RAMÉ ✔️

By mondhanna

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Erase una vez una niña llamada Jade y un niño llamado Asher, ambos eran víctimas de los daños colaterales de... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
¡IMPORTANTE!
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS

CAPÍTULO 36

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By mondhanna

— ... ¡Y dijo que era una excelente vendedora! — dije con una sonrisa mientras sentaba a Nathaniel en su silla de comida — Hoy te ves más guapo amor, ¿durmió su siesta? —

— Sí. — respondió Ezra con una sonrisa torcida mientras me pasaba un pequeño plato para Nathy junto con su cuchara de plástico — Te ves hermosa hoy, amor. — susurró antes de darme una suave nalgada.

— ¿Qué tienes? — pregunté con el ceño fruncido mientras me giraba a verlo, había llegado de mi primera entrevista de trabajo después de ser oficialmente una egresada de la universidad y me había ido bastante bien — Luces extraño. — susurré mientras besaba sus suaves labios.

Había tenido que usar tacones aquella tarde así que me resultaba más fácil llegar a sus labios.

— Nada, — mentiroso — es solo que te extrañamos mucho. — dijo con una pequeña sonrisa — ¿Sabes lo mucho que te amo? —

— ¿Qué rompieron? — pregunté mirando a Nathaniel quien se entretenía con un macarrón con queso que se había enredado en su cabello.

— ¿No puedo decirte lo mucho que te amo sin que pienses que hice algo malo? — preguntó con una sonrisa burlona mientras depositaba un pequeño beso en mi nariz — Te amo. —

— Yo te amo más, pero estas muy extraño.

— Es que siento que hace mucho no te digo lo importante que eres para mi. — respondió mientras apartaba mi cabellera suelta de mis hombros — Eres el amor de mi vida, ¿lo sabes? — preguntó con una pequeña sonrisa antes de besar mi frente — Estoy muy agradecido con la vida por haberte puesto en mi camino porque contigo encontré mi felicidad. —

— Yo también. — asentí con sonriendo como niña en navidad antes de besarlo — Te amo mucho y estoy muy agradecida por tenerte en mi vida. —

— ¡Papi, papi! — exclamó Nathy detrás de nosotros mientras se removía en su silla con una sonrisa.

— ¿Qué pasa pequeño? — preguntó Ezra con una sonrisa dulce mientras me abrazaba por la cintura y yo encantada me recosté sobre su pecho, había bañado a Nathy porque olía a jabón para bebé, colonia varonil y canela.

— Te amo. — dijo antes de fruncir sus labios esperando a que él fuera hasta su lugar para recibir su beso.

— Tenemos un hijo muy demandante. — susurró mientras me soltaba para ir hasta él y recibir su beso lleno de queso — También te amo Nathy. — 

— ¡Mami, mami! — exclamó ahora en mi dirección frunciendo sus labios.

— ¿A mi no me amas? — pregunté con un puchero cuando sus labios tronaron en mi mejilla.

— Te amo. — asintió antes de darme un macarrón de su plato.

— Te amo más, — dije antes de besar su frente — pero ahora mami tiene que comer porque se muere de hambre. — 

Ezra sonrió mientras me pasaba un plato con macarrones con queso y se sentaba a mi lado tomando mi mano mientras ambos nos las arreglábamos para comer.

— Espero que me den el trabajo... Humm chipotle.— dije con un pequeña sonrisa mientras veía a Nathy darla macarrones con queso a Ezra desde su plato — Tienen una guardería así que Nathy podría ir conmigo si tu trabajas. —

— Mi mamá te matará y tu abuela. — respondió riendo mientras regresaba a su plato.

— ¿Por qué Nathaniel usa un plato así? — pregunté señalando el traste blanco que no recordaba haber comprado.

— Fuimos al supermercado y le gusto. — respondió con una sonrisa — Hoy aviso que quería ir al baño, ¿verdad campeón? — preguntó en su dirección y mi pequeño asintió energéticamente — Fue en medio de las compras por el pasillo de pastas, tuvimos que correr pero al menos lo logró. —

— Muy bien. — asentí mientras miraba a Ezra, lucía demasiado nervioso y el hecho de que su plato no estuviera vació ya me hacía dudar — ¿Seguro que no tienes nada? —

— Seguro, — dijo con una pequeña sonrisa antes de robarme un beso — solo que no tengo hambre. —

— Tu siempre tienes hambre. — respondí con una sonrisa burlona — ¿Te duele el estómago por el queso? —

— Sí, es eso. — asintió enseguida.

Quería recordarle que yo era una experta en las mentiras y que sus intentos no resultaban nada creíbles pero estaba segura que de ser algo importante o que pudiera decir delante de Nathaniel lo habría hecho.

