Math ᯽ ꒰ sookai ꒱

By ppangbinnie

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Choi Soobin no es alguien especialmente inteligente... Siendo sinceros, no lo es en absoluto. Eso nunca había... More

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By ppangbinnie

Soobin no es alguien especialmente nervioso, en realidad. Por lo general suele ponerse nervioso cuando sabe que se avecinan problemas, como el primer examen que reprobó en su vida, cuando tenía nueve años. Recuerda que ese día había llegado un poco más tarde de lo normal a casa, teniendo que su madre lo matara, pero el golpe nunca llegó. Solamente un suave jalón de oreja, un abrazo, y una frase que nunca olvidará.

"Una nota no te define, Soobin"

Y sin embargo, justo ahora siente que le va a dar un jodido ataque de nervios, -incluso sabiendo que no hay nada que le suponga un real problema-, y agradece a todo lo que sea que deba agradecerle que tiene un mejor amigo como Yeonjun y un hermano como Beomgyu, porque ambos están sentados cada uno de un lado acariciando tiernamente sus brazos.

-Ya, Soobi. -intenta tranquilizar el menor de los tres- Sólo serán dos horas, no te mortifiques.

-Apenas terminen las clases comeremos helado en la habitación, ¿te parece?

Bueno, tal vez Soobin es un poquito exagerado. No es como si él fuera la única persona sobre la faz de la tierra teniendo malas calificaciones y necesitando un tutor, pero entiéndanlo, sin drama, Soobin no es Soobin.

El chico suspira fuertemente, mirando con algo de ansiedad los estantes abarrotados de libros de la biblioteca, sin poder evitar pasear los ojos por el reloj de pared a su izquierda que anuncia que su tortura comenzaría en sólo diez minutos.

Beomgyu continúa murmurando palabras de ánimo en su oído, siendo completamente ignorado por su objetivo. No es que le importe, de todas formas. Está acostumbrado a la extraña actitud de su hermano mayor.

Yeonjun, mientras tanto, observa al menor de todos con ojos tan amplios que incluso parecen a punto de escapar de sus órbitas. Incluso se pregunta internamente cómo es que Beomgyu no ha sucumbido ante su intensidad.

Si tuviéramos que ponerle una fecha a cuándo comenzó el enamoramiento de Yeonjun por su dongsaeng, probablemente nos remontamos a cuando el mayor estaba en primer año y por primera vez fue a visitar a Soobin a su casa.

La profesora de lenguaje había decidido que sería divertido mandarles un ensayo de al menos diez páginas para entregar después de las vacaciones de invierno, así que a los dos amigos no les quedó de otra que reunirse ocasionalmente a juguetear y fingir que trabajaban.

Era un día extremadamente frío, claro. Las calles estaban cubiertas de nieve y todo Seúl parecía sacada de una postal navideña, y Yeonjun nunca había sido especialmente resistente a los cambios bruscos de temperatura, así que, aún si estaba cubierto hasta las orejas por todo tipo de abrigos, estaba temblando como una hoja de papel.

Y llevaba al menos diez minutos frente a la puerta de su amigo, tocando el helado timbre y sin recibir respuesta alguna.

Estaba a punto de simplemente darse la vuelta y largarse a su casa, decidiendo que tal vez hacer el trabajo él solo no era tan malo, pero apenas se volteó, su cara chocó contra la de un chico que aparentemente venía entrando.

-Dios, lo siento, no te vi. -rió melodiosamente el causante de su nueva jaqueca. Si Yeonjun hubiese levantado la cabeza en ese preciso momento, lo más seguro es que se hubiese puesto a llorar, porque Beomgyu no era nada menos que la definición de visualidad cuando reía tan alegremente, pero estaba muy ocupado sobando su frente con exageración, y tristemente perdió todo aquel episodio.

Sin embargo, la segunda vez que el chico habló, sí lo miró a los ojos, y no se puede mentir diciendo que no fue amor a primera vista.

-¿Vienes a ver a Soobin? No está en casa... -se lamenta bajito el menor, haciendo un puchero.

Y, Dios, Yeonjun está a sólo segundos de lanzarse a los brazos de aquel chico y suplicar por su amor eterno, pero sólo se queda de pie, con las mejillas rojas tanto como por la falta de oxígeno como por la visión del chico.

-¿Tienes frío? ¿Quieres mi suéter?

Y la sensación de la tela cálida deslizándose por sus hombros fue todo lo que bastó para que Yeonjun cayera sin remedio alguno. Así que el menor amablemente lo invitó, lo sentó en el sofá y le preparó chocolate caliente, presentándose como el hermano un año menor de su mejor amigo, y sentados mientras veían distraídamente la televisión, ambos esperaron a Soobin.

Y aún si han pasado alrededor de cuatro años desde entonces, el amor de Yeonjun no hace sino incrementar, siendo sus únicos deseos acurrucarse bajo los brazos delgados de su primer amor y recibir cariño toda la vida, pero o: Beomgyu es realmente tonto y no se da cuenta, o lo ignora deliberadamente.

De verdad espera que sólo sea que el chico es corto de luces.

Pero no hay forma de que no se dé cuenta de sus ojos taladrando desde la punta de sus cabellos hasta el torso que se pierde detrás de la mesa de madera.

