"El sueño de un Ángel"

By Maavalof

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Ella, está cansada de escuchar siempre los mismos comentarios y recomendaciones para conservar su salud físic... More

Introducción
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Dedicatoria y agradecimientos

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By Maavalof

¡Ya era hora! La cena debe de estar congelada -se queja Carmen, al verlos llegar.
-Mil disculpas, doña Carmen -dice Santiago.
-Amor, qué bueno que trajiste de cenar porque muero de hambre -comenta Maya, mientras Santiago la acomoda frente a la mesa.
-Sé que no puedes dormir sin cenar, por eso pasé por ellas -responde él, al besar sus labios y sonreír.

Durante la cena disfrutan de una charla llena de mimos, sonrisas y amor. Después pasan a la sala para continuar platicando.

Santiago toma entre sus brazos a su novia y con cuidado la sienta en el sofá, donde se sienta él también.

-Ahora tengo que hablar con mi mamá -comenta Maya.
-¿No le has comentado nada? -pregunta al abrazarla.
-No, pero sospechaba que algo estaba mal entre nosotros -responde ella, al tomar su mano y entrelazar sus dedos.
-Seguramente le parecerá buena nuestra decisión -comenta Santiago.
-Eso espero -agrega ella.
-Oye, ¿por qué no me avisaste de que venías? ¡Me encontraste toda fea, en pijama, sin maquillaje! -exclama repentinamente Maya.
-Tú eres hermosa sea como sea, y te amo tal y como eres... Además, me encanta verte así, ¡en pijama y despeinada! -asegura Santiago, deslizando sus manos por su cuerpo.
-¡A mí me encantan tus chinos! -dice ella, mientras juega con su cabello y ríe.
-¿En serio? -pregunta él, besando su cuello.
-Sí. Me gustan muchísimo. Mucho, mucho -asegura Maya riendo a carcajadas, pues Santiago ha comenzado a hacerle cosquillas.

Ambos comienzan a jugar y reír a carcajadas como si fueran dos niños pequeños.

Momentos después se escucha que alguien entra a la casa y se dirige hacia donde están ellos.

-¡Hola, hola! -exclama Cecilia, sentándose en un sofá.
-¡Hola, hermana! -responde Maya.
-¿Qué onda, Santi? -saluda Jorge, al sentarse con su esposa.
-Hola, ¿vienen de la escuela? -pregunta Santiago.
-Ay, sí. Fue un día horrible -comenta Cecy.
-¿Por qué? -pregunta Mariela.
-Porque la coreografía para el concurso es un caos. Cuando no se equivoca una, se equivoca otra y tenemos que empezar todo de nuevo -cuenta Cecy bastante cansada.
-Tranquila. Verás que poco a poco lo harán mejor. ¡Dales tiempo! -la anima Maya.
-Tiempo es lo que no tengo, Maya. Falta una semana para salir de vacaciones y cuando regresemos solamente tendremos tres días para ensayar -responde Cecy, desesperada.
-No te estreses antes de tiempo, hermanita -exclama Maya, y Jorge la apoya.
-¿Y cómo va Marijó? -pregunta de repente Santiago.
-Marijó va excelente. Es de las mejores de su edad. Y gracias a Dios la coreografía de las niñas ya está lista -asegura sonriendo Cecy.
-A mí me trae loco con el concurso -se queja Santiago y todos ríen.
-Bueno, ¿y tú por qué estás ya en pijama? -pregunta Cecy, dirigiéndose a su hermana.
-Porque no sabía que iba a venir Santiago, y ya estaba acostada -responde Maya.
-O sea que te vino a despertar -exclama Jorge.
-Algo así -dice riendo Santiago.
-¿Qué hay de cenar? -pregunta Cecy.
-Nada -contesta la escritora.
-¿No hicieron de cenar? -insiste Cecy.
-No, porque nadie iba a cenar aquí -explica Maya, mientras se escucha que alguien entra a la casa.
-Yo nunca dije que no cenaría aquí -aclara Cecilia.
-Hola, ¿cómo están? -exclama Sara, entrando con Fernando a la sala.
-¡Hola, má! -saludan Cecy y Maya al mismo tiempo.
-¡Santiago, qué gusto verte! -dice Fernando, al sentarse.
-Gracias, igualmente -expresa el doctor.
-¿Fueron a cenar? -pregunta Jorge.
-Sí, hay un nuevo restaurante cerca de la escuela y fuimos a ver qué tal está... y siendo sinceros, la comida está deliciosa -asegura Sara.
-Qué bueno que les gustó... Nosotros también cenamos delicioso, ¿verdad, amor? -dice sonriendo Maya, abrazando a su novio.
-Claro -afirma Santiago, al besarla.
-En vista de los acontecimientos... voy a la cocina a ver qué encuentro de comer -dice Cecilia.
-Voy contigo, amor. Yo también muero de hambre -agrega Jorge.
-¿Y tu hermano? -pregunta Sara a su hija.
-No sé, no lo he visto -contesta Maya, mientras Santiago la acaricia.
-¿No ha llegado de la escuela? -pregunta Fernando.
-No -dice Maya.
-¿Estás segura? -insiste seria Sara.
-Sí, mamá, he estado todo el día aquí y no ha venido para nada -confirma Maya.
-¡Ahorita mismo me va a escuchar! -exclama Sara, tomando el teléfono.

