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By -httptonkin

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EPIGRAPH
โ”CAPรTULO DOS: ROSE
โ”CAPรTULO TRES: GHOSTS

โ”CAPรTULO UNO: INEFABLE

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By -httptonkin






CAPÍTULO UNO: INEFABLE






ESCAPAR FUE COMPLETAMENTE SU IDEA, pero no salió como lo había deseado. Nunca nada había salido como ella lo planeaba, era por algo que siempre tenía a su madre a su lado para hacerlo pero... ya no podía confiar en ella. Su corazón se encogió al pensar en aquello, apretó su mandíbula con la intención de no llorar en las calles de San Francisco, se suponía que debía ser lo suficientemente fuerte y soportar la verdad, tenía que seguir adelante porque la decisión ya había sido tomada. No quería abandonar a su familia pero era lo que debía hacer, lo que tenía que hacer. Todo había cambiado en el lugar que llamaba hogar, si es que aún podía llamarlo de aquella forma. Aún podía escuchar a su madre gritar su nombre diciendo que no huyera de casa, intentando convencerla que debía quedarse para ayudar a las personas, que debía cumplir su futuro. Sin embargo, ella no lo sentía de aquella forma, para ella ese no era su futuro y nunca lo sería, eso lo tenía demasiado claro. Lamentaba decepcionar a su madre.

El dinero que habia encontrado y ahorrado pudo llevarla lo demasiado lejos de Arizona, aunque estaba totalmente perdida por la ciudad ya que no la conocía. No sabía a dónde ir ni dónde podía encontrar un lugar para quedarse unos días hasta averiguar que sería de ella. Había vivido toda su vida en un pequeño pueblo y ahora se encontraba en una gran ciudad, o siendo más específica, se encontraba en una cafeteria bebiendo su café favorito. Se sentía totalmente desolada, decepcionada y si era honesta, un poco libre. Las últimas horas habían sido una pesadilla, no había dormido casi nada y su estómago había rogado por comida. Legalmente, estaba desaparecida y debía regresar a casa con su tutora pero en esos momentos no le importaba la ley.

A sus cortos diecisiete años nunca había saltado una norma, ni siquiera se atrevería a hacerlo si se lo preguntaban algunos meses antes, pero las personas cambian. Ella había cambiado, y una parte de ella estaba feliz de haber visto la realidad de la vida que estaba viviendo, ya no era la niña a la que podían engañar tan fácilmente. No era débil, ya no guardaba sus pensamientos y sentimientos como le habrían enseñado en Arizona.

Sus cinco sentidos estaban alerta, sabía que alguien la seguiría para poder hacerla volver a su hogar pero no lo haría. Sus ojos solo podía ver un monton de personas adultas y adolescentes pasando el rato, gente con vida normal que solo estaban sumergidos en sus asuntos. No parecia importarles que ella se encontraba ahí, eso le agradaba.

Frunció su entrecejo al ver que dos personas entraban en la cafeteria y podía notar algo que hizo que se preocupara un poco, era una chica con cabello azúl tirando a morado y un hombre de cabello castaño. Notó que la chica tenía un cristal en la frente y no pudo evitar observar con atención sus movimientos, no iba dejar que se le escapara de la vista. Había escuchado leyendas que habían contado su madre y mujeres que conocía de su casa sobre una chica que junto a su padre debían reinar juntos, y había visto en las noticias lo que había pasado en un acampado. Todo su aquelarre había hablado de aquello y estaban seguros que sus poderes habían disminuido por aquello, causa de que la cosecha se había adelantado y razón de que había huido.

Sintió como su brazalete comenzó a brillar y no pudo evitar levantarse rápidamente para agarrar su bolso para comenzar a correr, en consecuencia había chocado con la muchacha que llevaba la piedra en su frente. Escuchó como se quejaba un poco pero no le importó, sentía como alguien la seguía por detrás. Sus pasos eran rápidos y cortos, estaba buscando algún callejón donde esconderse. Escuchaba que no solo era una persona, sino varias por lo que se volteó a ver. Era la muchacha que había visto junto con el muchacho, mientras que adelante de ellos se acercaba una mujer encapuchada por lo que no pudo evitar parar con la intención de enfrentarse a ella.

Había sido mala idea el solo pensar que podía enfrentarse a la mujer ya que había salido volando contra una pared de un callejón, sentía como la caída dolía demasiado. Llevó su mano detrás de su cabeza y pudo sentir como salía un poco de sangre de la herida. Levantó su mirada y podía notar como el castaño estaba peleando con la encapuchada, a su costado se encontraba la muchacha y no pudo notar la preocupación al ver como la mujer hacía que cayese en sus rodillas de dolor.

