Mi Caos Ruso

By articsmonkeys

419K 18.3K 2K

Mi nombre es Nyx Evans, mi vida se volvió una rutina monótona sin emociones hace años, todos los días las mis... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15 Parte 1
Capítulo 15 Parte 2
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 Parte 1
Capítulo 20 Parte 2
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Aviso
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37 Parte 1
Capítulo 37 Parte 2
Capítulo 38 Parte 1
Capítulo 38 Parte 2
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
¡Sorpresa!
¡¿Otra Sorpresa?!
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 53
Capítulo 54 Part.1
Capítulo 54 Parte 2
Epílogo
Nota

Capítulo 52

3.8K 190 15
By articsmonkeys


-¡Te dije que te quedaras en el apartamento! ¡Estás helada, Campanita!-

Me encuentro de camino a la universidad de mi boxeador, metida en un pequeño lío. Digamos que yo quería ir a dejarlo, pensando que no lo lograré ver mucho el día de hoy, debido a mi trabajo, pero Xav se oponía por el clima. Terminé convenciendolo con besos, pero nunca me paso por la mente que la temperatura se aliaría con él, provocando que esté próxima al estado de congelación.

-¡Falta poco! No moriré.-Digo, pegándome más a mi novio calientito, quien solo me protege con su grande y musculoso cuerpo.

-¡Está pálida! No creo que eso sea bueno.-Le lanzo una de mis miradas mortales a Iván para que se calle y no preocupe a mi novio. Xavier se abre la chaqueta, colocandome dentro para abrigarme, a pesar de mis protestas.

-Te vas a enfermar, tonto.-Él solo se encoje de hombros, abrazándo y calentandome. Mi cuerpo pide a gritos su contacto, pero me niego a caer ante el deseo.-Vas a enfermarte, Xav.-

-No importa, hoy voy a la universidad por tonterías. Tú, por otro lado, todavía sigues trabajando. Igual, no es bueno que te enfermes, eres pequeña y tus defensas son malas.-

-No eres doctor.-Hago ademán de alejarme, pero él fortalece su agarre.

-Mentir es pecado, Evans. Recuerda que mi hermano es tu ginecólogo.-Dice el imbécil de Iván, provocando que un color carmesí invada mis mejillas. La risa del rubio resuena por las calles, infestada de gente que mira curiosos.

-No le hagas caso, Campanita.-Sus labios pegan contra mi oreja, relajandome el hecho de tenerlo cerca, protegiéndome.-De todas formas, eres mi paciente perfecta.-Deja un beso bajo mi lóbulo, activando la fábrica de pensamientos calientes.

-Tortolitos, hemos llegado.-Un puchero se forma en mi rostro al ver la maldita infraestructura que se roba a mi hombre. Pero esta es la última vez que lo hace, debido a que hoy solo se presenta para recoger una papelería y despedirse formalmente de sus consultores, quienes se negaron a hacerlo el día de la graduación, debido a la borrachera que llevaban.

-¿No puedes ir a por los papel otro día?- Me le pongo enfrente, tomando su chaqueta entre mis puños temblorosos.

-No, Campanita. Pero de ahora en adelante, soy todo tuyo.- Un grupo de chicas caminan hacia el edificio, dándonos miradas, muchas de las cuales son de celos. Se pavonean, queriendo ganar la atención de mi Xav, quien no parece notar su presencia. Reclamando lo que es mío, enrollo mis brazos en su cuello, pegando nuestros cuerpos para proceder a atacar su boca, fundiéndonos en un beso caliente y posesivo.

-Eres una caja de sorpresas, Campanita.- Nos separamos, pidiendo aire nuestros pulmones. Una sonrisa aparece en mis labios al observar la cara del grupito de idiotas, quienes lucen entre molestas y sorprendidas. Mi boxead mueve la cabeza hacia donde miro, sonriendo al regresar su vista a mí.- ¿Celosa?-

-Nop, solo me gusta remarcar que eres mio, boxeador.-Él ríe, tomándome por la cintura, dejando un beso en mi nariz.

-Campanita, no tienes que estar celosa. Yo voy por el diamante, no imitaciones baratas, pequeña.-

-Paren con las mierdas. Nyx, tenemos que irnos ya si quieres pasar viendo a Anne. Y yo sí quiero visitarla, así que o vienes o me voy solo.-Ruedo los ojos y dejo un besito en los labios de mi boxeador.