De cualquier manera, despega su mirada de Beomgyu al notar a una nueva presencia frente a ellos, así que se levanta y arrastra al menor fuera de la biblioteca sin siquiera despedirse, dejando solos a su mejor amigo y a Huening Kai.

-Hola.

-Hola... -responde el menor algo tímido, moviendo con delicadeza la silla continua a la de Soobin para poder sentarse- Espero que no le moleste, pero le pedí a su profesor su plan de estudios, para saber qué hay que estudiar, aunque me gustaría hacerle unos ejercicios en caso de que se necesite solucionar algún problema de raíz.

-...

-Así que traje estas guías. -continua Kai- Tome su tiempo resolviendo, y si necesita ayuda, me pregunta.

Dicho esto, coloca un par de hojas limpiamente sujetas por un clip. Tan sólo la vista de los números impresos en tinta negra hacen que a Soobin le duela la cabeza, pero los toma igual y hojea con rapidez toda la guía.

Kai se mantiene en silencio, observándolo con interés cuando el mayor saca un lápiz del número dos -algo mordido- y lo retuerce entre sus dedos, como si estuviera analizando profundamente los ejercicios.

El problema... Es que son ejercicios de primer año, algo tan básico que para este momento ya pudo haber resuelto tres.

-¿Todo bien?

Soobin suspira y niega con la cabeza con vergüenza.

-No entiendo.

-Son divisiones... -replica el menor confundido, pensando brevemente en lo que que había dicho el director cuando aceptó tomar las tutorías, minutos antes a que llegara Choi.

"No es un chico listo en lo absoluto, Huening".

Sí lo es, piensa Kai de inmediato.

Si bien no lo parece, Soobin es muy listo -a ojos del menor-. Tal vez no con los números, o las fórmulas, o las letras, pero sí con la inteligencia musical, la inteligencia social...

De hecho, fue esto lo primero que llamó la atención de Kai.

El primer día de clases en primer año no había sido el mejor, porque apenas llevaba un periodo y ya tenía toda su ropa empapada en jugo porque a un chico le pareció graciosa su intervención sobre el Renacimiento barroco.

"¿Es en serio?"

Así que caminaba rápidamente por los pasillos vacíos -ya que todos estaban en clases- intentando que su empapada y pegajosa camisa no terminara de secarse encima suyo, cuando escucho una voz que le erizó cada vello de su piel.

Recuerda haberse detenido casi hipnotizado, sus oídos intentando bloquear cualquier sonido externo que no fuera aquella voz tan... Wow.

No sabe cuánto tiempo pasó escuchando, pero pudo notar dos cosas: 1) De verdad que ese chico cantaba como un ángel, y 2) la camisa en serio estaba comenzando a gotear sobre su pantalón.

Este último descubrimiento lo sobresaltó tanto, que no se dio cuenta cuando un chico alto de hoyuelos salió del salón de donde provenía el sonido, y en su carrera veloz, ambos terminaron chocando accidentalmente.

-¡D-disculpa!

-No te preocupes.

Así que es él, pensó el menor, perdiendo su mirada en la sonrisa tan bonita que tenía ese hyung de voz impresionante.

-... ¿Huening?

Parpadea, centrando su atención de nuevo en el mayor, en su mirada de conejito asustado y sus manos grandes firmemente apretando el delgado lápiz de madera.

-Lo siento... -se disculpa en murmullos- Bien, eh... Le decía que son divisiones. Debería saber resolverlas...

Soobin frunce el ceño, su semblante decayendo tristemente. El menor toma su propio lápiz y rápidamente escanea el primer ejercicio, pero apenas está por abrir su boca, Soobin lo interrumpe.

-¿Se siente bien?

Kai lo mira confundido.

-¿Qué?

-Ser bueno en todo, superior... -murmura amargamente el mayor, levantándose de la silla aún con el lápiz en su mano. Quizás aplicó más fuerza de la necesaria, porque el lápiz se quebró en dos audiblemente- De seguro te sientes importante por estar aquí enseñándole a un hyung de cuarto año. ¿Se siente bien eso?

-¿Q-qué? -repite el menor, esta vez aún más confundido.

Soobin suspira, observando la madera rota en su mano antes de dejarla en la mesa sin cuidado.

-Sí, no espero que lo entiendas. -murmura- Voy al baño, ya regreso.

Kai sólo asiente con duda, aún analizando la extraña pregunta de su hyung.

¿Que si se siente importante?

En lo absoluto. Sólo se siente solo, como si todos lo buscaran por interés. De hecho, aún después de tres años se sigue preguntando cómo es que Taehyun quiso ser su amigo y aún lo seguía siendo, con tantas personas a su alrededor esperando cosas de él, presionándolo...

Mientras la cabeza de Kai da vueltas infinitas al asunto, Soobin se escapa al baño de la biblioteca, casi sin aire cuando se detiene en el lavabo frente al espejo.

"¿Por qué no puedo resolver un sencillo ejercicio básico?"

-¿Qué mierda me pasa? -murmura a su reflejo, entornando los ojos, y sus propias facciones tristes le devuelven la mueca- Debería volver y disculparme, no es como si él tuviera la culpa de mi idiotez.

Pero cuando sale del baño, observa que Kai está charlando animadamente con un chico de otro año, y los sentimientos de envidia regresan otra vez.

Idiota.

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