El niño de la sonrisa bonita...

By _emiliaco26

517K 48.4K 38.9K

-¡Por favor no sé lo lleve! -grité con todas mis fuerzas al ver cómo el papá de Emilio se lo llevaba a su coc... More

Prólogo.
1. Verano del 2008.
2. ¿A Joaquín le gusta Emilio?
3. Me gustas.
4. Miedo.
5. Días buenos, días malos.
6. El peor cumpleaños.
7. Nos volveremos a encontrar.
8. Un nuevo comienzo.
9. Reencuentro.
10. Emilio no está bien.
11. Cada vez más lejos.
12. ¿Qué nos pasó?
13. Puede existir una segunda oportunidad.
14. Te quiero tanto.
15. El miedo vuelve otra vez.
16. Aléjate de mi.
17. No necesitamos pensar, solo sentir.
18. Corazón roto.
19. Fiesta.
20. Miedo a admitirlo.
21. Sólo déjate amar.
22. Perdiendo el miedo poco a poco.
23. Déjame Curarte.
24. Nadie nos va a separar.
25. Paciencia.
26. Alex.
27. Pelea.
28. Mi lugar seguro.
29. Cada vez mejor.
30. Fiesta, drama y amor.
31. Mereces algo mejor.
32. Te necesito.
33. Una oportunidad más para ser feliz.
34. Escape.
36. Lo malo se acerca.
37. Las personas no son lo que parecen.
38. Cumpleaños de Joaquín.
39. Dos extraños.
40. Fuerte.
41. Colapso.
42. Coma.
43. Perdón.
44. Gritar al mundo.
Final.
Agradecimientos y avisos.
Extra 1: Amor completo.
Extra 2: Cabaña.
Extra 3: Promesa.
¿Segunda temporada?
Cambios.

35. Siendo uno.

12.3K 1K 911
By _emiliaco26

Maratón 3/3

Nota: Poner play a la canción en el momento en que se indique.

Lean la nota al final.❤️

Narrador.

Los días habían pasado rápidamente.

Emilio seguía sin hablar o tener algún tipo de contacto con su madre. Pues le dolía recordar cómo una vez más, no lo había defendido.

Joaquín se encontraba emocionado por el fin de semana que compartiría con su novio.

Aunque a la vez se sentía un poco preocupado por cualquier cosa que pudiera suceder entre ellos.

Trató de alejar cualquier pensamiento negativo o cualquier pensamiento que ocasionará nervios o preocupación de su parte, y solo se encargó de tener pensamientos positivos.

Joaquín le había hablado a sus padres para agradecerles el presente que la tía Gris le había dado de su parte. El obsequio que le habían mandado sus padres era una cantidad grande de dinero para cualquier cosa que necesitara.

Como por ejemplo algunas "protecciones" para ese gran fin de semana.

[...]

Por fin era Viernes.

El día del viaje había llegado.

La suerte estaba de lado de Emilio ya que a Juan se le había presentado un viaje de trabajo ese fin de semana.

Emilio tenía sus cosas listas y a las siete de la mañana, Joaquín llamó.

—¿Hola? —dijo Emilio.

—Hola precioso. —dijo Joaquín.

—Hola, mi amor. —dijo Emilio sonriendo.

—¿Ya estás listo? —preguntó—Estoy subiendo mi maleta al auto.

—Si. Ya voy. —dijo Emilio.

—Muy bien. Te espero.

[...]

Emilio.

Bajé las escaleras con mi maleta lista y cuando llegué a la sala, mamá me miró confundida.

—¿A dónde vas, mi amor? —preguntó.

Rodé los ojos al escucharla. Pero tenía que ser amable. Pues de eso dependía si me iría o no con Joaquín.

—Voy a salir con Joaquín. —dije— Vamos a un pequeño viaje. —dije tranquilamente.

Mamá me miró con una sonrisa.

—No sabía que ya se hablaban. —dijo.

—Si bueno, no sabes muchas cosas de mí. —susurré.

Mamá me miró confundida y un poco herida. Pues a pesar de que había susurrado, había logrado escucharme.

—No sé muchas cosas de tu vida porque aún no me lo permites, hijo.

La miré molesto.

—Te has encargado de pisotear la confianza que te he dado. —dije.

Mamá bajó la mirada. Sabía que le estaba doliendo cada una de mis palabras. Pero sentía que cada una de las cosas que le decía, eran verdad.

Realmente había tratado. Había tratado de darle mi confianza, de hacer crecer el lazo que nos unía, de ser más unido a ella como lo era desde pequeño.

Pero mamá se había encargado de terminar con esa confianza y amor que algún día le había tenido.