-Te veo luego, bokser.-Xav acuna mi mejilla, acariciándola mientras atrapa mis labios entre los suyos, dejándome en trance.-Te amo, Xav.-

-Te amo, Campanita. Ahora, vete antes de que mi hermano se tire al piso, haciendo berrinche. Nos daña la reputación.- Le sonrío y me alejo con Elsa, quien suspira complacido.

-¡Campanita!-Me giro hacia la voz, viendo los ojos verdes de mi novio.-Hoy tienes cita con el doctor.-Me guiña el ojo y entra a la universidad, riendo ante mis mejillas rojas.

-¡Muévete! Anne no se quedará media hora más en la biblioteca por extender su tiempo libre.-

-Su trabajo es tiempo libre. Nunca la he visto haciendo algo más que leer o pelear con clientes.-

-Porque llegas en su descanso, genio. Ella trabaja organizando los libros en los estantes, de consultora y en la caja.-

-¿Cómo organiza los libros en los estantes si es tan bajita?- Mis pies comienzan a protestar, teniendo que correr para alcanzar a Iván quien va demasiado apurado. Quizás tiene una cita o algo por el estilo después de ir a la biblioteca.

-Le consiguieron una escalera.-Elsa observa que me está costando seguirle el paso, pero solo acelera más. Lanzo un quejido, causando que ría, a lo que le lanzo una mirada asesina.-Solo hay que cruzar la calle, no morirás.-

-Gracias a Dios, ¿No te enseñaron que la gente pequeña no tiene pasos tan largos como los tuyos?-Corremos al otro extremo de la calle cuando el semáforo indica que podemos caminar sin quedar adheridos al piso por culpa de un carro.

-Sí, Anne es una enana. Pero pensé que mi hermano te había creado resistencia.-Le miro con confusión escrita en la frente.

-¿Por qué? Me gusta verle ejercitar, pero no lo hago con él.-Debo admitir que cada vez que se me presenta la oportunidad, no dudo en ir a ver a mi boxeador sexy, sudado, medio desnudo, encantador, apetecible.

-Eso es obvio, Evans. Me refiero a la otra acción que te deja rendida.-El idiota dice, interrumpiendo la deliciosa imagen que se creaba en mi cabeza.

-Sigo perdida, Elsa.-Subimos las gradas, resbaladizas por el hielo. Agradezco no romperme el culo en el proceso.

-Ya sabes, tanto coger debió servir de algo.-Le doy a manotazo en el brazo ante el comentario.

-¡Estás como idiota! ¿Cómo vas a decir tremenda estupidez en una biblioteca pública?-

-Él siempre es medio idiota. Creo que es de nacimiento.-Anne, fundida en sus mom-jeans y el abrigo de Nikolai, se baja de una escalera con un foco en la mano. Se me acerca, enrollando abrazándome con una sonrisa en el rostro, clavándome sus huesudas costillas y manos.

-Hola, lamento llegar tarde.-La chica se me separa, riendo mientras saluda a Iván. Su reacción me extraña un poco, ya que ella es esclava del tiempo.

-Nunca apareces a la hora que es ¿Piensas que no tenía eso en cuenta?-Nikolai aparece atrás de la pelinegra, enrollando sus brazos en la cinturita, poniendo su mentón sobre la cabeza de Anne.

-¿Qué tal?-Una sonrisa llena mi rostro al ver que mi amiga se recuesta en la espalda de su novia, contenta de tenerlo cerca. Sus dientes atrapan su lóbulo, dandole un saloncito para luego chuparlo, causando que Anne cierres ojos, mordiendo su labio inferior.

-Nada nuevo, Smirnoff. Aparte de la casi pornográfica escena que están montando-Digo, acomodando la peineta de la madre de Xav en mis cabellos. Es primera vez que me la pongo, ya que tenía miedo de dañarla o extraviarla, pero el accesorio se prende a mí a la perfección, manteniéndose en puesto sin lastimarme. Me contento al recordar la reacción de Xav al verme con ella en la mañana, su sonrisa radiante y sus ojos verdes bailando con alegría.

-¡Flacucha preciosa!-La voz de un pelirrojo me saca de pensamientos. Mis ojos escanean al chico, encontrando a un par de ojos cafés, un corto cabello liso y cuerpo fornido. Nada de otro mundo, por lo menos, no si lo comparas con los Volkov.