La cena transcurrió entre pláticas de nuestro día a día mientras que Ezra hablaba sobre pintar un poco las paredes del cuarto; nos habíamos mudado juntos oficialmente cuando Nath cumplió un año aunque en realidad la única diferencia es que ahora sus lámparas feas que le gustaba coleccionar y las camisas de su equipo de baloncesto favorito ya descansaban en los cajones de su lado de la cama.

— Por cierto amor, hay asamblea de padres en la escuela de Nath el viernes. — anunció Ezra mientras se ponía de pie con la excusa de recoger la mesa — ¿Crees que puedas ir? —

— Sí. — asentí con una sonrisa.

— Mami. — habló Nath desde su silla antes de extender los brazos hacia mí cerrando y abriendo los puños.

— Oye, aún no acabas todo. — dije mientras lo tomaba entre mis brazos y tomaba su cuchara — Abre la boca Nathy. —

Él sonrió antes de comer los macarrones llenando sus mejillas mientras besaba su frente disfrutando de su aroma a bebé.

Nathaniel perdió la mirada un segundo en Ezra quien estaba detrás de nosotros limpiando los trastes, pero cuando hice el ademán de girar para ver lo que sucedía el me pidió un poco más de macarrones de su plato.

— Listo, qué niño tan hermoso. — dije con una sonrisa mientras besaba sus mejillas regordetas — Hoy comiste todo. —

Nathy soltó una pequeña risa mientras le repartía besos por el rostro antes de darme un beso esquimal acariciando la punta de su nariz con la mía.

— Mami.

— Mande amor.— respondí sin mirarlo mientras daba una cucharada a mis macarrones que sabían a gloria y un poco más.

— Mira mi plato. — dijo emocionado.

— Ya vi que acabaste todo Nathy. — respondí mientras limpiaba el queso que había quedado en las comisuras de sus labios.

— No, no. — negó con el ceño fruncido — Ve mi plato —

— Bien- — dije rodando los ojos antes de mirar en dirección al plato — No hay nada. — respondí con el ceño fruncido mientras veía que había un par de letras en dorado bajo los restos de queso — ¡Mira Nathy, hay un mensaje secreto! —

Removí el queso con la cuchara de mi pequeño quien aplaudía divertido entre mis brazos antes de aferrarse a mi camina con fuerza cuando por poco se me cae.

Mi corazón se detuvo cuando la oración completa brilló entre los restos de queso.

— Ahora mira a papi. — dijo con una sonrisa antes de reírse de mi cara.

Gire lentamente mientras sentía como a cada paso perdía cada vez más las fuerzas en mis piernas para mantenerme de pie.

Ahogue un grito cuando Ezra apareció frente a mi hincado en una rodilla mientras sostenía una caja de terciopelo rojo.

Las palabras doradas brillaban en mi mente en un vivo recuerdo mientras las lágrimas se acumulaban en mis ojos nublando mi vista.

"¿Quieres casarte conmigo?".

— Jade Johnson te he amado durante unos tres largos años y no necesito más tiempo para saber que tu eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mis días. — dijo con una sonrisa nerviosa mientras abría la caja dejando a relucir el anillo familiar que durante años los hijos daban a sus prometidas lo conocía a la perfección, pues después de la muerte de mi padre aquella joya descanso en el dedo anular de Margot durante años — Así que, ¿me harías el honor de convertirte en mi esposa? —

— ¡Sí! — exclamé enseguida mientras me echaba a llorar y extendía mi mano temblorosa en su dirección.

Ezra sonrió como un pequeño niño emocionado mientras colocaba el anillo en mi dedo antes de ponerse de pie.

— Te amo — dijo dejándome sollozar hundida en su pecho mientras él tomaba a Nathy en su brazos quien comenzó a lanzar ositos de goma encima de nosotros.

— Te amo. — chillé mientras lo abrazaba con fuerza antes de separarme para besarlo.

— ¡Tenemos una boda! — exclamó Nathy con una sonrisa.

— Sí, — asentí emocionada mientras limpiaba mis lágrimas — así que tú ayudaste en esto, ¿eh? —

— Papi me entreno toda la semana. — asintió orgulloso mientras besaba las mejillas de Ezra quien me miraba de la forma en que solo él podía hacer.

— Gracias. — dije con una pequeña sonrisa mientras lo miraba.

— ¿Por sacarte de la soltería? — preguntó divertido antes de que lo golpeara en el pecho con mi mano — ¡Aún no nos casamos y ya comienza la violencia doméstica! —

— Cállate. — reí mientras lo obligaba a besarme de nuevo.

— Bueno, yo voy a jugar. — anunció Nathy mientras se removía en los brazos de Ezra quien lo dejó en el suelo antes de tomarme de las caderas.

— Te amo, futura esposa. — dijo con una sonrisa mientras limpiaba las lágrimas de mis mejillas y besaba mi frente.

