Predestinado | kookmin.

By emptycastles

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Jimin intentaba repetirse que no era su culpa. Cuando fue echado de su manada debido a un crimen que no comet... More

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By emptycastles

N/A: Debido a los problemas con los guiones y wattpad, a historia será narrada de la siguiente manera:

"Dialogo," narración.

──────⊱◈◈◈⊰──────

El frío desolador que iba calando en cada uno de sus huesos brindaba una agonía indescriptible. La piel de color marrón rojizo que se aferraba a su débil y delgado cuerpo se hallaba fría y mojada, no hacía mucho para ayudarlo en su situación. Sabía que pronto su cuerpo no daría más, que caería como una pluma a la nieve para ahogarse en un último respiro.

Estaba preparado para recibir a la muerte como a una vieja amiga. Siempre fue alguien hospitalario, y aquella vez no sería la excepción.

Con el temblor de sus manos y el castaño de sus dientes, se permitió elevar la mirada hacia el panorama frente a él. Sus pestañas tenían hielo en ellas, incluso, y detrás de la bruma pálida podía determinar madera. Madera cortada significaba vida humana. Vida humana significaba oportunidad de vivir.

No quería vivir, pero todos tenemos ese recóndito instinto de supervivencia, el cual nos orilla a la seguridad incluso cuando conscientemente queremos acabarlo todo.

Se relamió los labios, tal vez así lograría que dejaran de arder. Caminó en un arrastre con flaqueza, intentando proferir alguna palabra pero sin resultados. Sus cuerdas vocales debían hallarse tan frágiles como todo el resto de su cuerpo, ya que ni siquiera los jadeos de dolor lograban salir. Apretó el abrazo hacia sí, avanzando lo más que podía.

Sus pies pesaban, cada paso era como tener grilletes sosteniendo sus pies contra la nieve abundante. Esta no colaboraba, y pronto se halló cayendo de cara a esta. Podía sentirla en sus labios y manos, disparando dolores que no creía posibles.

Así moriría, seguramente. Colapsado en la nieve como un débil insecto, tal como se lo merecía.

No es tu culpa, intentó decirse. Pero todo en su mente terminaba en segundo plano cuando su vida estaba pasando a través de sus ojos, cruel y tentadora. Un saboreo de todo lo sucedido, que habría arrastrado como una carga si la vida hubiese sido tan maliciosa como para obligarlo a vivir.

Sus sentidos seguían funcionando, aún cuando su pecho dolía y sentía que miles de cuchillas atravesaban su cuerpo. Un aroma intenso, de esos que penetraban la nariz hasta dolor, se hizo lugar no muy lejos. El aroma crecía, se acercaba y no era timido; estaba decidido a acompañarle hasta su último aliento. Una muerte poética que ni siquiera se merecía.

No fue tu culpa, quería pensar. Pero no podía engañarse a sí mismo. Estaba predestinado a morir lleno de culpa, rencor, dolor y un intenso olor a hierbabuena que seguía adentrándose de manera copiosa a sus pulmones.

Era capaz de escuchar voces, aunque ya no podía discernir de quién provenían. Todo sonaba como estática, él en el fondo del mar y tratando de alcanzar lo que las personas afuera le decían. Podía imaginarlo, asomándose al agua cristalina mientras él se hundía cada vez más... y no estaba seguro de que pudiera recobrar el aire.

Hizo el esfuerzo de levantar la mirada, de expedir toda fuerza que poseyera a su cuello, forzándolo a levantarse y a observar el último resquicio de vida que tendría.

Pudo hacerlo con mucha dificultad, mientras sus ojos se esforzaban en obtener una imagen que no fuese borrones. Fue posible, pensó al ver una figura algo plana, como si un cuadro de acuarelas se asomara hacia él. No podía ver nada realmente claro, a excepción de un par de ojos.

¿Iban a burlarse de él? ¿Era ese su castigo, ser observado como un bufón mientras la vida lo despachaba?