-Dame tu mano -ordenó la castaña mirando a la chica y notó como fruncía el ceño.

-¿Qué?

-Solo hazlo si quieres que tu amigo no muera.

La muchacha había dudado unos segundos para luego darle la mano a la castaña que se encontraba ahí, rápidamente sintió como la gema que sentía en su frente se iluminaba y cómo la mano de la chica tambíen lo hacía. Era como la muchacha estuviera absorbiendo un poco de su poder para ella misma.

Giselle no tardó en pensar en el primer hechizo que se le venía a la cabeza, no le gustaba pero no tenía tiempo de pensar en otro. Era experta cuando se trataba de aquel que había aprendido cuando era pequeño.

-Incendia.

Los tres presentes se sorprendieron al ver como una gran llama de fuego salia de las manos de Giselle y quemaba a la mujer que la había perseguido. Se escuchaba como los gritos de la mujer aturdían a la gente que pasaba por ahí, cuando el fuego paró solo se veía el cuerpo carbonizado. El castaño se acercó rapidamente con la nariz sangrando hacia la chica tenía el cabello oscuro, por lo que Giselle soltó su mano y se alejó rápidamente de ellos con el temor de que le hicieran daño.

Los dos no pudieron evitar mirar a la castaña que se encontraba a su lado con rastros de miedo de lo que ellos pudieran ser capaces de hacerle daño hacía su persona, lo cual era totalmente racional pero Rachel no podía entender como ella había sabido que no era alguien normal, que no era humana del todo, supuso que era algo más que lo que tenía en su frente. En cambio, Dick pudo notar que ella tenía algo en especial y no era solo por lo que acaba de hacer con sus manos, había visto algo igual cuando era joven por lo que miro con curiosidad a la adolescente.

Giselle no pudo evitar sentirse un poco intimidada por la mirada de ambos mientras se aferraba a su bolso donde tenía guardada sus pertenencias y su collar, aquella reliquia que su padre antes de morir se la había regalado para poder sentirse segura sabiendo que podía aferrarse a algo cuando estaba en problemas pero se lo había sacado en el momento para evitar ser localizada por su madre. No había funcionado como pensaba que lo haría.

-¿Estás bien? -preguntó el detective acercándose con cuidado de no asustarla con la cercanía-. Soy Dick, y ella es Rachel.

-Giselle, me llamo Giselle -le respondió mirándolo con mucha atención a cada movimiento pero luego su mirada se posó en Rachel-. ¿Tú hiciste el desastre que nadie puede explicar?

Los dos miraron con los ceños fruncidos a la muchacha que parecía estar muy segura sobre lo que estaba hablando, en el momento el castaño colocó a la menor que estaba a su lado de forma protectiva.

-¿Cómo lo sabes? ¿Quién te lo dijo?

La respuesta hizo que se quedaran paralizados en sus lugares mientras que la castaña los observaba con mucha seriedad y con un poco de amargura.

-Porqué ella es la razón por la que me están persiguiendo.










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Giselle fue llevada por los dos hacía un gran apartamento si es que le podía llamarlo así, parecía que no había muchas personas viviendo en aquel lugar. Observó como tenía una buena vista de toda la ciudad, que había muebles muy caros. No podía evitar sentirse un poco atraída hacia el ventanal, las personas en las calles parecían muy pequeñas desde donde ella se encontraban. No era nada comparada al lugar el cual había llamado hogar por casi toda su vida, era totalmente diferente y notaba como el castaño la miraba con curiosidad, o tal vez solo ella se lo estaba imaginando.

Toda su vida se había sentido encerrada en una burbuja que había sido creada por su progenitora, estaba totalmente asombrada por lo que estaba viendo y culpaba totalmente a su madre de no haberla dejado descubrir cosas que no fueran su casa, la escuela y el aquelarre. No había logrado tener amigas o amigos en ningún lado ya que la escuela donde asistía ella era consideraba como si fuera de otro planeta y su madre le tenía prohíbido tener amigos que no fueran brujas o brujos. Parte de Giselle estaba segura que había sido su madre quién había asesinado a su padre y no un accidente automovilístico como se lo había dicho cuando había alcanzado la edad de catorce años. La razón por la que creía eso era porque su padre no era un brujo, era solo un humano que había logrado estar bajo la falda de su madre y eso le había traído a ella al mundo.

Su madre hizo lo posible en dejarle en claro que ella era algo que no quería pero que logró con el tiempo añorar, pero en el momento que supo que ella era una bruja siphon todo volvió a cambiar nuevamente. Ella había sido elegida para ser una de las chicas de la cosecha por ser única en su especie y decían que después del ritual ella sería más poderosa de lo que era antes pero no se había creído ese cuento, había sido testigo de una de las cosechas cuando aún era una niña y había esperado por días que las muchachas despertaran pero nunca lo hicieron, en cambio su madre y las demás mujeres participantes de aquél ritual eran más poderosas. No quería que ellas la asesinaran por poder.

