Un suspiro y mil disparos | t...

由 BeautifulDerangement

55.4K 4.5K 746

Hay miradas que hablan. Y desde el momento en que los ojos de Mickaellie se encontraron con los de Yuu Shiroy... 更多

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17 [POV Aoi]
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 30 [POV Aoi]
Epílogo

Capítulo 29

796 81 14
由 BeautifulDerangement

He despertado y vuelto a dormir tres veces en lo que va del día, pero en esta pude quedarme completamente despierta, por lo cual automáticamente me noto siendo observada por mi madre.
Mi cuerpo duele al moverme, y mi mente, por supuesto, está colapsada de preguntas. Como por ejemplo: ¿Dónde está Hideto? Estoy completamente preocupada por él ahora mismo. Recuerdo haberlo dejado herido en el suelo.

—No te levantes —la voz suave de mi madre me tranquiliza—. ¿Tienes sed, cariño?

—¿Y papá?

—Él está bien —ella sonríe, pero se ve claramente cansada—. Ya salió de la operación.

Mierda. Miro el lugar y estoy en una clínica privada.No se parece en nada a un hospital normal.

—¿Arly? ¿Kaz? ¿Dónde están las chicas? ¿Y...?

—Todos están bien, Mickaellie. —Su cara seria y algo triste es inquietante. —No puedo creer que te hayas metido en todo eso. Ellos me lo han explicado, sin embargo, necesito tu explicación para comprender. Pero no ahora, tienes que descansar un poco... ¿Te duele la pierna?

Asiento. La puerta se abre con suavidad y Kai se hace presente con una suave sonrisa.

—Está hecho.

—Gracias —susurra mi madre.

—¿De qué están hablando? —pregunto débilmente, mientras me muevo para sentarme un poco.

—Mickaellie, es largo de explicar —Kai se sienta a mi lado—. Todos aquí preferimos que nuestros nombres estén limpios, ¿comprendes a qué me refiero? Tuve que mover algunos hilos en el departamento policial, y el hecho de que Hana esté muerta cambia mucho las cosas por allí... Lo estamos tomando como un favor de parte de ustedes, así que nadie registró lo sucedido. No hay hechos, no hay nombres ni causas. En el expediente solo se tratará como un asunto entre la mafia.

Eso es malditamente corrupto. Aunque, analizándolo bien, que Hana esté muerta es un alivio para todos. Mi madre asegura que lo sucedido no lo sabrá absolutamente nadie, por lo que será un hecho del que no se podrá hablar jamás.
No sé cómo sentirme respecto a eso.

La médica entra en la sala, por lo cual Kai y mi madre salen para que ella me examine un poco. Mi pierna se ve bastante mal, pero ella me asegura que en dos semanas estaré bien, ya que la bala ha ingresado superficialmente. Le pregunto acerca de mi rostro, ya que siento mucho dolor.

—Estarás bien, solo tienes algunas contusiones. Puede que te sientas extraña por la sensación de hinchazón, pero se irá en unos días. Mañana revisaré nuevamente la herida de tu pierna, si todo va bien, puedes volver a casa.

—Doctora... ¿Es posible que pueda ver a alguien ahora? —pregunto y ella asiente—. Su nombre es Yuu Shiroyama, pero no sé si está afuera o no. ¿Podría preguntar?

—Sí. Solo un rato, el horario de visita termina a las siete.

Ella se retira, oigo su voz preguntando por Yuu pero nadie atraviesa la puerta. Sinceramente, no sé qué esperaba que sucediera. Tendría que haberme quedado claro que le importa más su madre muerta que yo, quien acaba de salvarlo de esa mafia que lo ha tenido cautivo durante años.
En cambio, Kazuki es quien entra y me da una ligera sonrisa antes de sentarse a mi lado. No tengo idea de cómo reaccionar, considerando que éste chico es... ¿El hermanastro de Yuu?

—Sé que querías ver a Yuu, pero no está listo aún.

—¿A qué te refieres?

