30 Días en detención ©

By jennifferplopez

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Ella tan fuego y él tan decidido a quemarse... ❝Nunca se está lo suficientemente jodido ni lo suficientemente... More

Sinopsis.
Prólogo.
Epígrafe + Dedicatoria.
Reparto.
Booktrailer + Playlist.
Conociendo a los personajes.
Capítulo 01.
Capítulo 02.
Capítulo 03.
Capítulo 04.
Capítulo 05.
Capítulo 06.
Capítulo 07.
Capítulo 08.
Capítulo 09.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo extra.
Capítulo 18.

Capítulo 12.

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By jennifferplopez



Capítulo 12 – ¿Mal día?

Miley.

Miro por décima vez mis alrededores antes de hacer malabarismos para abrir el cerrojo de la puerta, pero los nervios me traicionan provocando que el juego de llaves caiga al piso.

Cierro los ojos y suspiro para calmarme.

«Tranquila, maldita sea. Deja la paranoia»

Una vez más calmada me agacho para depositar la bolsas de compra en el suelo, recoger las llaves y abrir el cerrojo.

Me relajo cuando estoy dentro de casa y llevo todo a la cocina para arreglarlo más tarde, ahora no puedo pensar bien.

Sé que eso que pasó no fue un simple suceso, aquél auto que casi me atropeya venía con toda la intención de hacerme el mayor de los daños. Ya es costumbre que vaya siempre el mismo día a ese mercado para hacer las compras, es una calle solitaria, pero nunca se ven casos como este.

Primero lo del animal muerto en mi patio, ahora esto. Siento mi sangre calentarse debido a la ira e impotencia.

De no haber sido por Flavio, ahora mismo estuviese siendo pura mierda esparcida, y mi hermana devastada, siendo transferida con ese adefesio maldito.

Pero no pasará, no van a sacarme del camino, no dejaré a Mindy sola.

Jamás me lo perdonaría.

Camino hacia el regadero y me echo un poco de agua en la cara para tratar de calmarme. No funciona, por lo que me encargo de invertir el tiempo en ordenar lo poco que sobrevivió al desastre, lavar los trastos sucios y dejar todo limpio antes de ir en busca de Mindy, quien se ha quedado hoy en casa de una compañerita.

No tengo mucha confianza a la hora de dejarla con nadie, soy muy protectora con todo lo que tenga que ver con ella y su cuidado; pero también tengo que entender que casi no tiene amigas, solo cuenta con Giselle, su compañerita de curso.

La única que le agrada.

Mindy prefiere estar rodeada de personas más grandes, con las cuales ella pueda hablar de temas de los cuales una niña de su edad normalmente no tendría mucho conocimiento, pero ella sí.

Sin embargo conserva esa inocencia infantil y se aferra a la idea de querer vivir su etapa como una "niña normal" según sus palabras. No entiende que nada en ella la hace anormal.

Le explico todos los días que si hay algo en ella que la hace diferente, mas no menos normal. No es difícil razonar con ella porque tiene conocimientos avanzados para su edad, pero es sorprendente que a veces dé respuestas de las que dice no saber cómo aprendió.

Me da miedo que se relacione con gente que no sepa lidiar con eso, porque normalmente a las personas como Mindy las tratan como si fuesen algún tipo de ser paranormal, y eso es lo que causa el autorechazo en ellos mismos a temprana edad. Debido a ello me encargo de recordarle que es tan normal como cualquiera y no le impido relacionarse con gente que sé que le hacen bien.

Vivo por y para ella.

A veces siento que me necesita, pero la mayoría del tiempo sé que quien necesita de ella soy yo. Ella es más fuerte y valiente a su edad de lo que lo soy actualmente ya que, en lo personal, no me creo capaz de tener amigos, no después de lo que sucedió.

Y no porque no sea buena en hacerlos, sino porque me he dado cuenta de que ya no estoy para rodearme de cualquier persona. Con el tiempo uno aprende a valorar su propia compañía cuando solo obtiene amistades a medias.

No estoy para entregarme a nadie por la mitad, mucho menos para recibir migajas de nadie. Es todo o nada, las cosas a medias no sirven, no funcionan, no trabajan. No llegan a nada.

Aprendí a caminar sola, ahora no me da miedo andar con mi propia compañía y me cuesta aceptar a quienes llegan con intenciones de querer hacerse un hueco en mi vida. En mi día a día.

Y esas son las razones por las que no ando rodeada de personas día y noche, pero no son precisamente las mismas razones por las que me muestro reticente a la hora de rodearme de Flavio Montés.

