nublo.

—Por qué... Le dirías... A ese señor....

—¿Al señor Park? Claro que le diría, él es que cuida de mi. Tuve que pedirle permiso para viajar sola. En unas horas estará aquí.

Me parece ver que intento sonrei

—YoonSu... no ha cambiado... nada.

—¿Que? ¿Como sabes el nombre del señor Park? —estaba sorprendida.

Me miró con seriedad.

—Hay algo... Que tienes.... Que saber.

—¿Que es mamá? —le pregunté asustada.

—Joaquín... No es tu padre. —aventó mirándome.

—¿Que?! A que te refieres?

—Él... No es tu... Padre.

—¿Entonces quien es?

Estaba segura que por todo el medicamento que le suministraron estaba delirando, yo si soy hija de Joaquín. No era un gran padre, pero a pesar de que era alcohólico traía dinero a la casa, aunque había veces que su vicio era más grande y terminaba por querer golpear y saquear lo poco que teníamos. Desde niña recuerdo que él era muy alegre y simpático conmigo, hasta hace unos años que me empezó a tratar como si yo no existiera en su vida, lo cual me dolía. Me llamaba de muchas formas hirientes posibles y me llegó incluso hasta golpear. Pensaba que el vicio lo hacía hacer eso, hasta esa noche, me dijo que no era su hija. Llore toda la noche hasta quedarme dormida, jamás me había dicho eso. Y ahora mi madre lo dice.

—Contestame mamá. ¿Quién es mi padre si no es Joaquín?

—Hija... Tu padre es...

—Yo soy tu padre. —dijo una voz conocida entrando a la habitación.

Mire sobre mi hombro hacia al hombre con traje negro y el bastón de madera fina. Me puse de pie mirándolo por completo a él y a mi madre quien lo miraba con preocupación. No podía ser.

—¿Señor Park? —mi voz se quebró al instante. No esto no podía ser.

Entró por completo a la habitación y miró a mi madre quien después de verlo no pudo articular palabra. Me senté de nuevo en la orilla de la cama sin saber que decir, como actuar. Solo me limite a mirarlos a ambos quienes solo me observaban esperando una reacción.

—¿Por qué no me habían dicho nada de esto? ¿Usted sabía de esto? —susurre.

No dirigí mi mirada a mi madre, me concentre al hombre que me ha ayudado durante este tiempo. El señor Park miró a mi madre y se centro en mi.

—Por qué yo no sabía que eres mi hija, durante años he buscado alguna pista de tu madre, por que al encontrarla, te encontraría.

Mire a mi madre que muy a su pesar podía mantener los ojos abiertos.

—Entonces... Todo este tiempo me mentiste. ¿Por qué me odias? He vivido siempre con tu odio hacia mí. Explicame por favor para poder entenderte antes de que mal intérprete las cosas. Por favor.

Mis lágrimas habían salido y taparon mi visión, estaba desesperada por conseguir una respuesta de su parte pero tenía que ser paciente por que estaba grave, y tenía que tener en cuenta que posiblemente esta sería la única vez de conocer toda la verdad sobre mi vida.

—¿Te sientes bien o quieres que yo lo haga? —el señor Park le dijo con voz suave. Ella negó.

—Yo lo... Haré... —me puso atención. —Yo... Me separe de YoonSu cuando estábamos.... Casados. Fue un matrimonio arreglado por nuestras familias.... Yo lo odiaba. —le dio una mirada de odio al señor Park.

No estaba entendiendo nada, pero el señor Park decidió continuar con la conversación.

—Cometí muchos errores en mi juventud, pero del error que más me arrepiento es el de perlas a ambas. Fui un ogro con tu madre y se arto de mi, huyó junto contigo. ¿Recuerdas el viaje que hice a América?

Pregunto, recordé qué hace unas semanas se había ido y volvió, pero su trato conmigo fue bastante diferente después de eso. Ahora lo entendía. Asentí...

—Mi detective me dio unos papeles sobre tu madre y los tuyos, estaba emocionado por que a la chica que decidí ayudar, en realidad es mi hija. TN tu eres.

*TN*
—TN tu eres esa niña que he estado buscando desde hace años. —al señor Park se le dibujo una sonrisa de oreja a oreja.

Mire a mi madre en busca de una respuesta, pero ella solo asintió, dándome a entender que todo lo que había dicho era verdad.

—¿Por qué me separaste de mi padre? ¿Por qué me dejaste vivir con un hombre que me odia y me desprecia? —mis lágrimas mojaron mis mejillas.

—Lo... Siento... —fue lo único que dijo después de que la maquina sonara locamente.

Me puse de pie y fui hacia ella moviendo la suavemente, gritándole que no me dejara. Todo fue demasiado rápido, el señor Park salió a toda prisa de la habitación gritando oír ayuda, en segundos los doctores entraron y me sacaron de la habitación, me negaba a salir de ese cuarto. Quería escucharla una vez más, quería escucharla decir que me quería, aunque sea una primera vez en todos estos años. La puerta se cerró en cuanto me lograron sacar, mis lágrimas no sabían cómo parar, grite por mi madre. Una parte de mi sabía que ya no la volvería a ver, que ya no la escucharía, quería estar tan desesperadamente con ella. Los brazos del Señor Park me abrazaron por mi espalda evitando que entrará, brazos que se fueron conmigo hasta suelo cuando me rendí y llore en silencio. Me acuno como una bebé y llore en sus brazos.