—Lo conozco de toda la vida, Mickaellie. Ha pasado por mucho y necesita pensar, tener la cabeza fría antes de hablar contigo. Por eso... —él baja la mirada a sus manos—, por eso vine en su lugar. Sé que te mentí durante todo este tiempo, pero si te decía quien era, Hana me hubiera matado.

—Entonces, eres el hermanastro del que Yuu me habló.

—Así es, mi padre se casó con Hana. Ella me ha criado como su favorito, pero cuando papá murió... Quiero decir, cuando ella lo mató, todo cambió. Fui amenazado y tenía que hacer todo lo que ella deseaba; además debía convivir con un hermano que me odiaba, él realmente creía que Hana me daba beneficios, pero créeme que también he vivido un infierno con ella.

—¿Ella te obligó a secuestrarme?

—Sí, pero nunca ha sido mi intención hacerlo, ni siquiera tenía planeado entrometerme entre ustedes, Mickaellie. No me importaba, ¿sabes? Pero Hana tuvo la maldita idea de tomarme como espía. Yuu tenía actitudes sospechosas, y ella quería saber por qué había comenzado a comportarse tan rebelde —se encogió de hombros—. Te conocí y luego, en un descuido, te nombré frente a Hana. Fue mi error, lo admito, nada de esto debió suceder.

Resoplo. Hay tantas cosas que preguntar, pero ahora solo tengo una en mente.

—Aquella noche en la biblioteca, cuando enviaste mi foto a Yuu, ¿qué pretendías hacer?

—Bueno... —Él se encoge de hombros y mira alrededor—. Yuu tenía que entender de alguna manera que no podía jugar contigo. Si yo le hacía creer que tú estabas conmigo, él se alejaría de ti lo más pronto posible. ¿No fue eso lo que intentó? Las cosas salieron mal cuando tú fuiste a buscarlo.

—Pero, ¿por qué? —cuestiono confundida.

—Mi hermano sabía que tu nombre llegaría tarde o temprano a los oídos de Hana. Si no era por él, sería por mí o por alguien cercano. Esa simple razón haría que él tuviera que separarse de ti para no causarte daño. Por eso desaparecí yo también.

Bajo la mirada, avergonzada. De alguna manera todos intentaron protegerme, pero yo... Siempre he sido yo quien buscó los problemas. Comprender que fui una persona totalmente carente del sentido del peligro y que me arriesgué a todo eso, me hace sentir como si estuviera fuera de mi cuerpo presenciando la vida de otra persona.

—Ahora debo irme, Yuu avisó que estaría aquí pronto.

Asiento, aunque me siento nerviosa por ello.

—Mickaellie... —Kazuki busca mi mirada—. Dale tiempo. Comprende que es duro para él haber perdido a su única familia de sangre. Después de todo, ella era su madre.

—Lo intentaré.

[ . . . ]

Yuu no ha llegado ayer a la clínica. Lo esperé hasta que finalizó el horario de visita y luego me quedé dormida. Tal vez se arrepintió y necesita más tiempo, y no lo juzgo. Sé que es triste cuando pierdes a alguien, porque a pesar de todo, así me sentí cuando mi padre se fue.
No espero que él venga hoy, incluso estoy a punto de volver a casa, por lo que termino de acomodar mi camiseta cuando alguien toca la puerta. Doy permiso para que entre, estoy lista para irme ya y necesito ayuda para bajar, pero...

Es él.

Todo mi ser está alerta cuando nuestros ojos se encuentran. Yuu no se ve bien, sé que está sufriendo, lo sé porque al segundo siguiente de mirarnos ya está abrazándome y llorando sin parar.

—Lo siento —susurra—. Aunque estabas herida, yo no...

—Está bien —interrumpo con suavidad—. Era tu madre, no tienes que explicármelo.