Sara llama a su hijo al celular y éste, después de escuchar el regaño de su madre, le dice que precisamente va en camino y que en unos minutos llega.

Jorge y Cecy regresan a la sala con un plato de cereal con leche cada uno. Al verlos Maya no puede evitar reír y  burlarse de ellos.

-Deja de reírte, mensa -dice molesta Cecy.
-Mi cuñis se ríe porque ella cenó rico y nosotros no -comenta Jorge, comiendo su cereal.
-¡El cereal es rico! -ríe Maya con Santiago.
-Amor, ya me voy. Es tarde y mañana comienzo a trabajar temprano -dice Santiago, al oído de su novia.
-Sí, mi vida. Cuídate mucho -responde sonriendo ella.
-Te llamo temprano -promete él, besando sus labios.
-¡Te amo! -exclama Maya con alegría.

El joven médico se despide del resto de la familia educadamente y se dirige a su casa con la tranquilidad de haber arreglado la situación con su novia.

Camino a casa, Santiago enciende el estéreo del auto y escucha una y otra vez "Tú me cambiaste la vida", canción con la que identifica perfectamente su amor por Mariela.

El viernes tal como acordaron, cerca de las ocho de la mañana Santiago llama a la mujer que ama para desearle un buen día y recordarle cuanto la quiere.

En el transcurso de la mañana, la escritora platica con su madre y su hermana de lo ocurrido en la semana entre ella y Santiago, y también les comenta la decisión que han tomado respecto al nuevo ortopedista.

En un principio, le parece a Sara una idea totalmente descabellada y sin sentido que Maya tenga que cambiar de médico. Sin embargo, después de escuchar las palabras de su hija termina por convencerse de que eso es lo mejor y lo correcto, asegurándole su apoyo como siempre.

Dan las tres de la tarde y el doctor llega puntual a recoger a su novia para salir a pasear y pasar el resto del día juntos.

-¿Ya sabes adónde quieres ir? -pregunta Santiago, antes de subir al auto.
-Ya te dije que el lugar es lo de menos. ¡Lo único que quiero es estar contigo! -responde Maya, al abrazarlo.
-Entonces, ¿qué te parece si vamos a comer con Marijó y después al cine? -propone él.
-Me parece perfecto -acepta ella, besando su boca.

La pareja, pasa por la pequeña Marijó y van a un reconocido restaurante con juegos y diversión para niños, donde disfrutan de una exquisita comida.

Al terminar de comer, Marijó pasa un momento a jugar con los pequeños en el área infantil, mientras su papá y Maya la vigilan desde lejos y aprovechan para conversar de un sinfín de cosas.

Más tarde, van a una plaza comercial y entran a ver una divertida función de cine en la que Maya y Santiago hacen todo, menos ver la película.

Entre besos, caricias, palabras de amor al oído y sonrisas transcurre el tiempo de la función.