-Es Anne, idiot.-Una risa se me atora al ver que el rostro, con pecas, de Nikolai se torna ligeramente rojo, al tiempo que su cuerpo se tensa. Su novia trata de calmarlo, tomándole la mano.

-Es un apodo.-Me volteo hacia Iván, quien sonríe descaradamente, estando al límite de la risa al igual que yo.-Bueno, necesito que me acompañes por unos libros que están en la bodega, Anne.-

-¿Los que son parte de un pedido?-Él asiente, medio serio, mirando a Nikolai.-Son solo cuatro o cinco libros de no más docientas páginas cada uno, muy malos, por cierto. No creo que necesites mi ayuda, pero...-

-¿Qué? ¿Tan fortachón y no puedes cargarlos?-Nikolai interrumpe, con una sonrisa de superioridad.-Mi Colibrí está en tiempo libre, creo que un niño grande como tú puede ocuparse de cinco libros, ¿no?-Nikolai deja un besito en el cuello de Anne, quien sonríe con las mejillas coloradas. Iván suelta una carcajada y el chico termina yéndose, medio indignado.

-¡Has mejorado!-Digo con sinceridad, sorprendida ante la actitud de Smirnoff. Siempre ha sido celoso, pero normalmente se quedaba callado.

-¡El idiota solo quería quedarse con mi Colibrí! ¿Qué más me quedaba?-Viendo que Iván está a punto de caerse al piso por la risa, lo jalo hacia las sillas, sentandome a su lado. Anna toma a su novio, imitandonos, pero siendo el regazo de Nikolai su asiento personal.

-¡Hey! Mírame a los ojos.-Elsa y yo nos doblamos de la risa al ver que Nikolai hace un puchero, evadiendo la mirada de Anne por un rato hasta darse por vencido ante el beso que le plantan.-Soy tuya, principito, al igual que tú eres mío. No hay necesidad de ponerse celoso.-

-Pero..-

-No, pero nada. Esto no es un negocio, Nikolai Smirnoff. Tú lo les dices a tus trabajadores que les amas, o eso espero.-Nikolai sonríe como tonto, tomando entre su boca el labio de su novia.

-¡Jésus! Yo vine a ver cómo está Anne con sus medicaciones, no este drama de televisión.-Dice Elsa antes de que Smirnoff abra la boca. Frunzo el ceño, ligeramente molesta ya que yo sí quería ver el episodio.-Ella te ama, tú a ella, no veo el problema.-

-Eso no dirás cuando consigas novia.-Digo, a lo que él sólo ríe.-Ejemplo, ves que a Mara la abraza un tipo, ¿Qué haces-Sonrío ante el cambio de expresión.-Damas y caballeros, gracias por su atención. El experimento ha sido un éxito.-

-Que gracioso, Evans.-Sulta con una gran dosis de sarcasmo.-Bueno, ¿Cómo te va con la medicación, An?-

-Eh...B-bi-ien. Digo, bien, muy bien.-Me inquieto al ver que Anne esconde el rostro en el hombro de su novio, a lo que él la saca con cuidado, queriendo verla. Mi corazón se acelera con anticipación, preocupada. Lastimosamente, antes de que la chica pueda contestar, mi maldita alarma suena, indicando que debo irme al trabajo.

¡Maldita porqueria del demonio!

Poso los ojos en Anne, dándole una mirada de disculpas para luego salir corriendo del lugar. Me regaño a mi misma, sabiendo que a la hora en la cual sonó la alarma, se suponía que debía estar en Candem Town. Ahora, le fallé a mi amiga y voy tarde al trabajo.

Un aplauso para mí.

-----------------------------

Detrás del mostrador, ya sin ninguna decoración navideña, observo el cielo de la tarde. Los tonos azules se mezclan con el naranja y rosado pálido, creando un paisaje de fotografía, con los árboles desnudos como musas del entorno. Resulta encantador como el invierno puede tener tantas caras, desde la blanca por nieve hasta esta.

A pesar de la belleza natural, mi cara no sostiene una sonrisa. Bueno, creo que la de nadie estaría feliz después de cinco horas sirviendo café y quitando los adornos navideños para reemplazarlos con un deprimente cartelito que dice "¡Feliz Año!" escrito con marcador azul por uno de mis compañeros de trabajo. Si me preguntan, el tipo puede ser Picasso.

