LILITH | SUPERNATURAL (THE DI...

By vesnax

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LILITH ━━ ❛ LOOK AT ME MOM! YOU MUST BE SO PROUD OF THE WOMAN YOU RAISED ❜ supernatural au ─⊹⊱ season one ↺... More

recordatorio
LILITH: AND IT GOES SOMETHING LIKE THIS
SEASON ONE
━━ 01. the seal from another world
━━ 02. let's get in trouble
━━ 03. the old Maud
━━ 04. the bar
━━ 05. breaking point
━━ 06. crazy people
━━ 07. discontrol
━━ 08. devils trap
sam's special: college boy
SEASON TWO
━━ 09. you're my best friend
━━ 10. cry baby
━━ 11. moonlight kiss
━━ 12. you're a witch lilith
━━ 13. coven
━━ 14. my life so far
━━ 15. one week with dean
━━ 16. first mision
━━ 17. dorian monsieti
━━ 18. all hell breaks loose
regina's special: motherhood
SEASON THREE
━━ 19. figther
━━ 20. mommy
━━ 22. witches, witches and confessions
━━ 23. ¿quién es esa niña?
━━ 24. inside her mind
━━ 25. my twenty one halloween
━━ 26. my kind of christmas
━━ 27. jus in bello
━━ 28. the attempt before the storm
━━ 29. and i've hurt myself
dean's special: how to be a men
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS
LIKE A PRAYER

━━ 21. goodbye for a while

808 72 699
By vesnax

CAPITULO VEINTIUNO
❝ ADIÓS POR UN TIEMPO ❞

⁺ಿೖ୭

                  LA VEHEMENTE FRAGANCIA DE LAS ROSAS impregnaba toda la habitación de Lilith Arduenn y, al entrar la deliciosa brisa de la primavera por el gran ventanal de la más alta torre del aquelarre, iluminaba el rostro de la joven bruja que observaba con las mejillas coloradas la inmensa canasta de intensas rosas que Dorian Monsieti le había regalado. Un detalle muy tierno. Con ellas llegó una nota citando sus mejores deseos y ofreciendo su ayuda en esta nueva etapa de su vida. Así lo había etiquetado Lilith: una nueva etapa.

      —¿Cuánto tiempo van a seguir las flores ahí? —preguntó su mamá lavándose los dientes.

      —Hasta que empiecen a oler mal.

      Hoy iba a tener un día ajetreado. Lilith había retomado las clases con Rowena después verse ansiosa por mantener su mente ocupada, inconscientemente estaba guiando su vida en busca de un significado que ya no tenía. Si no regresaría a la universidad —porque no estaba entre sus planes— quería enfocarse en completar el ciclo de formación y, talvez, lograr otra maravilla. Se acopló al plan de estudio de sus compañeras, más relajado y sin intercambiar horas de sueño y diversión. Lilith tenía un balance.

      —¿Vas a venir conmigo a ver a los Winchester? Sabes que tengo que hablar con Sam por lo del trato de Dean. No podemos dejar que se pudra en el infierno, de alguna manera tenemos que evitarlo. ¿Vienes?

      Mamá regresó al baño inmediatamente después de escuchar su sugerencia, y no salió hasta cerca de los diez minutos. La paciencia era un consejo que encontró en los artículos de internet sobre el síndrome de estrés post traumático o, como no tenía la licencia para diagnosticar, el simple trauma vivido por las otras. Lilith estuvo muy atenta al desarrollo del comportamiento de su madre alrededor de su entorno, en el aquelarre, y con ella misma. Hubo unas amplias cualidades positivas que la pequeña bruja estuvo experimentando conviviendo nuevamente con su madre después de casi un año separadas. Al principio, escapó del ojo desnudo las señales físicas de un rastro de torturas, solo pudo notar las mentales que repercutían en el comportamiento —no le quitaba crueldad—, pero, con la recuperación periódica de lo corporal, había visto aquellas señales imperceptibles. Mamá recuperó kilos perdidos, su piel radiaba tersa y joven, su cabello lucía más suave y sano, incluso su voz se escuchaba limpia y sin titubeos extraños. Dejaba verse los brazos y las piernas, su cuello y escote, en lo físico había sanado; pero en lo mental Lilith no estaba muy segura de lo que ocurría. Había cuidado de ella muy bien, ha estado atenta a cada detalle, tanto, que descubrió una pomada mágica para sanar heridas escondida en un pote de crema humectante que pasaba desapercibida. Actuó como si no lo supiera.

      —Si —por fin le dio una respuesta—, salir del aquelarre me vendría muy bien. Me siento ahogada aquí —Era curioso cómo evitaba palabras referidas a su secuestro y lo que había vivido allí. La terminología «atrapada» sonaba mejor que «ahogada» para esa alusión—. Me voy a ir a casa hija, no soporto más estar en el aquelarre.

      —¿Estás segura?

      —¿No tienes que irte a clase?

      Un ciclo sin fin, mamá necesitaba tiempo para sanar. 