-¿Te gustó la peli, papi? -pregunta Marijó, estando ya en el auto.
-Claro, princesa. ¡Estuvo genial! -asegura Santiago.
-¿Y a ti, Maya? -pregunta Marijó.
-Por supuesto. Está divertida, ¿no? -responde Maya sonriendo.
-¡Qué mentirosos son! ¡Ni vieron la película! -responde enseguida la niña.
-¡Claro que la vimos! -afirma Santiago, volteando a ver a Maya.
-¡Claro que no! -exclama la niña.
-¡Claro que sí, Marijó! -asegura Mariela.
-¡Claro que no! Yo los vi y se pasaron abrazados platicando y besándose -exclama a carcajadas Marijó.
-¡No es cierto! -responden Maya y Santiago al mismo tiempo.
-¡Claro que sí, yo los vi! -asegura la niña y los tres mueren de risa.

Las carcajadas y la plática continúan hasta llegar a casa de la escritora.

-Hija, qué bueno que llegan -dice Sara, al recibirlos.
-Señora, buenas noches -saludan Santiago y Marijó.
-Pasen a la sala -invita Sara amablemente.
-Maya, te ha hablado Jise tres veces. Dice que le urge hablar contigo -dice Sara a su hija.
-Qué raro. No me ha marcado al celular -responde Maya desconcertada.
-¿Le marcamos? -sugiere Santiago, sacando el celular de su novia.
-Sí, mi cielo, por favor -exclama ella un poco preocupada.

Mariela intenta una y otra vez comunicarse con su amiga, pero, no entra la llamada. Poco a poco, van llegando los integrantes de la familia listos para pasar un genial fin de semana.

Inesperadamente, casi a las nueve de la noche tocan el timbre y es Fernando quien atiende gentilmente a Jisela, quien, después de saludar a todos, habla con Maya.

-Amiga, ¿qué onda? Te he estado marcando al cel y no entra la llamada -dice Maya, dándole un fuerte abrazo.
-Me quedé sin pila -responde Jise, mientras saluda a Santiago.
-¿Qué quieres hablar conmigo? -pregunta sonriendo la escritora.
-Te estaba buscando porque hoy hay reunión, tonta -responde Jisela.
-¿Reunión? -exclama sorprendida Maya.
-Sí, van las chavas a dormir al depa, y pues sólo faltas tú -explica Jise, con una sonrisa.
-¡Qué padre, amiga! Pero, ¿por qué no me avisaron antes? -pregunta Maya.
-Porque apenas lo planeamos hoy... Ándale, vamos. Vine por ti -dice Jise animadamente.
-Amiga, lo siento pero no puedo ir -responde la escritora algo apenada.
-¿Por qué? -insiste Jisela.
-Amor, si lo dices por mí, no te preocupes. Ve con las chavas. Hace mucho que no sales con ellas... Yo me voy con Marijó a cenar a la casa -aclara Santiago con cariño.
-A ver, ¿escuché bien? ¿Le dijiste amor? -dice Jisela con gran sorpresa.
-Sí -responden ambos, al abrazarse.
-¡Amiga! ¡Muchas felicidades! ¡Me da mucho gusto! -se alegra Jise, al abrazar a Maya.
-Gracias -contestan Maya y Santiago.
-¿Por qué no me habías contado nada? -se queja Jise.
-Amiga, porque todo ha sido muy rápido. De hecho casi nadie sabe -se excusa Maya, de la mano de Santiago.
-Ahora entiendo por qué en tu cumple ni caso me hiciste por andar de arriba para abajo con Santi -explica Jise y los tres ríen.
-Amor, ve con Jise y diviértete. Podemos vernos mañana para comer -propone Santiago, acariciando el rostro de Maya.
-¿Seguro? -pregunta ella cariñosamente.
-Por supuesto, mi cielo -asegura él.
-¡Eres genial, mi vida! -exclama Maya y besa sus labios, mientras Jise los observa sonriendo.
-¡Dios mío, quiero un beso así! -grita Jisela y todos ríen a carcajadas.
-No, Jise. Ése no se compara con los que yo he visto -comenta enseguida Cecilia, haciendo que su hermana se sonroje.
-Bueno, ¡ya basta!... Jisela, acompáñame a hablar con mi mamá y a hacer mi maleta -le pide Mariela riéndose también.
-¡Claro, amiga! -responde Jisela.