En mi vida han llegado personas tóxicas, sí, pero yo tambien he sido y puedo ser dañina para otros.

He ahí la razón por la que parezco estar siempre a la defensiva al rededor de Flavio. Un chico ejemplar con antecedentes y calificaciones envidiables. Sin problemas y con una vida ajustada.

No digo que no sea apto para yo rodearme de él, mas bien tengo que admitir que puedo llegar a ser muy mierda en la vida de algunas personas. Y más en la de él.

Ahora soy egoísta.

Solo me importan dos personas, mi hermana y yo.

Más nadie.

Yo solo le traería problemas y mala reputación a su imagen de chico bueno y ejemplar. Yo soy la vaga, malcriada y gobernativa alumna que no sale de detención, fuma cuando se le viene en gana y manda al diablo a quien quiere joderle su paz.

En más de una ocación he provocado que falte a clases y ya he sido culpable de que le llamen la atención.

Suficiente tengo con valer verga yo solita, no necesito arrastrar a más nadie a mi porquería.

Pasada una hora cuando la casa está presentable e higiénica me dirijo a mi habitación con el propósito de ducharme y alistarme para ir a mi trabajo nocturno después de ir en busca de Mindy.

Dejo escapar un suspiro exhausto.

Estoy cansada.

Lo primero que está a la vista cuando pongo un pie en mi habitación es el uniforme que tanto detesto tendido en la cama, también ahí descansan algunos libros y cuadernos.

Se supone que debí haber hecho desde temprano la tarea que dejaron en el instituto, pero no he tenido tiempo. Hago una nota mental para ponerme en eso cuando llegue del trabajo.

Mientras me ducho y me visto el pensamiento de Flavio salvándome no me abandona, ni en ese momento, ni durante toda la noche en la que trabajo sin parar.

Su mirada, su sonrisa y sus comentarios fuera de lugar me taladran la cabeza y en más de una ocación me encuentro sonriendo porque ese chico es tan jodidamente terco que no ha podido mantener su distancia conmigo por más grosera que he sido con él.

Pero algo que tampoco deja de rondarme la mente son las palabras de la lagarta de Amanda, no nos soportamos, no es un secreto, pero hoy dejó claro que se las tiene conmigo.

No se cansa de joderme la vida, al parecer no le bastó con lo perra que ya fue en un pasado, ahora estoy segura que está llenandole la cabeza a Flavio con eso de que no le conviene relacionarse conmigo.

Aunque bueno, en eso puede que lleve la razón.

(...)

Son las once de la noche cuando mi turno acaba y voy de regreso a casa, pero esta vez con Mindy en brazos. La señorita cayó en la brazos de Morfeo y me ha tocado cargarla durante todo el camino.

La acuesto y arropo antes de salir de su habitación y dirigirme a la mía.

Mi cuerpo solo pide cama y es exactamente lo que le doy, pero cuando me dejo caer en el colchón siento incomodidad debido a algo que ocupa el mayor espacio en la cama. Sin abrir los ojos tiro todo lo que me estorba al suelo.

De pronto el sentimiento de que algo se me olvida me invade...

«Mierda, la tarea».

Me incorporo en la cama, echo un vistazo a donde descansan esparcidos mis libros y cuadernos.

Lo pienso.

Lo pienso.

Lo pienso...

Resoplo y me encojo de hombros.

—Al diablo, mañana la hago —balbuseo antes de caer rendida.

🏫🏫🏫

Al día siguiente me levanto un poco más temprano de lo normal para tratar de hacer algunos de los ejercicios que dejaron de tarea, pero eso solo provoca que mi humor mañanero empeore.

Termino la tarea de biología en pocos minutos y sin dificultad alguna, de historia solo dejaron dos preguntas que googleo y lleno inmediatamente, pero cuando me dispongo a hacer la de literatura la alarma resuena por la habitación.

Bufo.

Es una práctica de algunas diez páginas, así que solo me da tiempo de adelantar cuatro antes de dedicarme a mis necesidades matutinas y las de mi hermana.

Vestida con unos jeans ajustados agujereados en la parte de las rodillas, una camiseta sin diseño color gris al igual que mis vans y en compañía de mi chaqueta negra, me doy por lista.

Observo mi reflejo al espejo pensando en qué hacer con mi pelo. Hoy no me place llevarlo suelto, así que tomo un lazo y sin necesidad de cepillarlo procedo a hacer una coleta improvisada.