      Fue la última en llegar al sótano de Rowena, ya todas sus compañeras habían sacado los libros y calderos, pero la mentora parecía retrasada. Con discreción se ubicó en su mesa y evitó la mirada de las demás. Si antes no les caía bien, ahora muchísimo menos. Nadie le creía el cuento de cómo sacó a su mamá, cada día le preguntaban un rumor nuevo que solo enervaba su paciencia.

      —Heather va a cumplir veintiuno este sábado —decía Coral para todas, en esa mayoría Lilith no estaba incluida—. Piensa celebrarlo en un club de la ciudad, invitará a todo el mundo. ¿Cómo nos organizamos?

      —Yo tengo que comprarme ropa, no tengo nada lindo que ponerme —dijo Macey emocionada genuinamente, era de las personas más sarcásticas que había conocido. Ella era una joven de veintiuno, de estatura baja, cabello marrón corto y un rostro exótico. Tenía unos ojos enormes de color verde y una frente prominente—. ¿Saben si irá Dorian?

      Las muchachas compartieron unas risas. ¡Demonios! intentaba hacerse la desinteresada, la excluyeron de la conversación, pero quería saber más del chisme y del motivo por el que reían.

      —¡Vamos de compras! Lo mas lindo que tengo es una blusa de lentejuelas y creo que no está de moda —soltó Averi en su propio nivel de emoción—. Tú tuviste la experiencia de la secundaria y sales mucho del aquelarre, ¿Qué está de moda? Y ya que tengo la oportunidad, ¿Cómo dejo de comportarme rara en situaciones sociales? —Averi fue la única que intentó incluirla, aquello la sacó de onda y con gusto quiso responderle, pero Coral interrumpió

      —Si, está invitado y confirmó su asistencia —continuó riéndose Coral junto a su mejor amiga Beatriz—. Como amiga, te recomiendo no hacerte ilusiones, me parece que está hechizado por la nueva.

      Rowena entró en ese momento y normalmente se llevaba la atención, pero con la acusación de Coral todas sus compañeras la observaron como si hubiera matado a alguien enfrente suyo. Oh Dios... los chicos ingresaron en la ecuación. ¡Asombroso!

      —¿A Dorian le gustas? —cuando Averi suspiró decepcionada, Lilith supo que jamás la llamarían amiga. Averi era una chica dulce y había manifestado su agrado desde el momento en que ingresó, por lo que, grande fue el impacto de sus palabras—. Macey lleva enamorada toda su vida de él, ¡Perdió la virginidad con él!

      —¡Averiiiiiii! —gritó Macey con la cara roja—. ¡Cállate!

      —Le envió una canasta llena de rosas —comentó Beatriz—. Las vi. Bárbara las estaba entrando al aquelarre y, obvio, una canasta llena de rosas me llamó la atención y le pregunté para quién era ¿Y qué me dijo? "Se las envía mi hijo a Lilith, es un caballero".

      —Lo siento Macey, pero no es mi culpa —Esto era un tema en el que Lilith no se iba a quedar callada o dejar que ocurriera una injusticia con su imagen—. No sabía nada sobre la relación entre Dorian y tú, si te hice daño no fue mi intención. Tampoco estoy atada a los códigos de amigas, aquí nadie me considera una amiga. De todas formas, creo que te vendría bien saber que Dorian es un hombre libre y si me manda flores o me invita a salir no deberías de enojarte conmigo. Yo, y ninguna otra chica en la que Dorian se haya interesado, tenemos culpa de tus ilusiones. Háblalo con él. 

      —No te desanimes Macey —dijo Coral cruzando hasta la mesa de la muchacha y la reconfortó en un abrazo. Sinceramente, la noticia había roto el corazón de Macey a punto de que se largaría a llorar sobre su caldero. Lilith meditó por marcharse, a veces, podía ser desconsiderada en el tema romántico. Nunca se había hecho problemas por chicos, los veía como una perdida de tiempo—. Todos los hombres son iguales, quieren a la más bonita aunque ellos sean horribles. Yo te lo dije, conozco a este tipo de personas como mi reflejo, les gusta presumir, lo estético, no les interesa lo que ocurre en el corazón.

      Esa fue la peor clase que había tenido en toda su vida.

      —Señoritas —decidió intervenir Rowena al darse cuenta que sus alumnas necesitaban un orden—. Dejemos la charla para afuera de clases. Hoy nos vamos a concentrar en los astros y su influencia en la realización de hechizos. Les voy a pedir que se concentren en la materia, no es un tema sencillo. Vamos a combinar la física y la astronomía con la brujería, ¿Cómo están con las matemáticas?

      Rowena estaba de un buen humor, una lástima que sus alumnas no llegaron apreciarlo. 