—Mamá... —susurré.

Pensé en cada una de mis siguientes palabras.

Realmente pensé en el impacto que tendrían en ella y en lo mucho que podía doler.

Y cuando sentí que tenía su atención a pesar de no verme a los ojos, hablé.

—Ya no espero nada de ti. —dije.

Justo cuando mencioné esas palabras, mamá me miró a los ojos.

Y a pesar de que sus ojos estaban llenos de lágrimas. A pesar de que sabía que me iba a doler más a mí, hablé.

—Gracias por hacerme entender que en muchos casos, la familia no es lo más importante y valioso que uno tiene.  —dije mirándola fijamente.

Tomé mi maleta y me dirigí a la puerta.

Al tomar la perilla, volteé rápidamente a verla y tratando de esconder el nudo que se formaba en mi garganta, la miré.

Sabía que estaba tratando de esconder las lágrimas y el dolor que sentía.

—Perdón. —susurró.

Deje escapar un pequeño sollozo y antes de que las lágrimas salieran, decidí salir.

[...]

Crucé la calle y miré a Joaquín dedicándome una sonrisa.

Sonrisa que se le borró al ver mi rostro.

Sólo suspiró y abrió sus brazos.

Y me lance a él. Sintiendo cómo cada pedazo roto se iba curando.

Sintiendo cómo en sus brazos todo estaba bien.

—Te amo, ¿lo sabes? —preguntó.

Asentí.

Joaquín me sonrió y me ayudó a meter mi maleta.

Entramos al auto y cuando me abroché el cinturón de seguridad, sentí como Joaquín tomó mi mano.

Volteé a verlo y sonreí.

—¿Estás bien? —preguntó.

Me acerqué a él y uní nuestros labios en un dulce beso. Sintiendo cómo las mariposas revoloteaban por mi estómago.

Joaquín sonrió en medio del beso y eso lo hizo aún más lindo.

—Lo voy a estar. —dije al separarme de él.

[...]

Cuando llegamos a la cabaña, salimos del auto y comenzamos a bajar las maletas.

Entramos a la cabaña y comenzamos a recorrerla.

—Wow. —dijo Joaquín— Es muy bonita.

Asentí mirando detenidamente el espacio.

—Pero no tan bonito como tú. —dije acercándome a él y tocando su nariz.

Miré cómo le robaba una sonrisa y mi corazón comenzó a latir.

Joaquín me robó un suspiro y comenzó a reír.

—¿Por qué me miras así? —preguntó.

Me acerqué a él y tomé sus manos.

—Estoy tan enamorado. —dije.

Sonrió y dio un beso a mi nariz.

—¿A si? —preguntó— ¿Y de quién? —dijo enredando sus manos en mi cabello.

Sonreí aún más.

—De ti. —dije— De tu sonrisa. De tus ojos. De esto que sentimos. —dije.

Joaquín.

Me sentía completamente enamorado.

Sintiendo cómo compartíamos algo tan especial.

Sentía que cada momento que compartía con Emilio era único y especial.

Cada vez estaba más seguro de que Emilio era mi persona.

[...]

Narrador.

El día transcurrió de lo más normal.

Joaquín y Emilio sentían que todo estaba bien.

Comieron un poco, salieron a recorrer un poco el bosque y con torpeza pudieron hacer una fogata.

Ya por la noche, Joaquín sacó una botella de vino que había robado de la cocina de Gris y se sentaron afuera a mirar las estrellas.

Emilio tomó asiento en el césped y Joaquín tomó asiento en sus piernas. Acurrucando su cabeza en el pecho de Emilio.

Y así en calma, se dedicaron a ver el cielo estrellado y a beber algunas copas de vino.

Después de unos minutos de silencio, Joaquín sacó a Emilio de sus pensamientos.

—Alguna vez te imaginaste que... ¿estaríamos así? ¿juntos? —preguntó Joaquín.

Emilio sonrió ante aquella pregunta.

—No lo sé. —dijo— Cuando me fui de Guadalajara pensé tanto en este momento. No específicamente en éste, pero si en el momento en que pudiéramos estar juntos.

Joaquín se sintió intrigado por conocer más acerca de los pensamientos de Emilio.

—¿Qué pensabas? —preguntó.

Emilio se sintió en total confianza de poderle contar cualquier cosa.

—Pensaba en el momento en que te pudiera encontrar. En cómo sería verte de nuevo. Abrazarte, robarte algún beso y contarte todo lo que sentía por ti. —dijo.

—¿Pero? —preguntó Joaquín.

Pues sabía que no todo había sido bonito. Sabía que aún había mucho que no conocía de Emilio.