No soy amante al maquillaje, pero debo de hacer uso de mi base y corrector para ocultar las pronunciadas ojeras que me acompañan últimamente. Por último pinto mis pequeños labios color cereza para darle un poco de brillo a mi rostro.

No demoro demasiado tiempo detallándome en el espejo porque luego empezarán a surgir las inseguridades, ¿No les pasa que al inicio se ven bien, pero mientras más se detallan al espejo más fallas van encontrando?

Sí.

Podemos llegar a ser muy tóxicos con nosotros mismos.

Antes de salir de mi habitación recojo todos mis útiles escolares esparcidos en la cama para luego adentrarlos en la mochila.

—¿Lista, pequeña? —cuestiono a mi hermana cuando me la encuentro en la cocina terminando de desayunar.

Otras de sus cualidades es esa, le gusta hacer ella misma sus cosas, como arreglarse sola para el colegio y preparar su desayuno; que consta solo de cereal con leche y alguna que otra fruta. Por el momento sigo peinandola, pero hoy lleva su larga y oscura cabellera suelta.

—Siempre —alardea.

Acompaño a Mindy hacia la parada donde su bus acostumbra a recogerla. A diferencia de los niños de su edad, ella realiza sus estudios en una institución especializada en tratar con niños prodigios, donde no cursa grado tras grado, sino uno según sus conocimientos. Es muy probable que ya a los quince años esté preparada para ir a la universidad.

🏫🏫🏫

Estoy bañada en sal, porque por más temprano que salga de casa siempre, siempre llego tarde.

Y si no llego tarde, no soy Miley Grey.

Maldigo en silencio mientras hago mi recorrido por el silencioso pacillo que me direcciona hacia el aula correspondiente, que, por desgracia, es con la lagartija de Amanda.

Suspiro y enserio mi rostro antes de abrir la puerta y adentrarme como si no estuviese llegando con quince minutos de retraso a la clase. Por el rabillo del ojo me doy cuenta de cómo mis supuestos compañeros de clase dejan lo que están haciendo para observarme, como si ya no fuese costumbre esto.

«Bola de imbéciles, sigan en lo suyo».

Escucho cómo Amanda aclara su garganta para llamar mi atención, pero continúo ignorándola hasta llegar al único asiento que encuentro disponible.

—¿Por qué será que la señora hoy llega tarde a mi clase? —pregunta con sarcasmo lo suficientemente alto como para que todos enfoquen su atención en nosotras.

—Había mucho tráfico —justifico pobremente sin ni siquiera devolverle la mirada.

Algunos ríen porque saben perfectamente que no vengo en ningún vehículo.

—Pues si hay o no tráfico, no es culpa mía, señorita Grey —ataca.

Río secamente.

—¿A caso la culpé? —arqueo una ceja esta vez observándola fijamente.

Inmediatamente todos hacen silencio y se miran entre sí, la lagartona suspira un par de veces antes de dibujar una sonrisa falsa. Como ella.

—Perfecto, pues que no se te haga tarde para dirigirte a detención al finalizar el horario de clases, insolente.

Asiento una sola vez con la cabeza.

—Amén.

Las burlas no se hacen esperar.

De pronto un papelito aterriza en mi pupitre, lo tomo y lo lanzo a la papelera más cercana.

Minutos más tardes otro papelito aterriza en la mesa de mi pupitre, esta vez decido abrirlo porque sospecho quién es el culpable.

_____________________________

Hola, sangronita. Siempre tarde, nunca intarde. Nos vemos en detención para charlar un poquito.

Ah, una sugerencia; calma esos ánimos tan temprano, fiera.

Sin mucho amor: F. Montés.

____________________________

Volteo para observar al querubín sentado a una distancia considerable con esa típica sonrisa comemierda dibujada en su rostro.

Suspiro y vuelvo mi vista al frente.

Estúpido niño bonito.

¿Que si me acaba de alegrar el día con esa insípida y burlesca nota? En efecto.

🏫🏫🏫

—¡Señorita Grey! —exclama una voz chillona y demandante provocando que me sobresalte.

—¿Mhmm? —restriego el dorso de mi mano por mis ojos para aclarar la vista.

—¡La escuela no es para dormir, jovencita!

—Pues la casa no es para hacer tareas, ancianita —murmuro no lo suficientemente bajo ya que la señora Crodwey logra escucharme y abre sus ojos alarmada.

—¿Mi clase te parece lo suficientemente aburrida como para dormirte cuando a penas solo van diez minutos que empieza?

—No he dicho eso, solo tuve una mala noche, lo siento —me disculpo con sinceridad disponiendome a prestarle atención a lo que resta de clase.