• • • •

      Después de clases se dirigió arrastrando su mochila y libros hacia la cafetería, sus compañeras estuvieron animando a Macey durante toda la mañana, mientras que Lilith trataba de empatizar con las emociones —aunque estaba lejos de sentirse culpable—, no estaba nada familiarizada con el desamor de pareja y jamás logró comprender el drama adolescente. Pensaba que no conocía el enamoramiento genuino y profundo. Nunca se había enamorado, de ninguno de sus ex parejas. Sin darle más vuelta al asunto, entró a buscar su botella de agua fría, trataba de siempre mantener una en su bolso, y luego encontrarse con los Winchester en la hamburguesería de siempre, una que estaba al frente del lago. Su sorpresa llegó cuando vio a Dorian, Bárbara y su madre hablando en una de las mesas. No solo la sorprendió ver a Dorian allí, también a su madre interactuando con alguien más aparte de Bárbara, James y ella. Mamá evitaba a todas las brujas.

      —¡Hola! —saludó animada dejando sus pesados libros en la mesa—. ¿Ya estás lista mamá? Sam me dijo que ya estaban en la ciudad.

      —¡Hola! —Dorian se apresuró a saludarla con una simpática sonrisa, ¿Cómo Coral pudo haber dicho semejantes cosas sobre él?—. Que bueno que hayas aparecido, estábamos organizando una cena, los cuatro. ¿Te gustaría? Hay un lugar cerca del muelle que es precioso y elegante. Si puedes esta noche...

      Lilith echó una rápida mirada a su madre, opinaría lo mismo que ella. Desconocía si había aceptado bajo la presión social, lo último que quería era obligarla hacer algo que la incomodara, procuró hacer lo correcto. Observó a su madre. La tranquilidad con la que respiraba indicó buenas señales, sabía que Bárbara era de sus más preciadas amigas, y Dorian era un caballero tan tímido que sería el incomodado. Mamá asintió alegre.

      —Me encantaría —aceptó convencida—. Dorian, yo con gusto acepto salir contigo solo y cuando, dejes en claro algunas cosas con Macey. No me interesa la relación que tienen o tuvieron, pero cuando me involucran en problemas que no causé, me lo tomo personal. Deja en claro las cosas con Macey, me odia ahora mismo por unas flores. ¡Yo que culpa tengo!

      —¿Qué problemas con Macey? —preguntó Bárbara perdida.

      Para Dorian fue un reflector arriba del escenario. Lilith dejo escapar un suspiro agobiado, de temas como esos pasaba enormemente de darle más atención de la indispensable para que se terminara.

Sammy boy

¿Ya saliste del aquelarre?

Dean se muere de hambre, quiere irse ya

Lili

Si, estamos por allí en media hora mas o menos

      —Yo arreglo las cosas con Macey, no te preocupes —aclaró Dorian apenado. Lilith confiaba en sus buenas intenciones, estaba segura de que ni siquiera había notado que podría estar haciéndole daño.

      —¿Vamos mamá? Sam y Dean ya están esperándonos —la apuró—. Mierda, tengo que dejar los libros en mi habitación, ve yendo a uno de los autos y yo regreso en nada.

      —¿Quieres que los deje yo en tu habitación? Tengo que buscar a Macey de todas formas, me queda de pasada —se ofreció Dorian salvándola de subir escaleras, probablemente hacer todo ese viaje le tomaría unos diez minutos.

      —¡Ay gracias! 

      Mamá se animó a conducir, Lilith no sabía hacerlo, solo tenía registro para motocicleta, el coche era todo un mundo aparte. A diferencia del estado anterior, mamá progresaba alegremente a salir de su trauma silencioso con una conversación banal.

      —¿Problemas con tus compañeras de clase? —le preguntó con una sonrisa de costado—. ¿Qué hay entre Dorian y tú? Se ve muy emocionado contigo, sabes que él es un buen chico, ¿No? No lo conozco mucho, pero Bárbara siempre me ha dicho maravillas de él, es un joven trabajador de la vieja escuela.

      —Estoy segura que le gusto —admitió Lilith en honor a la verdad—. Si, él es tierno, pero me causó un problema con una chica o ella se lo causó a si misma, no lo sé, tema de ellos, no me quiero meter.

      —Haces bien —Arrancó el motor un poco desordenada y nerviosa. Lilith trató de crear un ambiente jovial, llevar a su madre por la cotidianidad para quitarle presión de encima—. Camino de porquería, cientos de años han pasado y todavía no se dignan arreglar el camino de tierra, brujas estúpidas.

      —¿Puedo poner la radio?

      Teniendo su consentimiento, buscó una estación que pasara música ochentera, sentía esas inmensas ganas de volver a cantar. Era de sus mayores placeres en la vida, amaba cantar y durante meses ella misma se alejó, ahora quería reconciliarse. En cuestión de segundos, Lilith chilló de emoción y asustó a su madre sin querer. Earth, Wind & Fire: "Let's Groove". ¡Imposible no mover su cuerpo con ese pedazo de canción! ¡Le dio unas inmensas ganas de bailar y cantar toda la noche!

      —And lose yourself in the sky among the clouds in the heaven cause —saltó Lilith en el asiento, la ventana baja y la brisa del fresco bosque, su voz gritaba lo feliz que estaba—. Let this Groove, light up your fuse. It's alright, alright, alright.

