Disclaimer: Este drabble pertenece al reto #FebruaryFlower organizado por Princess_Saremi.
Día uno: Rosa / Lluvia dulce.
Palabras: 500.
AU.
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La sensación de un impacto pequeño pero fuerte la hizo levantar la mirada, y hacer un gesto de confusión hacia las nubes.
Era algo casi imperceptible, pero ciertamente el cielo tenía tintes de que lloraría.
Justo como ella algunas horas atrás.
Con eso en mente, se apresuró para llegar rápido a su casa. Y no es que le moleste la lluvia, pero, sería mucho mejor evitarla.
Sin embargo, por la mitad de su camino más gotas descendieron del cielo y chocaron en su cabeza. De manera automática sus piernas se movieron con más prisa en un vano intento de evitar lo inevitable. Las lágrimas del cielo ya empapaban las calles y humedecían los pétalos de las flores, y ella ya se encontraba mojada.
Pero a pesar de eso, el sonido de la lluvia era muy hermoso, que la calmaba y le hacía ver que no todo estaba mal. Encantada del olor a lluvia en el ambiente junto a la deliciosa frescura. Lo sintió con tanta dulzura, como un consuelo. Sí, podía enfermarse, pero en los pocos pasos que le faltan para llegar a casa quiere ser como una niña y permitirse disfrutar de las sensaciones.
Ríe, y se siente feliz. La ráfaga de aire que pasó elevando su melena la hace sonreír y olvidar por un momento todo lo acotecido.
Entonces, en su ligero balanceo de pies y diminuto giro por las hileras de agua, ahí en frente de su casa, lo ve a él.
A su pareja. Con el que en la mañana peleó, y lloró por eso. Se encontraba recargado en su puerta blanca igual dejándose mojar por la tristeza del cielo.
¿Pero qué hacía?
Sus pasos fueros húmedos por el agua acumulada, al tenerlo de frente fue consciente del frío y de la sensación pegajosa de sus tacones arruinados.
─Te esperaba. ─soltó, alzando su mirada hacia ella y mostrando una sonrisa lastimera.
─Kazuto... ─quiso decir algo más, pero se detuvo. Aún estaba dolida, a ella, nunca le ha gustado pelear con su pareja.
Por eso estaba dispuesta a ver que hacía por su perdón.
El pelinegro levantó su mano revelando un ramo de rosas, con algunas gotas de lluvia decorando sus pétalos.
Parpadeó.
─¿Esta es tu disculpa?
─Son rosas del jardín de mi madre ─habló, con una sonrisa ladina─. Sé que te gustan mucho, y que quieres un rosal parecido; aún te lo debo.
Kazuto se atrevió a dar un paso.
─Asuna, perdóname. Te debo mucho, y trabajo para recompensarte con todo lo que mereces. Y en serio, en serio, te amo.
Se acercó dos pasos más, y la lluvia menguaba un poco.
─Te daré ese rosal, te daré mil disculpas, siempre te daré mi amor, y lo que sea falta para compensar tus lágrimas. No me gusta verte llorar Asuna, nunca.
Lo siguiente que pasó, fue que se encontraba rodeada por sus brazos.
─Lo siento, te amo.
La castaña titubeó, respiró profundo calmando su corazón, y al final terminó correspondiéndole.
─Idiota, yo también te amo Kazuto.