La escritora sube con Jisela a la recámara de su madre para avisarle que se va a dormir con sus amigas. Después empacan algunas cosas que necesita, como ropa y objetos personales.

Finalmente, Maya se despide de Santiago, de Marijó y del resto de la familia y se retira en compañía de su querida amiga Jise.

Por su parte, Santiago es invitado con su hija a cenar con la familia Valencia.

En el departamento de Jisela, la diversión está por empezar. Ya se encuentran ahí, Adry, Luz Elena y Maya dispuestas a pasarla de maravilla.

-Me encanta estar así con ustedes -dice Jise.
-Sí, ya tenía un buen tiempo que no lo hacíamos -añade Luz Elena.
-Es una lástima que Luna y Atzy se hayan salido del club y alejado de nosotros -comenta Adry.
-Sí, eso demuestra que no éramos realmente amigas -aclara Jise, un poco seria.
-Bueno pero no vale la pena seguir hablando de lo que pasó con ellas. Lo importante es que estamos juntas y que somos amigas más allá del club y de Jaime -comenta sonriendo Maya.
-¡Por supuesto! Aunque hay que reconocer que el club quedó en excelentes manos -reconoce Luz Elena.
-Es verdad, aunque a veces extraño ser presidenta -se queja Jise.
-También yo extraño ser moderadora -dice sonriendo Maya. Pero el club necesitaba un cambio al igual que nosotras -añade.
-Así es. Pero Adry ha hecho un gran trabajo -afirma Jise.
-Claro. Además, Jaime debe de estar contento de tener presidentas como tú, amiga -le dice Maya a Adry.
-Jaime ni caso me hace -responde Adry algo seria.
-Tampoco a mí me hizo caso nunca -exclama Jise.
-La única que ha tenido suerte con Jaime es Maya -dice de repente Adry.
-Sí, a ella siempre le responde -añade Luz Elena.
-No siempre. Ha habido veces que ni me hizo caso -aclara Mariela.
-Bueno, pero cuando se trata de algo importante te responde y enseguida -comenta Adry.
-Sea lo que sea, ¡Jaime es un sol! -exclama con un suspiro Luz Elena.
-¡Por eso lo amo! -agrega Maya.
-Bueno, ya dejemos en paz a Jaime... Pasemos a otra cosa. Maya tiene algo que contarnos -dice Jise emocionada.
-¡Cuenta, Mayita! -le ruega Luz Elena, impaciente.
-¡Ya ando con Santiago! -exclama con un gran suspiro la escritora.

Las chicas celebran muy alegremente la noticia de Maya, al tiempo que les cuenta cada detalle de lo que ha sucedido con Santiago.

La charla termina cerca de las tres de la mañana, cuando el sueño acabó por vencerlas a todas.

Al mediodía del sábado, el doctor Carmona pasa al departamento de Jise a buscar a Maya para ir juntos a comer.

Al anochecer, la pareja de novios llega de nuevo a casa de Maya, donde se encuentran con Andrea y Betty.

-¡Primix! -exclaman al verse Maya y Andrea.
-Hola, Andy -saluda Santiago.
-Hola, Santi... Maya Valencia, ¡tú y yo tenemos una larga plática pendiente! -exclama Andrea seriamente.
-Sí, prima -contesta riéndose Maya.
-Te advierto que hoy duermo aquí -anuncia Andrea.
-Claro... o sea que hoy no dormiré -exclama Maya y ambas ríen.

La convivencia familiar es muy amena. Mientras los jóvenes escuchan música y conversan en la sala, Sara y Betty se toman una copa de vino tinto.

-Oigan, vamos al antro -sugiere repentinamente Ricky.
-¿Hoy? -pregunta Jorge.
-Sí. ¡Es sábado! -contesta Ricky.
-Me agrada la idea -exclaman Andrea y Cecy.
-¿Vamos, mi vida? -le dice Maya a Santiago.
-No sé, amor. Estoy algo cansado -responde Santiago.
-Vamos. ¡Aunque sea un ratito! -insiste Maya, besando sus labios una y otra vez.
-Ok. Pero sólo un rato -acepta Santiago.
-Por eso te amo, mi cielo -exclama Maya muy feliz.
-Ok. Entonces empiecen a arreglarse -les dice Jorge a Cecy, Andy y Maya.