      Al terminar la canción, por el rabillo del ojo (y sin ser muy evidente) una sonrisa nostálgica salpicó el rostro de su madre, que no dejaba de maldecir el camino de tierra. Mamá bajó un poco la música para que pudieran entablar una conversación sin estar a los gritos.

      —¿Qué piensas de volver a casa la semana que viene?

      De acuerdo, la pregunta llegó muy directa para dar una respuesta igual de inmediata. Lilith lo había estado pensando y realizando una evaluación de las cosas positivas y negativas, ubicando la seguridad que ofrecía el aquelarre en una estima muy alta. El mundo no era seguro y —aunque no tuvieron muchas noticias de las otras—, nada aseguraba volver a repetir la historia.

      —¿Qué te parecen unas vacaciones lejos de todos? ¿Por qué no un recorrido por el viejo continente? En una semana puedo planearlo todo —Lilith se entusiasmó con la idea ella sola, y lo hizo aún más cuando mamá no rechazó la idea, pero tampoco aceptó—. Le pediré a Rowena recomendaciones de hechizos anti-rastreos y Edith seguro puede ensañarme algunos de protección. Yo creo que nos vendría bien a ambas, al menos, antes de volver a casa.

      —¿Y por cuánto tiempo?

      —No lo sé, ¿Dos semanas? Lo que nosotras queramos, yo lo planeo todo —tomó la mano de su mamá para convencerla—. ¡Vamos mami! Un tiempo solo para nosotras dos: vamos a España a comer paella, un café en Paris y ¡Drogarnos en Ámsterdam! ¡Por favoooor! Va a estar divertido y no hablaremos de brujas, de apocalipsis y de nadie. Ya cuando volvamos, lo hacemos directo a casa.

      —Bueno —alargó la palabra pensando—. Estaría divertido y tú nunca has ido a Europa.

      —¿Entonces sí?

      —Si, unas vacaciones juntas, pero nada de brujería —advirtió como única condición, para Lilith estaba más que bien—. Y lo digo en serio. Europa es la cuna de la brujería antigua, te conozco muy bien, y sé que de alguna manera te toparás con la magia. 

      Lilith estaba increíblemente feliz, su vida fluctuaba lentamente hacia la convencional normalidad (su normalidad). A pesar de los problemas todavía existentes e irresolutos se merecía unas vacaciones, además de ser la mejor alternativa a regresar a casa. La joven Arduenn cuidaba a su madre con ojos de halcón y buscaba información profesional para tratar su trauma. De las señales psicológicas que fue capaz de captar, escribió en su libreta la evasión como principal. Mamá evitaba hablar del tema y eso incluía hasta la mínima palabra que pudiera desencadenar una conversación relativa; los sobresaltos a sonidos fuertes o movimientos bruscos e inesperados era otros de los síntomas notorios, y que, desencadenaban una serie de frustraciones en Regina al darse cuenta que su hija se preocupaba. Pensaba Lilith que unas vacaciones cortando el hilo con el evento traumático funcionarían como tratamiento, y creía estar en lo correcto. Talvez su madre no se lo decía directamente, pero el cambio de ánimo al salir del aquelarre —y solo a la maldita ciudad por unas horas— expresaba cuanto su madre necesitaba alejarse de lo que ya se había alejado. Fue entonces cuando recordó el motivo principal que había hecho a su mamá abandonar la brujería: la muerte de una mejor amiga. ¿Y si llevándola al aquelarre revivió la herida?

      —¿Vamos a comprar ropa? ¿No? —Mamá acababa de desbloquear una sonrisa psicópata en Lilith, la misma que tendría el Joker al escuchar que Batman estaba cerca. Las palabras comprar y ropa en una misma oración enloquecían a Lilith—. ¿Qué nos vamos a poner en la cena de esta noche?

      El coche del aquelarre quedó estacionado detrás del Impala. Los muchachos ya estaban dentro del local.

      —¡Siiii shopping! Sabes, el centro de Salem no tiene ropa de temporada o tiendas bonitas, como las de Nueva York... ¡La de ropa que podemos comprar en Paris! Pero, podemos encontrar un conjunto bonito y elegante —Lilith siguió hablando muy entusiasmada de cómo se podrían vestir hasta que, de la nada, habían llegado a la mesa de los hermanos—. Yo ya sé lo que quiero, unas botas altas negras y probablemente una pollera de cuero y una camisa blanca de esas que parecen sacadas de un bosque de hadas. ¡Hola chicos! 

      Los hermanos alzaron la mirada y la saludaron mas tranquilos que la última vez. Grandes cosas lograba el tiempo, notaba que habían reflexionado acerca del comportamiento de su mamá y comprendieron que solo hablaba desde el lugar de una madre preocupada por su única niña.

      —¿Ya ordenaron? —preguntó Lilith acercándose a la pared para que su mamá pudiera sentarse a su lado—. ¿Qué hay de nuevo?

