El Final del Hilo Rojo [XiChe...

By LotoChoc

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Au moderno Lan XiChen vive una vida tranquila, casi realizada, director de una cadena de clinicas hospitalar... More

Rojo opaco
Rojo intenso
Rojo apasible
Rojo cordura
Red granate
Red currant
Red Berry
Red Blush
Red apple
Red Black Hearth
Red lost
Red ligth
Red On
Red
Red candy
Red fire
Red Ruby
Red Crimson
Red sweet
Red brick
Red caoba
Red Mahogany
Red Pain
Red
Red string of destiny
Temp 2
Cariño
XiCheng
Celos
Deseo
Intensidad
Sonata a la luz de la luna
Nuestro anhelo
De caminar a correr
Una flor violeta, una flor azul

Red Wounded

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By LotoChoc

MingJue tomó su bolso para dirigirse al salón, pasando por en frente del baño donde debido al acústico del lugar pudo escuchar a unas chicas hablando.
-¿Viste al nuevo?-decían con tono despreciativo
-Ay si, es tan...no lo se...
-Escuché de uno de los becados que eran compañeros y todos en la secundaría sabían que... ¡su madre era prostituta!
-¡Que asco! ¿es legal que pueda entrar a nuestra universidad?
-¿Y si tiene alguna enfermedad contagiosa?
-Ahg le voy a decir a mi novio que cuando vaya al baño lleve desinfectante.
-Yo igual al mio.
-Odio que esta universidad de becas. No debería ser así.

MingJue dio un suspiro de desagrado y siguió su camino al salón, cuando lo estaba haciendo se topo con una escena particular.

Un grupo de chicos iban tonteando entre risas y empujones a uno se le cayó su billetera sin darse cuenta, cuando iba a gritarle, otro chico se apresuró a recogerla y corrió para alcanzarlo, le tocó el hombro y el chico se giró mirándolo de pies a cabeza
-¿Se te ofrece algo?
-Uhm si disculpa se te calló esto-le devolvió la billetera con una gran sonrisa-Soy Meng Yao. Es mi primer año aquí.
-¿Meng Yao?-el chico volvió a mirarlo de pies a cabeza y uno de sus amigos le dijo algo al oído, haciendo que este se sorprendiera.-¡Ah si! ¡Bien!- sacó un par de billetes y se los ofreció con una cara de pocos amigos
-No. No lo hice con esa intención yo solo quiero...
-Bueno entonces adiós-sin si quiera dejarlo terminar se giró hacia su grupo de amigos y se fueron.

MingJue apretó su puño provocando que sus nudillo se blanquearan. Odiaba este tipo de actitud y suspirando fuertemente con un par de zancadillas estaba frente a aquel chico ofreciéndole la mano

-Nie MingJue. Gusto en conocerte.

El joven frente a él de una belleza única lo observó hacia arriba llevando la imaginación de MingJue a compararlo con un tierno cachorro.

Se quedó mirando la mano extendida y luego el rostro poco amigable de MingJue, dudando un poco tomo esa gran mano.

-Meng Yao-sonrió ampliamente

-No te alejes mucho mi ¿ok?-dijo imponente pero sin ninguna intención mala

Meng Yao se sobresaltó ante esta orden y rápidamente asintió mientras el chico se alejaba tuvo que correr para alcanzarlo, suspirando de alivio al ver que no todos lo habían rechazado

MingJue se encargó de que Meng Yao no se enterara de los malos comentarios, siéndole fácil al ser presidente de la junta de universitarios, era un joven que todos conocían de donde venían y aunque al principio estaban incrédulos de que MingJue quisiera tener a su lado a alguien como Meng Yao, le tomaron poca importancia, o mas bien nadie se atrevía a cuestionarlo.