—El verdadero terror comenzó cuando me mudé a la Ciudad. —dijo Emilio buscando tener más contacto con Joaquín— No fueron años bonitos, amor. —dijo triste— No era bonito pensar en que esos sentimientos que experimentaba por ti estaban mal. No era bonito recordar con lágrimas cada momento vivido contigo.

Joaquín se alejó un poco del pecho de Emilio y se puso en una posición en la que pudiera verlo.

—Incluso llegó un momento en el que creí que te odiaba. —dijo— Y no quiero que lo tomes a mal, amor. —dijo rápidamente— Solo quiero expresarte cómo me sentía y poder sincerarme contigo. —dijo Emilio.

Joaquín asintió.

—Siéntete con toda la confianza de poder contarme cualquier cosa. —dijo Joaquín.

Eso fue lo que le causó calma y paz a Emilio y así, pudo continuar hablando.

—Llegó un momento en el que sentí que te odiaba. O más bien, odiaba ese sentimiento y ese lazo que me unía a ti. —dijo— Odiaba no poder ver a las niñas y sentirme de la manera en la que tú me habías hecho sentir con solo siete años.

Joaquín lo miraba atento.

—Pero te prometo que cuando te encontré... sentí que todo había valido la pena. —dijo— Cuando te miré frente al grupo, presentándote a los demás y mirándome, no pude evitar sentir cada uno de los sentimientos que por años había ocultado.

[...]

Emilio se había sincerado con Joaquín.

Le había contado cómo se sentía, qué era lo que había sido más difícil, la decepción que sentía por sus padres y más. Y Joaquín había estado ahí para escucharlo.

Joaquín había estado ahí para abrazarlo y llenarlo de mimos cada vez que miraba que los ojitos de Emilio se llenaban de lágrimas.

—Ahora yo quiero escucharte. —dijo Emilio.

Joaquín sonrió.

—¿Qué quieres saber? —preguntó Joaquín.

—Todo de ti.

[...]

—El día en que fuiste... —habló Joaquín— Me sentí perdido. Sentí que mi vida se había ido contigo. Me sentí culpable por quererte tanto. Por haberte besado y haber causado que Juan nos viera. —dijo mientras recordaba cada momento.

Emilio tomó su mano y lo hizo sentir en paz. Cómodo.

—En algunos momentos pensaba en que probablemente en alguna temporada de vacaciones irías a visitarme pero, no lo hiciste.

Joaquín sintió como sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.

—Los años pasaron y tuve que acostumbrarme a vivir sin ti. —dijo— Conocí a algunos chicos, pero ninguno me había sentir lo que tú me habías hecho sentir. —sonrió ligeramente— Hasta que llegó Andrés.

Emilio sintió un golpe bajo al escuchar esa frase y bajó la mirada.

—Andrés logró hacerme sentir tan especial. Tan bien. —dijo— En algún momento pensé en hablarle de ti pero, no sentía que estuviera del todo bien. —admitió— Andrés me trataba tan especial, tan bonito. Y realmente sentía que todo estaba bien entre los dos. Pero... —susurró—el día en que me dijo que me amaba por primera vez, supe que él sentimiento no era mutuo.

Emilio levantó la mirada de nuevo y Joaquín posó su mano en su barbilla.

—Fue cuando me di cuenta de que no importa que pase, Emilio Osorio. Mi corazón te pertenece a ti. —dijo— Toda la vida te ha permanecido a ti.

Emilio sonrió y se acercó a romper esa distancia que los separaba.

Basta con decir que en ese beso, se terminaron de decir cada una de las palabras pendientes. Cada una de las palabras que por años habían guardado.

En ese beso se dieron todo el amor que sus corazones sentían. Todo el amor que en ocho años no habían podido darse.

Y en sus corazones, cada uno lo supo.

Había llegado el momento.

Estaban listos para entregarse. Para ser uno.

[...]

Después de apagar la fogata, de haber cenado y asearse cada uno, decidieron que era momento de dormir.

O eso creían.

—¿Dormiremos juntos? —preguntó Joaquín.

—Si así lo quieres, por mi está bien. —dijo Emilio.

Y no era que no hubieran dormido juntos antes. Pues ya se habían quedado varías veces en casa de Gris.

Pero sentían que esa noche, algo era diferente.

Y los nervios no se iban.

Joaquín.

Los nervios se apoderaban cada vez más de mí.

Estaba sentado de un lado de la cama quitándome mis zapatos y buscando cualquier excusa para distraerme y no acostarme a lado de Emilio.

Emilio se encontraba haciendo lo mismo pero del lado contrario de la cama. Ambos dándonos la espalda.