Queriendo seguir despierta, juego con la pulserita que me dio Xav, sin lograr mucho. Mis ojos pesan y siento que vomitaré del sueño. Anne dice que el café sirve, pero no me gusta, por lo que prefiero sufrir. Quizás ayer no fue muy buena idea desvelarme, pero valió la pena. Una buena sesión de besos con mi boxeador nunca se desperdicia.

Con la mirada pegada a mi muñeca, suspiro al escuchar la puerta abrirse, dando anuncio a otro de mis martirios diarios. Me repito que yo puedo con un cliente más, intentando no llorar, como he estado haciendo por más de media hora. Estoy llegando a pensar que sí funciona.

-Buenas tardes, ¿Qué se le ofrece?-Ignoro el hecho de que sueno deprimente e irritada, harta y lista para terminar con la orden.

-Venía por mi Campanita, pero respeto mi vida, así que puedo volver más tarde.-Mis ojos se abren como platos al tiempo que levanto el rostro, encontrándome con mi Xav. Emocionada, corro fuera del mostrador para abrazarlo fuertemente.

-¡Que bien que estás aquí! Un minuto más en la cafetería y me mato.-Xav ríe, dejando un beso en mi nariz.

-Tu salvador vino al rescate. Ve a cambiarte, nos vamos en cinco minutos, guapa.-Pega un golpecito a mi trasero, jalando mi labio inferior.

¿Cuándo se puso tan caliente el lugar?

-Lo siento, Krasivyy, pero hoy tengo turno largo. Salgo hasta las once de la noche.-Dejo un suave beso sobre sus labios, alentandolo.

-Nop, nos vamos, guapa. Hablé con Elena, te da permiso para volver dentro de tres horas, incluida tu hora de almuerzo.-

-Eres increíble.-Digo, sorprendida y placenteramente feliz. Le tomo la mano, jalandolo hacia la oficina principal, donde nos meto, asegurando que la puerta esté bien cerrada. Ya solos, tomo su rostro entre mis manos, atacando sus labios con euforia. Inmediatamente, Xav me sigue el ritmo, dominando mi boca mientras posa sus manos sobre mi cintura.

-Debo cambiarme.-Digo sin aire en los pulmones, alejándome un poco de mi sonriente novio.

-Nadie lo está impidiendo, ve.-Sonriendo, saco de mi bolsa unas mallas negras, la chaqueta de Xav y un vestido verde esmeralda. Quito mi ropa de trabajo, revelando un set de ropa interior gris a mi novio, quien se sienta mientras me devora con la mirada. Queriendo provocarle, me coloco el vestido antes que las mallas, debido a que este me llega, apenas, por la mitad del muslo.

-Ven acá, preciosa.-Riendo, me le acerco, parandome entre sus piernas mientras él toma mis caderas. Sus dedos las acarician, bajando lentamente hasta tocar la piel de mis muslos. Sus caricias ascienden con la tela esmeralda, llegando al comienzo de mis bragas, dejándome sin aire. Sus pulgares se internana en la tela, tocando mi monte de venus, haciendo círculos. Un suspiro tembloroso se me sale, tanto por su mirada como por su toque.

-No sabes cuantas ganas tengo de arrancar estos calzoncitos y follarte contra la mesa, Campanita.-Dejo escapar un gemido, escuchándolo mientras se adelanta a tocar mi clítoris. Xavier me sienta en su regazo, con una pierna a cada lado de su cuerpo. Posa sus labios en mi oído, continuando con los movimientos que causan punzadas en mi centro.- ¿Qué te parece?-

-Mmhm.-Asiento con la cabeza, moviendo mis caderas para mecerme contra su dedo. Gemidos abandonan mis labios, pero suelto un quejido al sentir como su otra mano retiene mi cadera, impidiendo mis movimientos.

-¿Tú qué quieres?-Su dedo se desliza de arriba a bajo, ganandose suspiros de mi parte.-¿Esto?-Acelera la velocidad.-¿Esto?-Los movimientos se vuelven circulares y veloces.-¿O esto?-Ante tremendo placer, tiro la cabeza hacia atrás por unos segundos, mordiendo mi labio. Él deshace la mueca con su pulgar.-Si yo no los puedo morder, tú tampoco.-

Una pequeña risita abandona mis labios, pero es reemplazada por gemidos. A medida que los segundos pasan, siento como la satisfacción se acerca, provocando que mis caderas se mezcan descontroladamente.