El solo pensar que su madre podía ser la causante de que ella no siguiera respirando le causaba escalofrío, sabía que todo podía pasar pero no eso. Aún recordaba la noche que su madre la había despertado y la había obligado a probarse un vestido blanco, tenía una sonrisa que la había asustado en aquel momento pero no había sido capaz de defenderse de su madre, siguió todas las órdenes por el aquelarre y su madre pero solo podía pensar en las chicas que habían muerto anteriormente para que los ancestros consiguieran poder y en la noche de la cosecha no habían sido los ancestros los que consiguieron poder, había sido ella. Y con aquello había huido de la ciudad.

Se podía imaginar escribiendo sobre lo que acaba de pasar las ultimas setenta y dos horas, también se podía ver felicitándose a si misma por haber sobrevivido a una de las mujeres que era más poderosa que había visto en su aquelarre o al menos había sido considerada de aquella forma hacía unos largos años. La cosecha la había sido un milagro para ella y una pesadilla para todo su aquelarre porque estaba segura que eso significaba que ella conseguía todo lo que los ancestros habían deseados cada decada.

Su teléfono comenzó a sonar nuevamente y supo que era la mujer que la sostuvo en brazos buscándola, persiguiéndola y todos los sinónimos que podía pensar en aquel momento, lo cual la asustaba un poco. Sin embargo, en aquel momento al estar en ese lugar se sentía un poco serena y a salvo. Solo pudo soltar un suspiro al ignorar el tono que salía de su teléfono, rodó los ojos y volteó a ver al adulto que se encontraba atrás suyo, aunque también se encontraban tres adolescentes que parecían curiosos.

-¿Por qué me has traído aquí? No me conoces.

Observó como el adulto la miró con curiosidad sin saber que iba a responderle a la adolescente que lo había cuestionado con los brazos cruzados.

-Creo que puedes formar parte de este equipo... eres alguien como nosotros.

-¿Cómo ustedes? ¿Acaso sus madres también los quieren matar? -preguntó con una ceja enarcada mientras los observaba con atención.

El muchacho con cabello castaño que parecía ser de su edad se acercó a ella con una sonrisa pícara y ella no pudo evitar fruncir el ceño al sentirlo tan cerca por lo que al verlo tan cerca no pudo evitar retroceder rápidamente.

-Quiero que te quedes con nosotros, de verdad lo hago, Giselle -le habló Dick con un poco de insistencia.

-Puedo protegerte, linda. No te preocupes -le habló con mucha seguridad por lo que la castaña no pudo evitar una pequeña risa.

-Gracias, pero puedo protegerme sola -le sonrió falsamente mientras su mirada se volvía al adulto-. ¿Quiénes son ustedes? La verdad, porque no es normal ver a dos chicos con cabellos de colores y a uno con el ego más grande que su cabeza.

Los dos adolescentes que se encontraban atrás del adulto no pudieron evitar reír al escucharla hablar de aquella forma de Jason Todd, considerado el nuevo Robin pero que para Giselle solo era alguien con un gran ego. También pudo notar como Dick Grayson dejaba a la luz una sonrisa al escucharla también. Se sentía totalmente como si estuviera en un lugar que pertenecía ya que si había dos palabras que podían describirla era la palabra inefable y rara.

Sin embargo, había algo que parecía estar evitando que se quedara en aquel lugar y era que su madre podría seguir mandando a muchos de sus secuaces para seguirla por todo el mundo, y lo último que quería era que ellos tengan sus problemas en sus hombros. Podía ver como el chico con cabello verde y Rachel la miraban con un toque de esperanza por lo que no pudo evitar sentirse culpable si les decía que no. Espero que la respuesta del adulto podría llegar a hacer que cambie de opinión sobre si debía quedarse o no en aquel penthouse.

-Somos los Titanes.






















































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Espero que disfruten el primer capítulo de esta historia, es como una introducción de Giselle a las vidas de los Titanes y de los Titanes a la vida de Giselle. Estoy muy orgullosa de haber podido escribir esto, no había sido capaz de escribir algo como esto en meses por lo que no puedo evitar sentirme de aquella forma.

No olviden de dejar sus votos y sus comentarios, también para recordarles que a nadie les gusta los lectores fantasmas.

CANTIDAD DE PALABRAS: 2470.

FECHA DE PUBLICACIÓN: 10 DE FREBREO DE 2020.

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