Él se separa de mí y me deja un tembloroso beso en la frente, el cual recibo agradecida. Solo dejo que llore, porque sin duda, y a pesar de que he visto cosas que pudieron dejarme en shock allí, no me siento tan devastada como él. Sé que el no verme llorar será un alivio para Yuu.
Enredo los dedos en su suave cabello oscuro e intento consolarlo un poco. 

—De acuerdo —él intenta detenerse luego de unos largos minutos y se seca las lágrimas—. No he venido a llorar, lo prometo. Yo... Tomé una decisión. Sé que es importante que yo esté bien, Mickaellie, así que voy a retirarme.

¿Qué? ¿Retirarte?

—Me retiraré de la psicología. No estoy bien y lo sé. Tengo muchos problemas, realmente no deseo otra cosa más que ser un hombre digno para ti. Iré a terapia y me centraré en arreglar mi cabeza, es lo mínimo que puedo hacer.

—¿Y las clases?

—No te preocupes por eso, el profesor Kakimoto volvería de cualquier manera. Él está listo para continuar con la actividad. —El moreno se encoge de hombros—. Yo... Estaré lejos un tiempo. Sé que será duro para ambos, pero es lo mejor que puedo hacer por ti. Prometo que volveré para tu graduación.

Trago saliva con dificultad.
La graduación, maldita sea. Aún faltan tres meses para que eso suceda, ¿cómo voy a soportar alejarme de él ahora que he hecho todo por tenerlo a mi lado? ¿Es esto algún tipo de prueba secreta para demostrarnos que somos fuertes incluso estando lejos?
Si logro soportarlo, sé que todo estará bien. Además, eso me daría espacio para concentrarme en mis estudios y graduarme. Pero luego de eso, ¿cómo haremos para vernos cuando deba irme a la universidad? Esa es otra cuestión de la cual no quiero preocuparme ahora, sé que pensar en ello también traerá incomodidad entre nosotros.

—Bien —carraspeo y tomo sus manos—. Entonces... ¿Adónde irás?

—No puedo decírtelo, porque irías a buscarme, y ambos necesitamos tiempo para sanar.

Miro sus ojos oscuros y luego a sus labios. Es la primera vez en todo este tiempo que me cuestiono si estará bien besarlo, y si parte de sanar es renunciar a mi necesidad de contacto. Me digo que sí mientras lo atraigo hacia mí en un abrazo de despedida.

—Te extrañaré.

—También yo.

Me deja y da media vuelta, lo hace rápido para no mirarme y me siento vacía al instante. Mi corazón late inquieto en mi pecho, pero sé que esto es lo correcto.

Yuu se detiene en la puerta.

—Maldita sea —sisea.

Vuelve hacia mí. Siento una de sus manos en mi cintura y la otra en mi nuca antes de rendirme por completo a su cálido beso. El último que nos damos antes de que se vaya durante tres meses.
Cuando está a punto de cruzar la puerta, él promete que volverá, y sé que así será.

[ . . . ]


No sé qué demonios estoy haciendo dando vueltas en el pasillo. ¿Por qué estoy tan nerviosa? Sé que hice todo bien, no debería estar tan alterada e insegura.
La última semana de exámenes fue terrorífica y no pude dormir con comodidad. Pensándolo bien, no pude dormir con comodidad durante varios meses, pero este sin duda es el peor y en donde más cansancio siento. Es como si me cabeza fuese a estallar en cualquier momento debido al estrés.

—¿Puedes quedarte quieta? Me pones nervioso a mí también —Ruki cruza los brazos y se apoya en la ventana junto a Uruha.

—Es mi último examen y es justamente de la cosa que más odio en el mundo, lo siento por molestarte con mis nervios —resoplo y me siento en el suelo.

—¿Aún no están los resultados?

Niego con la cabeza mientras Kigari deja caer un paquete de Lay's en mis piernas, luego se sienta a mi lado y se concentra en su teléfono. Le agradezco por el detalle y comienzo a comer.
Sé que es extraño, incluso a veces nos reímos de cómo nos llevábamos en el pasado, pero Yaku y yo somos buenas amigas. Hemos aprendido de nuestros errores y comprendimos que, a pesar de tener personalidades diferentes, nos complementamos bien.
Parte de su cambio de actitud tiene que ver con cierta persona también, la cual camina hacia nosotras y se sienta a su lado para tenderle una botella de agua.