MingJue era alguien imponente de presencia, líder por naturaleza, de una belleza que destacaba para hombres y mujeres por igual, su aire salvaje alborotaba las masas y sacaba suspiros constantes por donde fuera que pasaba. No fue sorprendente que en la universidad guiara masas o fuera ejemplo y el joven lo sabía, por eso era consciente de que debía ser un buen ejemplo, aunque su debilidad era su familia. Nadie podía siquiera intentar meterse con su familia porque entonces verían una bestia desatarse, y lo mas importante para él era su hermano pequeño, Nie Huaisang, que aunque no tenían la misma madre para él aquello no importaba en absoluto.

Muchos soñaban con ser su aliado inclusive su subordinado, pero MingJue no se ataba a nadie, intentaba llevarse bien con todos, pero ni él mismo sabía lo que había ocurrido con Meng Yao, había algo extraño que no podía explicarse, lo que si tenía claro que había admiración, Meng Yao no era como el típico de chico que lo rodeaba, no esperaba nada de nadie y daba todo de si mismo, a pesar de que MingJue le había ofrecido su ayuda en lo que necesitara, inclusive si esto fuera dinero en los dos primeros meses de amistad nunca se atrevió a pedirle nada mas que su amistad a cambio, eso le hacía admirarle mucho más.

Estaban estudiando para un examen. MingJue se había perdido en sus pensamientos con respecto a Meng Yao, en la manera que le parecía no conocerlo realmente, pero su mirada parecía hipnotizada por la belleza de este chico, sentía una gran satisfacción en mirarlo, su frente, sus ojos, su nariz, sus mejillas, sus labios...su mirada quedó clavada en ellos por mucho tiempo hasta que Meng Yao levantó la vista dándole una enorme sonrisa, que hizo que su corazón se acelerara, apartó su vista rápidamente

-¿Hay algo que no entiendas?- dijo con un suave tono de voz

-No. Yo...entiendo bien-se sentía agitado, rápidamente se puso de pie-Voy al baño y vengo-salió del dormitorio rápidamente entrando a su baño. Sujetándose del lavamanos con una mano y con la otra apretando su pecho <¿que te ocurre estúpido corazón?>

Con el pasar de los meses se volvieron mas cercanos, y aquellos episodios se volvieron mas frecuentes, llevándolo incluso a ir al medico, quien no encontró nada malo.

Finalmente aceptó que se debía a aquel amigo suyo, él era que lo provocaba fuera lo que fuera, así que cuando supo que en el segundo semestre llegaría su amigo de infancia se sintió muy aliviado pensando que aquel síntoma acabaría con la llegada de XiChen

Cuando se encontraron por primera vez los tres en la universidad MingJue con gran alegría presentó a Meng Yao a su amigo, pero al ver la sonrisa que se entregaron ambos sintió un pequeño dolor en su pecho y una cierta amargura comenzó a crecer en su corazón.

Sin darse cuenta el tiempo pasó y la amistad entre los tres creció, volviéndose inseparables.

Pasado ya el primer año de universidad, las cosas entre Meng Yao y XiChen avanzaron tomando otro rumbo, quedando casi de lado MinJue.

Estaba tratando de repasar un par de anotaciones para las clases cuando entró su hermano menor, sentando en silencio mirándolo fijamente, trató de ignorarlo por un tiempo, pero su mirada lo inquietó

-¿Qué es lo que quieres?- dijo tratando de contener la rabia que llevaba acumulando hace mucho tiempo.

-Hace mucho que Meng Yao no viene por aquí...¿ya no son amigos?

-Si lo somos, pero él y XiChen están estudiando juntos...

-Vaya...y yo que pensé que te quedarías con Meng Yao-dijo de manera descuidada jugando con un mechón de su cabello

-¿De que estás hablando?- se incorporó mirándolo directamente

-¿Como de que hablo? ¿Acaso tu...? Es que estás enamorado de él y yo pensé que...

-¿Enamorado? ¿Yo enamorado?-la verdad lo golpeó como un bloque de hielo

-No me digas que no te habías dado cuenta hermano...-su cara fue de total asombro al ver la expresión confundida de su hermano mayor- Hermano no puedes ser tan...