Las jóvenes suben a la segunda planta para arreglarse. El doctor Carmona va un momento a su casa para cambiarse de ropa y darle un beso a su hija.

Alrededor de las once, los chavos arriban al antro, donde hay un ambiente bastante agradable. La música suena a todo volumen y la pista está repleta de parejas bailando.

Cecy y compañía ocupan una mesa cercana a la pista, y enseguida un mesero les toma la orden. Andrea y Ricardo se levantan a bailar, seguidos de Cecy y Jorge.

Santiago está realmente impresionado de lo hermosa que esa noche se ve su novia, quien luce un vestido negro con un discreto escote, cabello lacio suelto y un maquillaje ideal para la ocasión.

-¡Estás hermosa! -le dice Santiago a Maya al oído.
-Gracias, mi cielo. La idea era impresionarte, tal como lo estás ahorita -responde coquetamente Maya.
-¿Sabes que fui un tonto al no darme cuenta antes de que tú eres la mujer de mi vida? -exclama él, al besar la mano de su novia.
-Lo sé, amor. Pero no vale la pena hablar de eso ahora. Lo único que importa es que estamos juntos y nos amamos mucho -afirma ella con una tierna sonrisa.
-Tienes razón, ahora lo único importante es hacerte feliz -afirma él, besándola en los labios.
-¿En verdad quieres hacerme feliz? -pregunta ella.
-Por supuesto -contesta él, con seguridad.
-Pues entonces, ¡sácame a bailar! -le pide Maya.

Santiago ayuda a su novia a ponerse de pie y lentamente caminan juntos hasta la pista, donde permanecen cerca de hora y media bailando, cantando y diciéndose palabras de amor al oído.

Después, la escritora baila con su hermano y con su cuñado, mientras Santiago hace lo mismo con Cecy y Andrea.

Los seis se divierten a lo grande esa noche, y a las cuatro de la madrugada la fiesta termina para ellos.

Al llegar a casa, Maya y su prima suben a la recámara donde dormirán juntas. Ya acostadas, la escritora le cuenta detalladamente a Andrea todo lo ocurrido en su relación con Santiago.

La interesante plática entre primas continúa hasta poco después de las seis de la mañana, por lo que al día siguiente ambas se levantan a la una de la tarde.

Maya toma un baño con ayuda de su madre y se viste de pans, sudadera y tenis para pasar cómodamente la tarde del domingo en casa.

Con ánimo dominguero, Jorge instala en la sala todo lo requerido para utilizar el karaoke, pues le fascina cantar con la familia. Por su lado, los jóvenes se disponen a jugar tabú y scrable, juegos con los que sueltan miles de carcajadas.

Gritos y risas se hacen presentes en casa de los Valencia, mientras la música se oye a todo volumen.
Más tarde, Santiago y Marijó se unen a la reunión, e igual que los demás, se divierten muchísimo.

Después de un largo rato de juego, los jóvenes se unen al karaoke. Así, entre todos cantan una y otra vez las melodías favoritas de cada miembro de la familia.

Canciones de amor y desamor, de tristeza y alegría, con o sin dedicatoria, se dejan escuchar en casa de la escritora, donde se percibe un ambiente de amor y alegría.

Santiago aprovecha para dedicar a su novia una y otra melodía, al tiempo que le canta al oído entre besos, abrazos y caricias. Maya se siente feliz de vivir momentos así en compañía de su familia, y más si tiene a su lado al amor de su vida.

Los días transcurren y las vacaciones decembrinas están por llegar, por lo que ambas familias empiezan a organizar los viajes de fin de año.

Los Valencia han decidido pasar Navidad y Año Nuevo en Veracruz con sus familiares.

Los López Carmona planean pasar la Nochebuena en Guadalajara, visitando a Issabella, y para fin de año quieren viajar a Los Cabos, Baja California Sur, para encontrarse con Diego, el padre de Santiago.

La joven escritora espera con ansias el viaje a Veracruz para reencontrarse con seres muy queridos e importantes para ella, lo único que no le agrada es que dejará de ver a su novio durante varios días.

Marijó está impaciente por ver a su abuelo, pues hace ya casi dos años que no están juntos.

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