      Ambos tenían unas caras alargadas. No sabía si era porque Dean estaba insoportable porque tenia hambre o porque pelearon.

      —¡Camarera! —casi que grita Dean alzando el dedo índice hacia una muchachita de pelo rosado y pestañas largas—. Hola —dijo apenas acordándose de que debía de ser gentil con la trabajadora—. Me gustaría ordenar una hamburguesa doble, con extra de cebolla, tocino y queso. Un combo de papas fritas y una cerveza.

      Alguien realmente tenía hambre. Los demás se pidieron una comida simple y ligera, no estaban al nivel de Dean. Cuando llegó la comida fue el momento en que empezaron a conversar más relajados, como si estuviesen comiendo en el comedor de su casa hace unos siete años atrás.

      —Muchachos —antes de que Sam y Lilith lideraran la conversación hacia su tema de interés, Regina retuvo la atención con un semblante serio—. Siento mucho cómo me comporté con ustedes, lo que dije no es lo que realmente pienso, y estoy muy agradecida de que, con todo lo que estaba pasando en sus vidas, hayan tenido tiempo para cuidar de mi hija. Realmente lo siento muchísimo.

      —No te preocupes, nosotros entendemos —dijo Dean restándole importancia, sin embargo, Lilith había notada cierto alivio en sus pupilas—. Está bien.

      —¿Han visto? —Lilith sonrió—. ¡Todo solucionado entonces! Ahora, ¿Cómo resolvemos el problema de Dean? Yo he estado buscando otros casos similares de personas que han vendido su alma y eventualmente ido al infierno. No encontré de nadie que se haya salvado de los perros del infierno, aparentemente, los que te arrastran hasta el hogar dulce nuevo hogar.

      —¿Es un trato verdad? —para sorpresa de todos, mamá ingresó a la conversación con un interés más allá de la evidente preocupación por un ser querido, caminaba con la energía de una propuesta—. ¿Cuáles son los términos? ¿Qué acordaron tu y la demonio?

      Dean no iba a disfrutar de su hamburguesa en paz. Parecía ser que Sam lo había arrastrado hasta Salem con alguna mentira porque su reacción al vislumbrar su problema con el infierno lo tomó de sorpresa. Observó a su hermano con odio.

      —No seas dramático y responde —le dijo Sam.

      —Mi alma por la vida de Sam —soltó como si no fuera nada. Para la bruja era muchísimo, ni siquiera ella había pensando en intercambiar su alma para que le devolvieran a su madre. Dean mordió su hamburguesa planeando evitar el tema. Era difícil para Lilith darse cuenta lo que realmente sentía Dean—. Hice el trato por un año y la demonio dijo que si intentaba no pagar o hacía trampa, el trato se cancelaba y Sam moría. Eso es todo.

      —¿Entonces solo vendiste tu alma, no tu cuerpo? —planteó su madre y, pronto, Lilith comprendió cuál era su idea—. ¿Y con qué palabra determinaron el trato? Quedarse en el infierno es muy diferente a ir al infiero. Puedes cumplir tu deuda en los parámetros legales de esta demonio yendo al infierno, no pactaron nada sobre salir. En ese caso tu deuda estaría saldada, cumpliste con lo prometido.

      ¡Brillante!

      —¡Son dos opciones de hecho! —Lilith no era la única hipnotizada por el planteo de mamá, Sam estaba igual de sorprendido (y feliz diría) que trató de compartir con Dean, pero, como siempre, no empatizaba con los sentimientos de su hermano—. Yo sé de un extractor de alma, fue mi guía para el extractor de magia. Podemos hacerlo y empezar a testear, todos los planos están en mi habitación del aquelarre. Leí la información del proyecto, no fue testeado lo suficiente para decir que es algo seguro... ja ja ja.... Bueno, todos los intentos terminaron en muerte. ¡pero! Podemos trabajar para hacerlo funcionar y sacar tu alma y dársela al demonio. ¿Es lo que ella quiere no? Y si eso no funciona, el plan B es dejar que vayas al infierno, pero sacarte de ahí y devolverte a tu cuerpo. Con brujería fácilmente queda perfecto por un tiempo, casi que en estado vegetativo.

      —¡Chicas! —suspiró Sam con una enorme sonrisa. Tener opciones ya era merito para estar aliviado—. Eso es un muy buen plan, ¿Dean?

      Dean pensaba diferente. Podría ser que estaba abrumado por la preocupación que expresaban por él y el empeño con el que establecían una solución a su problema o algo carcomía su cerebro que no lo dejaba ver su salvación. No se merecía ir al infierno. Lilith no lograba comprender porqué se obsesionada en mirar lo negativo —viniendo de ella que no era especialmente optimista—, creía sinceramente en intentar. ¿Esa era la mayor de sus similitudes, no? Luchaban. Rendirse estaba fuera de las opciones.

      —No es así de fácil —por fin habló—. Miren, ni siquiera hubo una referencia a si solo me voy a pudrir allí o podría salir cuando quisiera. Son trampas. Y desde ya les digo que no puedo darle un frasquito con mi alma a esa estúpida demonio, me lo tira en la cara. ¿Puedo siquiera vivir sin un alma? Esto es estúpido.