— Te amo, futuro esposo. — respondí antes de besarlo — Quiero que en tus votos prometas que jamás perderás estos, — dije mientras perdía mis manos por debajo de su camisa sintiendo las abdominales marcadas que adornaban su cuerpo — ni estas. — susurré mientras tomaba su trasero entre mis manos.

— Entendido señora- — susurró con diversión — Yo solo pediré que me hagas ese estofado de calabazas una vez a la semana, porque te seguiría amando incluso sin estas, — respondió mientras tiraba con dedo del escote de mi camisa dejando a la vista mi sostén — o estás. — dijo bajando hasta mi trasero el cual se alzaba con gloria gracias a los tacones.

— Yo también te amaría pero me gusta tenerlas, — dije divertida mientras volvía a besarlo — y apuesto que a ti también. —

— Mentiría si dijera que no ,— respondió riendo — ahora vamos a cuidar a Nathy mientras pensamos en algunas técnicas para no perder la llama de la pasión ahora que seremos marido y mujer. — susurró tomando mi mano — Pondremos en práctica algunas en la noche para ir descartando. —

— Me parece perfecto. — asentí enseguida mientras caminaba a su lado.

Solo podía pensar que no podía ser nada más perfecto que esto, mientras que sentía que mi corazón latía nuevamente con fuerza y el futuro parecía una grata sorpresa en vez de una fiera a punto de atacarme.


— Asher, ¿q-qué haces? — balbuceé mientras sorbía mi nariz e intentaba entender lo que él hacía juntando nieve hasta lograr un pequeño montón al cual le puso un par de piedras en forma de sonrisa y ojos.

— Dame tu gorro y tu bufanda. — dijo sin prestar atención a mis preguntas antes de quitarme los accesorios que él mismo me había obligado a ponerme minutos atrás.

— ¿Perdiste la cabeza? — pregunté mientras notaba una sonrisa traviesa pintarse en sus labios.

¿Y ahora hacía donde podía correr sin que él me atrapara?

Sentía como todo me daba vueltas de manera discreta mientras pensaba en todo lo que había sucedido minutos atrás, ¿estaba delante del hombre que había tratado de convencer que daba algo de sí como padre en la sala?

Asher había explotado en medio de nuestras charla y aunque me sentía un poco mal por él al tener que llegar a ese punto para que pudiera sacar todo el peso que cargaba sobre sus hombros no podía sentirme agradecida... Hasta que pasó esto, claro está.

Había estado raro toda la tarde, incluso cuando salió del cuarto después de que escuchara que Nathaniel le pidiera un beso de buenas noches.

Estaba segura de cada una de mis palabras que había dicho respecto al tema de su paternidad, ahora más que nunca necesitaba crear una estabilidad entre ambos para que mi bebé no saliera lastimado, pero apenas podía recordar algo sobre el tema de nosotros.

Recordaba haberle dicho que no estaba lista y luego ver sus ojos azules maquinando soluciones mientras me preguntaba si Ezra querría esto; que yo siguiera y que siguiera con él.

«¿Sino es con él con quién?» preguntó una voz en mi interior; mi Jade joven quien no había tenido la necesidad de aparecerse por aquí hasta ahora.

Tal vez debería de gritar por ayuda y luego alejarme antes de que acabará haciendo una estupidez, aunque estaba segura que de haberlo querido de verdad lo habría hecho cuando Asher regresó al árbol de navidad tomando una zanahoria del plato y abriendo una pequeña bolsa de regalo antes de sacar un chocolate.

— ¿A dónde vas? — pregunté cuando lo vi alejarse de mí con una sonrisa antes de atravesar la cerca con total naturalidad dejándome a lado del bulto de nieve que poseía mi bufanda y mi gorro.

— Le falta nariz. — la voz se Asher se mezcló con el viento frío que me congelaba hasta la médula mientras se asomaba por el otro lado de la cerca con una pequeña sonrisa.

— ¿Q-qué? — pregunté confundida.

— ¿Quieres la nariz o vas a seguir mirándome como un chango en el zoológico? — preguntó con el ceño fruncido mientras levantaba la zanahoria.

La última neurona que sobrevivía en mi cerebro a estas alturas funcionó después de unos segundo mientras una pequeña risa brotaba de mis cuerdas vocales.

— No lo sé, jamás he ido a uno. — respondí mientras intentaba recordar la pequeña charla que habíamos tenido hace ya dieciocho años.

«¿Qué hacía?» me pregunté en silencio mientras me acercaba a él, quien ahora sonreía por completo.

— Pues no deberías son lugares donde encierran animales para hacer reír a la gente estúpida. — respondió mientras intentaba recordar, estaba segura que solo nos acercábamos un poco a las palabras que habíamos utilizábamos a los seis años.