Podía sentir como Emilio respiraba con cierta irregularidad. Cosa que solo hacia cuando los nervios se apoderaban de él y no sabía qué hacer.

Pensé en preguntarle si todo estaba bien. Pensé en decirle como me sentía. Pero no podía.

Y cuando pensé en que sería una buena idea comentarle como me sentía, habló.

—Joaco... —dijo.

—Mande.

Emilio tardó unos segundos en hablar. Pues sabía que estaba procesando cada una de sus palabras.

—¿Alguna vez has sentido miedo de decir algo? —preguntó— O sea, miedo a decirle algo a una persona y arruinar la situación.

Sonreí ligeramente.

—Sí. —dije— Sé de lo que hablas.

Emilio suspiró.

—¿Y qué haces cuando sientes ese miedo? —preguntó Emilio.

Pensé en mi respuesta. Pues sabía que me había cuestionado eso porque era justo lo que le estaba pasando.

—Digo lo que realmente quiero decir. —dije— Prefiero hacer las cosas con miedo, a no hacerlas.


Nota: Pongan play a la canción.

Emilio. 

"Prefiero hacer las cosas con miedo, a no hacerlas."

Lo conocía tan bien que sabía que aquello había sido una indirecta.

Y así, sintiendo como me invadía el miedo y los nervios, decidí hacerlo.

—Amor... —dije.

—¿Si?

"Hazlo."

Escuchaba como por primera vez las voces en mi cabeza me decían algo positivo.

Y aún así con las manos sudando, los nervios al máximo, lo dije.

—Qui-quiero hacerte el amor.

Las palabras estaban en el aire. Las cosas se habían dicho y solo sentía mi corazon latir a mil por hora.

El silencio por parte de Joaquín me ponía más nervioso. Y supe que la había cagado.

Me levanté rápidamente de la cama y caminé hasta el baño.

—Per-perdón amor, en serio. —dije— En serio, olvídalo. No fue mi intención incomodarte o hacerte sentir raro. —dije sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas— De verdad, perd...

—Emilio. —dijo Joaquín sacándome de mis pensamientos.

Con pena volteé a verlo y miré su rostro. Sus mejillas estaban igual o un tono más carmín que las mías.

Lo miré atento a su respuesta.

—Estoy listo. —dijo.

El corazón comenzó a latirme más rápido y sentí como todo estallaba en mi interior.

—Hazme el amor, cariño. —susurró.


Narrador.

Aunque al principio Joaquín se sentía tan seguro de sí mismo, en ese momento los nervios comenzaron a apoderase de la situación.

Emilio se sentía torpe y no sabía qué movimientos hacer. No sabía si era mejor hacer las cosas de una manera rápida o paso por paso.

Pero simplemente se dejaron llevar.

Comenzaron a besarse lentamente. Expresando todo ese amor que sentían por el otro a través de un beso.

Se recostaron con sumo cuidado en la cama, mientras Emilio acariciaba el brazo de Joaquín de una manera suave y Joaquín envolvía sus manos en los rizos de su chico.

El niño de luz comenzó a acariciar la mejilla de su chico mientras el niño de la sonrisa bonita sonreía en medio del beso por la ternura y el amor que le provocaba tal acción.

En ese momento solo existían ellos dos. En ese momento solo se dejaron envolver por esa burbuja de amor y deseo.

Emilio tomó a Joaquín de la nuca, acercándolo más a él y profundizando más el beso.

Mientras Joaquín supo que era momento de dar el siguiente paso.

Por lo que comenzó a despojar a Emilio de sus ropas.

Con sumo cuidado, comenzó a desabotonar su camisa mientras Emilio se encargaba de sus labios. Dándole algunas pequeñas mordidas y saboreando su boca.

El mayor comenzó a repartir algunos besos por el cuello de su chico mientras a su vez trataba de quitarle la camisa a su amado.

Cuando Emilio terminó de quitarle la camisa a Joaquín, se separó un momento para verlo.

Soltó un suspiro y lo miró a los ojos.

—¿Qué pasa? —preguntó Joaquín.

—Eres hermoso, mi amor. —dijo Emilio.

Joaquín sintió sus mejillas sonrojarse. Era increíble como con sólo unas palabras Emilio lograba tener un impacto tan grande en él.

—Te amo. —dijo Joaquín.

Cuando ya estaban totalmente desnudos, expuestos al otro, los nervios se habían ido. Se sintieron en total confianza, pues estaban a punto de entregarse a la persona que más amaban.

—¿E-estás seguro? —preguntó Emilio.

Joaquín asintió.

—Estoy seguro, mi amor. —dijo Joaquín— Me quiero entregar a ti.