      —Entonces cambiaste tu vida, no tu alma —De la manera en que lo puso, hizo a todos apagar su ánimo. Fue una crueldad hacia el acto de familia que Dean había hecho, o, cómo lo había hablado con Sam, de egoísmo.

      La joven bruja se dedicó a hablar con Sam, si Dean no haría nada para salvarse...
      —¿Puedes localizar a la demonio y preguntarle sutilmente detalles sobre el trato de Dean?

      Dean resopló sarcástico hacia Sam que tenía un rostro apenado.

      —La maté —admitió con la cabeza agachada y los hombros pesándole la desesperación.

      —Y no se acabó el trato —dijo Lilith dando pie a la explicación de eso.

      —Ella no tiene el trato de Dean, su jefe lo tiene y no quiso decir quién es. 

      —Muy bien —intervino su madre antes de que Lilith comenzara a castigar a Sam—. Deben encontrar quién tiene su trato y hacer un par de preguntas. También podrían preguntar a otros demonios de encrucijada cómo funcionan estos tratos, qué es lo que realmente quieren. No importa que los demonios los odien y tengan una obsesión por los Winchester, alguien les tiene que soltar la información.

      El resto de la tarde Lilith y su mamá pasearon tomadas del brazo por las tiendas de la ciudad de Salem, como dos turistas emocionadas por gastar todo su dinero en la excéntrica ciudad. Lilith estaba muy feliz de poder compartir tiempo con su madre, sea así las vacaciones a Europa su mejor decisión para reforzar el vinculo madre e hija. Tenía la vaga esperanza de que su madre se abriera a compartir su dolor con ella así dejaba descansar su mente, lo que sea que le habían hecho en esa mansión no podía ganarle su bienestar. Deseaba que se marchara para siempre. Lilith recordaba muy bien cómo su mamá estuvo a su lado durante su intervención por anorexia, era su trabajo cómo hija ayudarla también.

      Ambas se divertían comprando ropa al rayo del sol, varias bolsas en una mano y en la otra un batido bien fresco. Habían comprado cada cosa que les llamó la atención —aparte de los conjuntos para la cena—, a Lilith amaba ir de compras porque de pequeña había visto Clueless y Pretty Woman, la culpa la tenía su mamá (y ella fue a ver al cine Breakfast at Tiffany's cuando salió en los sesenta). Encontraron para su madre un conjunto que se ajustaba a su cuerpo y a su personalidad. Un pantalón de vestir color caramelo, ajustado a la cintura, y un saco del mismo color. Siempre lo dijo, su mamá tenía el estilo de una típica abogada neoyorquina. Poniendo la elegancia y la intimidación como sello personal; en cambio Lilith perseveró la juventud con una falda corta y ajustada blanca, y un top cerrado del mismo color, solo usó un blazer rosa pastel para darle color. Sin embargo, encontró en una tiendo un poco escondida a una jovencita que había hecho ella misma uno de los vestidos más sexys que jamás había visto. Se lo compró sin pensarlo, y también buscaron zapatos y botas. Para el final del día tuvieron que regresar al aquelarre a toda prisa para estar a tiempo.

     La cena con los Monsieti resultó ser una maravilla de noche que acabó muy rápido por compromisos personales de Dorian y su padre. Habían comido en el restaurante más caro y que requería etiqueta para usar sus servicios. La conversación fluctuó hacia cómicas y vergonzosas anécdotas que sus madres contaban sobre sus hijos, y los logros que habían conseguido. Le dio para pensar si algún día ella sería una madre. Desde luego que no estaba entre sus planes cercanos, ni en los próximos diez años, pero —naturalmente— admitía que el amor que había entre una madre y su hija era inigualable y especial.

      Para las nueve de la noche Lilith deambulaba en la ciudad de Salem buscando diversión y, para ello, caminó hasta el motel donde Sam y Dean se hospedaban. Lucía un cambio de outfit, se sacó su presentación mas elegante y reservada. Había comprado un vestido de cuero falso, de lo más hermoso que encontró en toda su vida. Le recorría toda una cremallera dorada en el centro que iba desde el principio hasta el final del vestido, en corte del torso hacía no solo marcar su cintura, sino que tenía dos copas que alzaban su pecho como una bailarina exótica. El vestido seguía una estética de cinturones que se encontraban a los costados de las piernas y los sujetadores de los hombros. ¡Super sensual!

      —Lo siento, es la habitación equivocada, los pervertidos están en el bloque del frente —Sam le abría la puerta y soltó la broma sobre su vestido. Lilith lo había anticipado y, porque eran amigos y porque le causó gracia, soltó una carcajada.

      —Sabes, yo nunca dejé que alguien tocara mi cuerpo sin mi consentimiento y cuando alguien me toca es porque quiero y voy disfrutarlo entonces... entre los dos: tú eres el prostituto de una vieja.