— ¡Dijiste una mala palabra! — exclamé divertida.

— No es tan mala como te la imaginas, cuando seas grande te encantará. — respondió guiñando un ojos antes de blandir la zanahoria delante de mí — ¿Quieres la estúpida nariz? —

Estaba a punto de tomarla cuando Asher saltó la cerca sin esfuerzo alguno, aterrizando a mi lado antes de tomar mi muñeca con delicadeza.

— ¿Si o no? — preguntó con una pequeña sonrisa.

Asentí lentamente antes de tener el objeto naranja entre mis dedos que comenzaban a adormecerse por el frío.

— ¿Qué significa es....

— Eres una tonta. — dijo con una sonrisa divertida — Perdón, me hace falta la madre gritona y el poder de acelerar el tiempo, pero ven. —

— Asher, no entiendo nada. — chille confundida mientras caminábamos hasta la casa de juguetes donde él dejó la zanahoria sobre el techo.

— Quería pedirte perdón por haberte llamado tonta. —  dijo con una pequeña sonrisa mientras sacaba la manta de Nathaniel del interior de su abrigo, ¿cuándo la tomó? — ¿Mejor? —

— Un poco. — respondí confundida mientras me tapa con ella.

— Traje un chocolate de disculpa, — dijo mientras abría el empaque y depositaba una mitad sobre la palma de mi mano — también soy un tonto, la mayoría del tiempo al ser sinceros. — susurró con una sonrisa tímida — ¿Cuál es tu nombre?—

— Jade. — contesté mientras buscaba alguna pista en su mirada pero él se encontraba muy entretenido con su papel.

— Yo soy Asher Faith — se presentó con una sonrisa encantadora —, ahora seremos amigos, ¿verdad? —

— Asher no podemos.

— No necesito que vayamos de lleno Jade, solo que lo intentemos aunque sea desde el inicio poco a poco, será un secreto entre nosotros hasta que decidamos si funciona por favor. — dijo nervioso, algo que no era usual en él — Pondrás tus condiciones y juro que no lo interpondremos, pero por favor di que sí; estoy listo para ti. —aseguró enseguida — Lo he estado durante cinco años y sé que no solo fue mi culpa el haberme tardado tanto en decidirme y que tienes todo el derecho a odiarme e incluso negarte. —

» Pero al menos tengo que intentarlo, ¿no? — preguntó encogiéndose de hombros con un ligero temblor. Si que era un manojo de nervios — te lo prometí. Prometí que lo intentaría con todas mis armas y también recuerdo haberte dicho que poner patéticas excusas cuando no sabes nada sobre el futuro jamás resulta bien. —

Una pequeña lágrima cayó en mi mejilla mientras rezaba al cielo por una señal que me dijera si los latidos rápidos de mi corazón y las mariposas en mi estómago que revoloteaban alegres eran un buen indicio; si debía seguir mis impulsos o si solo se trataba de las hormonas y la emoción del momento como resultaba ser todos mis encuentros con Asher desde que regresé.

Y entonces sucedió — o al menos eso fue lo que sentí — jamás había sido demasiado creyente en esas cosas pero podía jurar que el olor familiar que invadió mis fosas nasales junto la calidez que abrazo mi pecho eran algo más que un montón de casualidades.

¿Era él?

Estaba harta de sentir que nadaba contra corriente amarrada a un par de pesas que me ahogaba apenas me relajaba un poco, solo quería ser feliz por un momento y tal vez era mi ciego optimismo; la nueva Jade, los sentimientos que se acumulaban en mi pecho, el acto de Asher o simplemente la nostalgia de las fechas las que me llevaron a agregar un posible error más que estaba dispuesto a cometer a mi lista.

— Sí. — asentí con una sonrisa antes de morder el chocolate, dejando que la felicidad envolviera mi corazón.

La sonrisa que Asher puso ante mi respuesta era algo que sabía que aunque todo esto acabará mal siempre guardaría en mi corazón. Solo podía esperar no acabar siendo la creadora de Tontaland un día de estos.

— Será mejor que vayamos a acabar el asunto de los regalos. — dijo con una sonrisa de oreja a oreja antes de darle una mordida a su chocolate.

Asentí lentamente antes de seguirlo de vuelta a la casa, ambos caminamos en silencio al lado del otro sin decir nada solo sonriendo; era extraño.

¿Qué significaba para Asher ir poco a poco?

Quiero decir, estaba asustada y aún me sentía un poco mal cuando mi mente comenzaba a revivir los recuerdos de anoche pero no podía dejar de pensar en cuál era su plan.

¿Me robaría besos hasta que yo estuviera dispuesta a devolverlo? ¿Me coquetearía en todo momento? Jamás habíamos ido de poco en poco, siempre había sido un juego de todo o nada, algo que solía matarme pero que incluso se sentía más normal que esto.