<¿Enamorado? ¿Enamorado de Meng Yao?> las preguntas comenzaron a llenar su mente

Su hermano menor lo quedó observando por un tiempo aun sin creer lo que estaba presenciando.

-¿Como es posible que no sepas cuando estás enamorado? Los síntomas que me describías, son parte del enamorarse. Has caído recién cuando ya es demasiado tarde...creo que él y XiChen tienen algo...

MingJue volvió a sentir amargura en su corazón, tragando saliva negó-Estás equivocado...yo no estoy enamorado de Meng Yao y si comienza una relación con XiChen estaría feliz por ellos.

HuaiSang suspiró negando y luego poniéndose de pie salió del dormitorio de su hermano lamentando que no pudiera hacer nada por él,era parte de su personalidad.

Cuando volvieron a clases comenzando el segundo año de universidad, notó inmediatamente como Meng Yao y XiChen se habían vuelto mas cercanos, tomando sus sentimientos los ocultó en el fondo de su corazón obligándose a formar una sonrisa.

Aunque se había preparado para ello, cuando ambos le anunciaron que estaban juntos como pareja, aun así había dolido como mil espadas atravesando su corazón, pero aguantó simplemente soportó el dolor y tuvo que aprender a vivir de esa manera.

MingJue estaba junto a Meng Yao estudiando o esa era la idea principal, hasta que su amigo comenzó a relatar lo que tenía planeado para su novio en su primer año de aniversario. Escucharlo hablar de manera tan animada, le había dolido en un principio, pero ahora se estaba llenando de ira, de ira y deseo.

-Hace mucho que no estábamos solos en tu casa A-Jue. Ha pasado muy rápido el tiempo.-le sonrió, pero notó que algo pasaba con su serio amigo.-¿Te ocurre algo?-se levantó rápidamente y se acercó para tocar su frente sintiendo la cara caliente-MingJue...estás ardiendo-iba a retirar su mano cuando fue agarrada fuertemente.-¡MingJue! me duele

En un movimiento MingJue lo sostuvo de ambas muñecas presionándolas contra la mesa y acorralando aquel cuerpo con su propio cuerpo.

-No quiero escucharte mas...-susurró sin mirarlo-...no quiero saber mas...no quiero oír lo perfecto que es él...no quiero oírte mencionarlo...-alzó su vista con su pecho subiendo y bajando-no quiero que hables de él conmigo...-sin previo aviso chocó sus labios contra los de Meng Yao, quien abrió su boca en impresión siendo ultrajada por la caliente lengua de MinJue.

Sus manos se fueron hacia el cuello y nuca de Meng Yao sujetándolo para que no escapara de aquel beso que necesitaba hace tanto tiempo, con su lengua recorrió cada centímetro de aquella cavidad tibia, saboreando y mordiendo de manera salvaje, por segundos sintió que Meng Yao correspondía a aquel beso, pero esa idea de derrumbó en el momento que finalmente se separó. Ambos agitados, se miraron a los ojos. El joven de menor estatura se limpió un hilo de sangre de corría desde sus labios, sin expresión alguna, se alejó y tomando su chaqueta se fue sin decir nada.

De la excitación, pasó a la frustración máxima, en un arranque de ira con sus brazos barrió todo lo que había sobre la mesa dando un grito feroz.

Sintió que su mundo se desmoronaba, que todo se terminaba por un estúpido error.

Cuando llegó el día de enfrentarse nuevamente los tres,estaba dispuesto a aceptar las recriminaciones de su mejor amigo, pero Meng Yao no mencionó el tema, simplemente se limitó a no estar a solas con él.

Así pasó un corto tiempo con cientos de preguntas en su mente, pero que tampoco se atrevía a hacerle a Meng Yao. Quizás lo había tomado como si hubiera estado ebrio.