—No tenías que hacerlo —murmura ella.

—Dijiste que tenías sed.

—Entonces, si digo que tengo hambre, ¿vas a traerme comida también?

—¿Qué quieres comer? Lo que sea que desees, lo traeré para ti.

Kigari lo mira boquiabierta y no sabe qué decir ante la seriedad y determinación de Reita, quien parece realmente dispuesto a levantarse en el preciso momento que ella ordene algo. Kigari termina por sonreír y bajar la mirada, ruborizada.

—Eres cursi, cállate.

Ni siquiera sé cómo terminaron juntos, pero ambos son vomitivamente encantadores cuando están juntos. Aunque ella intente pretender que no le afecta, todos notamos lo mucho que quiere a Reita; y él claramente se desvive por ella.

—Oigan, ¿eso fue cursi? —pregunta el rubio, confundido.

—Sí —respondemos todos al unísono.

El profesor sale y nosotros nos apresuramos a esperar nuestros resultados. Todos intentan mirar la hoja que el profesor ha colgado, sin embargo Kigari y yo nos hacemos lugar y, al ver lo que obtuvimos, ambas chillamos de emoción.

—No te pongas uno de tus feos vestidos para la graduación —espeta ella arrugando la nariz.

—Eh, no hagas esa expresión otra vez, te arrugarás joven —respondo con una sonrisa.

Lo logramos. ¡Pasamos matemáticas!
Nos reunimos con los chicos, a quienes también les ha ido bien en el examen, y comenzamos con los planes de nuestra fiesta de celebración. Como el instituto hará un pequeño evento formal, nosotros haremos la parte informal.

Por la tarde vuelvo a casa y miro la pantalla de mi teléfono por quinta vez en el día. No hay rastro de la persona que espero. Sinceramente, tampoco esperaba que me escribiera o algo... Desapareció hace tres meses y, contra todo pronóstico, estoy bien con ello. Sé que no ha sido una ruptura, aunque tampoco he tenido tiempo de sentirla como tal, ya que los estudios me mantuvieron ocupada y completamente fuera de todo pensamiento.
Solo me he permitido llorar el día de su cumpleaños porque no he tenido oportunidad de comunicarme con él. Juro que ha sido la única vez; ni siquiera lloré el día que tuve que contarle a mi madre todo lo que sucedió aquel día antes de terminar en el hospital, o cuando tuve una enorme discusión con ella por aquel tema.
Claramente me quiere lejos de Yuu, pero no pienso renunciar. Comprendo su preocupación, sin embargo no puedo limitar mi vida a su parecer.

Dos semanas pasaron volando. Aún sigo sin tener contacto con él.

No sé dónde está ni si va a volver. Uruha supone que volverá para la fiesta, pero incluso estando sentada a un costado de la puerta, no lo veo entre la gente y tampoco lo he visto entrar. Estoy pendiente desde hace horas... Según yo, iba a sentarme para acomodar el bajo de mis jeans, pero terminé bebiendo daiquiri y siendo una completa idiota.
Kigari se sienta a mi lado. Lleva un vestido precioso y me ha regañado varias veces por traer pantalones, aunque no me importa, todos sabíamos que iba a quedarme aquí esperando.

—¿Aún no?

Niego con la cabeza. Mi reloj marca la una de la madrugada, es temprano pero quiero volver a casa. Estoy decepcionada por el simple hecho de haber creído que esto sería algo diferente, o que volvería y cumpliría su promesa.
No me queda de otra más que levantarme e intentar bailar cuando Kigari me lleva a la pista forzosamente. No me quejo, lo hago para no arruinar el humor de los demás.
A las tres me canso y vuelvo a casa. No tardo mucho en encerrarme y hundirme en la bañera llena de agua para ahogar cualquier pensamiento doloroso. No estoy dispuesta a llorar, no hoy, no un día en el que se supone debo estar feliz. Me dedico a disfrutar de la temperatura cálida del agua y una hora después vuelvo a mi cama a dormir.