— Asher. — lo llamé cuando llegamos de vuelta al pino decorado con luces, esferas y cualquier adorno que a Nathaniel le hubiera gustado de la tienda; parecía que en cualquier momento iba a reventar.

— ¿Sí? — preguntó alegre mientras dejaba un par de regalos.

¿Le dolerán las mejillas de sonreír tanto como a mi?

— ¿Qué querías decir con ir poco a poco? — pregunté con el ceño fruncido mientras me paraba a su lado, acomodando un par de regalos para ocultar mis nervios.

— Pues... Estaba pensando en esas mamadas cursis que te gustan. — respondió encogiéndose de hombros mientras su sonrisa se desvanecía un poco y su ceño se frunció — Perdón no hablo de sexo me refiero a citas y eso que enseñan en las películas, aunque te advierto que si llegamos a caer en el mar porque nuestro crucero choca contra un iceberg yo te quito la tabla. —

— Siempre tan lindo, — respondí poniendo los ojos en blanco antes de tomar un par de cascabeles — solo falta dejar estos afuera y todo está listo. —

Asher asintió trayendo de vuelta sus sonrisa encantadora mientras tomaba un par de cascabeles y algunas otras cosas extrañas que traía antes de salir de la casa conmigo siguiéndolo detrás.

Decir que me dejó ayudarlo sería mucho, me limité a quedarme de pie a un lado de una de las columnas adornadas con enredaderas de luces  que sostenían el techo del porche mientras él hacía todo; desde poner los cascabeles hasta hacer líneas de suciedad por la nieve para simular el camino de un trineo. Era casi como ver a Nathaniel jugar solo con el lodo, algo que le encantaba hacer y a mi me ponía nerviosa al ver todo el desastre.

Una pequeña calidez abrazó mi corazón mientras lo observaba, sabía que se encontraba asustado sobre el tema de la paternidad pero para mi sorpresa lo llevaba demasiado bien; siempre imaginé que Asher se convertiría en una bestia sin escrúpulos cuando se revelará mi pequeño secreto, lo veía quemando la mansión de mi abuela, gritándome cualquier cosa para herirme y después una dulce venganza que acabaría conmigo aunque supongo que después de nuestro inicio con el asunto era completamente normal que lo viera así.

— ¿Crees que se vea bien? — preguntó mientras terminaba de simular huellas de botas y renos por la nieve.

— Sí, aunque espero que dure hasta el amanecer. — dije mientras veía los pequeños copos de nieve que caían sobre su gorro de lana, estaba segura que lo había hecho su abuela.

Isabel Faith solía tejer para controlar sus genes Faith, siempre me había causado risa verla durante los días en donde cuidaba a sus nietos tejiendo sin parar, sobre todo cuando se quedaba con Asher y Moshe quienes amaban hacer bromas pesadas a todo mundo para después pelearse a muerte hasta que se perdonarán para ir a molestar a Noam.

— Bien, — asintió convencido antes de llegar a mi lado solo para volver a ver todo para asegurarse de que todo se veía perfecto — entonces mañana vendré temprano junto a los demás. —

— ¿Por qué mejor no te quedas? — pregunté sin pensar.

Mierda Jade, ¿qué haces?

— M-me refiero a que bueno tu sabes es que yo pensé que te gustaría no sé, ¿ver cuando se levante y eso? — dije rápidamente mientras buscaba alguna pista de lo que pensaba en sus ojos.

Las bolsas oscuras bajo ellos habían comenzado a aparecer pero ni siquiera eso borraba su sonrisa; no lucía cansado parecía estar demasiado despierto y feliz.

— Pensé que habíamos acordado ir poco a poco Jade, —  dijo con una sonrisa coqueta mientras se cruzaba de brazos frente a mi, ¿era la única que sentía que todos esos cambios de aires iban a acabar sofocándonos? — al menos que pienses en devolverme el jueguito de hace cinco años. —

— Yo n-no, yo solo pensé en que te gustaría... — comencé a balbucear nerviosa mientras apartaba mi mirada.

Era cierto que lo había estado viendo durante toda la noche, sobre todo después de aquella pequeña reconciliación en el jardín trasero, pero no era que pensara en hacer una proposición de ese tipo. Hablaba en serio cuando decía que no me sentía del todo lista, aún después de todo imaginarme con alguien más que no fuera Ezra me dolía.

Una carcajada brotó de sus labios mientras sus ojos brillando en diversión se clavaban sobre mi.

— Me encantaría, — asintió divertido — pero creo que todas las habitaciones están ocupadas y en realidad la idea de quedarme en el cuarto de tu abuela muerta no me fascina tanto. —

— Aún está mi antigua habitación. — respondí encogiéndome de hombros.