Ahora estaban en la casa de XiChen preparando un trabajo, en medio de su labor les faltó un material, su amigo se ofreció a ir rápidamente por él, y aunque pensó que por lógica Meng Yao iría con él, finalmente no fue así. Se quedaron en aquella sala solos.

Estuvieron en silencio, un duro y doloroso silencio para MingJue, aunque en su interior gritaba que quería disculparse, dando un suspiro se armó de valor.-Meng Yao yo...tengo que

-Cállate.-fue una simple oración con una mirada que no podía descifrar. El joven de baja estatura se puso de pie y caminó hasta estar junto al otro que no podía reaccionar siendo atacado con un beso de manera feroz.

Fueron dos segundos que dudó en corresponder a aquel beso, apegando el cuerpo de Meng Yao al suyo con fiereza, acariciando su cuerpo. Aquel elixir que se le había negado en un inicio ahora lo tenía sin medir y no iba a desaprovecharlo de ninguna manera.

Se estuvieron besando de manera apasionada, salvaje y descontrolada hasta que sintieron la puerta abriéndose. Se separaron y Meng Yao rápidamente se fue al baño sin siquiera mirarle.

Su amigo puso los materiales sobre la mesa con una gran sonrisa se sentó preguntando por su pareja

MingJue aun estaba tratando de calmar su mente y su corazón, sus pupilas dilatas se contrajeron en un instante al escuchar el quinto llamado de su amigo.

-Te preguntaba donde está Meng Yao...-dijo con una expresión curiosa

-Eh...creo que fue al baño.

En ese instante Meng Yao volvió mostrando una sonrisa a su pareja, dándole un suave beso en la mejilla-Te extrañé mucho...

Aunque el resto de la tarde trató de buscar la mirada de Meng Yao, este le evitó completamente.

Y esa fue la chispa que encendió el fuego que le fue envolviendo cada vez mas, con cada sesión de la misma naturaleza, escenarios donde quedaban solos por unos minutos eran como la gasolina en la fogata.

En aquel ritmo, sin explicaciones ni charlas pasó otro año más. El estudio se volvía cada vez mas pesado y el tiempo que los tres podían estar juntos se volvía escaso volcando a MingJue en la desesperación como un gato tras un escaparate lleno de carne, las demostraciones de afecto de Meng Yao y XiChen le enfermaban cada vez más.

Se estaba cumpliendo un mes de la ultima vez que había devorado los labios de Meng Yao, se sentía como un león rugiendo de hambre, que fue aun mas provocado por las bromas que estaban haciendo sus compañeros.

-Ya deberían irse a vivir juntos, seguro a pasado de todo con ustedes- dijo con una mirada insinuante que causó la risa de todos los demás que estaban en el grupo, de todos menos de MingJue, al notar que no lo negaban.

Aquel fin de semana se la pasó pensando en aquella posibilidad, imaginando los cuerpos desnudos de la pareja, de XiChen poseyendo a Meng Yao. La ira lo encegueció, bebiendo todo el licor que encontraba a su paso.

Perdió la noción de tiempo, junto con lo poco de dignidad que sentía que le quedaba, solo pudo consolarse con su imaginación, que quien poseía aquel cuerpo que deseaba tanto era él y no su mejor amigo.

Con un dolor agudo volvió en su conciencia siendo despertado por una voz conocida.

-¿Que maldita sea has echo? ¿Cómo es que has terminado así? HuaiSang me contó algo, pero es mucho peor de lo que pensé.-sintió un par de golpes en sus mejillas-Ya despierta MingJue. Pareces una bolsa de desperdicio.

Se encegueció ante el deseo y la rabia, abrió sus ojos dando una inspección rápida y tomando en un movimiento, colocó a Meng Yao bajo su cuerpo atrapándolo con su peso.