Doy vueltas, incómoda, y cuando logro caer en un sueño profundo...


Mi madre me mira disgustada, y aunque no me gusta nada su cara, espero a que hable.

¿Por qué te empeñas en continuar con él? Casi te matan por su culpa. Además, es tu psicólogo... ¿En serio crees que eso está bien?

—Sí —digo a la defensiva.

—Te manipuló, ¿no es así? 

Estoy boquiabierta; siento su voz clavándose como cuchillos dentro de mí. Si estoy con ese hombre es porque quiero. Supe desde el primer momento que lo quería con todas mis malditas células, no puedo creer que piense así de mí.

—¿Qué insinúas? ¿Piensas que no tengo voluntad propia? Tomo las decisiones que creo correctas, ¿o acaso debo pedirte permiso?

—¡Mírate, eres apenas una mocosa de diecinueve años y te atreves a responderme así! —gruñe—. ¿Sabes lo que va a pasar, Mickaellie? Te dejará. Es típico de todos los hombres, lo hará y...

—Que tú hayas tenido una jodida mala experiencia con mi padre no te da derecho a decir que él va a dejarme. Tus problemas háblalos con el psiquiatra, no conmigo.

Dios, ¿qué acabo de decir? Se me escapó decirlo, no debí. Estaría demasiado de acuerdo si se levanta para golpearme.

—¡Mickaellie, cuida tu boca! —grita y se levanta—. ¿No te das cuenta? Se va a cansar de ti o tú te cansarás de él. Tienes diecinueve años, ¿y él? ¿Cuántos? —sisea—. ¿Treinta y algo? Fíjate cuánta diferencia... ¿Te seguirá gustando cuando tenga, no sé, cuarenta?

—No sabía que eras así de prejuiciosa —escupo las palabras, enojada—. ¡Me largo!

—¡Mickaellie, te estoy hablando, maldición!

Cuando quiero subir las escaleras, choco con el pecho de mi padre, que me mira extrañado. Voy a esquivarlo, pero no me deja y no tengo más opción que lidiar con él también.

—¿Qué son esos gritos? ¿Qué sucede?

—¿Quieres saber qué sucede? —grita mi madre saliendo de la sala—. ¡Que esta... Esta chiquilla, me ha faltado el respeto!

Gruño y sigo mi camino, siendo perseguida por mis padres. La verdad es que no quiero hablar con ellos. Abro la puerta de mi cuarto de un golpe y agarro mi maleta. Dios... ¡Me largo ahora mismo! No puedo aguantar a esta mujer siendo una molestia.

—¡Mickaellie, te estoy hablando!

—No hablaré contigo si continuarás con tu maldito pensamiento cerrado.

—¡Cállate, sabes que tengo razón!

—¿Qué? —le grito más fuerte—. ¡Amo a ese hombre y me importa poco lo que tú pienses! ¿Y sabes qué más? ¡Voy a casarme con él!

Cuando suelto eso, todo se vuelve silencio. Ni siquiera sé por qué lo dije.


Me remuevo por la situación incómoda, abriendo los ojos y dándome cuenta que estoy en mi cama, soñando otra vez con aquel momento y la cara de mis padres cuando dije eso.
Miro el reloj, son casi las once de la mañana, por lo que me levanto y voy directo a cepillar mis dientes y volver a tomar un baño, aún pensativa sobre el sueño.
Al salir, sé que algo está sucediendo porque oigo la voz de mi padre un poco alta. Me sorprende que esté aquí.
Bajo las escaleras rápidamente y lo encuentro de espaldas a mí en la puerta de entrada. La persona que está del otro lado sostiene una caja. Me mira durante un segundo antes de volver a bajar la mirada hacia mi padre.