—¿Por qué no me dijo nada de esto? —sorbi mi nariz.

Lo único que hizo fue acariciar mi cabeza. La puerta se abrió y reveló a los doctores, en sus rostros pude ver la noticia no había necesidad de que la dijeran.

—¡No! Mamá no... —me solté de sus brazos dejándome ir y entre al cuarto viéndola con sus ojos cerrados.

Me vinieron recuerdos en ese mismo instante desde que era niña hasta ahora, nunca recibí un abrazo, un beso, un té quiero de ella. Nada, solo puros regaños, malos tratos, humillaciones. Pero a pesar de todo eso, ella había sido mi madre. Me senté en la cama y me abrace a su cuerpo inerte y sin respiración. No llore, no permití derramar una lagrima, tenía que ser fuerte para mis hermanos.

La puerta se abrió de nuevo y entraron todos llorando yendo hacia su madre, todos y Azucena me miraron en busca de una respuesta. Lo único que pude articular fue lo siento. Todos nos abrazamos y lloraron en mis brazos. Todos ellos tenían idea de su enfermedad menos yo. Sobre sus cabecitas mire al señor Park mirándome con tristeza.

—Arreglaré todo TN. —dijo y se fue.

Solo me quedé ahí abrazándome a mis hermanos sin una expresión alguna.

***

Mire en mi antigua habitación que antes compartía con Azucena y Mariana las mugrientas paredes y las camas sin hacer. Me senté en la que había sido la mía durante años y abrí el cajón de la mesita de noche. Ahí dentro había un álbum de fotos y las pese una por una, hasta toparme con una de mamá y mía, esta foto fue tomada cuando tenía cinco años, ambas sonriendo y abrazadas una con la otra. De todos los momentos llenos de oscuridad y soledad, me hubiera gustado vivir más momentos como estos pero nunca los tuve. Joaquín y mi madre abrazaban y consentian a mis hermanos, menos a mi. Recuerdo que durante mucho tiempo les tuve envidia, pero sabía que no debía de ser así. Siempre me pregunté por qué los amaban tanto y a mí, ahora lo sé. No era la hija de Joaquín y mi madre me odiaba por un matrimonio que no sirvió al lado de un hombre que según no amaba.

Esa única foto fue mi fantasía más hermosa y la seguirá siendo, recuerdo que fue tomada a la fuerza por una amiga de mamá y si, se nota que su sonrisa era totalmente falsa, aún así, lo disfrute. Aunque fuera un poco tiempo.

La puerta se abrió de repente haciendo brincar del susto, el señor Park entró en la habitación luciendo preocupado y más viejo.

—¿Como estas TN? —se sentó en frente de mi.

—Bueno, mi hermana me llamó para decirme que mamá estaba en etapa final, me entero que usted es mi padre y muere mi madre, no lo sé. Quizás no esté bien. —suspiro.

No dijo por unos segundos. —Se que no es una noticia que se digiera tan fácilmente.

Negué estando de acuerdo. Estuvimos en silencio mientras escuchábamos los murmullos de fuera de la habitacion de los vecinos.

—Yo te ame desde el primer momento en que tu madre me dijo que estaba embarazada. —hablo de repente, alce mi cabeza y lo mire, sus ojos estaban poniendo atención de todas mis acciones. —Lástima que como dijo ella, no fui un buen marido, nunca llegué a ponerle una mano encima, solo... La ignoraba, nuestros padres nos obligaron a casarnos muy jóvenes, lo hicimos, pero cada día era un infierno hasta que ella se escapó. La busque por todo Seoul, no encontré nada de ella en todos estos años. Se mantuvo fuera de radar, nunca sabre como pudo hacer eso.

Ahora entendía, nos mantenía prohibido tener redes sociales, en especial a mi. Tenía permiso para tener celular pero no para usar el Internet. Mamá no quería que tuvieramos contacto por que así podría encontrarnos.

—Los meses pasaron a años y no pude encontrarla, para ser honesto ella no me interesaba, me interesaba tú. Te busque sin saber tan siquiera tu nombre. Buscaba el apellido de tu madre me llevó a muchos lugares. Los busque todos, hasta que di en Mexico, ese día en el restaurante, fue una pequeña pista, me llovo ahí y mire muchas chicas de tu edad y a ti. Pero no sabía con exactitud si eras tú. Te ayude esa noche y mande a mi detective a investigarte. Tardo bastante en llegar la información y cuando lo supe... Tenia a mi hija en mi casa. —sonrió feliz y llorando.

—¿Por qué... Por que no me dijo?

—No era la persona adecuada para hablar sobre eso. Pero ahora ya lo sabes.

Si lo sabía.

—TN ve vivir conmigo permanentemente, soy tu padre, quiero que tengas todo lo que tu madre me impidió darte. Por favor.