Eran ojos negros, muy redondos pero rasgados. Si pudiese determinar una expresión que perteneciera al rostro de esos ojos, sería definitivamente sorpresa.

Pero si tuviese que decir lo que los mismos ojos negros le transmitían, sería desdén, confusión... miedo.

Era lo último que recordaría antes de perder la consciencia por completo.

──────⊱◈◈◈⊰──────

Cuando despertó, no tuvo claro si estaba en el Edén o si todo era una alucinación que su lecho de muerte estaba provocándole. De cualquier manera, su cabeza dolía, su garganta se sentía seca y sus párpados tan pesados que era tortuoso quererlos abrir.

Aún así se esforzó en hacerlo, un débil jadeo saliendo de sus labios de manera involuntaria. Al querer estirar sus piernas estas respondían con punzadas de dolor, y abrir la boca aumentaba la sed que ya tenía. Si eso era morir, lo odiaba. Quería una muerte en paz. Algo rápido, como un corte limpio en la garganta. No la eterna agonía que lo abrazaba, burlona y vengativa.

Antes de que pudiera seguir ahogándose, un ser vertió agua fresca con una taza de madera. Podía sentirla en su mentón, y la viveza de sus sentidos lo tenía decepcionado. Pero el agua calmaba uno de sus males, y casi pudo sentir como el dolor de cabeza se relajaba para dar paso a una molestia simplemente.

Las voces volvieron, pero esta vez eran mucho más claras.

"... que no podías darle agua así, ¿Lo quieres ahogar?" su salvador con la taza de agua fue alejado de un tirón. Los olores, estaba percibiendo olores. Eso estaba muy mal, quizás morir ya no estaba entre sus posibilidades. Era decepcionante.

"Estaba deshidratado, tú lo dijiste..."

"El sanador acá soy yo, no tú. No seas tan metido."

Eran potentes, olores dulzones que solo podrían pertenecerle a un omega. Su vista no estaba del todo perfecta, aún no eran imágenes definidas, pero igual era factible determinar alguno que otro rasgo. Uno de los omegas era bastante alto y de cuerpo muscular. Nada de este gritaba omega, pero su rostro suave y su cabello negro, largo y ondulado, sí.

El otro era más bajo, su cabello también era negro y caía libremente por su frente. Pálido y delgado, su voz y mirada le resultaban intimidantes.

Pero nada a esas alturas podía intimidarlo, así que mientras ambos omegas discutían sin sentido, él intentó levantarse y largarse de allí. La pesadez en su cuerpo no ayudaba, y cuando había logrado sentarse fue devuelto a lo que asumía que era una camilla.

"¿Hola? ¿Estás totalmente consciente?" el omega más alto le preguntó con una entonación lenta, tratando claramente de hacerse oír incluso si él se hallaba aún confundido. "Soy Taehyung, él es Yoongi," se señaló a sí mismo y luego al otro joven, una amigable sonrisa curvando sus labios a pesar de todo. "Te ha estado cuidando desde que llegaste, aunque yo también."

Su respiración se hallaba errática, el dolor en su cabeza regresando como un tambor. Era incómodo, al igual que las manos tratando de mantenerlo en su lugar.

"Taehyung, lo estás lastimando. Sueltalo. Igual no tiene fuerzas para levantarse," el otro omega, Yoongi, tenía un olor a menta bastante intenso e intrusivo. Había apartado al chico que ahora estaba suavizando las pieles sobre su cuerpo. "Estás en territorio de la Manada Artemis, en las bajas montañas. Estuviste inconsciente durante seis días."

Agradecía la sinceridad, ya que se hallaba desorientado. Todo era tan desconocido y comenzaba a frustrarle. "¿Cuál es tu nombre?"

Entrecerró los ojos, ladeando su cabeza al determinar la presencia entera del omega Yoongi. No era su problema, pero a la vez sus padres le enseñaron a ser agradecido. Suficiente les había decepcionado ya.

Parpadeó un par de veces antes de abultar los labios y empuñar sus manos llenas de vendas, probablemente debido a las quemaduras por el frío. "Jimin."