—Hice lo que me pediste. Me fui, le di tiempo para pensar. Incluso rompí mi promesa de volver para la graduación, ¿ya puedo verla?

—Está dormida —responde el más bajo—. Te llamaré cuando ella despierte.

—Mickaellie, ¿sigues dormida o padeces sonambulismo? —dice en un tono sarcástico.

Hideto da la vuelta y me da una pequeña sonrisa. Podría habérsela devuelto si no fuese por el hecho de haber escuchado todo. Se supone que debería estar feliz de ver a Yuu, en cambio solo puedo mantenerme seria e irritada por dentro... Él no tenía derecho a alejarme de Yuu de esa manera, sin embargo es tarde para reproches, ya ha pasado el tiempo y el moreno ya está aquí de vuelta.

Respiro con tranquilidad y desvío la mirada a Yuu, quien se ve tan increíble como siempre.

—Llegas a tiempo, ¿quieres ayudarme a empacar?

—¿Empacar? —pregunta Hideto, confundido—. Pero te vas en dos días.

—Lo sé.

Voy hacia la puerta y tomo a Yuu de la mano para hacerle entrar. Mi padre no dice una palabra y yo, antes de subir las escaleras con este hombre, suelto:

—Respecto a la cena de esta noche, no iré a menos que Yuu esté ahí. Hazle saber eso a mi madre, por favor.

[ . . . ]

Mientras empacaba mis cosas, Yuu me hizo saber lo que sucedió y luego nos fuimos a su casa. Sinceramente, no supe cómo sentirme al respecto, pero mi lado vengativo estaba sediento y no me importó la negativa de mi madre, así que... Aquí estoy, después de atascarme a besos con este hombre durante toda la tarde, ambos sentados en un restaurante esperando a mis padres.
Yuu se ve incómodo, como si quisiera salir corriendo, pero no quiero que lo haga. Supongo que ha llegado el día de enfrentar esto.

Lo gracioso es que esto no es como lo imaginé. Es mucho peor.

—No van a morderte —lo tranquilizo y acomodo su cabello, enredando un mechón en mis dedos como de costumbre—. Me gusta mucho tu cabello, está más largo.

Él asiente e intenta sonreír mientas juega con los anillos de sus manos. Alguien carraspea y levantamos la cabeza al mismo tiempo.
Mi madre está parada frente a nosotros muy seria. Es la reacción que esperaba, pero eso no quiere decir que la sensación de tristeza no me esté golpeando fuerte. Después de todo, no quiero irme de la ciudad sabiendo que mi madre está enojada.
Mi padre aparece tras ella y la jala con cuidado para que se siente frente a nosotros. Todo se vuelve tenso por aquí.

—Buenas noches —saluda educadamente Yuu.

—¿Ya ordenaron? —pregunta mi padre con una sonrisa tensa, dándole la mano al moreno.

—No. Esperábamos a que lo hicieran ustedes —respondo de la misma manera.

Joanne no dice nada. Ni una palabra. Se dedica a comer y beber de su copa de vino. Me desespera que esté tan estóica, preferiría mil veces que grite o haga algo más que simplemente ignorarnos.
La cena pasa entre conversaciones cortas y silencio hasta el momento que llega el postre y más bebida. Mi madre no ha parado de evitarnos, y una de sus maneras de no responder es llevarse la copa a la boca y pretender que no dijimos nada para integrarla a la conversación.
Ella se levanta y se excusa diciendo que irá al tocador, pero su voz se oye rara y cuando se levanta puedo notar cómo tambalea. Resoplo indignada, aún así me acerco a ella para ayudarla y es entonces cuando todo se vuelve un caos.

Trágame tierra...

—¡Déjame!

—Mamá, baja la voz.