-¿¡Que demonio haces!?-el hombre sobre él comenzó a besarle de manera salvaje, con desesperación

-¿Besa mejor que yo?...dime-susurraba entre besos-...¡dime maldita sea! ¡Me estoy volviendo loco!-se alejó un poco viendo la mirada lujuriosa de Meng Yao, no esperó ninguna respuesta mas, rasgó la ropa del hombre besando, lamiendo, chupando con desesperación y lujuria, encendiendo ambos cuerpos.

Se sentía un adicto y su única droga era Meng Yao, su besos, sus gemidos, su cuerpo estremeciéndose, temblando de deseo.

Tuvieron sexo hasta que sus cuerpos estaban agotados, sudados, sucios y pegajosos de sus propios fluidos.

Meng Yao se sentó a la orilla de la cama dándole la espalda, quería decir tantas cosas y a la vez no se sentía en el derecho, se odiaba, pero no se arrepentía. El cuerpo delgado y ahora lleno de marcas de lujuria se levantó caminando torpemente, la suave luz de la luna que entraba por el ventanal iluminó aquella pálida piel dándole un aire melancólico, no pudo evitar que su mirada se dirigiera hasta la entrepierna donde un mezcla de semen y sangre corrió por aquellas delgadas piernas. Un dolor agudo llegó a su corazón y la rabia con el odio hacia si mismo. Se incorporó para poder decir algo, pero el nudo en su garganta le detuvo, ¿que diría? ¿Acaso había alguna excusa para lo que había echo? ¿Y así decía amarlo?

No. Esto no era amor...era un mero capricho, solo lujuria. Volvió de sus pensamientos con el sonido de la ducha. El mismo se levantó de la cama yendo a otro de los baños de la casa, dejando caer el agua fría, quería despertar de aquella pesadilla, mirando hacia abajo otro rastro de sangre aclarada con agua que caía desde su pene, aumentando su angustia, junto a eso los rasguños en su espalda eran unas simples caricias.

Otra vez había perdido la cabeza, nuevamente había perdido la razón. Al volver a su habitación ya no había rastro de Meng Yao por ningún lugar.

El resto de la semana no se presentó a estudiar, volviendo el lunes de la semana siguiente y como Meng Yao, se comportó como si nunca hubiera pasado nada, pero por dentro jurándose a si mismo no volver a cometer el mismo error.

Con lo que no contaba era que un par de meses después Meng Yao lo encarara recriminando cosas absurdas, pero en medio de la discusión comenzar a besarse para terminar teniendo sexo nuevamente.

Las discusiones terminadas en sesiones largas de sexo se volvieron un ritual entre ambos y un secreto que se llevarían a la tumba o eso era lo que pensaban.

MingJue vio como se alejaba. No podía resignarse a perder a su amigo, quiso seguirlo, pero se dio cuenta que no traía ni sus llaves, ni sus documentos, sin mucho animo volvió a la habitación, donde aun seguía la puerta abierta, entró sigilosamente tratando de recordar donde había dejado sus cosas y sentado en medio de la cama encontró a Meng Yao llorando silenciosamente

-¿Que quieres ahora?-dijo limpiándose la cara y sorbiendo el agua que caía por su nariz

MingJue se sorprendió por un par de segundos, nunca había visto en una postura tan deprimente a Meng Yao, en su corazón recordó el tiempo cuando sintió que lo amaba. Mientras pensaba se acercó a la mesita de noche desde donde tomó sus pertenencias

-Si solo me hubieras dicho desde el principio que si me amabas...aunque sea por lastima...si tan solo...-trataba de articular las palabras entre lastimeros sollozos

Dándole la espalda se detuvo por unos segundos mirándole de reojo-Tus errores son causas de tus malas decisiones, no culpes a los demás...yo asumo que nunca debí aceptar estar contigo.-sin querer escuchar ninguna palabra mas salió de la habitación cerrando la puerta

-¡Nie MingJue!-se escuchó un grito desgarrador desde adentro-¡Vuelve maldito!

Se alejó de aquel lugar, suplicando en su corazón que su amigo lo perdonara y que su corazón olvidara que alguna vez amó a Meng Yao.


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