Emilio sonrió, sintiéndose el hombre más feliz del planeta.

Y así, comenzó a repartir besos por el abdomen bien trabajado de su chico. Repartiendo besos desde el cuello de Joaquín hasta su intimidad. Provocándole algunos jadeos de puro placer.

Joaquín por su parte, también le daba amor a su chico. Acariciando su espalda baja con sutileza, besando su cuello, sus labios y repartiendo algunos besos húmedos por el pecho de Emilio.

Los besos se volvían cada vez más rápidos y feroces. Las manos de Joaquín vagaban por el pecho de Emilio, mientras las manos de Emilio acariciaban la bonita y perfecta cintura de Joaquín.

No podían dejar de besarse. Parecía que eran adictos a los labios del otro.

Joaquín acariciaba la mejilla de Emilio y lo besaba con todo el amor del mundo.

Cuando Emilio comenzó a descender su mano hasta la intimidad de Joaquín, los nervios aumentaron. Y Joaquín, al percatarse de eso, tomó la barbilla de Emilio y logró que éste lo mirara.

—Todo está bien, mi amor. —dijo Joaquín con una sonrisa.

Emilio suspiró.

—Te-tengo miedo. —dijo Emilio— No quiero hacer algo mal o lastimarte.

Joaquín puso su dedo índice en los labios de Emilio.

—Lo estás haciendo bien, corazón. —dijo Joaquín dejando un casto pero dulce beso en los labios del mayor.

Con eso bastó para que Emilio sintiera confianza en si mismo y comenzara a hacerle el amor a la persona que más amaba.

Su mano fue desde el pecho de Joaquín hasta a su intimidad dónde comenzó a prepararlo.

Cuando escuchó los ligeros gemidos de Joaquín en su oído, supo que iba bien.

[...]

Las embestidas eran cada vez más fuertes. Y Emilio no podía creer que en ese momento se estaba entregando a su novio. A su niño. Al verdadero amor de su vida.

En varias ocasiones preguntó si lo estaba haciendo bien, y en cada beso, en cada caricia y en cada roce, Joaquín le hacía saber que lo estaba haciendo bastante bien.

Esa noche la luna y el sol se encontraron. Esa noche supieron lo que en verdad era entregarse a su verdadero amor.

Entendieron que todo lo que habían pasado, había sido necesario para que la vida los juntara de nuevo.

En el momento en que llegaron al clímax, sellaron su entrega con un beso. Un beso en el que pudieron comprender el verdadero significado de la palabra amor.

—Te amo. —dijeron al unísono.

Con una sonrisa en sus rostros. Los ojitos de los dos llenos de un brillo especial y sus corazones latiendo al mismo tiempo.

Joaquín comenzó a repartir besos en el cuello de Emilio y minutos después fue él, el que hizo a Emilio tocar el cielo.

Y cuando los dos terminaron con su gran encuentro, así, enredados en las sábanas, se recostaron junto al otro.

La cabecita de Joaquín en el pecho de Emilio. Abrazados los dos, mientras Joaquín acariciaba su pecho y Emilio la diminuta cintura de Joaquín, se quedaron dormidos.

Esa noche, la vida de Emilio comenzó a brillar de nuevo.

Esa noche, la vida de Joaquín comenzó a tener más color.

Esa noche, el niño de luz y el niño de la sonrisa bonita, se volvieron uno solo.


Se entregaron al amor.


______________________________________

Okay okay, sé que este capítulo tenía que haberse subido en Domingo pero, en serio no tienen idea de lo que me costó escribirlo.

En verdad admiro a todos aquellos escritores que pueden escribir las partes de smut con una facilidad.

El chiste es que aquí está el capítulo y en verdad espero que les haya gustado porque me esforcé mucho. 😣

Disfruten su cap, los amo.

❤️

P.d. Cuéntenme qué tal les pareció.

Continue Reading

You'll Also Like

1.9K 61 9
Un romance entre Fernanda y Max q dejara huellas en su camino 😷💘
8.2K 874 115
(●^o^●) Jiang Zhishu, el personaje de nivel de salón entre los dioses masculinos quería asignarle un niño hermoso, por lo que tenía un agujero en el...
5.1K 601 130
Sólo cosas de nuestra querida mariposa Shrignold 🦋 [AU] [No mantiene relación estrecha con la serie] #8 en #donthugmeimscared 23/4/23 #3 en #shrigno...
25.5K 3.9K 24
Escribir es como amar: Duele, es hermoso y sobretodo no hay una guía que te enseñe como hacerlo bien. Yo no pretendo crear una, el arte es libre, pon...