—¡No voy a bajar la voz, estoy enojada! Por su culpa te metiste en problemas y casi te matan, ¿y aún así lo quieres? ¿Por qué lo traes a cenar con nosotros? —señala a Yuu, y Hideto intenta calmarla—. ¡Estuve a punto de perder a mi niña! ¡Mi niña! —enfatiza y se lleva el dedo acusador al pecho—. ¿Puedes tener la decencia de retirarte y no volver a verla?

Le señalo la puerta a mi padre para que se vayan y él la arrastra como puede hacia la salida mientras ella continúa gritando. Estoy muriendo de vergüenza ahora que tenemos la atención de la gente de las otras mesas.
Mi vergüenza se vuelve más grande cuando veo a Yuu sacando dinero y pagando la cuenta con las manos temblorosas. A pesar de lo que dijo mi madre él está dejando su dinero y haciéndose cargo de la situación. Quiero morir, ¿qué debería decir ahora?
Antes de que pueda siquiera reaccionar, Yuu está saliendo del lugar y subiendo a su coche. Maldita sea. Incluso cuando estoy corriendo tras él y gritando su nombre, no responde y se marcha lejos. Mis padres discuten al otro lado de la calle y no les importa que los estén viendo. Temo que alguien llame a la policía por los disturbios.

—No sabes mantener la boca cerrada, Joanne. No puedes ir por la vida intentando controlar a Mickaellie, ya es mayor y puede decidir qué hacer con su vida.

—Y tú no puedes ir por la vida creyendo que eres el gran padre y apoyar sus ridículas decisiones, cuando nunca has estado para ella. Mickaellie es mayor, pero solo yo sé lo que le conviene.

—Creí que habíamos dejado la mierda del pasado fuera de nuestras vidas —responde Hideto—. Soy un gran padre, he dado años de mi vida en una puta cárcel por salvarla de esa gente, no tienes ni una pizca de conciencia de lo que es eso.

—¡Me importa una mierda! —grita mi madre.

—¡Pues que te importe una mierda entonces!

—Papá... 

Intento entrometerme para que dejen el escándalo, de hecho me gustaría decir unas cuántas cosas, pero discutir en la vía pública los temas privados no es algo que desee hacer.

—Mickaellie, ve a buscar a Yuu —espeta él.

—¿Vas a dejarla ir con él? ¡Ese hombre tiene como unos... Treinta años! —grita mi madre, al borde de un ataque de nervios—. ¡Mi bebé tiene diecinueve y no voy a dejar que...!

—Vamos a ver —interrumpe papá, tomándola de los brazos para que se quede quieta—. ¿No teníamos acaso veinte y treinta y tres años cuando nos conocimos, Joanne? Tu madre odiaba que yo fuese más grande que tú y nos hizo pasar momentos desagradables hasta que se rindió y no tuvo más remedio que aceptarlo, ¿lo recuerdas?

Mi madre baja la mirada y asiente. Él le da una suave sonrisa.

—Entonces deja que la chica sea libre de elegir. He sido testigo de todo lo que son capaces de hacer uno por el otro... Y créeme que cualquiera tendría envidia de un amor así.

Los ojos se me llenan de lágrimas, no sé qué decir. Mi padre me hace una seña.

—¿Qué haces ahí parada? ¡Ve a buscarlo! —sisea.

Antes que pueda decir algo, ya me encuentro corriendo hacia la dirección en la que vi al coche alejarse. Esta calle está del lado opuesto a la casa de Yuu, por lo que puedo deducir que no ha ido allí.  Lo llamo, pero no responde y tampoco se me ocurre un lugar en dónde poder encontrarlo.
Soy consciente de que he corrido bastante y que mis piernas ya no resisten, así que termino sentándome en un columpio en el parque e intento respirar. A los alrededores hay muy pocas personas, pero justo frente a mí, exactamente del otro lado del parque, hay alguien columpiándose lentamente.

Podría reconocer ese cabello oscuro incluso aunque no hubieran luces.