-¿Hola? Soy Emily, necesito mi bolsa.-Una de mis compañeras nos interrumpe, tratando de abrir la puerta, sin conseguirlo gracias a que tiene seguro.-¿Hay alguien ahí?-

-¡Ocupado!-Xav exclama, sin parar su dedo, llevándome cada más cerca al abismo. Mi abdomen se tensa y mis piernas pierden su fuerza. Viendo mi comportamiento, mi boxeador mete un dedo en mí. Sintiendo las punzadas en mi centro, coloca una mano sobre mi boca, opacando el escandaloso gemido que sale al alcanzar el orgasmo.

-Volveré en cinco minutos.- Con la respiración agitada, pego mi frente a la de Xav, quien retira su mano. Me maldigo al escuchar, y sentir, como mi estómago exige comida, sacándonos del aura.

-Vamos, debes comer, Campanita.-Dice riendo, levantándome para ayudarme a colocar el resto de mi ropa. Ya arreglados, salimos del local con una sonrisa traviesa.

-Te llevaré a un café muy bueno. La persona que me lo enseñó es una mierda, pero el lugar es fantástico.-

-Pensé que yo era él que te llevaba de cita.-Me toma por la cintura al ver que mi cuerpo tiembla, protegiéndome del frío.

-Pensaste mal, boxeador.-Suelto mi cabello, acomodandolo para que no estorbe. Xavier sonríe, agradeciendo el detalle.

Nuestros zapatos retumban contra el piso, sincronizados en cuanto a ritmo. Mis botas cafés y las suyas, negras. En silencio, caminamos por las frías calles de Londres, llenas de personas. El sonido del viento pegar contra las infraestructuras se une al silbido de los pocos pájaros que vuelan por estas temperaturas bajas, adornando los alrededores, contrastando con la armonía del cielo.

El recorrido es calmo y agradable, estando ambos en silencio, disfrutando la compañía. Nuestras manos se atrapan, entrelazando los dedos mientras apoyo mi cabeza en su brazo. Rápidamente, nos encontramos frente al café de paredes negras y muebles multicolores. Entramos, inmediatamente ocupando una mesa.

-Hola, ¿Qué se les ofrece?-Una sonrisa cubre mi rostro al ver a Jonathan, quien me imita.-¡Tú! ¿Cómo estás?-

-¡Muy bien! ¿Qué tal?-Me causa gracia la mirada asesina que Xav le da al chico, poniéndolo ligeramente nervioso. Decido jugar con eso un poco, parandome a abrazarlo, provocando que mi boxeador se tense y me abrace posesivamente.

-Genial, ¿Y él?-

-Su novio, Xavier.-Responde Xav, serio y celoso.

-Mucho gusto, soy Jonathan.-Regresa su atención a mí.-No quiero seguir interrumpiendo, así que ¿Quieres leche y pastelillo de pasas?-Asiento con la cabeza y él sonríe, luciendo un piercing en el labio.-Por cierto, mi novio ansía volver a verte. Pasa por aquí otro día, ¿sí?-Le guiña un ojo a Xav, quien está estático, y se voltea, riendo.

-Es gay, Xav. Y tiene novio, hacen buena pareja.- Dejo un pequeño beso en sus labios, tranquilizando.

-La comida, recuerda que no está caliente.-Jonathan deja el plato y se va, dejándome para devorar.

Xav me regala un sonrisa y se vuelve a su celular, quitando su atención de la mesa. Yo me encojo de hombros, pensando que quizás es algo importante, y sigo disfrutando de mi "almuerzo", aunque no sé si un pedazo de pastel cuenta. Sinceramente, nunca pensé que terminaría comiendo así, en un lugar como este, ya que a mi madre no le gustaba nada que se relacionara con Candem Town. Pero todo a cambiado para bien.

Saliendo de mis pensamientos, tomo un poco de leche y miro a Xavier con curiosidad, frunciendo el ceño. Mira su teléfono y ríe, totalmente inconsciente de mi presencia. Mis nervios hacen presencia, impidiendo que vuelva a tomar otro bocado.