Su nombre no poseía ningún tipo de peso, y aun así dejaba un sabor amargo en su boca. Había algo en su identidad que deseaba matarla, o al menos enterrarla y decirle hasta nunca. Pero eso no era una opción cuando estaba en una enfermería, si las camillas de lino no lo decían.

"Bien, Jimin, estabas y aún sigues en un estado delicado. Llegaste con desnutrición, deshidratación, hipotermia, heridas debido a quemaduras y el cuerpo magullado. Dudo que puedas cambiar a tu forma lobuna por lo menos durante un mes." Yoongi tenía un tono de voz agradable. Era grave, ronco y no lo alteraba como otros omegas y sus molestos aromas lo hacían. "Tienes suerte de ser un beta, o podrías haber terminado peor."

¿Había forma de terminar peor a como estaba? Su cuerpo dolía, estaba perdido y solo. Lo único peor que podría pasarle sería ser obligado a vivir, por muy desdichado y miserable que sonara. Jimin no quería seguir allí.

"Te hemos alimentado lo mejor que pudimos, curamos tus heridas y por suerte tu estado no empeoró. Estás mejor que como llegaste," Yoongi suspiró, sacando unos pergaminos que apoyó en la camilla continua. Entre tanto, el otro omega seguía observándolo como si de un juguete nuevo se tratara. No le agradaba. "¿Edad?"

Jimin se mordió la lengua, un resoplido escapándose de su nariz. Lo único que iba a hacer sería irse de ese lugar y terminarse de morir. No le importaba que tan deseoso de salvación llegó a estar en su momento más crítico. Su cabeza actualmente estaba más fría y cínica, como siempre.

El omega de ojos rasgados se relamió los finos labios, dedicándole una mirada aprehensiva y posteriormente cansada. "Escucha, no se te va a obligar a nada. Pero acá no rechazamos a lobos enfermos. Te curamos y te vas si así lo deseas, pero necesito tus datos para registrarte en el censo de la aldea."

"No planeo quedarme," respondió sin preámbulos, entrecerrando los ojos antes de desviar su mirada. "Jimin, beta, tengo veinte años. Es lo único qué diré."

"Qué misterioso," el otro omega, Taehyung, estaba sonriendo. Su aroma era una suave presentación de jazmines, elegante y algo agradable. Agradecía que no fuesen aromas insoportables como miel o vainilla, de ser así terminaría lanzándose al río si es que no se había congelado ya. "Vamos a cuidarte, estas a salvo."

"Lo dudo," masculló.

En ningún lado estaría a salvo, estaba seguro de ello. La vida siempre se encargaba de demostrarle cuánto más podía hundirlo, en las peores y más crueles maneras como si de un goce personal se tratara.

Mientras Yoongi continuaba haciendo anotaciones sin prestarles atención, las telas de la choza que fungía como enfermería se abrieron. Dieron paso a un hombre alto y fácil de notar. Tenía facciones particulares. Aún y podía calmarse teniendo a dos personas tan cerca de él, no soportaría a una tercera.

El extraño tenía un fuerte olor a laurel, invasivo y molesto como solo un alfa lo poseería. No quería a ningún alfa cerca, ni siquiera por muy sonriente que fuera. Él también sonreía, eso no significaba nada bueno.

Podía escucharlo saludar a los otros omegas, dando un beso en la frente del omega de olor a jazmines. ¿Cómo Yoongi y Taehyung podían verse tan tranquilos con un alfa cerca? Estaba seguro de que no vivieron lo mismo que él. Ninguno sabía de lo que era capaces como Jimin lo hacía.

Por eso se levantó de inmediato, la adrenalina resolviendo todos sus males y ayudándolo a reincorporarse en sí. O al menos lo que él creía que era estar más fuerte, ya que cayó al suelo de manera patética. Su mente daba mil vueltas entre sus nervios y paranoia, imposibilitando el pensamiento racional.

Necesitaba huir.