Me acerco lentamente para no cansarme más. Yuu tiene el labio inferior ligeramente hacia afuera, que lo hace parecer un niño triste por no comer dulces. La fina arruga que cruza su frente me da a entender que está pensando profundamente en lo que ha pasado. Levanta la cabeza al oír mis pasos.
No digo nada, solo lo abrazo fuerte y él deja que nos quedemos así un buen tiempo.

—Lo siento —digo en un tono bajo—. No voy a justificar a mi madre, dijo cosas horribles y me disculpo por eso.

—Entiendo su miedo, tiene razón. Ninguna madre en su sano juicio me querría cerca de su hija.

—Mi padre le dijo algunas cosas, supongo que las pensará y luego aceptará su equivocación.

—¿Crees que de verdad me aceptará?

—Sí. En caso de que continúe siendo terca, solo dile que no sea como su madre.

Nos separamos un poco, lo suficiente para mirarnos a la cara. Yo sonrío como una tonta cuando veo que él está intentando reprimir su risa. Al final ambos terminamos soltando una ruidosa carcajada por ello. A veces, algunas cosas vienen de familia y mi madre es la prueba de ello.
Yuu suspira ruidosamente cuando le propongo volver con mis padres para arreglar la situación.

—Tu madre va a arrancarme los ojos.

—Mi madre podría arrancarte los ojos, pero si sobrevives, yo puedo arrancarte la ropa más tarde.

Sonríe y niega con la cabeza, lo suficientemente divertido con mis palabras.

—Estoy de acuerdo con ello —dice, y el sonido de su teléfono interrumpe el momento.

Él lo toma con una mano y abre la notificación de un mensaje nuevo. Es una foto de una habitación y otra de un edificio. El remitente es Ruki, pero no entiendo qué es eso ni qué lugar es hasta que llega otro mensaje.
Son las habitaciones de una residencia en la universidad. El hecho de saber que me voy de aquí tan pronto me hace sentir un nudo en el estómago y otro en la garganta. No puedo creer que estaré tan lejos de las personas que quiero.

—¿Cuando podré ir a visitarte? —murmura bajando la mirada—. ¿Ya tienes los horarios?

—Supongo que algunos fines de semana y días festivos, Yuu. Me gustaría llevarte conmigo, pero tú mejor que nadie sabes cómo es esto. De todas formas, volveré en las vacaciones.

Le sonrío y acomodo mi cabeza en su hombro. Necesito quitar la sensación de desolación que mi pecho siente. No es un adiós, simplemente vamos a estar lejos y nos volveremos a ver muy pronto.

—Mickaellie... ¿Te gustaría que busquemos una casa cerca de la universidad? Para que no tengas que vivir en la residencia.

—Ni siquiera nos hemos casado, ¿y ya quieres que vivamos juntos?

Juro que ha sido una broma, lo he dicho en el tono correcto, pero... Pero él está mirándome con ese brillo en los ojos y una sonrisa que no puedo distinguir. Mi pecho comienza a latir con tanta fuerza que no sé si me va a dar algo.

—De acuerdo, vamos a casarnos entonces.

—¿Ah, sí? ¿Cuándo? —levanto las cejas, desafiante.

Él se encoge de hombros.

—¿Mañana?

繼續閱讀

You'll Also Like

25.9K 1.9K 38
Fanfic SesshiRin Época antigua Lemon Terminada. Después de 10 años, Rin regresa a lado de Sesshomaru. Reconoce estar perdidamente enamora de él...
26.8K 1.5K 17
kakashi se vuelve un desertor al ir tras itachi luego de dejar inconsciente a su equipo para irse junto a itachi en una misión muy peligrosa de infil...
108K 16.2K 35
"Sergio Pérez siempre ha sabido que no es suficiente para Max Verstappen. Desde su compromiso hasta sus actuales años de matrimonio, sabe que el Alfa...
MY LOVELY CAT 由 A

同人小說

58.9K 4.3K 35
Soy Sasuke Uchiha : Una persona de las especiales , que lo tienen todo : Una buena vida con mucho dinero , físico , salud , mujeres por doquier y "am...