-¿Xavier?-Sus ojos se despega del aparato, posándose en mi rostro preocupado.-¿Qué pasa?-

-Campanita, te he querido decir esto hace un tiempo. La situación es seria y crítica.-

-Xav, me estás asustando...-

-Campanita, no podemos seguir viviendo con mi hermano.-Suelto un suspiro de alivio al escuchar eso.

-¡Idiota! Pensé que estabas embarazado -Xavier ríe divertido, pero luego se recompone, volviendo a su posición seria.

-Cada vez que estámos en algo importante, el estúpido llega a interrumpir. No debemos ni podemos estar así. No es sano.-

-¿Qué podemos hacer, bokser? Hay que aguantar, yo puedo repararlo.-Digo, mordiendo mi labio inferior seductivamente. Él arquea una ceja, inquiriendo los mismo que yo, para después negar con la cabeza, sonriendo.

-No se supone que debería ser así, Campanita. No contigo. Mereces algo mejor.-El pelinegro me mira a los ojos con cariño.-Por eso te propongo, no, anuncio esto; Nos mudamos, Campanita. He acordado con Iván que él se queda con el apartamento. Organicé unas citas para ver otros apartamentos esta tarde. No te lo había dicho antes, porque tenía que arreglar...-Interrumpiendo, me le tiro encima, sentándome a horcajadas sobre su regazo, abrazandolo.

-¿Cómo terminé con alguien así?-Tomo su rostro entre mis manos, dejando castos besos por todas partes, causando que él ría. Mi corazón late con fuerza, feliz de escuchar las noticias.

-No sé como una diosa pudo encontrar a un simple mundano, pero soy egoísta al decir que no me importa, no si te tengo cerca.-Me apresuro a unir nuestros labios, fundiendonos en un beso. Este no es como los otros, salvajes y posesivos, sino tranquilo y pasional. Nunca me cansaré de los labios de este hombro.

Nunca me cansaré de Xavier Volkov.

--------------------------------------

Después de horas laborales tortuosas, un camino largo y frío, llego al apartamento a las once y media. El cansancio corre por mi cuerpo, haciendo que se me sea difícil no parecer zombie. Invertí todas mis energías en tazas de café agenas, un novio sexy emocionado y una agente de bienes y raíces demasiado pegajosa. Aunque valió la pena, ya que encontramos dos opciones de apartamentos.

Cierro la puerta a mis espaldas, quitando mis zapatos y chaqueta al instante. Tiro mi maleta al piso para después abrirme paso por la oscuridad.

-¿Xav?-Llamo sin tener respuesta alguna. Después de varios intentos, me preocupo ante la desaparición de mi boxeador. Millones de posibles escenarios se cuelan en mi mente, alentando mis nervios, hasta abrir la puerta de nuestro cuarto, encontrándome con un Xavier en ropa interior profundamente dormido. Apoyándome contra la pared, observo la imagen con ternura, luce poco más joven.

Dejo la puerta abierta, sabiendo que Iván llega a casa mañana al medio, ya que decidió acompañar a Mara en su turno nocturno en el hospital para llevarla a desayunar al salir. Me deshago de la ropa hasta quedar en mis interiores, buscando una camisa de Xav como pijama. Con cuidado, me monto en la cama, recostandome a su lado.

-¿Campanita?-Al parecer, no tan cuidadosamente. Saludo a mi boxeador, indicandole que vuelva a la cama, pero él se sienta unos segundos, quitándome la camisa y sujetador, mis pechos expuestos.-Ahora sí, ven aquí.-Me coloca sobre él, abrazándome mientras ambos vamos cayendo en las redes del sueño. Hasta que las tripas de alguien se quejan. Consternada, me toco el estómago, pero luego veo que Xav es quién tiene al monstruo. Levanto el rostro para mirarlo, encontrando que no le importó.

-Voy por comida, Xav.-Digo al escuchar otro rugido, levantandome de la cama, provocando que Xav suelte un gruñido en protesta.-Vuelvo en un segundo, guapo.-

-Un segundo, Campanita. Nada más ni nada menos.-Asiento con la cabeza, sonriendo para después salir corriendo a la cocina. Busco en la refrigeradora el jugo de naranja, sirviendo un poco en un vaso. Escaneo por si hay algo comestible, pero solo llego a la conclusión que debemos hacer una visita al supermercado.