— ¿Y por qué mejor no duermo contigo? — preguntó arqueando una ceja — Ya sabes solo como amigos, juro no meterte mano si tu no me metes mano a mi. —

¿Acaso él también sentía aquella punzada de dolor en el corazón al entrar a esa habitación?

Aquel cuarto que por años fue mi lugar favorito ahora me resultaba ser un fragmento de la esfera de cristal que años atrás había quebrado para ser libre.

— Sigo prefiriendo dormir con las manos bajo la almohada. — respondí rodando los ojos mientras ignoraba el rubor en mis mejillas.

Llevaba conociendo a Asher casi toda mi vida, durante noches enteras me la había pasado memorizando los lunares que salpican su piel, la líneas de expresión que se habían formado en su frente, las torceduras en sus dedos por las fracturas que le habían ocasionado el fútbol y sus cicatrices; solía conocerlo como la palma de mi mano y sentirme cómoda con él como con ninguna persona incluso sentía que era mejor que estar sola. Entonces, ¿por qué me daba la impresión que ahora mismo era como una chica de preparatoria a lado de su amor platónico?

— ¿Eso es un si? — preguntó con el ceño fruncido.

— Vamos Berwin. — asentí mientras entraba a la casa con él gruñendo detrás de mí, sabía que odiaba ese nombre y en realidad yo también lo hacía, sentía que no era para nada él.

— No vuelvas a llamarme así.

— Tu te la has pasado llamado Annita y Annabelle, — respondí en voz baja mientras recogía las últimas evidencias de nuestra presencia — y por tu culpa Nathaniel también lo hace, aunque creo que se le olvidó hace rato. —

— Es porque Annita y Annabelle son bonitos, — dijo molesto — Berwin es fastidioso y por fortuna él no lo a usado en mi contra. —

— No son lindos- — negué mientras subíamos las escaleras — Ahora cállate o se levantará. —

— Sí señora. — bufó mientras pasábamos frente a su cuarto donde los ronquidos de Jordan se colaban bajo la puerta.

Ambos caminamos en silencio hasta mi habitación pasando delante de la de Ethan y Cara donde se escuchaba la habitación acompañada de un par de susurros y luego la de Gina donde el silencio reinaba por completo.

Cerré la puerta lentamente mientras que Asher prendía la luz y comenzaba a remover un par de cosas detrás de mí.

¿Qué hacía?

Gire enseguida esperando ver la cama hecha un lió o a Nathaniel en ella por sorpresa mientras le sacaba un susto de muerte a Asher, pero lo que me encontré fue un par de abdominales definidas, bóxers negros ajustado que no me dejaban mucho a la imaginación y un par de piernas largas.

— ¿Q-qué haces? — pregunté mientras sentía como si los ojos fueran a salir brincando de mi cara, justo como en las caricaturas.

— Pues dormir, no creerás que es muy grato ir a la cama con esos putos pantalones mojados...— dijo divertido mientras caminaba hacía mi acelerando mi corazón — Por la nieve. —

— Puedo ir a pedirle algo a Ethan seguro que te queda.— respondí rápidamente mientras sentía su calor envolver lentamente mi cuerpo.

— ¿Para qué molestar? Seguro que ya está cansado, además no es nada que no hayas visto antes Jade, — respondió mientras se inclinaba un poco sobre mí.

— Es que hace frío, — dije mientras mantenía mis ojos sobre los suyos y rezaba por no desmayarme o comenzar a sentir el poder de las hormonas; eso era real.

— ¿Es demasiada tentación para ti, amiga? — preguntó con un tono burlón — Porque si somos sinceros tu no me estás dejando las cosas demasiado fáciles. —

— Pero Nathy también lleva esta pijama. — respondí enseguida.

— Y eso es lo único que me ayuda a que este asunto no se vuelva más incómodo, si sabes a lo que me refiero. — asintió riendo.

— Voy a lavarme los dientes, — anuncié rápidamente antes de salir disparada al baño mientras me concentraba en respirar profundo y despejar mi mente.

Pero para mi suerte... Para mi mala suerte Asher me siguió detrás riendo por lo bajo antes de mirarme por el reflejo del espejo.

— ¿Tienes algún cepillo de sobra? — preguntó cruzándose de brazos mientra sonreía con malicia.

— Sí. — asentí antes de agacharme hacía el mueble bajo el lavamanos en busca de alguno de los cepillos de dientes extra que tenía guardados.

Había sido una manía que había desarrollado con el tiempo, digamos que Nathaniel era muy curioso en cuanto a cepillos y tazas del baño se referían.

— Toma, solo tengo ese. — respondí mientras me giraba a verlo.

Asher tenía los ojos puesto sobre el techo mordiendo su labio inferior mientras esperaba con paciencia, estaba a punto de preguntarle qué sucedía pero después recordé el detalle de mi pijama que no era lo suficiente holgada como para ocultar algunas curvas o el hecho que no llevaba sostén.