Estaba gritando y profiriendo insultos sin medida, pateando todo a su paso mientras el gran alfa lo sostenía y trataba de hablarle. Sus ojos eran suaves y temerosos, sus labios lucían dulces. Todo su rostro era delicado. Pero Jimin no se dejaría engañar por un alfa.

Lo último que sintió antes de caer inconsciente fue una filosa aguja en su cuello, noqueandolo en el acto.

──────⊱◈◈◈⊰──────

"Maldición... es vicioso como un omega con crías."

Seokjin en su vida había visto a numerosas personas a la defensiva. Era un instinto natural, una predecible reacción ante el trauma. No era un sanador de la mente, pero tenía el conocimiento necesario para analizar a sus pacientes. Quince años dedicándose a la sanación tenía aquellos efectos.

Se secó el sudor de la frente, habiéndose ya levantado del suelo mientras Yoongi y Taehyung acomodaban al pequeño beta en la camilla.

No era un hombre de caer en suposiciones, pero era tan claro como el agua que el chico acababa de pasar por delicadas situaciones. Si no lo decía su actitud, lo decía su estado físico. Era demasiado raro toparse con nómadas, por no decir que imposible. Todo lobo sabía que sin una manada parecería entre los bosques de las montañas.

"Algo en ti lo alteró. No estaba así antes," Yoongi jadeó dejando la jeringa en la camilla cercana y acomodándose el saco de piel oscura.

"¿Habrá sido mi aroma?" Seokjin acarició su glándula debajo de la oreja. "Y eso que no soy de esos alfas con demasiadas feromonas."

Sintió como su omega lo abrazaba por un costado, reposando su barbilla sobre su hombro. Taehyung tendía a buscar contacto físico cuando algo lo preocupaba o alteraba. Era una conducta que encontraba adorable, pero solía hacer burla de esta cuando ambos estaban en la comodidad de su cabaña.

"Está muy sensible a los estímulos," acotó Yoongi, y no podía sentirse más orgulloso. Yoongi había llegado a la manada con un futuro incierto, sin talentos o pasiones que lo guiaran en qué labor tomar en la manada.

Era un buen sanador. Incluso con su forma de ser tan reservada y a veces hasta seca, era una persona muy emocional y sensible. Lograba conectar con las personas de manera peculiar y profunda, algo que admiraba. No cualquiera tenía ese don.

Por ejemplo su omega, Taehyung, si bien era un ser cariñoso por naturaleza, era su honestidad insensible la cual a veces sentaba mal en otras personas. Seguía amándolo, por supuesto, pero no negaría que las discusiones eran algo común entre ambos. Seokjin era un evitador profesional de los conflictos, Taehyung tendía a buscarlos hasta debajo de las piedras. Y era ahí donde Namjoon entraba como mediador.

La luna bendijera su noble y paciente alma. "Eso me da pie a pensar bastante sobre lo que pudo pasarle," Seokjin sintió a su omega asentir, girando su rostro para mirarlo a medias. "¿Tú qué piensas?"

"No lo sé... No me da mala espina, pero tampoco quiero pecar de ingenuo," fue la simple respuesta de Taehyung, quien aún lucía como un niño curioso con el extraño. No iba a negarlo, incluso Seokjin sentía su curiosidad dispararse, sobretodo en el momento justo en que Jungkook irrumpió en su oficina con el cuerpo del beta inconsciente.

Jungkook era el hermano menor de Namjoon, el nuevo Alfa Líder tras el retiro de su padre. Al contrario de su hermano, Jungkook era un alfa que actuaba antes de pensar. Toda su actitud era vivaz y el deseo de luchar iba más allá que la razón. Por eso mismo Namjoon era el Alfa Líder, y Jungkook el líder de los cazadores. El menor no estaba de acuerdo y cualquiera lo sabía, pero era el orden correcto de las cosas. Un pueblo a manos de Jungkook caería a la ruina, y su padre Joonho lo tuvo más que claro a la hora de tomar sus decisiones.