—¡Bobadas! ¿Qué problemas podrían tener ustedes a esa edad? Su única responsabilidad es estudiar —despotrica ganándose una mirada cargada de incredulidad por mi parte.

Típico de los adultos, minorizar los problemas de los jóvenes excusándolo tan pobremente con ese nefasto argumento.

Suspiro tres veces para calmarme y muerdo mi lengua para evitar volverle a faltar el respeto.

—Bien —es lo unico que respondo.

—Pero si no le interesa mi clase y le parece tan sosa, puede salir inmediatamente —ordena.

—Su palabra es ley —digo antes de incorporarme con mi mochila al hombro y dirigirme a la salida.

La profesora jadea porque es obvio que no esperaba que me fuera.

—Se va derechito a detención, señorita Grey. ¡A detención!

Levanto mi pulgar izquierdo.

—¡Ese es mi destino, señora pasa! —exclamo sin poder evitar sacar mi genio malcriado y altanero.

Una que intenta ser buena onda y no andar insultando a las personas, pero ellas no colaboran. Así que; ¡Al diablo todos!

Detención parece ser mi casa desde unos años para acá, ya no deberia de sorprenderme.

Entro al aula de detención que sé sin ni siquiera levantar la mirada que está completamente vacía. Doy un portazo antes de dirigirme a mi asiento habitual.

Entonces esa voz me sorprende.

Él otra vez.

—Te estaba esperando, sangronita.

Levanto tan rápido la cabeza que de milagro aún la conservo pegada al cuello.

—¿Tú qué haces aquí durante horario de clase?

—Me tocaba orientación vocacional, pero el maestro encargado no vino y pues, esto es lo que sigue —se encoge de hombros inconscientemente.

Arrugó el entrecejo.

»¿Qué? ¿Algo anda mal?

Niego con la cabeza.

—Nada nuevo.

—¿Mal día? —arquea las cejas y se acerca.

—Mala vida —corrijo.

—Te daría algún consejo motivacional sobre que ya pasará, pero ¿a quién engaño?, es pura mierda decorada y tú seguirás sintiéndote igual, así que aquí me quedo hasta que te sientas... —se detiene mientras piensa cómo seguir —. Qué se yo, ¿Mejor?

—¿Y si te mando al infierno? —sonrío sin planearlo.

—Iré con gusto si eso significa que continuarás sonriendo así —expresa detallándome con esos ojos de Bambi que me trastocan.

—Eres ridículo, Flavio Montés.

—¿Esa es tu forma de agradecer? —cuestiona divertido.

—Tómalo como quieras.

—¿Incluso como una invitación a salir por ahí contigo algún día lejano? —tantea sin dejar de sonreír.

—Ridículo e iluso —niego con la cabeza.

—No sé porqué piensas lo contrario, pero yo sí sé que tú y yo nos vamos a llevar muy bien —habla haciendo contacto visual conmigo.

Me aclaro la garganta y me remuevo en mi asiento con el fin de recomponerme, pero nada parece querer funcionar.

—No lo creo —respondo a la defensiva y de manera brusca, él solo sonríe como si estuviese hablando con una niña inocente.

—No lo entiendes —me dice.

Ruedo los ojos.

—¿Qué demonios no entiendo?

¿Algo que hago cuando estoy nerviosa? Maldecir mucho, sin razón. Ah, y otra cosa; ponerme a la defensiva.

—Ya estás en el ojo del huracán Flavio y con tu actitud desinteresada y borde solo logras que vaya aumentando con mayor rapidez la categoría.

—No me hables en metáforas porque no las entiendo un carajo —amenazo.

—Logras despertar mi total interés, para nadie es un secreto, pero te advierto una cosa, Miley — hace una pausa que aprovecha para ponerse serio, de manera que se gana toda mi atención.

»Tarde o temprano te vas a chocar con mis manos, y te voy a desmenuzar una por una las corazas.

De momento siento como si el oxígeno no fuese suficiente, por lo que entreabro mis labios para llevar más cantidad a mis pulmones.

»Guerra avisada no mata soldado, fiera.


Tu mood actual:






***********************

Flavio cada vez superándose, ¿No?😂😂

Hasta aquí, chicuelos. Perdonen los fallos. :(

Otro cap para que vayan comprendiendo un poquito más a Miley.

Hagan de estos dos capítulos los más votados y comentados, motivenme a actualizar más prontito.

Recuerden seguirme

en Instagram/Twitter: jennifferplopez.

También delen fallow a las cuentas de los personajes, no se imaginan cuánto me río con ellos.

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