— ¿Pingüinos? — preguntó arqueando la ceja cuando bajo la mirada y tomó entre sus dedos el cepillo.

— Es que Nathaniel tomó el de los tiburones y el otro día digamos que desapareció el de tortugas.— respondí divertida mientras le pasaba la pasta de dientes después de poner un poco sobre el mío.

Asher se acercó a mí, demasiado cerca para sentir la tensión invisible que me pedía a gritos que diera un paso hacia atrás. Metió su cepillo bajo el chorro de agua antes de llevarlo a su boca, e imité su acción mientras intentaba apartar mi mirada de él.

— ¿Vas a seguir cepillando tus dientes? — preguntó con el ceño fruncido — Porque comienzo a atragantarme con mi saliva. —

— Perdón. — respondí enseguida antes de escupir sobre el lavamanos en una posición incómoda para no acercarme demasiado a él o más bien a su entrepierna.

— Gracias. — dijo con una sonrisa torcida mientras me apartaba para dejarle a él el campo libre, asentí lentamente antes de caminar a la cama.

Bien, necesitaba comenzar a pensar en otras cosas antes de que el calor que subía por mis pies y se concentraba en ciertas zonas de mi cuerpo terminará por matarme.

Abrí mi celular en busca de alguna distracción y como era de esperarse acabe en mi galería de fotos viendo a Nathaniel en diferentes edades haciendo todo tipo de cosas. Después de la muerte de Ezra todas nuestras fotos habían ido a parar a una carpeta de mi computadora, había sido demasiado para mi seguir y sus fotos solo empeoraba todo aunque tal vez podría comenzar a poner algunas.

— ¿Qué haces? — preguntó Asher cuando se acostó a mi lado en la cama, demasiado cerca.

Inconscientemente había tomado el lado izquierdo de la cama pegado hacia la ventana dejando el que solía ser su lado de la cama; del lado de la puerta y del baño.

— Viendo fotos de Nathy. — respondí mientras me obligaba a mirar la pantalla mientras regresaba a la primera foto que tenía de él — Esta fue el día que nació, por eso me veo así. —

— Te ves hermosa. — dijo con una pequeña sonrisa mientras ampliaba la imagen para ver la pequeña cara de Nathaniel entre mis brazos.

Era mentira, lucía horrible con las ojeras bajo mis ojos, sudada y con cara de sueño mientras cargaba a mi pequeño recién nacido.

— Esa fue la primera vez que gateo, estábamos en la estación de bomberos cuando comenzó a seguir al jefe. — dije con una sonrisa maternal mientras le mostraba el vídeo donde parecía ser que todos los amigos de Ezra estaban a punto de perder la cordura de la emoción — Y esta cuando camino. —

— ¿Aprendió rápido? — preguntó sonriendo mientras veía una y otra vez el vídeo de Nathaniel en el bar siguiendo a Margot con pequeños pasos torpes y riendo.

— Sí. — asentí mientras le mostraba un par de fotografías con Nath haciendo travesuras como bañarse en queso, la vez que fuimos al hospital porque se metió un juguete en la nariz y no podíamos quitárselo y cuando jugo su primer partido de fútbol.

— ¿Este es su recital? — preguntó mientras cambiaba a un vídeo donde aparecía un escenario — Es genial. —

— Sí, él está aquí. — respondí señalando la pequeña figura dando saltos y giros.

— Es muy bueno. — dijo sorprendido mientras repetía el vídeo antes de cambiar a la fotografía donde aparecía en su primer día de escuela — ¿Lloró? Ya sabes, es que dicen que los niños lloran en su primer día de clases. —

— La única que lloró ese día fui yo, él solo me dio un beso y corrió. — recordé con un poco de vergüenza. — Lloró más cuando se despidió de sus amigos antes de venir aquí. —

— ¿Aquí está en un avión? — preguntó con el ceño fruncido, sentía que quería cambiar de tema y al ser sincera no quería disfrutar por qué no quería romper el momento.

— Sí, estaba asustado. — dije enseguida — Pero después no dejó de hablar durante todo el vuelo e incluso hizo amigos —

— Se parece mucho a ti. — respondió con una sonrisa mientras miraba un par de fotos más de Nathaniel jugando en la casa conmigo, Kristen y Juno.

— ¿En serio? — pregunté con el ceño fruncido — No, yo creo que se parece más a ti. —

— Jade, son dos gotas de agua solo tiene mis ojos. — negó enseguida mientras miraba otra foto de Nath besando a Baloo.

— Es porque no lo has visto enojado, celoso o cuando está concentrado. — dije riendo mientras veía la hora — Deberíamos de dormir, mañana nos espera un largo día de juguetes y después la fiesta. —

— Sí, deberíamos. — asintió apartando la vista de la pantalla para clavar sus ojos sobre mí.