-Quizás en la lacena.-Abro el compartimiento para encontrar absolutamente nada más que bolsitas de té y café instantáneo. No creo que eso funcione.

-Gracias a Dios que hoy hice galletas de sobre.-Digo, recordando que tengo un paquete en mi bolsa. Lo tomo y camino al cuarto con extremo cuidado, ya que no quiero matar a alguien de una caida ocasionada por jugo de naranja derramado. Por lo menos, no hoy, que hay gente importante en la casa.

Entro al cuarto, encontrando a mi boxeador sentado, apoyado contra la cabecera de la cama. Dejo el vaso en la mesita de noche, sentándome en la cama, ante lo que Xav frunce el ceño.

-Tú no vas ahí, Campanita.-Su voz ronca y sexy por el sueño, lo cual me prende bastante.Me toma por la cintura, poniéndome a horcajadas sobre su regazo. Le sonrió, agarrando una galleta para que la coma.

-Y tú deberías comer. Puedes enfermar, Xav.-Sus manos se deslizan por mi espalda, desconcentrandome un poquito. Le miro seria.

-¿Qué pasa, Campanita?-Pregunta divertido. Le meto una galleta a la boca.

-Esto es serio, Xav.-Termina de tragar el resto de galleta de chocolate, bajando la comida con jugo.

-Te estaba esperando, Campanita. Quería cena contigo.-Algo en sus ojos brilla.-Hablando de eso, no has cenado.-Se coloca una galleta en la boca, dejando parte afuera. Divertida, muerda la parte restante.

-Listo.-Digo al terminar. Reposo mi frente en la suya, tocando la punta de su nariz con la mía, lo que le hace sonreír.-Lo siento. Trataré de estar aquí más temprano la...-

-No hay problema, Campanita. Cada uno tiene sus obligaciones, pequeña.-Sus manos se hacen paso por mi cuerpo hasta llegar a mis pechos, pasando por mis costillas y abdomen. Sus pulgares juegan con mis pezones, provocandome suspiros.

-No es justo contigo, Xav.-Sus labios se pegan a mi cuello, dejando besos abiertos y mordiendo la piel de vez en cuando.

-Soy un niño grande, creo que puedo soportarlo.-Dice, trazando mi aureola lentamente, memorizando la piel rosa pálido.

-No me importa, igual no es justo.-Para ambos ataques, pegando mi cuerpo al suyo mediante un abrazo, mirándome a los ojos mientras enrolla mis brazos a su cuello.-Quiero que hacerte tan feliz como tú me haces a mí.-

-¿Estás feliz?-Asiento con la cabeza, sonriendo.-¿Te gusta estar junto a este imbécil?-Vuelvo a asentir, riendo.-¿Me amas?-

-Ni siquiera sé por qué preguntas, bokser.-Dejo un casto beso en esos suaves y carnosos labios, provocando que él sonría como tonto.

-Entonces, no tienes que preocuparte. Soy feliz teniendote cerca, sabiendo que estás más que bien, Campanita.-

-Te amo, Xavier Volkov..-Atrapo sus labios en los mío, besandolo dulcemente mientras él se acuesta en la cama. Me acomodo, colocando mi cabeza en el hoyo entre su hombro y cuello, inhalando su delicioso olor.

-Te amo, Campanita.-

Nota:

Traducciones: bokser-boxeador/idiot-idota/krasivyy-guapo.

¡Hola dorogiye chitateli!

¡Aquí sus torturadoras!

Les traemos un capítulo emocionante :D

¡Por fin se mudan!

P.S:Gracias por leer, comentar y votar...¡Hemos llegado a 32.7K! Muchísimas gracias y les queremos ;D

Ana y Maru.


Continue Reading

You'll Also Like

1.9K 61 30
Lennon es la hija de un famoso empresario, como toda hija única siempre consigue lo que quiere, pero todo cambia cuando su vida comienza a correr rie...
7K 468 47
Matthew, era la pieza que necesitaba para conocer el placer y la vida en un mismo lugar. Lucia, siempre buscaba la felicidad de todos y hacia todo pa...
9.7K 325 22
Carlee Lugo una joven de 21 años está devuelta a su país natal después de a ver culminado sus estudio en Francia,al regresa tiene el propósito de que...
5.2M 454K 83
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...