      Por toda la habitación resonó la carcajada de Dean y la de Lilith, Sam solo se hizo el indignado, probablemente cuestionando cuándo se enteró. Dean le contaba muchas cosas por mensajes.

      —¿Qué quieres Lilith? —Sam la dejó pasar y pudo ver a Dean recostado en la cama mirando la televisión, pero dejó de hacerlo en cuanto Lilith entró en su paisaje.

      No solo era el vestido, el rostro de Lilith también se llevaba toda la atención del cazador mayor. Había alisado su cabello y pintado sus ojos con un delineado desalineado a propósito. Como no planeaba besar a nadie, se puso un labial rojo vino y un gloss que le dio una apariencia más carnosa. Muchos se sorprenderían que al hacer unos cambios, Lilith podría ser la chica que rompería tu corazón sin empatía... oh esperen, no estaba muy lejos de la realidad.

      —Les voy a contar lo que sucede —dijo Lilith poniendo todo su esfuerzo para convencerlos de ir a dónde ella quería—. Me tuve que cambiar en el baño de un restaurante, no sé de qué me quejo porque el baño era divino, a lo que iba, tuve una cena con Dorian, su madre y la mía, en mis planes Dorian iba a acompañarme, pero él tuvo que marcharse temprano y entonces llamé a Mandy para que saliéramos juntas, pero tiene examen en la mañana y hasta ahí llegaron mis amigos. ¿No quieren venir conmigo a un bar un poquito moderno? No de los que acostumbran a ir... ¡Antes de que me digan que no! Mírenme —Lilith dio una vuelta en eje—. Me estoy calentando a mi misma, no quiero volver al aquelarre con la cara triste porque no pude lucir mi vestido en la noche y ni modos de que vaya solita, es aburrido.

      —¿Te ofenderías si te dijera que te iba a seguir como un perro de todos modos? —preguntó Dean totalmente serio y tomando su chaqueta de arriba de una silla.

      —No —respondió sin más—. Esa era la intención, sé que estoy hermosa.

      Ambos hermanos la siguieron en su noche. Tuvieron que estacionar el impala a unas tres cuadras del lugar porque no había espacio para semejante coche. La noche estaba deliciosa, con el clima perfecto para que no se estuviera muriendo de frío.

      —Eres la Elaine Benes de nuestro grupo —comentó Dean mientras entraban al bar de brillantes luces y gente joven de la edad de Sam—. Nos faltaría otro compañero para ser grupo, no quiero usar la palabra trio, demasiado sexual.

      —Yo quiero seguir siendo la chica del grupo porque es de la única manera en la que puedo brillar, ni que fuera tan asombrosa como una bruja —dijo graciosamente irónica—, así que, si se hacen mejores amigos con alguien, que sea un chico, para por fin ser la Elaine Benes y tiene que ser uno bajito, como George. Sam es Kramer y tú eres Jerry. Nos falta George.

      —¿Entonces hay show? ¿Son músicos? —preguntó Sam observando hacia la banda sobre el escenario que cantaba una canción de Nirvana. El vocalista era realmente bueno, su voz era peculiar y distintiva, un sonido noventero—. ¿Quién va a por las bebidas?

      Se sentaron en la única mesa que estaba disponible, cerca de la esquina y apartados del centro de baile, un par de personas se amontonaban a los pies del escenario.

      —Que vaya Lilith, las consigue gratis —alentó Dean—. O pídelas a los estúpidos de la mesa de al lado que ya te vieron.

      —Que exagerado —Lilith miró hacia el grupo de cinco hombres con varias botellas de cerveza vacías. Soltaron una serie de risotadas y palmearon la espalda de un joven pelirrojo, un comportamiento típico, pero Lilith necesitaba un poco mas de pruebas para determinar que se fijaron en ella. Tal vez Dean reconocía mejor el comportamiento de los hombres que ella—. Ya se que traerles a ustedes, ya vuelvo.

      Eventualmente, Dean tenía razón. Al parecer, no era un exagerado y fue capaz de averiguar lo que pretendían la mesa de muchachos con tan solo una mirada, pues, el chico pelirrojo se acercó con una confianza reconocida. Él era muy atractivo, no lo negaría.

     —¿Puedo invitarte una bebida? —se apoyó sobre la barra y sonrió encantador. Le llegó la fragancia que usaba Dorian, no tenía ni la menor idea de cual era, pero era la misma—. Soy Peter.

      —Lilith —se presentó educada—. Voy a ser directa. Creo que eres guapo y me encantaría tomar unos tragos juntos, pero ahora estoy con mis amigos y quiero estar con ellos por unas horas, así que, si todavía estás por aquí en un rato, aceptaré tu propuesta.

      Peter asintió comprendiendo la situación y lo hizo de una forma que dejó ver que guardaba modales y el alcohol no lo convertía en un perfecto imbécil.

      —¡De acuerdo! —dijo animado—. Eso es realmente bonito. Mis amigos suelen olvidarse que la "noche de chicos" es para compartir un momento juntos después de estar toda la semana estudiando y trabajando y no para ver con cuantas chicas podemos ligar.