Seokjin quería al chico, realmente, pero debía ser realista. Esa fue la razón de su sorpresa al verlo preocupado y asustado con un desconocido en brazos. No tendía a ver más allá de sus narices, entre lo que a él y su pareja le correspondían. Era una actitud que Namjoon detestaba, y aunque se esforzarán corregirla para Seokjin no había mucha esperanza.

"Namjoon está tranquilo al respecto," musitó con una expresión algo pensativa, sus labios abultándose en una pequeña mueca. Yoongi frente a él asentía, mirando solo de vez en cuando el cuerpo sedado del beta. "En sí no lo ve como una amenaza, así que eso le da ventaja si desea quedarse después de su recuperación..."

"Jimin dijo que no quería quedarse," le interrumpió Taehyung, sus mejillas adquiriendo una tonalidad rosácea cuando Seokjin lo miró. "Se llama Jimin," agregó, "y habló un poco antes de... ya, de escapar."

"En su estado, lo que opine da igual."

Asintió ante las palabras de Yoongi, meditando la situación. Jimin lucía muy delgado y pequeño para su casta, probablemente debido a una mala nutrición desde la niñez. Sabía que en otras aldeas no podían darse los lujos que la Manada Artemis gozaba. No todas tenían excepcionales cazadores y buenos regentes. El chico no era una amenaza, aunque fuese ciertamente fuerte incluso en su debilidad. Todo el asunto era complicado.

"Tomará su decisión cuando pueda sobrevivir por su cuenta. Mientras tanto, depende de nosotros," dio el asunto por terminado, tomando los pergaminos que Yoongi le estaba extendiendo.

No tenía muchos datos sobre el chico. Solo su nombre, su casta y su edad. Aparentaba menos de veinte años, pero todo debía ser por su mala alimentación. Su mayor preocupación era devolverlo a un peso saludable, hidratarlo y dejar que su cuerpo se fortaleciera por su cuenta. La enfermería era calidad y las mantas eran espesas, así que estaría bien.

Mientras firmaba con el carboncillo, las mantas de la enfermería se abrieron y dieron paso al alfa que había traído a Jimin. Era Jungkook, enfundado en pieles oscuras y algo de nieve en su nariz. Lucía como un idiota de esa forma, para Seokjin era encantador. Resopló una risa que dificultosamente pudo reprimir.

"¡Haces que entre toda la ventisca!" Yoongi caminó hacia las cortinas, volviendo a cerrarlas y corriendo la tablilla de madera para mantenerlas fuera. A Jungkook parecía darle igual, solo tenía su atención sobre el beta.

Seokjin enarcó una ceja, ladeando la cabeza.

"¿Cómo está?" Preguntó Jungkook, sus ojos fijos aún en Jimin. Podía ver su curiosidad, pero también su recelo.

"Tan bien como puede estarlo," Seokjin se sentó sobre la mesa de madera, balanceando sus piernas en el aire. "Intentó escapar, pero entre los tres lo sedamos."

En realidad fue Yoongi quien pudo sedarlo. Él y Taehyung solo lo ayudaron a mantenerlo quieto. Pero Jungkook seguía procesando la información, endureciendo su expresión y luciendo tan amigable como un oso frontino. El alfa tenía una actitud que estaba diseñada para entrar en conflicto con cualquier otro alfa; incluso él que lo quería a veces no lograba tenerle paciencia.

"Dejen que lo haga. Ya es su decisión si desea morirse," fue la escueta respuesta de Jungkook. Su mandíbula estaba tensa y se veía como alguien que no había logrado dormir bien.

El comentario no caló bien en Taehyung, quien rápidamente se halló mirándolo con firmeza y una ceja enarcada. "No seas desagradable, Jungkook."

"Es ser realista. Si se va, se muere. Y nos lavamos las manos porque al final tampoco podía quedarse."

Taehyung se cruzó de brazos, su cabello negro y ondulado cubriendo casi sus ojos. "Esa es una decisión que Namjoon como líder tomará, no tú."

