Capitulo veintidós:
Pov's Kagami.
Conmovedor.
Esa era la palabra que mi madre quería que usará cuando conociera a Félix, es decir, en diez minutos.
Bufó mientras observó mi vestimenta roja, mi cabello está hecho en un peinado chino acompañado de palillos en forma de adorno, me maquillaron ligeramente dándole un poco más de tono a mi piel.
Empuño mis manos arrugando el lindo conjunto que adorna mi cuerpo mientras observó el reloj de pared cambiar a cada segundo.
Parece un infierno.
Dos toques en la pared me son suficientes para saber que debía de salir, me observó una última vez en el espejo deseando que la persona por la cual estoy así es por Adrien, pero la realidad me recuerda que no es por él, y entonces mi inexistente sonrisa está aún más lejos de aparecer.
Me levanto luego de volver a escuchar toques más fuertes, levanto ligeramente mi vestido para facilitarme en transcurso hasta la puerta, abro de está topándome con el rostro de mi madre.
—Vamos. —Dijo ella por lo cual la seguí sin rechistar.
Las luces del pasillo tintineaban con cada paso que daba, escuché el sonido de una campana sonar y las voces de una mujer y un chico.
¿Mi chico?
Llegamos hasta una cortina color rojo que llegaba hasta el final del suelo y comenzaba desde el techo, no podía ver, como tampoco podían verme.
—Bien. —Susurra ella, así que la observó de soslayo mientras se aparta de mi camino y me empuja hasta rozar la cortina. —Cuenta hasta tres, y sales.
No entiendo muy bien está forma de conocernos, primero tendremos cinco minutos para las presentaciones básicas, luego de eso, las mamás de cada uno saldrán.
Asiento mientras me recuerda mentalmente no rodar los ojos ante su presencia, ella se coloca detrás mía así que hago una cuenta regresiva en mi cabeza.
10,9,8,7,6,5,4,3,2,1,0.
Muevo mis brazos y abro la cortina dejando ver el interior de lo que parece ser una cafetería, no hay un alma que vea hasta que comienzo a caminar al centro. Un cabello rubio me recibe y me corazón se acelera, desciendo mi mirada hasta toparme con un rostro tan reconocido pero a la vez diferente para mi.
Sin pensarlo retrocedo un paso, este parece darse cuenta porque camina hasta mi, toma dulcemente mi mano y besa el dorso de está.
—¿Kagami? —El tono de su voz y los modales que está cargaba me hizo retroceder otro paso, el dio uno más.—Un gustó conocerte, soy Félix.
Lo observó, incrédula del gran parecido, el chico soltó mi mano y parpadee varias veces. ¡Reacciona! Tu no actúas así.
—Kagami, soy Kagami.
Él me sonrió y extendió sus manos señalando una mesa, comprendo y caminé hasta ella.
¿DIJE QUE HABÍA ACABADO?
PUES NO, MI CIELA.
Halsey.