Asentí lentamente mientras me daba cuenta de que ya llevaba más de un rato mirando la manera en que sus ojos se iluminaban con un ligero brillo y  la forma en que su sonrisa se extendía con cada foto que pasaba. Ambos estábamos sentados uno a lado del otro con las espaldas recargadas en la cabecera con nuestro cuerpos rozando el uno contra el otro.

— Buenas noches. — dijo en voz baja mientras se inclinaba un poco sobre mí acortando la distancia que nos separaba hasta que su respiración cosquilleo mis labios.

— Buenas noches. — respondí enseguida mientras miraba su lengua repasar sus labios con lentitud antes de volver a sus ojos.

Ninguno de los dos se movió o dijo algo, aunque creo que era bastante obvio que teníamos que acostarnos de una vez por todas y dormir.

— ¿Tu también esperas tu beso de buenas noches? —  preguntó con una sonrisa burlona inclinándose más hasta que la punta de su nariz rozó la mía con suavidad, provocando que un pequeño escalofrío recorriera mi cuerpo.

— Sí. — asentí cerrando los ojos disfrutando de su cercanía.

Paso a paso Jade o mañana acabarás llorando mientras abras los regalos y volverás todo incómodo.

Asher estaba tan cerca de mí que podía respirar su vaho mientras las mariposas en mi estómago se mezclaban con los nervios que cosquillean mis venas.

Mi lengua remojó mis labios de manera instintiva cuando sus labios estaban a un respiro de tocar los míos, era como un imán que tiraba de mí con todas sus fuerzas; aún me resistía a él pero no sabía por qué.

— Buenas noches. — susurró cosquilleando mis labios con su aliento.

Y justo cuando creía que por fin me besaría sentí el aire frío abrazar mis labios mientras los suyos acariciaban mi frente con dulzura.

Un pequeño quejido brotó de mis labios cuando él se alejó por completo con una estúpida sonrisa atravesando su rostro.

— ¿No me vas a dar me beso? — preguntó divertido mientras señalaba su frente.

— Buenas noches — respondí antes de inclinarme a besar su frente tal y como lo hacía con Nathaniel.

Pero antes de que mis labios tocaran su frente me moví rápidamente hasta sus labios donde deposité un casto beso antes de echarme en la cama de espaldas a él con una sonrisa igual de estúpida que la de él pero llena de victoria.

El recuerdo del contacto ardía en mis labios ampliando aún más mi sonrisa, mientras reparaba en que Asher se había quedado estático a mi lado.

— Eso no se vale — murmuró rompiendo el silencio que inundaba la habitación haciéndome reír.

Tape mi boca con la palma de mi mano intentando no hacer ningún ruido sin responder y acallando la voz al fondo de mi mente que me reprendía por haberme contradicho.

Tal vez estaba a punto de perder la cabeza y no quería aceptarlo, estaba en una guerra constante con la Jade que fue después de Ezra y con esta mezcla rara y rota de mi yo ahora.

Asher se movió un poco antes de rodear mi cuerpo con su brazo y tirar de mí hasta que mi espalda se estrechó contra su pecho, abrazándome por la cintura y entrelazando nuestras piernas.

— Tu empezaste. — me recordó cuando ahogue un grito por su repentina acción — Buenas noches. —

— Buenas noches. — dije rápidamente antes de cerrar los ojos, apagando mi mente por completo; intentando no pensar demasiado en aquel pequeño sentimiento de engaño que se clavaba en mi pecho.

**********************************************************************************

¡Jesús del huerto, ¿qué estas haciendo ahora Jade?!

Bien, ¿soy la única que siente que cada día los recuerdos y capítulos amenazan más con acabar con nuestra estabilidad emocional?

¿Qué les pareció el recuerdo? En lo personal lo ame, es uno de los más hermosos que he escrito y sigo llorando. ¿Y él capítulo? También lo amo mucho, ¿qué creen que pasara entre estos dos? ¿Creen que Jade si esta cometiendo un error?

Este capítulo es demasiado importante para mi, porque es dedicado a GossipBlair035 quien es alguien que además de hacer los mejores memes de la historia también me a apoyado demasiado en éste proyecto. Te quiero mucho, espero que sigas amando esta historia tanto como yo.

¡RECUERDEN QUE YA CASI COMIENZO A PUBLICAR "BUSCANDO A ALEM" ASÍ QUE PUEDEN IR A LEER EL PRÓLOGO Y DISFRUTAR CONMIGO DE ESTE NUEVO PROYECTO!

No se olviden de votar, comentar y recomendar la historia con sus amigos porque ya casi somos 60K de lecturas, ¡aún no me lo creo!

Nos vemos el próximo sábado.

¡Ya les extraño!

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