Lo pensé, pero mis hermanos se quedarían solos. Podria confiar en Azucena pero también ella era joven y necesita salir con sus amigos, de hecho no se que es lo que ha estado haciendo todo este tiempo.

—¿Y mis hermanos? —pregunté.

—Pueden venirse con nosotros. —lo dijo con simplesa pero me emocione.

—¿Pueden venirse con nosotros? —pregunté emocionada.

Sonrió feliz por verme tan emocionada y asintió. En serio se lo agradecía demasiado aunque no me sentía cómoda aprovecharme de la situación, pero había extrañado a mis hermanos con locura. Pero tenía una complicación aquí.

—Señor Park... Yo... No puedo decirle papá por el momento. Le agradezco que me halla ayudado en ese mal momento. Entiéndame por favor. —dije mirándolo.

Lo único que hizo fue sonreír y sentarse a mi lado en la que había sido mi cama.

—No te preocupes por eso. Entiendo completamente, aunque esperare ese día. Ten en cuenta que ese día te considere como mi hija. Y ahora que se que lo eres... Te daré todo lo que me pidas. Excepto las estrellas por que están demasiado altas y no estoy tan alto para alcanzarlas. —se rio, también me reí.

—No se preocupe, si mis hermanos pueden ir, es mas que suficiente para mi. No pido lujos, tampoco dinero. Solo quiero a mis hermanos conmigo. —le sonreí apenada.

—Lo tendrás, ese deseo se hará realidad. Te lo prometo.

Antes de decir algo mis hermanos entraron corriendo y diciendo que el novio de Azucena estaba aquí. ¿Novio? ¿Espera que? Me disculpe del señor Park con la mirada y salí, bueno, mis hermanos me llevaron y mire a mi hermana abrazada de... ¿Héctor?

Él me miró sobre su delgado hombro y su semblante de sorpresa fue evidente en todo su rontro, ojos marrones achocolatados recorrieron todo mi cuerpo poniéndome sumamente nerviosa. Incomoda hasta la médula hice carraspear mi garganta y Azucena se separó de él y me miró nerviosa.

—Hermana... Yo...

—¿Por qué no me habías dicho que tenías novio? —acuse frunciendo el seño, no enojada, si no sorprendida.

—Es que... Tú estabas muy ocupada y no quería preocuparte. —trate de excusarse mirando al joven de mi edad pidiendo ayuda.

—Lo siento TN. Debí pedirte permiso, pero no estabas aquí. Pero, tu hermana y yo hemos salido hace unos meses. Espero que lo entiendas. —explicó mirándome.

Héctor había sido mi primer amor de primaria, había sido bueno con todos y todos lo querían y respetaban, una vez cuando unas niñas me molestaban él me defendió y se convirtió en mi héroe. Lo último que había sabido de él es que se había recibido de la universidad de medicina y ahora es un doctor querido por sus pacientes. Verlo al lado de mi hermana tomados de la mano me hizo sentir como si no quisiera que ellos estén juntos, pero una parte de mi agradecía que se halla fijado en mi hermana.

—Y tenemos una noticia que darte. —dijo Hector sonriendo mirando a Azucena, ella negó pero no le hizo caso. —Estamos esperando un hijo.

Abrí mis ojos como platos al escuchar esa bomba. —¿Ustedes... Que?

—Te dije que no debimos decirle.

—Tiene que saberlo. —le dio un beso en su cabeza.

—¿De cuántos meses andas?

—De... Cuatro. —dijo bajando la cabeza.

Pase mi mano por mi cabello.

—No te preocupes, me haré cargo de ellos. —dijo el chico con preocupación por mi reacción.

Sali de la casa, necesitaba aire lo necesitaba ya. El viento de la noche me recibió, ya no había gente, todas se habían ido quedando la casa sola, bien necesitaba paz. Escuche los susurros de mi hermana y su novio peleando por decir la noticias. Honestamente no se como tomarla.

Me senté en el pasto podado recientemente y mire las estrellas. Un minuto después una figura se sentó a mi lado, era Héctor.

—Sé que estas preocupada, pero lo lo estés. Te conozco bastante bien y también sé que estas dolida. Lo siento por eso. —sé disculpo mirándome pero yo no lo mire. Solo seguí mirando las estrellas.

—¿Recuerdas que hace dos años me confesé? —le pregunté de repente esta vez mirándolo.

En su rostro pude ver que había dado en el clavo, desvío su mirada.

—Lo recuerdo. No pude corresponderte.

—Me rompiste el corazón. —hable con calma.

—Lo sé, y lo siento. —sus ojos marrones se clavaron en los míos.

—¿Estabas enamorado de mí hermana por eso no me correspondiste? —pregunté haciendo que desviara la mirada. —Contestame.

—Si. Yo amo a tu hermana.

No dije nada por un rato y después suspiré. Aunque halla sido mi primer amor dolía verlo con mi hermana, con una persona que te importa demasiado. Pero, las cosas estaban saliendo bien con Jin y... Estaba enamorada de él perdidamente. Aunque ver a tu primer amor con tu hermana duele un poco, digo, demasiado. Pero si ella era feliz, entonces to también lo era.

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