El alfa se giró a mirar por completo al omega, directo a sus ojos firmes que no dudaban en desafiarlo y lanzar su cuña de forma directa a donde más dolía. Jungkook chasqueó la lengua, determinando la mirada amenazante que Seokjin dirigía hacia él. Por suerte el mocoso sabía que no debía meterse con el omega de su hermano y de la pareja de su hermano. Taehyung tenía dos alfas, lo cual nunca le convendría a nadie a la hora de faltarle el respeto.

Yoongi sintió la tensión indescriptible del ambiente, porque en breves segundos terminó empujando a Jungkook hacia la salida. "Ve con mi hermano y deja de meter el hocico donde no debes."

Por alguna extraña razón, Jungkook respetaba a Yoongi de maneras que el mismo Seokjin envidiaba. Por supuesto que afectaba el hecho de que el alfa tenía como pareja a Min Daehan, el hermano menor de Yoongi; un omega llegado hace  ya siete años de la mano de su hermano mayor. Recordaba el cómo Jungkook había sentido una fascinación por el chiquillo, y por esa razón su padre adoptó a ambos omegas dentro de la manada sin dudas ni reproches.

Daehan y Jungkook no eran una dupla que para Seokjin funcionara, pero entre toda la manada era el único que lo pensaba. Para el resto, eran una pareja envidiable.

Solo el tiempo diría si se equivocaba o no.

"... Eso haré. Pero hablaré con mi hermano, así que espero que nos avisen cuando despierte. Se hablará con él," el aroma a hierbabuena de Jungkook tendía a expandirse cuando su humor no era el mejor. Seokjin seguía observándolo, entretenido entre tanto por la actitud tan a la defensiva que podía tomar con un simple beta inconsciente. "No podemos arriesgarnos a tener a cualquiera en la aldea."

"Ve a hacer algo productivo, por la Luna," Yoongi volvió a empujarlo, visiblemente exasperado. "Ese beta debería ser la menor de tus preocupaciones cuando tienes a mi hermano deprimido y sintiéndose un inútil."

La respuesta fue tajante, y Jungkook salió de muy mala gana de la enfermería. Seokjin dedicó entonces su atención a Taehyung, quien pensativo jugaba con un mechón de su cabello. Al verlo este le dedicó una sonrisa, pero podía ver que algo le carcomía la cabeza. "¿Todo bien, amor?"

"¿A qué te refieres con eso? ¿Pasa algo con Daehan?" Preguntó Taehyung directamente al otro omega, el cual con sus ojos rasgados y oscuros le taladró de mala gana.

"¿No tienes que empezar tu turno con los cachorros ya, Taehyung? Ni siquiera deberías estar aquí."

El mencionado formó un mohín en sus labios, pero Seokjin terminó acercándose a la camilla donde el único paciente residía. Con sus mejillas hundidas y las marcas negruzcas bajo sus ojos, podía decir que Jimin era un beta llamativo.

Podía verle un buen futuro en la aldea si se disponía. Solo le quedaba ejercer como sanador, ayudarlo, y seguir meditando el por qué su cuñado lucían tan desorientado desde la llegada de Jimin.

──────⊱◈◈◈⊰──────

N/A: Bienvenidos a esta nueva historia. Es algo distinta a lo que suelo hacer, es un omegaverse clásico y sus actualizaciones serán constantes.

Para evitar confusiones, aclaró las parejas establecidas:

Seokjin y Namjoon son alfas, son pareja y Seokjin posee la marca de Namjoon. Taehyung es un omega y es la pareja de ambos. Posee sus dos marcas.

Yoongi es un omega. Hoseok es un alfa.

Jungkook es un alfa y es pareja de Daehan, un personaje original y hermano menor de Yoongi, omega. No posee marca.

Jimin es un beta.

Hay muchas cosas que no explicaré porque sería dar spoilers. Espero que disfruten esta historia así como yo disfruto escribiendola. Está toda planificada y les juro que no se van a decepcionar.

Les adoro, hasta la próxima.

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