      —¿Esto no cuenta como ligar?

      —Bueno —rio—, si. Los voy a culpar a ellos, no se iban a callar hasta que lo intentara. Tu eres hermosa, y no puedo mentir, te ibas a dar cuenta... soy bastante patético.

      La camarera le trajo un par de cervezas rubias artesanales y un Cosmopolitan.

      —Tengo que volver a mi mesa.

      —Déjame ayudarte —Peter tomó las dos jarras de cervezas y las dejó enfrente de los muchachos. Sam la observaba gracioso, de seguro pensaba que las consiguió gratis. ¡Las pagó de su bolsillo, como todo!—. Te veo luego entonces —Peter volvió con sus amigos como un mártir, deseaba no haber escuchado un: "Hombreee, no me digas que te rechazó".

      —Te lo dije.

      —Cállate Dean.  

      La noche resultó ser muy diferente a lo que habían juzgado Sam y Dean, incluso Lilith que temía ser la única por divertirse en un bar de luces neón y música actual. Combinaba perfecto la vieja taberna con apuestas en las mesas de billar y karaoke en un gran salón para todos. Sam y Dean —especialmente Dean— encontraron productividad económica en ganar a todos los jóvenes en la mesa de pool, se hicieron un buen dinero para pagar el combustible y los moteles. En un momento de la noche se volvieron el centro de atención porque nadie les había ganado una partida y enorme fue el orgullo de Dean al quitarles a los muchachos de la mesa de al lado unos bien jugados 400 dólares. Estaban imparables.

      Dean repiqueteó con sus palmas un tramo de la mesa en la que Lilith estaba sentada bebiendo de su botella de vodka puro esperando a que el Dj le pusiera Dirrty para caer desmayada bailando y cantando.

      —¡Sam acaba de hacer unos 100 dólares más! —llegó eufórico posicionándose frente a ella—. ¡Vamos a hacer esto más seguido! Estos universitarios perdedores no saben jugar y no saben cuando parar, siguen pidiendo más partidas. ¿Quieres apostar?

      —¡Hey! —Lilith tuvo que acercarse un poco a él para escuchar lo que decía, la música estaba demasiado fuerte—. ¡A mi no me saques dinero! Siempre que estoy con ustedes les pago todo desde lo más profundo de mi corazón: el hotel, la comida, las bebidas, hasta les compré ropa para que no anden con las camisas agüereadas. Siempre les pago todo.

      El cazador sacó de su bolsillo un lindo billete de 100 dólares.
      —Para ti —dijo riendo a carcajadas. Incluso borracho era un experto en el billar.

      —No no no corazón —Lilith también reía con una picardía que solo esa noche poseía—, yo valgo muchísimo más. En ese sucio bolsillo no tienes lo suficiente para siquiera comprar un beso mío.

      —No te mientas a ti misma Lilith —Dean se hizo un espacio entre sus piernas y dejó caer sus manos abrazando su cintura. Sintió removerse todo su cuerpo en cuanto la tocó, escalando los latidos de su corazón. No podía negar los recuerdos que hicieron en el Impala—. Ya sabes que, probablemente, soy el mejor con el que estuviste. Eso no se olvida.

      —¡Wooow! —dijo Lilith sarcástica, pero sus brazos habían rodeado el cuello del cazador y lo atrajeron un poco más. Quería refregarle en la cara lo equivocado que estaba, odiaba agrandar los egos de los hombres, si tenía que agrandar un ego sería el suyo propio, ¿No? Dean conducía sin mirar a los costados porque tenía razón y solito se dio cuenta—. ¿Quieres hacer una apuesta?

      —¿Qué apuestas Arduenn?

      La bruja le quitó los 100 dólares de la mano.

      —Si me tienes despierta hasta que salga el sol son todos tuyos. 

      Y se perdió su canción. Los labios de la joven bruja fueron atacados por el cazador provocando un horrible accidente con su labial rojo. Allí con las luces parpadeando y la música alentando a las personas a bailar y cantar, la peculiar pareja no tenía las intenciones de separarse, solo lo hicieron para abandonar a Sam en medio de la ciudad porque ya no aguantaban las ganas de quitarse la ropa. Corrieron al impala y se acercaron a la zona boscosa. Lilith no comprendía—o admitía— el motivo que la hizo elegir a Dean entre la variedad de chicos y chicas en el bar. En un principio no se le había cruzado la idea de acostarse con alguien esa noche, solo quería beber y bailar, pero Dean lo logró en segundos, encendió su cuerpo con unas pocas palabras y un tacto dulce y fuerte. Él gano los malditos cien dólares. Había visto el amanecer chillando en el asiento trasero de su estúpido coche, hasta vio a una ardilla que escalaba el árbol quedarse perpleja por el rebote de sus senos y el sonido de su vagina siendo penetrada brutalmente. Maldito Winchester y maldita ella que no pudo mantener la cordura, pero que bien sabía hacérselo. 




⛧.

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